A eso de la seis de la tarde Taehyung estaba bajando de su coche. Rosé, Gyu y Jisoo ya se habían ido a la casa de Gyu para que Jungkook tuviera privacidad un momento antes de que Taehyung llegara. 

Taehyung tocó el timbre de la casa porque tenía las manos ocupadas como para sacar sus llaves del bolsillo. Jungkook se estaba arreglando el cabello en el baño. Se puso un poco de bálsamo labial con sabor a fresas y fue hacia la puerta para abrirla. Se vio en el espejo: estaba mas que guapo.

Él abrió la puerta y en vez de recibirlo su esposo, lo recibió un oso de peluche gigante. Literalmente gigante. Tan gigante que cuando Taehyung quiso pasar por la puerta, el oso rebotó y Taehyung cayó al piso de cola. 

El mayor de los dos se rió con fuerza aun tirado en el suelo y miró a su esposo por sobre el hombro enorme del oso de peluche. 

— ¡Feliz aniversario, mi bebé! — le dijo con una sonrisa en la cara. La sonrisa más ancha que Jungkook jamás le había visto. 

Jungkook le sonrió y lo ayudó a levantarse. 

Taehyung parecía un modelo y un hombre de negocios al mismo tiempo. Era increíble cómo a sus treinta y cuatro años podía verse de esa manera tan celestial. Ese traje negro y la corbata le quedaban tan bien... sin mencionar su cabello con la frente descubierta. Se lo había ido a cortar, ya no estaban sus rulos y estaba lacio.

Estaba perfecto. 

Taehyung pasó a la casa y juntos tiraron del oso, por fin lo hicieron entrar. Taehyung lo llevó hasta Jungkook y Jungkook le dio un abrazo al oso. Ocupaba todos sus brazos. 

Taehyung también le había traído rosas blancas a Jungkook. Se las entregó y él las colocó sobre la mesa, en el centro. 

— Iguales a cuando nos casamos. — le dijo Jungkook mirando el regalito. — gracias por el peluche. 

Y se acercó a su esposo para abrazarlo, enredando sus dos brazos al rededor de su cuello. 

Juntos lo eran absolutamente todo. Juntos sí. 

Taehyung atrajo a Jungkook de las caderas y lo acercó con fuerza hacia todo su cuerpo. Él se recargó contra la pared para estar más cómodo y Jungkook le acaricio el cabello, enredando sus dedos en la nuca de Taehyung. 

Jungkook entreabrió sus labios para dejar pasar la lengua de Taehyung, que le estaba pidiendo con insistencia ser besada. Jungkook lo hizo, la recorrió con la calidez y humedad de la suya y le besó los labios. Con su lengua recorrió el inferior y ambas se volvieron a mezclar. Taehyung reforzó su agarre en las caderas de Jungkook y no pudo evitar llevar sus manos a su lindo y redondito trasero. 

— Ugh... ¿ya empezamos? — preguntó meloso Jungkook. 

— Nah... solo me apetecía darte un apretón — y le dio uno suavemente. 

— Feliz aniversario, TaeTae. 

— Feliz aniversario, Kookie. — y le dio un piquito en los labios. — ¿ya viste el regalito de hoy por la mañana? — le dijo mientras se iban a sentar al sillón, lo tenía agarrado de la cintura con un brazo entero. 

Jungkook se mordió los labios y asintió con la cabeza. 

— Me comí todos los chocolates, lo siento. — y sonrió. 

— Eran para ti, así que... espero que los hayas disfrutado. — Taehyung se acercó y le besó la mejilla. Su piel era suave y olía a perfume de bebé, eran las únicas fragancias que Jungkook podía usar, pues era alérgico a ciertos productos. —por cierto... hay una cajita de cinco esperándonos para estos días. — le susurró al oído. 

Jungkook se apoyó en su hombro. Ya lo sabía.

— Presiento que vamos a estar más tiempo en la cama que fuera de ella. — ambos se rieron. 

— Pues si no quieres... — dijo Taehyung provocativo. 

— ¡Oye, claro que sí! — y se abrazó a su bracito — no voy a rechazar que me quieras hacer el amor las veces que te apetezca. 

— No te preocupes, nos vamos a acabar esas cajitas de condones. Je je. 

— Adivinaré... ¿compraste dos cajitas, no?

Taehyung le sonrió de oreja a oreja y se sacó del bolsillo la segunda.

— Siempre hay que estar preparado. — y lo volvió a besar. — ¿quieres que haga la cena hoy? 

— No... la cena es mi parte del aniversario. Ya sabes que yo cocino para ti y tú me traes regalitos. 

— Cómo siempre. — susurró meloso. 

—Como siempre... pero ésta vez yo también tengo algunos regalos para tí. 

Jungkook le besó los labios y se levantó para ir a su cuarto y sacar de dentro de un cajón una bolsita de regalo pequeña y otra más grande. 

Volvió con Taehyung y se sentó a su lado. 

— Ten, los hice yo mismo hace un tiempo... estaba esperando este día para poder dártelos.

Taehyung le sonrió en agradecimiento y abrió primero la bolsita más pequeña. 

Allí dentro había dos pulseras de macramé con un corazón dorado. Eran de nudo simple, pero se notaba el esfuerzo de Jungkook. Él era bueno para las manualidades. 

Taehyung abrió la otra bolsa que era un poquito más grande y se encontró con un cuadro de treinta centímetros hecho por Jungkook. Simbolizaba una lluvia de corazones violetas y en el centro del dibujo estaban ellos dos bajo un paraguas transparente. 

— Es perfecto... — dijo abrazando la pintura contra su pecho. — me encantó todo. — le dijo y lo tomó del cuello para besarlo con toda la lentitud y la paciencia del mundo. 

Disfrutando cada valioso segundo con su amado Jeon Jungkook. 

Ese tiempo, valía mucho más que el oro... mucho más que su vida misma.

Y ahora él lo comprendía y lo valoraría mucho más que antes.