05
Capítulo 5
[El chico de los cómics]
La lluvia caía fuertemente, es porque ya hacía más o menos dos horas que había comenzado a llover. NaRi no podía conciliar el sueño, los fuertes truenos no la ayudaban tampoco, se movía de un lado a otro dando vueltas a en la cama.
Ya no pudo más, no le quedó más remedio que levantarse de la cama y suspirar pesadamente buscando sus sandalias. Fue a la cocina para beber un poco de agua del grifo pasando por el sofá del salón donde se encontraba durmiendo SeokJin tranquilamente, ella deseaba poder dormir tan pacíficamente como él. A su mente venían esos pensamientos depresivos de su abuela, y su linda sonrisa, al menos la ayudaba a dejar atrás su pasado turbulento y oscuro.
Estando en su cuarto nuevamente miró su chelo entre lo lóbrego y opaco que se encontraba su habitación, prefirió acercarse a este y sacar el chelo de su funda. Necesitaba tocar esa canción que había comenzado a escribir hace dos años y nunca terminó de hacerlo. Sacó sus partituras de la gaveta de su mesita de noche, miró la tapa de las partituras por unos segundos, iba a hacer lo que hace tiempo no hacía.
Comenzó a tocar una armoniosa melodía observando sus partituras, leyéndolas y manifestándolas en ese chelo. Estaba muy concentrada en lo que hacía que no se percató de que alguien estaba parado en el marco de la puerta recargado de este escuchando la linda melodía. Se detuvo rápidamente al oír su voz.
— Tocas muy bien— dijo con voz muy grave. La chica volteó la mirada topándose con sus ojos negros.
— Muchas gracias TaeHyung— se puso de pie guardando de nuevo sus partituras.
— Suena melancólico— comentó el muchacho adentrándose a la habitación.
— Lamento despertarte— se disculpó intentando cambiar de tema.
— Ya lo estaba— suspiró— No suelo conciliar el sueño mientras llueve. Es normal para mí, te escuché tocando y quise venir a escuchar.
— Entiendo— asiente la castaña.
Entre los dos se formó un silencio bastante incómodo, ninguno de los dos quería decir algo, era demasiado comprometedor. ¿Acaso tenían muchas cosas que hablar?
— Bueno— carraspeó Tae— Parece que ha parado de llover.
— Pues sí— se asoma por la ventana— Eso parece— sonrió medianamente.
— Iré a dormir.
— Taehyung— lo detiene...pero no sabía que decirle exactamente, realmente no sabía cómo formular algo, necesitaba decir algo, pero no sabía el qué— ¿Crees que desperté a SeokJin?— y eso fue lo único que se le ocurrió decir.
— Lo dudo. Él no se despierta ni aunque le pasara por encima una manada de elefantes, un grupo de bilievers locas, un grupo de viejas en silla de ruedas, un tractor, una....
— Ya lo entendí— rió la chica—Bien, intentaré dormir un poco.
— Duerme bien, buenas noches.
— Buenas noches.
(•••)
A la mañana siguiente NaRi se dirigía a la universidad, iba más temprano de lo habitual porque requería pasar por la biblioteca, SeokJin le había pedido que fuera a recoger sus historietas semanales, y la castaña no se pudo negar. A veces era demasiado buena con los demás.
En el suelo aún habían charcos, por ello llevaba sus botas de cuero, eran menos propensas a mojarse, además, le agradaba de vez en cuando vestir prendas poco femeninas como pantalonetas anchas y poleras de telas gruesas. Y prescisamente en eso consistía su outfit, era simple y a la vez no pasaba desapercibida. NaRi llamaba la atención siempre, a donde fuera, sería por su chelo ¿Tal vez? O también podría tratarse de su bonita figura y su delicado rostro.
Al llegar a su primer destino abrió la puerta y lo primero que salió de su boca fue un “Woah”, estaba muy impresionada por el tamaño de esta biblioteca, debería tener al menos tres pisos. Se acercó al mostrador que se encontraba en la esquina derecha de la entrada, ahí un chico con tez pálida y ojos gatunos se encontraba aparentemente pasando un buen momento provechoso jugando en su teléfono celular.
— Buenos días— saludó la chica.
— Espera— dijo el chico sin mirarla— Ya casi paso el nivel 25.
La chica simplemente no podía creer el poco profesionalismo del muchacho, pero no cuestionó nada al respecto. Miró la hora en la pantalla de su teléfono, casi darían las 8. Al cabo de unos segundos más el chico gritó ofendido.
