los camerinos de la preparatoria ♡ parte 2 de 2.
advertencia;
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domtop jeongrie/subbottom jimin
ambas son mayores de edad♡♡
Estaba libre pero a ellas no les importaba en absoluto, sólo caminaban tomadas de la mano como si fueran pareja desde hace tiempo. Mierda, JiMin la deseaba desde hacía tiempo. Admiraba la forma de su cuerpo, como si quisiera ser como ella. O tal vez queriendo tenerla encima de ella, tal cual JeongRie ahora lo hacía, acorralándola contra los casilleros de camerino vacío. El sonido del metal chocando con el cuerpo ligero de JiMin hizo que ésta se sintiera poseída cuando, con suavidad, JeongRie acercó sus labios a los de ella. Sus bocas se rozaron entre sí, sensualmente, tragándose el aire que ellas mismas exhalaban y juntaban en un espacio mínimo de milímetros de distancia, cortado por los besuqueos mojados que de repente la mayor daba, chupeteando, mordiendo dulcemente, tomándola de ambas manos para entrelazar sus dedos y ponerlos sobre sus hombros, todo lo suyo apegado a los casilleros. Ser manejada de esa forma la encendía como nunca antes, sobre todo teniendo en cuenta que su primera vez sería con alguien tan caliente, tan deseable al mismo tiempo que gentil.
JeongRie mordió y tironeó con dulzura el belfo de JiMin, haciendo que ésta arqueara su débil cuerpo hacia el de la mayor. No podía escapar de su agarre, de sus suaves manos alargadas que ahora la apresaban como si temiera que escapase en cualquier momento. De repente podía sentir sus partes palpitar con fuerza, el nudo de nervios en la parte superior de su abertura rogando por ser tocado y agitado por los dedos de su captora. JeongRie lamió sus labios, se sentía tan bien, cerrando los ojos y gimiendo bajito era la única forma que se le ocurría para demostrarlo. Y eso estaba volviendo loca poco a poco a JeongRie, quien puso una de sus rodillas en la entrepierna de JiMin sin problema alguno. Sus cuerpos se tocaban y el clítoris palpitante y duro de la más baja ahora era estimulado con rudeza, logrando que sus gemidos y jadeos fueran más y más fuertes conforme JeongRie insistía con acariciar y presionar.
─── Dime, cariño. ─── susurró la más alta a la de dos coletas, en contra de sus labios que se rozaban sin parar, dándole placenteros escalofríos a la segunda. Estaba por correrse y ni siquiera había sido tocada directamente. Temblaba de manera ligera, queriendo mostrarle inconscientemente a JeongRie lo bien que la hacía sentir.─── ¿Qué quieres específicamente? Quieres que... ─── soltó una de sus manos para tomar su pequeña cintura y apegarla más, sus pechos aplastados entre sí, los abdómenes tocándose y ahora siendo el duro muslo trabajado de la más alta lo que estimulaba el nudo de nervios de JiMin.─── ... ¿te siga besando nada más? O tal vez... ─── la otra mano que sostenía la de su contraria se soltó, ahora dejándola a merced de JeongRie por simple actitud. Sus dedos fueron al botoncito tan duro y vibrante de la tierna chica para aplastarlo, sacándole un par de gemidos en staccato, lágrimas comenzando a formarse en sus ojitos.─── ... quieres que te coma, que devore tu apretado coño aquí mismo, que te posea. ¿Tal vez simplemente quieres dejarlo aquí? No me molestaría. Pero verte destruida es mi deseo. Quiero sacarte gritos de placer. Quiero que me digas que no soy una mujer; soy un dios.
─── Y... yo... ─── gimió en un lloriqueo JiMin. Agarrando los hombros de JeongRie flojamente con sus deditos y agachó la cabeza, completamente avergonzada.─── Cómeme. Por favor... Te lo ruego. Quiero... quiero ser devorada p... por tí...
La más alta soltó una risita melodiosa, Dios. JeongRie era un sueño, con los enormes senos apretados sobre los de ella, sus manos grandes apresando el cuerpo de la bajita muchacha, los labios tan cerca de su nuca, de su cuello. Era un sueño vuelto realidad, el estar así con ella, tan libre, porque se sentía correcto: como si fuera una pieza de puzzle encajando para terminarlo y formar una magna obra de arte.─── ¿Dónde, bonita? Si lo dices así, no entiendo muy bien.
