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Capitulo 4

Todavía eran las ocho de la noche y Taehyung estaba en su oficina. Habían quedado dos de sus cuatro oficiales acompañantes. Unos estaban siguiéndole la pista a ladrón del otro día. 

Golpearon a la puerta de la oficina de Taehyung. 

— Adelante. 

— Jefe... — dijo Miriam, la recién llegada. A pesar de ser novata perseguía a los criminales como un halcón. — llegaron más reportes de robo. Cerca del centro comercial. 

— ¿Ya enviaron a alguien? — preguntó quitándose los lentes. 

— Acabo de enviar a Jay para que revise las cámaras de seguridad. — ella entró y se acercó al escritorio de Kim — un testigo asegura haber visto a un hombre de cabello largo y gordo. 

—Es al que estamos buscando. — dijo mientras le ponía un sello al informe. — dile a Jay que me envíe un mensaje cuando identifique al sospechoso. 

— Sí jefe. 

Miriam se dio la vuelta para salir, pero se quedó pensando y volvió a girarse para ver a Taehyung. 

— ¿Te encuentras bien? — preguntó ella ladeando la cabeza. El cabello negro se le cayó hacia un lado, tapándole el ojo. Se lo acomodó enseguida. Debía cortárselo con urgencia, siempre le molestaba. 

Taehyung levantó la cabeza.

— ¿Por qué lo dices?

— Estuviste todo el día aquí metido. 

—Estoy haciendo informes de los casos que ya hemos resuelto. — dijo poniendo otro más en la pila. —ya me faltan ocho. 

—Puedo ayudarlo si gusta. — se ofreció ella. 

— Es mi obligación completar esto. Tú encárgate de comunicarte con Jay. Tenemos que apurarnos con este asunto o ese hombre seguirá robando a muchas personas inocentes. No se lo merecen y lo sabes. 

Miriam asintió con la cabeza y se fijo en las manos de Taehyung. Se notaba que se las había estado lavando con frecuencia. Eso era sinónimo de que estaba estresado. Ella de pronto notó algo. 

— ¿Dónde tu alianza?

—¿Eh?

—Tu alianza. —ella señaló su dedo anular. Taehyung se fijó y se dio cuenta que no la tenía. 

— Ahh... la dejé en casa. 

—Deberías usarla. O tu esposo se enojará. El mío siempre se enoja pero no entiende que en esta época del año siempre se me hinchan las manos. Es muy caprichoso. 

Ella se fue para empezar a comunicarse con su compañero. Apenas cerró la puerta, Taehyung dejó los informes a un lado y buscó la alianza en los bolsillos de su chaqueta de policía. La buscó en su pantalón y tampoco estaba. En el escritorio y en los cajones mucho menos. 

Revisó entre los informes y tampoco estaba. 

— Me va a matar.— susurró poniendo una mano en su cabeza. La alianza no estaba en la casa, le había mentido para que no lo siguiera invadiendo con las preguntas.

Taehyung salió y se dirigido hacia los baños de la estación. No estaba en el lavabo, ni cerca de los baños. Se fijó debajo del lavadero y por fin la encontró. Estaba entre un charco de agua y la rejilla. 

Él hizo una mueca y se agachó debajo del lavadero, con su dedo índice la arrastró hacia él y la salvó de caer a la rejilla. 

— Salvado. — suspiró apoyándose contra la pared. 

Taehyung salió del baño y se fijo que Miriam ya estaba cabeceando del sueño. 

— ¿Cómo es posible que tengas sueño ahora? apenas son las ocho y cuarto. 

Ella se despertó enseguida. 

— ¡Lo siento jefe! — ella se puso rígida al momento — es que... últimamente estamos yendo y viniendo para todos lados. No estoy acostumbrada a moverme de madrugada. 

Ella iba a agregar algo más cuando entró Jay a toda prisa con otros tres oficiales más. Entre ellos sostenían al criminal que estaba con la nariz ensangrentada. 

Taehyung aplaudió feliz y se encargó de dejarlo en la celda, con esposas y todo. 

— Más te vale que abras esa boca sucia y asquerosa que tienes — le dijo apoyando una mano en los barrotes de la celda. — Me aseguraré de que no te escapes otra vez. 

Al hombre gordo y de pelo largo le asustó tanto la mirada de Taehyung que fue como estar al lado de una cascada de palabras. Confesó todo lo que hizo en un par de minutos. 

Los oficiales de Taehyung tardaron otra hora más en terminar los papeleos del hombre y se fueron de la estación de policía dejando a cargo a otros oficiales para que cuidaran al hombre y que no se escapara. Los oficiales que dejaron a cargo eran Wonho y Shownu, muy fuertes y sin miedo a dar puñetazos. Ese criminal no volvería a escapar. 

— Detesto que me hagan trabajar un sábado — se quejó Jay revolviendo sus cabellos rubios — ¡Lo corrí diez cuadras seguidas! 

— ¿Qué tal si vamos a celebrar con sushi? — propuso Miriam. 

— ¿Pagas tú? — preguntó Jay — yo invito el soju. — dijo mirando a Taehyung y Miriam alternadamente. 

— Me compras tres botellas. — le dijo ella señalándolo con un dedo. 

— Bien. ¿Tú cuantas quieres, jefe?

Taehyung se alzó de hombros. 

— Estoy cansado, iré a casa. Mi esposo seguro preparó algo mejor que un sushi barato. 

Se despidió de ellos y fue hacia su auto, hasta su casa. 

El camino fue tedioso, se le pinchó una rueda llegando a su destino y tuvo que cambiarla apresuradamente o sí no seguiría tapando el trafico detrás de él. Un hombre flacucho lo ayudó con la rueda y Taehyung volvió a su casa media hora después. 

Ya eran las diez de la noche. 

Bueno... por lo menos no eran las cuatro de la madrugada. 

Taehyung entró a la casa bostezando y cerró la puerta con llave. Las luces de la casa estaban completamente apagadas. Taehyung fue a la cocina y encendió la luz de allí. Se fijo a ver si había comida. 

Pero Jungkook no había preparado nada. De hecho ni siquiera había comida recalentada en el microondas, ni en el horno. Había un plato en el lavadero, Taehyung se ocupó de lavarlo y luego fue hacia su habitación. 

Y se llevó una sorpresa. 

Jungkook no estaba en la casa. 

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Esto sigue en el próximo capitulo.

Cuéntenme ¿Qué les parece que puede suceder a lo largo de la historia? 

Les seré sincera, yo pensaba que serían cinco capítulos, pero ahora me doy cuenta que serán más, ustedes saben que me gusta explicarme bien y meterme en la piel del personaje.

¡Los amo!

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