— ¡Ese jodido champiñón acabará con mi existencia! No le basta con haberme hecho perder el nivel al menos unas 42 veces, no, él tenía que hacerme perder nuevamente.
— Tranquilo, es solo cuestión de práctica— comentó la castaña para intentar tranquilizarlo, al menos intentar no cuesta nada.
— Lo dices como si fuera tan fácil— la observa con autosuficiencia— A ver, inténtalo para que veas cómo te va de mal.
— Me encantaría, pero debo...
— Ja— la interrumpió— No tienes valor, sabes que perderás.
— Ganar o perder es irrelevante, solo debes jugar con la cabeza fría, no pensar en la rabia reconcentrada que posees hacia ese champiñón, jugar a Super Mario es demasiado sencillo— ríe orgullosa, a la chica no se le dan mal los videojuegos.
— Ten— le acercó el teléfono— Inténtalo, verás que perderás.
NaRi resignada suspiró y tomó el teléfono que le ofrecían, ganaría rápido, compraría las revistas de SeokJin, intentaría llegar temprano a su clase de música clásica, y le cerraría la boca a ese listillo que cree ser el mejor en el Super Mario a pesar de llevar una racha de pérdidas del carajo en él.
Jugaba demasiado tranquila, cosa que empezaba a impacientar al chico, no podía creer que ella estaba jugando sin siquiera hacer un gesto de esos que salen involuntariamente cuando juegas al Súper Mario. ¿O tal vez él era el único que los hacía?
Y varios segundos después le entregó su teléfono al chico con rostro inexpresivo.
— Ja, lo sabía, era imposible que tú...— observó la pantalla sin poder creer lo que vio— ¿Nuevo récord? ¿Cómo es posible? Me superaste por 15 segundos y acumulaste más puntos que yo en tan solo una partida— abrió sus ojos sin creer lo que veía— Eres un ángel.
— ¿Qué?
— Perdón— el chico se sonrojó— Bueno, ¿qué querías?
— Venía por las revistas semanales sobre cocina y cosas así, ah, y por comics de Iron Man.
— ¿Te gusta Iron Man?— interrogó con cierto brillo en sus ojos.
— Si, no es mi super héroe favorito pero bueno. Sin embargo, el cómic no es para mí— negó rápidamente— Es para mí compañero de piso.
— Ah ya veo— asintió— Bueno, espera aquí, ahora mismo te los traigo— el chico se desapareció entre las estanterías, y al cabo de unos minutos ya había regresado y traía consigo varias revistas y muchos cómics— Ten— se lo entrega en una bolsa, pero vio la intención que la chica tenía de pagar lo que había ido a buscar, rápidamente se negó— No es necesario, tranquila, va por cuenta de la casa por haberme ayudado a pasar de nivel, llevaba un día entero intentando.
— Oh, muchas gracias— reverenció varias veces sonriendo muy feliz, a NaRi le gustaba conocer gente nueva, así que no perdió la oportunidad de presentarse— Soy Han NaRi, un placer conocerte.
— Igualmente, NaRi, soy Min YoonGi
— Lindo nombre Min.
— Lo mismo digo— sonrió. Él, al contrario de la chica, no era muy sociable...es más...no era para nada sociable.
— Bueno, adiós, llego tarde a clases— se despidió agitando su mano, el chico hizo lo mismo, aunque realmente le había parecido tierno el gesto viniendo de una chica de la cual solamente conoce su nombre y que es estudiante aparentemente de universidad— Nos vemos— y salió tan rápido como el mismísimo Flash.
Pero había dicho “Nos vemos pronto”, significa que se volverían a ver. Bien, era algo que a Min YoonGi le alegraba en el interior.
(•••)
Ya era la hora de la salida por fin, después de 10 horas de clases MaRi necesitaba despejar su mente, hoy era su día libre, así que no tenía planes para esta tarde, recordando lo de la noche anterior, se planteó terminar esa canción que había comenzado hacía ya dos años atrás. Se despidió de JiMin, quién tenía planes ya hechos y llegaba tarde, y también se despediría de TaeHyung, a quién no veía desde esta mañana. Se acercó a él para llevar a cabo su acción.
— Tae— dijo para llamar su atención.
— NaRi, creí que te ibas, yo debo irme a trabajar.
— Entiendo, quería decirte que compré el cómic que querías, bueno, compré varios por si acaso.