─── Unnie, m... me da vergüenza de... decirlo. ─── susurró JiMin completamente sonrojada, atreviéndose a mirarla a los ojos con los suyos mojados en dulces lágrimas de placer. Jadeó, sorbió su nariz patéticamente, se sentía como un cervatillo a punto de ser devorado casi literalmente por la boca del lobo. Y le encantaba. Le encantaba sentir que estaban en peligro, y que era lo adecuado para disfrutar todo aquello.─── Perdón, perdón, unnie. ─── gruesas lágrimas corrieron por su rostro, ¿por qué no era una chica buena para su mayor y la complacía, diciendo lo que tenía que decirle? Jadeó al sentir que los dedos de JeongRie se apartaban de su clítoris, y luego gimió desesperada, sus manos intentando alcanzar las de su mayor para acercarlas de nuevo al botón de nervios que tan bien la hacía sentir.
Pero para su sorpresa, la más alta fue muy gentil con ella, tan gentil, tan suave...─── Ternura, tan adorable... Sé que puedes decirlo. Vamos. Si lo dices, lo haré. ─── susurró con dulzura sin dejar de tragársela con los ojos, inhalando su dulce aroma, su lascivia, sus deseos más oscuros e íntimos.─── Será tu premio por ser una buena chica.
─── ¿De... de verdad? ─── jadeó JiMin.
─── De verdad.
Entonces, soltando más lágrimas, y mordiendo sus labios tiernamente, JiMin sacó la vergüenza de su corazón para dejarla a un lado y abrir la boca por fin de una manera más atrevida, una manera tan adorable que pudo ver la forma en que los ojos de JeongRie se ablandaban ante la visión de la suave JiMin rogándole;─── Cómeme... cómeme l... la... el c... coño... Por favor. ¡Por favor!
Seguramente debió verse muy patética, porque JeongRie lo primero que hizo fue reírse en su cara, suave, socarrona, como si aquella acción fuera lo más gracioso del mundo. Lo cierto era que JiMin se sentía graciosa, pero la reacción siguiente de JeongRie fue ir a sus labios y comerle la boca con una especie de densa devoción, algo espeso y acaramelado, similar a una miel ámbar. JiMin no pudo evitar soltar una especie de maullido ante la posesividad que mostraba la mayor, la que tomaba su figura con fuerza y nuevamente acariciaba su clítoris con las puntas de sus dedos. Tenía las uñas cortas así que no dolía, quizás si había próxima vez le pediría que se las dejara largas para que pudiera... causarle algo de dolor. El solo pensamiento de un posible ardor en su zona íntima la hizo temblar de nuevo, soltando las manos de JeongRie para que éstas se tomaran el atrevimiento de agarrar sus grandes senos y sentir el corpiño ajeno, de encaje, en las palmas de sus manos. Los apretó un poco, envalentonada, pero luego nuevamente le dio vergüenza y llevó las manos a su propio pecho, en puños sueltos. De fondo empezó a sonar la lluvia usual de otoño.
Willow Creek le daba la bienvenida a una nueva tormenta, pero ambas estaban demasiado ensimismadas en la situación como para que les importara el viento y el agua en el exterior de los camerinos. Es más, un poco de aquello era lo que calentaba a JeongRie, la dejaba algo molesta por el sudor que emanaban sus delicados poros, la mezcla entre temperatura templada y lluvia era tan agradable que su cabeza le daba vueltas. Incluso a JiMin le daba algo de placer sentir en la nuca una especie de hormigueo por el sonido de la lluvia chocando con el techo y las paredes del camerino. JeongRie comenzó a agacharse.
JiMin soltó un gritito de sorpresa cuando su falda fue bajada con rapidez para mostrar así sus calzones, los cuales ni siquiera fueron sacados, puesto que JeongRie dirigió sus labios hacia la zona del clítoris para estimularlo por encima de la tela, lamiendo suavemente, arrancando gemidos bajitos de placer de los labios de JiMin. Ella seguía temblando y luchaba por quedarse de pie, porque sus músculos no podían mantenerla así, sobre todo cuando la mayor se dispuso a morderle el botoncito de nervios y a succionarlo, dejando ensalivada la tela de su ropa interior. Gimió más fuerte cuando la parte baja de sus calzones fue retirada a un lado para que uno de los largos y delgados dedos de JeongRie comenzara a jugar con su vulva, hundiendo levemente la punta de su dedo en el agujero frontal de JiMin para que la lubricación natural bajase por sus falanges, como una fuente de agua. La menor jadeó, estirando su cuello, arqueando de nuevo la espalda para sentir el aire sobre su piel desnuda, y sus manitos fueron al cabello de la azabache para sostenerlo en mechones, pero nada más que eso, porque seguía temblando y jadeando y gimiendo y... derritiéndose en placer. Suspiraba de vez en cuando el nombre ajeno como un vicio, como un mantra, como si así ella no pudiera desaparecer en medio de aquel indecoroso acto.
