Capitulo 23
Taehyung estaba en la central de policía viendo como interrogaban al hombre que había intentado estrangular a su esposa. Era raro que estuviera con una sonrisa en la cara.
Miriam lo miró de reojo y le dijo:
— ¿Qué le sucede, Jefe?
— Ah, nada, nada. — dijo haciendo ademán con la mano. Se acomodó su alianza y la vio resplandecer bajo la luz del techo. — mi familia está un poco mejor. Hoy es mi aniversario, no la quiero cagar ¿sabes?
— ¡Me alegra mucho, jefe! — dijo ella dándole una palmada en el hombro. Luego de eso salió Jay con un informe en la mano.
— Jefe, ¿puede ir y darle un golpe en la cara? ¡No quiere decir nada!
Taehyung rodó los ojos, pero estaba de buen humor. Jay le pasó el informe y el bolígrafo y entró a la sala de interrogación para hablar con el hombre. Desde afuera Jay y Miriam vieron como la cara de Taehyung cambiaba a una mirada penetrante y de hombre serio. Estampó sus manos a la mesa y se dirigió con un grito al criminal.
En seguida el tipo empezó a soltar todo.
. . .
Por la tarde Rosé, Jisoo y Gyu estaban terminando de colgar el cartel del aniversario en el medio del living. La brillantina que habían comprado se había esparcido por todo el suelo ya que la habían pegado muy mal. Los globos apenas los habían inflado no habían tardado en pincharse solos. Explotaron de la nada.
— Creo que esto ha sido una mala idea. — le dijo Rosé viendo con la cabeza inclinada el cartel. Por lo menos lo habían colgado bien. —tenemos que limpiar todo ésto antes de que llegué Jungkook.
— ¿Todavía tiene su horario de educación física con los alumnos de primero, verdad? — le preguntó Gyu.
— Sí... llega a eso de las cinco. ¡Y tampoco falta mucho para que Taehyung venga! ¡tenemos 20 minutos para sacar toda la brillantina del suelo. — Rosé estaba desesperada.
— Tranquila, yo limpio rápidamente — le dijo Jisoo yendo por una escoba, el trapo y desodorante de piso con aroma a rosas. — Creo que tu padre tiene una obsesión por el olor a rosas. — dijo Jisoo riendo, haciendo alusión a Jungkook y su fanatismo por las rosas.
— Lo gracioso es que ella se llama Rosé — convino Gyu — todo cuadra.
Los tres rieron.
— Yo también soy su obsesión — dijo Rosé poniendo sus dos manos de forma tierna en sus mejillas. Gyu la abrazó y le dio un besito en los labios. Luego le empezó a besar las mejillas sin parar.
Los tres rieron y siguieron limpiando la casa, pero de pronto el que entró por la puerta no fue Taehyung sino Jungkook. Estaba sin camiseta y todo sudado. Tenía su conjunto deportivo.
— ¡Nooo, se suponía que tú llegabas mas tarde! — chilló Rose — ¿Dónde quedó tu practica con los de primero?
— Ah... —Jungkook se rascó la nuca —me cambiaron el horario a las tres de la tarde. Hace como media hora que dejé la escuela, quería hacer un poco de ejercicio y... — y Jungkook reparó en que estaban Gyu y Jisoo ahí. ¡Y el estaba sin camiseta! — ¿siguen aquí...?
Pero luego se detuvo en el cartel. Era enorme y estaba hermoso.
— ¿Hicieron eso? —preguntó señalándolo incrédulo.
— ¡Se suponía que era un sorpresa! — volvió a decir Rosé — en fin...
— ¡Sorpresa! — dijeron los tres al mismo tiempo señalando el cartel.
— ¡Feliz aniversario, suegro! — dijo Gyu con una sonrisa. Jungkook lo miró con una mirada asesina de chiste. Él quería mucho a Gyu, le tenía respeto porque no era como los demás adolescentes, el trataba muy bien a su hija y no la obligaba a hacer cosas malas, como la gran mayoría. Nada de alcohol, nada de drogas... BeomGyu era perfecto para ella.
— ¡Espero que tenga un lindo aniversario, profesor Jeon! — dijo Jisoo emocionada y luego agregó — Oh y... por favor, póngase una camiseta o me desmayaré aquí mismo de ver tanto músculo.
Gyu y Rosé se atragantaron con la risa. No podían parar de reír.
Jungkook les sonrió y luego se fue para el baño, se daría una larga y relajante ducha antes de que su esposo volviera.
Sería una noche larga...
— Oye... — le dijo Jisoo a Rosé dándole toquecitos en el brazo. —¿desde cuando tu papá tiene tatuajes? Se ve sexy, sin ofender je je.
— No lo sé... Desde siempre — le habían salido algunas lágrimas de la risa. — Yaa, deja de verlo.
— No es mi culpa que esté tan bueno. — ella suspiró al estilo de aire dramático de un típico dorama — ¿Cómo puedes convivir con una escultura griega todos los malditos días? Si Lisa estuviera aquí apuesto a que se hubiera caído de cara al suelo.
— Posiblemente — dijo Rosé mientras pasaba la escoba para juntar lo último que quedaba de brillantina.
— Como sea, no deberías comentar así de su papá —dijo Gyu enojado. —Aparte de que es el profesor Jeon, lo puedes hacer enojar, Jisoo... a ver si te denuncia o algo. Es mayor...
—¿Cómo se va a enojar por un elogio? — contratacó ella.
—Eres menor de edad — dijo Gyu sarcástico.
—Ya, tranquilos. A papá le encanta que le elogien su cuerpo, siempre fue así. Créanme, yo cuando era pequeña me la pasaba apretándole los músculos de los brazos todo el día.— y soltó una carcajada — un día dejé de hacerlo porque pensé que se iban a desinflar.
Y a los tres les volvió a dar un ataque de risa.
"Ah... que buenos momentos" pensaron al mismo tiempo y se sonrieron entre sí.
Todo era mejor... todo con el tiempo estaba mejor.
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