— Lamento que SeokJin te ordenara ir.
— Tranquilo, no me molesta, además, él me lo pidió por favor, no me puedo negar cuando me dicen por favor— comentó haciendo reír al contrario— Me los llevaré y te los dejaré en tu habitación.
— Bien, nos vemos— se despidió el pelinegro dirigiéndose a la parada más cercana de autobús.
— ¿NaRi?— una voz masculina bastante familiar para la nombrada.
—¿YeonJun?— sorprendida habló— ¿Qué haces por aquí?
— Vivo cerca— comentó riendo. Venía de la tienda departamental de aquí cerca, había olvidado comprar algunas cosas el día que fui a hacer la compra y por eso tuve que comprarlas ahora aprovechando que la zona V.I.P está hoy cerrada y tenía el día libre. Pero he estado totalmente aburrido en todo el día.
— Vaya, que anécdota— bromeó la chica.
— ¿Te parece si paseamos un rato?— preguntó rascando su nuca el nervioso pelinegro— No tienes que decir que sí y...
— No tengo planes para la tarde— interrumpió la castaña— Así que acepto.
El chico no se esperaba el entusiasmo por parte de la joven, y sonrió en respuesta. Ambos se dirigieron a la casa del chico. Era una acogedora casa, NaRi se sorprendió, parece una casa de gente rica. Por un momento comenzó a sentir más curiosidad hacia el pelinegro.
— Bueno, puedes pasar— dijo abriendo el portón con el código secreto, y tras él, caminaron unos pocos metros hasta llegar a la puerta de la casa, la misma que fue abierta por una señora de aparentemente 40 años.
— Bienvenido mi niño— besó su frente cariñosamente— Oh, visitas— golpeó el brazo del joven escuchando un quejido de su parte— ¿Por qué no me dijiste que me presentarías a tu novia el día de hoy?, tonto, no he preparado la cena aún.
— Mamá— regaña el chico a la señora— Ella no es mi novia— habló sonrojado— Es NaRi, una compañera de trabajo.
— La recuerdo, llevas desde que llegó hablándome de ella— miró a chica quién estaba sonrojada, pero aquí quién parecía un tomate que fácilmente podría hacerse pasar por uno era YeonJun— Es más bonita de lo que imaginé— habló animadamente— Pasa linda, ven, prepararé té— empujó a su hijo agarrando a NaRi del brazo para hacerla entrar, no sin antes recordarle que quitara sus zapatos de la entrada, en fin, las costumbres coreanas.
Al cabo de un tiempo de haber hablado y haber conocido algo sobre NaRi; LiNah, la madre de YeonJun había quedado bastante fascinada por la linda forma de hablar de la joven, además de su delicadeza a pesar de las ropas que traía, y también su educación, se nota que venía de una buena familia. Aunque no es un dato transcendental en estos momentos. Lo que sí llamó su atención fue el enorme chelo que cargaba, pero NaRi explicó que es un regalo sentimental por parte de su fallecida abuela y que siempre lo lleva a todas partes. Es su forma de sentirla cerca.
Sin embargo al transcurrir el tiempo se disculpó la señora y se retiró para hacer la cena, no quería que NaRi se fuera a casa sin haber comido antes.
Pero bueno, ahora habían quedado YeonJun y NaRi solos, era momento de deshacer sus dudas y hacer las preguntas que tenía respecto a la vida al chico, que ya conocía bien debido a que su madre se dedicó durante el rato que hablaron a mostrarle fotos del álbum familiar avergonzado completamente a su hijo dejándolo en evidencia como hacía siempre.
— Perdona a mi madre, está loca.
— Pues a mí me parece que es una buena mujer, mi madre es igual o peor— rió el chico— Ey, es cierto, a mi ex la primera vez que fue a casa lo mareó con fotos mías de mi niñez y adolescencia, definitivamente me avergonzó demasiado.
— ¿Tu ex?
— Si, mi ex— asintió— Bueno, ha sido el único novio que he tenido en mi vida, pero no duramos más de un año, tuvo que mudarse al extranjero, pero actualmente somos buenos amigos, es una persona muy agradable, y a pesar de los años no ha cambiado su forma de tratarme, siempre ha sido una de las personas más importantes para mí.
— Se nota que lo amas— comentó YeonJun con semblante entristecido.
— ¿Amarlo?— hizo un puchero tierno colocando su dedo índice encima de sus carnosos labios— Si dices amarlo como amigo, sí, lo adoro, lo considero mi mejor amigo.