─── Ah, unnie... ─── gimió lascivamente la de coletas, mordiendo sus labios. Ése gemido en particular pareció encender los motores de JeongRie, porque de repente su lengua bajó por el sector inferior del vello púbico ajeno y ahora estaba en su interior, de una sola vez, de JiMin. Se sentía tan bien, tener aquel músculo dentro suyo, palpitando, moviéndose en placenteros círculos que la volvían loca, puesto que JeongRie tocaba con facilidad su punto G. Quizás con demasiada facilidad... ¿Acaso estaba también metiendo los dedos en su interior? No ardía, era placentero, no estaba nerviosa. Y eso era lo mejor, la falta de nervios que le ocasionaba la situación. Gemiqueaba sin apuro alguno, con la respiración acelerada, justo al ritmo en que la mayor ingresaba y sacaba los dedos de su interior, acariciando sus paredes y ese delicioso punto que la hacía delirar. Quejidos emergían de su garganta cuando nuevamente su boca fue hacia el clítoris, ahora al descubierto, y sintió directamente la suavidad de su propia lubricación junto a la saliva ajena en su nudo de nervios. La lengua recorría en forma de estrella alrededor del botoncito, y luego ella succionaba con fervor, sin decoro alguno, tragándose la voz tan aguda y melodiosa de JiMin.
Pero de repente JeongRie se levantó, y dejó algo trastocada a la más baja, quien gimoteó de frustración y siguió agarrando su cabello en intentos futiles por llevar nuevamente la cabeza de JeongRie a sus partes privadas. Pero no sería tan fácil, sobre todo cuando la dominante tenía otros planes para su bonita contraparte;─── Unnie tiene la lengua cansadita. ─── le hizo un puchero tan adorable que JiMin no pudo evitar una sonrisa enternecida, una sonrisa que fue borrada cuando JeongRie ladeó la cabeza con una ceja alzada, tan atractiva que JiMin pensó que si las miradas matasen, ella ya estaría muerta, kilómetros bajo tierra. Y si kilómetros bajo tierra se hallaba el Infierno, se llevaría consigo a JeongRie para que nunca dejara de hacerle sentir tan bien como en aquel momento.─── Así que ahora usará sus dientes.
─── ¿Jeonggie unnie? ¿Qué...? ─── pero no pudo completar su pregunta:
La nombrada ahora desabrochaba la camisa de JiMin, sin sacarle el corbatín rojo que ambas usaban por normativa escolar, y sacaba el corpiño ajeno, rompiéndolo desde la unión de adelante para dejarlo colgando sobre las caderas de la muchacha, como un sensual adorno rosa difícil de descifrar en aquel estado. Los senos medianos de la más baja quedaron al descubierto, sus 'chispas de chocolate' brillaban por la luz del Sol que apenas podía con las nubes lluviosas, y comprenderán la belleza de aquella vista, porque JeongRie fue ahora la que gimió desesperada y llevó su boca hacia los pezones de la más baja para morderlos y tironear de ellos descaradamente.
JiMin gritó de placer y se llevó luego las manos a la boca, aunque la verdad no importaba mucho porque no había nadie alrededor. Estaban completamente solas, a aquellas horas del receso. Probablemente el receso había acabado y estaban teniendo sexo en pleno horario de clases, lo que la verdad no preocupaba a ninguna de las dos. Ambas preferían enfocarse en que los pezones de JiMin estaban siendo estimulados por JeongRie, quien a pesar de que había dicho que su lengua estaba cansada, ahora lamía sus protuberancias con alevosía, como si fuera una paleta con forma obscena, trazando círculos alrededor del pezón, gimiendo de placer. Succionó con fuerza y se le ocurrió que de nuevo sus dedos irían a la entrada de JiMin, aspi que eso pasó; alzó una de sus piernas para apoyar el tobillo en su hombro, y con la vulva ahora expuesta al cien por ciento, gracias al atrevimiento de apartar las panties de su sitio normal, JeongRie metió tres dedos en el interior de JiMin sin aviso previo, lo que le sacó un grito nuevamente.
Mordió su labio inferior.─── M... más suave... Due... duele...
