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☾︎ 8 ☾︎

—Quiero que quite todas mis pinturas que tenga en exposición —escuchar eso me hizo sobresaltarme pero lo disimule inmediatamente, no podía levantar sospechas frente a esa grosera mujer.

—¿Qué?¿por qué quieres hacer algo como eso? —preguntó la mayor.

—Si yo no puedo verlas, no sé que caso tiene que sigan a la luz.

—Pero no podemos hacer eso, justo en este momento hay varios compradores interesados en ellas —se levantó de su asiento y caminó hasta estar detrás de Lin y tomarla por los hombros —Oh Lin Ah, la famosa artista que quedó ciega, ¿sabes lo mucho que aumentó el valor de tus pinturas? —definitivamente esa mujer no me caía bien.

—No necesito dinero así que eso no me importa, hay más pinturas que puede vender.

—Pero Lin Ah... —fue interrumpida.

—Es la última palabra, no quiero enterarme que las ha vendido, así que empaquelas y envielas a mi casa —se levantó de golpe y con su bastón comenzó a buscar la salida, yo iba detrás de ella, pero justo cuando nos íbamos a marchar su tía la detuvo.

—Y la galería, ¿cuándo vas a darmela? —noté como Lin tensó la mandíbula y apretó el mango de su bastón. —Me pediste que me hiciera cargo mientras aprendías a manejarlo, pero ahora que estás ciega no podrás con este lugar, será mejor que la dejes en mis manos oficialmente.

—Firmaré los papeles el lunes —fue lo único que dijo para después salir con prisa.

Caminaba rápidamente, yo le seguía el paso, íbamos por un pasillo solitario hasta que ella se derrumbó por completo, al parecer le temblaban las piernas, lo cual hizo que cayera al piso, lanzó su bastón con rabia, su respiración comenzó a ser agitada, jaló un poco del cuello de su vestido para que no le evitara el paso de aire.

—Señorita Lin, ¿se encuentra bien? —pregunté lo más estúpido que se me ocurrió, era obvio que no estaba bien.

—S-sí, estoy bien —cerró sus ojos con fuerza y respiró hondo. —Solo necesito un momento.

No sabía que decirle, lo único que pude hacer fue darle unas palmadas en la espalda para ayudarla a tranquilizarse, ella estiró su brazo buscando el mío.

—K-k8 —su voz comenzó a temblar. —Llévame a casa por favor.

—Enseguida, señorita —la tomé de la mano que me buscaba y la ayudé a levantarse, recogí su bastón y se lo entregué, ella sujeto con fuerza mi brazo, comenzamos a caminar con dirección a la salida.

Subimos al auto, Lin se recostó en el asiento y cerró los ojos, respiró profundo, aún tenía su mandíbula tensa.
El chófer comenzó a conducir y en un no tan largo camino llegamos a aquella enorme casa. La acompañé hasta su habitación, creí que lo mejor sería que se recostara, acomodé su cama y la dejé ahí, estaba por irme, pensaba que quería estar sola, pero me hizo detenerme.

—K8... —tomó aire. —¿Podrías prepararme un té de Ginseng?

—Sí, ahora se lo traigo.

Bajé rápidamente a la cocina, busqué a la señora Lee pero no estaba ahí, por lo tanto revisé las alacenas y para mi suerte encontré una caja con el té que me pidió, calenté el agua y comencé a hacer la bebida, al tenerla lista la coloqué en una taza y volví a la habitación de la chica, toqué la puerta pero no obtuve respuesta, no sabía porque me molestaba en tocar; entré y lo primero que vi fue a Lin sentada en su cama, abrazando sus piernas y su cara metida entre sus rodillas, me acerqué a ella, dejé el té sobre su mesita de noche y la miré.

—Señorta Lin, ¿por qué está triste?

—No estoy triste —levantó su cara y pude notar un ligero color rojo en sus ojos y nariz, lloró mientras yo me fui a la cocina. —Solo estoy cansada.

—No me mienta, puedo ver muy bien que estuvo llorando.

—La vida es una mierda —me quedé callado. —La galería era de mi padre, yo estaba por hacerme cargo de ella pero me quedé ciega y ahora no puedo así que tengo que entregársela a mi tía y no quiero hacerlo —sus lágrimas salieron. —No quiero seguir estando ciega, quiero volver a ver, volver a pintar, quiero tener la galería y hacerla de un lugar donde la gente pueda ir a apreciar del arte tranquilamente, todo lo que le prometí a mi padre antes de que muriera, todas nuestras metas y deseos se fueron a la basura, todo porque soy una inútil que no puede hacer nada sin ayuda.

—No diga eso —me estaba sintiendo mal por ella.

—¿Por qué no puede ser todo como antes? —volvió a meter su cabeza entre sus rodillas. —Ya no quiero estar rodeada de esta oscuridad.

—Señorita Lin —se quedó en silencio, continué hablando. —Acabo de hacer una investigación en internet para consolar a alguien y estos fueron los resultados.

Sin más me senté en la orilla de la cama junto a ella, levantó su rostro al sentir esa acción, puse mi brazo sobre sus hombros y la rodee con el otro, se quedó quieta un par de segundos pero luego se recargó sobre mi pecho y comenzó a llorar, me rodeó por la cintura, no dije más, no hice más, solo la dejé llorar mientras estábamos abrazados, como robot no sabía que cosas podía hacer así que me limité a eso.
Nos quedamos así por algunos minutos hasta que sentí que ya no lloraba, me separé ligeramente de ella y noté que se había quedado dormida.