— Ah, ya entiendo— asintió ya un poco más alegre— ¿Y qué más me puedes contar sobre tu vida? Tú pasado, no sé, tu familia— preguntó el chico mostrándose curioso.
— Emmm, yo...— si, era un tema delicado— Soy una persona normal con una vida normal, nada que ver con la vida de las demás personas, porque he tenido una vida tranquila sin arrebatos y sin...— apretó sus labios y continuó hablado— conflictos.
— Sinceramente lo esperaba— sonrió tiernamente el chico— Sospechaba que tenías una vida tranquila.
— ¿Y qué me dices de ti?— interrogó la chica, era su turno de conocer más a su amigo.
— Bueno, a diferencia de ti sí que tuve una vida conflictiva, cuando tenía 16 tuve un accidente automovilístico, era piloto de carreras desde que tenía 7 años, y era mi momento, estaba preparado para triunfar, era la primera vez que tenía una oferta para pertenecer a un equipo libre en Noruega, sin embargo en la carrera algo salió mal, los frenos habían fallado, había una curva en la que debía desacelerar— una lágrima se deslizaba por la mejilla del chico— Y bueno, por suerte no morí, pero estuve dos años en coma, cuando desperté estuve llendo a rehabilitación durante seis años. Y bueno, cuando desperté me sentía completamente inservible, sentí que ya no valía para nada, mis padres no insistieron en que estudiara, de todas formas siempre he tenido conocimientos empresariales y ayudaría a mi padre en la empresa, pero me sentía vacío— negó— Y me sentí útil después de que mis padres me dejaran trabajar en algo más, y ahora, soy camarero— sonrió un poco sorbiendo su nariz y sacando las lágrimas de sus ojos.
NaRi quedó impresionada por la fuerza de YeonJun después de que pasó por tanto, algunas personas no tienen mucha suerte, esa suerte de vivir una vida plena, feliz, donde tienen todo lo que no quieren y por ello son desagradecidos, porque en realidad hay personas que no tienen nada y nunca recibieron nada por parte de la vida que desean tener todo lo que ellos rechazan.
Eso hizo a NaRi recordar un poco su infancia y su adolescencia, y se planteó que muchas personas frustran sus sueños por culpa de un segundo.
— ¿NaRi? ¿Estás llorando?— preguntó acercando su rostro a la chica.
— Es que…— mordió su labio superior nerviosa y triste a la vez, sin saber cómo responder a algo tan evidente— Soy muy empática, te vi llorando y no lo pude evitar— sorbió su nariz intentando sonreír.
YeonJun sacó un pañuelo de su bolsillo acercándolo al rostro de la castaña para secar sus lágrimas, y lentamente limpiaba éstas de las mejillas rosadas que ahora eran mucho más debido el llanto que él creía que había provocado, sintiéndose fatal por haberla hecho llorar. Pero cuando hizo contacto visual con ella se perdió totalmente en su mirada, esa mirada tan linda que siempre brillaba, ahora estaba un poco apagada, pero seguía siendo maravilloso perderse en sus ojos.
Él no sabía que estaba haciendo. ¿Acaso se estaba acercando a su rostro? ¿Planeaba besarla? Tal vez fuera una locura, sin embargo no le parecía así en ese momento. Pero bueno, pasó algo, porque siempre tiene que pasar algo, y se trataba de LiNah, la madre de YeonJun que avisaba que la cena estaba lista.
El pelinegro pestañeó reiteradas veces alejándose del rostro de la chica, era hora de cenar.
(•••)
Y tras tanta insistencia por parte del chico y de su madre, NaRi fue enviada directamente hasta su casa por el chófer personal de la familia. Esta noche no había podido conocer al padre de YeonJun porque se encontraba en un viaje de negocios, el trabajo es lo más importante para él.
NaRi agradeció muchas veces reverenciando al chófer, el hombre solo sonrió enternecido por la actitud de la chica, quién esperó a que él prendiera el motor de su auto para subir a su departamento.
Y al llegar a su casa lo primero que vio fueron dos oficiales de policía, un SeokJin pegado al teléfono al parecer llamando a alguien insistentemente, a un TaeHyung con la cabeza gacha culpándose de algo que nunca hizo y a un JiMin con rostro preocupado explicándole algo a los oficiales de policía.
— No da tono. ¡¿Qué se supone que debemos hacer oficial?!— interroga Jin muy histérico.