JeongRie alzó una ceja de nuevo.─── ¿Acaso mi chica bonita es virgen?
Avergonzada por ello, JiMin asintió, pero a pesar de que dijo que le dolía, sus caderas comenzaron a moverse en círculos, sacándole gemiqueos de placer y haciendo que otra vez sus ojitos brillantes se llenaran de lágrimas, que ahora comenzaron a correr gruesamente por sobre sus mejillas rojas y acartonadas. Tenía una expresión deleitable, pero claro que no lo sabía. Sólo podía adivinarlo por la forma en que JeongRie se la tragaba con la mirada, aunque no se atrevería a hacerlo aún. No cuando ella le masajeaba el clítoris con el pulgar para relajar y abrirla un poco más. Y más, más, más, ella quería más, ella quería sentirla, quería luego darle el placer que necesitaba. Comenzó a salivar y la lengua por poco no salió colgando como la de un perrito desesperado, sus ojos cerrados apenas dejando que el llanto y sus lágrimas recorrieran su rostro pueril. Necesitaba... no sabía qué necesitaba. Pero la quería a ella, a JeongRie, a la JeongRie que ahora de nuevo le mordía los pezones y soltaba aire a través de su boca para erizarle la piel que lentamente enrojecía y se inflamaba por el dolor causado. Por la estimulación de sus labios y boca y dientes y toda ella, que de verdad se la estaba comiendo, tragándosela como una caníbal desesperada. Jadeando, descubrió que JeongRie la hacía sentir tan bien que ni siquiera tenía que mover sus caderas para que su punto débil, sensible, fuera estimulado. El simple roce de los tres dedos contra sus paredes era suficiente para hacerle gemir, pero mierda, se sentía delicioso tenerla así, para ella, para sí misma. Para que no dejara de hacerle sentir así de bien. La boca de JeongRie ahora fue hacia el cuello de JiMin, donde mordió con fuerza, incluso sacándole un poco de sangre. Mordió de nuevo, y una y otra vez, succionando su piel nívea que lentamente adquiría un color violeta y azul, hermoso a ojos de la mayor.
─── Unnie quiere hacerte sentir bien. ─── susurró en su oído con una sonrisa, soltando su pierna y sacando los dedos de su interior. JiMin gimoteó frustrada, no quería sentirse así de vacía de nuevo cuando la tenía a ella en frente suyo, en frente y con tanta disposición a hacerla delirar de gusto y morbo.─── Tienes la opción de decirme exactamente lo que quieres, o de dejarme a mi merced. Porque quiero hacerte sentir en el cielo, mi niña hermosa; quiero dejarte en las nubes por días, dejarte con las piernas temblando mientras caminas por los pasillos de la preparatoria, para que todo el mundo sepa que eres mía y de nadie más. Para que le muestres tus mordidas a esa amiga que tienes y le digas que fui yo quien te marcó, quien te poseyó, quien te clamó como suya. Como mía. Así que escoge; ¿quieres hacer algo en particular, o quieres que yo escoja por ti?
Hubo un silencio alargado en el que JiMin solaba sonrisitas nerviosas mientras temblaba suavemente y sus dedos jugaban entre sí, causando claramente una ternura invaluable en JeongRie. Pero luego JiMin señaló tímidamente a su mayor con uno de sus deditos, cubriéndose los senos con el brazo contrario. La lluvia azotaba las paredes y ambas lo hallaban satisfactorio.─── E... escoja por mí... unnie.
Casi parecía que había finalizado la oración con un bonito corazón. Jadeó cuando JeongRie la cargó entre sus fuertes brazos para irse hacia el sector de las duchas, donde encendió una de ellas para sacarle la ropa que ahora se mojaba un poco. La lanzó al piso. Y la besó de nuevo, ahora estando la menor desnuda. La besó con tanto deseo que mordió sin querer sus labios con demasiada fuerza, sacando un gimoteo de dolor por parte de JiMin. No hubo sangre, pero ahora cada vez que esa parte de su labio inferior chocaba con el de JeongRie, una nueva sensación de dolor atrapado, delicioso, la hacía temblar bajo el agua que se fue entibiando y calentando con suma rapidez. No se dio cuenta en qué momento, pero de repente JeongRie también estaba desnuda, y ella era tan linda, tan de revista, con esa figura de mujer, de diosa, tan cerca suyo. Le encantaba ver sus enormes senos, y fue por ello que la miró con ojos de cachorro mientras se atrevía a tocarla, masajeando sus pezones con las palmas de sus manos de manera inexperta.
