Capítulo 1
Magaly
―Kenya Reséndiz continúa prófuga de la justicia, después de haber escapado de la cárcel de máxima seguridad. ―Se escucha al reportero en la televisión mientras estoy cortando zanahorias en la mesada, y se mantiene de fondo―. Todavía las autoridades están averiguando quién la ayudó a huir. Es altamente peligrosa y se presume que está embarazada, así que, si tienen algún tipo de información, por favor, comuníquense a su comisaría más cercana. ―Apoyo el cuchillo en la madera y paso a la siguiente verdura―. Retomando, las pruebas indicaban que asesinó a su marido de diez disparos, supuestamente, él se aprovechó de su amnesia y se casaron, pero no justifica tales actos aberrantes. Ezra Mildar murió...
Apago la televisión. Al menos ella sabe el nombre del desgraciado que le hizo tanto daño. Se vengó como yo, pero a mí me siguen pesando esos malditos siete días en que fui secuestrada. Los pensamientos persisten en mi cabeza. Lo maté, lo asesiné a apuñaladas, me salvé de un infierno y no me acusaron de nada, sin embargo, han pasado tres años y sigo con su maldita voz en mi cabeza.
«Muchas preguntas, ¿no?», oigo su risa en mi mente.
«No tienes una idea de lo mucho que me gustan, los pensamientos que sé que tienes sobre mí y esa incesante incertidumbre. En este momento, soy lo único que tienes en tu cabeza y quizás lo único que tendrás en un futuro».
―¡¡No, no, no!! ―repito golpeando la madera con el cuchillo.
Pego un respingo cuando suena la notificación de mi celular. Me refriego las lágrimas, entonces reviso, es un mensaje de mi psicólogo. Pregunta si podemos cambiar la sesión para el viernes, ya que se le complica, entonces suspiro y le respondo con un emoji de sonrisita. Mi cara no refleja en absoluto esa emoción, luego me percato que he hecho un desastre, tirando todo.
«Para que entiendas lo vulnerable que eres. Solo necesitamos siete días de vulnerabilidad, el resto se lo dejamos a tu mentecita, la cual es probable que deje de luchar para siempre. Quizás luego de ese día me aburra de ti, nunca lo descubriremos, pero mientras disfrutemos este momento».
―¿Quién miércoles es vulnerable, imbécil? ―Bufo, recordando sus intentos de hacerme caer―. Tú estás bajo tierra, yo no.
Y, aun así, necesito averiguar la razón de esa tortura.
Levanto las verduras que quedaron en el suelo, entonces las pongo en el lavabo y las enjuago. Suspiro, una vez termino, decido no comer y dejarlo todo en la heladera. Tomo mi mochila, miro el cuchillo muy fijo, entonces lo guardo ahí. Salgo con la cabeza baja de mi casa, entonces ignoro a todo hombre que se me cruza. El camino es muy tedioso hasta llegar a la universidad.
Una vez en el aula, me siento. Tengo mucha ansiedad. Saco mis apuntes, o sea, no los de la clase, sino de lo que estuve investigando, entonces reviso al investigador: Detective Dalton Weiner. Es el oficial que ahora tiene el caso, pero desde que se lo pasaron, no me volvieron a dar información. Aunque el apellido me suena. Alzo la vista y visualizo a Navian, compañero de clase. Sería demasiada coincidencia. No obstante, no me puedo aproximar a preguntarle, me genera desconfianza, no solo por mis traumas sino porque me mira demasiado. Además, sus amigos hablan mal de mí, ya los he oído murmurar a mis espaldas.
Hombres, los odio.
Ha pasado un año desde que escribí a Magaly. Quiero contarles que la historia está terminada, solo tengo que encontrar el tiempo para corregirla. Tengo teorías de que en el epílogo me amarán o me odiarán, ya veremos cuando llegue ese momento.
¿Listos para volverse investigadores? 🧐
Saludos, Vivi.
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