— ¿Qué sucede?— preguntó NaRi, nadie volteó a mirarla, pero SeokJin respondió.
— Lo que pasa es que NaRi...— volteó para mirar a la persona que había hablado creyendo que era la oficial de policía que se encontraba ahí junto a su compañero— ¡¡¡NaRi!!!— exclamó lanzándose encima de ella para abrazarla casi al borde de la locura— Creí que te había sucedido algo malo, creí que la próxima vez que te vería iba a ser el día que nos llamaran para identificarte, creí que nunca más me harías esas ricas tortitas para desayunar, creí que...— calló debido al golpe que le propinó su hermano menor.
— Para ya de avergonzarme SeokJin, no delante de los oficiales por Dios.
— NaRi, al menos no estás muerta— habló JiMin— Menos mal, nos tenías preocupados— sonrió tiernamente.
Y tras una tediosa explicación, los chicos dejaron de preocuparse por la chica, su teléfono celular estaba apagado, por tanto no había recibido ninguna llamada, había olvidado cargarlo en la noche. Y ahora NaRi se encontraba buscando entre sus pertenencias personales un juego de trazado que su madre le había regalado cuando comenzó a estudiar su carrera, la necesitaba para sus partituras y para algunas clases. Sin embargo, y sin suerte, lo que encontró fue su antiguo juego de ajedrez, el cual compró desde que tenía unos 14 años más o menos.
Sonrió satisfecha por al menos haberse topado con algo interesante, sería de gran entretenimiento, o al menos serviría para matar un poco el aburrimiento. Decidió acercarse a sus compañeros de apartamento quiénes se encontraban viendo la televisión tranquilamente, lamentó interrumpir la programación, pero debía informar y de paso informarse y cerciorarse de que saben jugar.
—Jin-sumbaenim, he encontrado entre mis cosas este juego de ajedrez— habla la castaña emocionada— ¿Sabes jugar?
— Por supuesto que sé, o sea, conozco todos los deportes— se hace la diva.
— ¿Te gustaría jugar conmigo?
— Lo siento, pero, opino que el ajedrez es un juego racista, ¿Por qué comienzan las blancas y no las negras? ¿No sería más fácil un piedra papel o tijeras y se decide quién empieza? Así como el parchís— habla dramáticamente— Lo lamento mi hermosa NaRi, pero tengo que negarme. No seré partícipe de esa pantomima a cuadros llamada ajedrez.
— No le hagas caso NaRi— habla Taehyung quien había escuchado la conversación desde el principio— Él no sabe jugar.
— ¡Blasfemias sobre mí en mi propia cara!— se pone de pie— Bueno, en mi propia y hermosa cara— sonríe coqueto— Pero no me cambien el tema.
— Jin, no sabes jugar, de pequeños siempre te ganaba yo.
— No es verdad— se hace el ofendido.
— ¿No sabes jugar en serio Jin-sumbaenim?— pregunta NaRi sin saber a quién creerle.
— Claro que sí sé.
— Él no sabe— bufa Taehyung— Mejor no perderé el tiempo con ustedes dos, si discutes con idiotas debes darles la razón.
— Exacto, dámela— exige el mayor.
— Querido hermanito mayor— habla Taehyung con una voz tierna evidentemente fingida— Eres el mejor jugador de ajedrez que conozco.
— ¿Lo ves NaRi?
— ¿Entonces jugamos?
— NaRi, ¿en serio que mis palabras no te dejaron ningún tipo de enseñanza?— se acerca a ella tomando sus manos, suspira. Se viene la escena de K-drama mental de Jin— Te comenté que...es un juego donde las piezas blancas tienen la ventaja de comenzar ellas, es un engaño a la sociedad clasista en la que vivimos hoy en día, deberías saber mi bella NaRi, que es una injusticia en sí, cargarás con el peso de este juego en sí, por eso yo te digo....
— Cállate ya— el menor golpeó a su hermano en la cabeza— Por estas cosas nunca te respetaré.
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Buenos días.
¿Cómo están?
Espero que bien.
Y aquí les dejé el capítulo 5. Ahora tengo una exposición de inglés, dentro de dos horas más o menos.
Vieron lo de la broma que nos hizo Taehyung? Lo matamos entre todas? Con eso no se juega.
Besos
Espero que les haya gustado, no olviden dejar su estrellita porfi.
Lindo día/ Linda tarde/ Linda noche, depende de en qué momento lo leerán.
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