JeongRie gimió con una risita, y luego tomó los deditos de JiMin para manejarlos y ponerlos en la posición adecuada para que sus propios pezones fueran estimulados de la mejor manera posible. Y JiMin hizo caso, tan dócil y sumisa que por poco no gime ella también cuando JeongRie alzó una pierna hacia su cuerpo para acercar sus muslos, mientras la menor giraba el pezón ajeno entre sus pulgares e índices. Se atrevió, gracias a la diferencia de altura, a alzar un poco la cabeza y comenzar a marcar la piel de su mayor, trazando figuras reservadas con su lengua, luego succionando la piel blanca de su cuello, pecho, hasta llegar a sus pechos, donde mordió igualmente, aunque mucho más suave de lo que JeongRie había hecho con ella. De repente, una sensación electizante la recorrió de pies a cabeza cuando, con un movimiento de caderas, JeongRie hizo que sus clítoris se rozasen. Era tan suave, tan duro, JiMin no pudo evitar extender su cuello hacia atrás, recibiendo toda el agua de la regadera en su pecho. En los pechos de ambas. El cabello cada vez más mojado de JeongRie lucía sensual sobre su rostro,
Entonces, palabras sucias salían de la boca de la mayor, conforme sus caderas se mecían de adelante a atrás y sus coños parecían unirse con ambas lubricaciones corriendo desenfrenadamente por los muslos. La pierna de JeongRie se envolvía alrededor del culo enhiesto de JiMin, el cual ahora era agarrado por la más alta con alevosía, alzándolo, apretándolo, disfrutando de los gloriosos globos de suave carne. JiMin casi maullaba ante el tacto del clítoris de JeongRie sobre el suyo, masajeándose entre sí, gritando con un placer inimaginable que acabó cuando ambas se corrieron, una tras otra, temblando y luego la menor recibiendo un beso de la mayor con tanta lujuria que creyó estar en el Infierno, nadando en el Purgatorio porque ella sí tenía oportunidad de redimir sus pecados. Y no los redimiría, ella se iría al Infierno con JeongRie mil veces si era necesario, sólo para sentir de nuevo esos dedos en su interior, esos besos que tanto de su voz le sacaban, esa mirada atrapante que la hacía temblar de emoción y nervios.
Y JiMin pensó que ahí terminaría, pero JeongRie tenía otros planes para ella, como por ejemplo agarrarla entre sus brazos, alzarla levemente y de nuevo hundir su lengua en el jugoso coño de la menor, quien ahora jadeaba, lloraba sin parar de placer, gimiendo el nombre de su amante una y otra vez como si fuera ese mantra que tanto quería invocar para sí misma. Hipaba sin parar, intentaba agarrarse de la cerámica blanca y azul bebé de las duchas, pero el agua lo hacía todo resbaladizo y eso la dejaba a la deriva, expuesta ante JeongRie y su fuerza de acero. Decir que eso no la calentaba incluso más sería mentir. Porque eso era demasiado sexy a ojos de JiMin. Seguía clamando su nombre cuando se corrió de nuevo, y lejos de parar, JeongRie continuó con su trabajo, mordiendo los labios vaginales y extendiéndolos con suavidad. JiMin afianzó el agarre en sus propios pezones para masajearlos de la forma en que la mayor le había enseñado, y su diestra bajó a su clítoris para seguir estimulándolo por muy cansada que estuviera.
─── Unnie... JeongRie unnie... ─── se lamentaba de placer al correrse una tercera vez, mucho más floja que las veces anteriores pero sin embargo igual de placentera. Suspiró al notar que cerraba sus ojos y la nombrada la sostenía aún entre sus brazos, depositando un caliente y necesitado beso sobre sus carnosos labios, hundiendo la lengua en la boca de la menor para hacer que ambas hicieran esa deliciosa fricción que perseguían todos al ser besados. JiMin apenas podía consigo misma antes, y ahora dudaba poder estar de pie. Pero le alcanzó la voz para decir una última cosa;─── JeongRie unnie... n... no pare, por favor.
¿Y quién era JeongRie para negarse ante aquella ternura? Al final del día, ella no era una mujer, era una diosa al servicio de JiMin.
les gustó?
no van a volver los otros smut así q tomen éste como el primero q he escrito muajajajajjaja
ksjfldjd ay q verguenza
pero weno ñañañañaañ
besos en el anuel aa(๑´• ₃ •̀๑)
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