—Por favor, ya no sufras más —susurré mientras me separaba lentamente de ella para hacer que se recostara. —Ahora entiendo porque eres una gruñona, la vida no te ha tratado bien estos últimos días, pero todo mejorará, te lo prometo Linie. —acaricié su cabeza con delicadeza, apagué la luz y salí de su habitación para dejarla descansar, aún era algo temprano, pero había pasado por muchas emociones así que no quería molestarla.

Bajé a la sala de estar y con toda confianza me dejé caer en el sofá, puse el antebrazo sobre mis ojos para cubrirlos, extrañamente me sentía mal, no podía quitarme el nudo que tenía en mi garganta y tenía muchas ganas de llorar pero el mismo nudo me lo evitaba.

—Y yo creía que mi vida era la peor —me descubrí los ojos y miré el techo. —Pobre Lin Ah, debe de tener su corazón hecho bolita, ojalá pudiera hacer algo pero me quedan muy pocos días a su lado.

[...]

El resto de días pasaron en un santiamén, era mi último día junto a esa chica así que esperaba que no fuera mal, quizá ya no la vería, pero deseaba con toda mi alma que su situación mejorara, que volviera a ser la misma Lin Ah que conocí en la galería.

Entré a su habitación para recibir las últimas ordenes del día, la vi sentada en su escritorio, se sepillaba delicadamente su cabello.

—Mañana iremos a firmar el papeleo para que la galería quede a nombre de mi tía —dijo dejando el cepillo sobre el escritorio.

—¿Está segura de hacer eso? —pregunté, de alguna manera quería hacerla cambiar de opinión.

—Sí, ya está decidido —se levantó, tomó su bastón y caminó hasta su cama. —Solo espero no arrepentirme en el futuro —se recostó y suspiró. —Lo que más me preocupa es que mi tía convertirá la galería en un sitio solo para ricos.

—¿Qué quiere decir?

—¿No recuerdas como es la galería? —hizo un ligero puchero.

—Algunos de mis recuerdos fueron dañados por el accidente —me excusé.

—Bueno, pues la galería hasta hoy ha sido un lugar donde cualquier persona puede entrar, a menos de que hubiera eventos privados —soltó una pequeña risita. —Yo quería que se mantuviera así, estuve trabajando en un proyecto para dejar que los pintores que no son reconocidos expusieran sus obras ahí, quería que todos pudieran decir que nuestra galería apoyaba el talento sin interés, pero estoy segura que mi tía lo cambiará todo, seguramente le pondrá un costo a la entrada y buscará exponer solo pinturas que le traigan mucho dinero, siempre fue una desgraciada interesada. —suspiró. —Ademas hay algo que no te conté.

—¿Qué es?

—El día del accidente, conocí a un chico ahí, me dijo que tenía miles de problemas cargando en la espalda, pero que ver mi pintura le traía tranquilidad —volvió a sonreír. —Debo admitir que es chico llamó demasiado mi atención aunque no supiera quién era, sus palabras me motivaron a seguir si o si con el proyecto pero no contaba con todo lo que sucedería.

No sabía que decir, Lin Ah estaba hablando de mí, pero no de mí como K8, sino como Taehyung, me di cuenta que no fui el único que había estado pensando en el otro.

—Señorita Lin, no le de la galería a su tía —soné decidido. —Usted puede hacerse cargo, con un poco de ayuda.

—No K8, todo esto ya no es posible, será mejor que alguien competente se haga cargo.

Su expresión me partió el alma, quería con todo mi ser ayudarla pero no podía, el día siguiente ya no la vería, el verdadero K8 volvería a su lugar y Lin Ah y yo nos separariamos.

—Iré a mi última revisión —quise cambiar de tema. —La veré mañana Señorita Lin, descanse —era mi último día así que me puse a su altura y le deposité un beso en la frente. —Por favor, ya no se deprima, ¿está bien?

—Lo intentaré.

Antes de salir de esa casa, hablé con el señor Choi, me comentó que el dinero del pago ya había sido depositado a mi cuenta, por lo que estaba listo para dárselos a Jangsu.

[...]

Iba camino a mi casa cuando de pronto sentí la prescencia de dos gorilas tras de mí, junté coraje y me di la media vuelta para encararlos.

—¿Está vez no correrás como gallinita? —se burló el más grande.

—Y eso a ti que mas te da ¿eh? —le contesté.

—El niño resultó ser un hombre —Jangsu apareció de la nada. —¿Ya tienes mi dinero?

—Logré conseguir solo un billón, te lo transfiero ahora mismo —saqué mi móvil e hice la acción.

—No sé como hiciste para conseguirlo tan rápido —rió y se acercó a mí. —Pero asegúrate de pagar el resto dentro de un mes, de lo contrario acabarás en el panteón —me dio una bofetada. —Vámonos.

Era el momento de buscar un nuevo trabajo, algo con lo que pudiera conseguir la misma cantidad de dinero en poco tiempo, no quería morir, así que estaba dispuesto a hacer lo que sea.

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