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Entre los empleados y yo comenzamos a buscar por todos los rincones de la casa y del jardín, cruzando este mismo había otra pequeña casa, el señor Choi me comentó que era el estudio de Lin Ah, ahí guardaba sus pinturas sin terminar, sus materiales, pero que era imposible que estuviera ahí ya que desde que sucedió el accidente no había querido entrar en ese lugar, aún así no me arriesgué y entré para investigar. El sitio era amplio pero le quitaba el espacio la cantidad de caballetes y lienzos que había, estos estaban cubiertos por mantas, botes de pintura, pinceles, brochas, estaban muy bien acomodados sobre una mesa, en otra área estaba un escritorio con una computadora, tenía algunas hojas de papel esparcidas por encima, me acerqué y pude ver que era una carta escrita a mano, no quise leerla por respetar su privacidad. Continúe inspeccionando el lugar pero no estaba ahí.

Volví con el señor Choi, le pregunté si le había dicho que quería salir pero el negó, dijo que no sabía nada, sin embargo me dijo que había un lugar donde ella siempre iba cuando se sentía mal.

Salí del terreno de la casa y como si fuera magia comenzó a llover, el cielo se nubló, corrí aunque no me servía de nada no llevaba paraguas así que era seguro que me mojaría.

Llegué hasta el parque del que me habló el señor Choi, toda la gente caminaba tranquilamente mientras se cubrían del agua mientras otros corrían para refugiarse, miré a todos lados pero no encontré mi objetivo, el lugar poco a poco se iba quedando solo y yo seguía corriendo como loco buscando a Lin Ah.

Cuando llegué a un área de descanso donde había algunas bancas, no había ni un alma, sin embargo escuché un llanto proveniente de atrás de un árbol, inmediatamente fui a revisar y la vi ahí, totalmente indefensa, sus ojos estaban rojos y su cabello y ropa empapados, sus mejillas estaban húmedas pero no sabía si eran lágrimas o agua de lluvia, me acerqué a ella y me puse de rodillas para estar a su altura, acaricié su rostro e inmediatamente se alejó.

—¿Quién eres? —preguntó asustada.

—Soy yo, K8 —respondí con serenidad.

—K8... —su voz comenzó a temblar, se arrojó a mis brazos. —Estaba tan asustada, vine a este parque para tranquilizarme pero empecé a perder la orientación, no sabía dónde estaba y nadie quería ayudarme, tenía tanto miedo de que no me encontraran —estaba llorando en mi hombro.

—No te preocupes, yo siempre te voy a encontrar —la abracé para calmarla.

—La próxima vez no tardes —sentí como sujeto mi camisa con fuerza.

—Lo siento, no debí hablarte como lo hice, debí haberte acompañado, no debí dejarte sola —acaricié su cabeza. —Pediré a mi creador que me haga unos ajustes para obedecerte siempre.

—¿Qué? No —se separó —Digo, esta claro que me parece muy extraño que una máquina pueda decir lo que quiera pero tampoco quiero silenciarte.

—¿Puedo llamarte informalmente entonces? —movió la cabeza en afirmación.

—Digamos que es tu modo amigo —tuve que aguantar reírme.

—Está bien, te llevaré a casa, no debes enfermarte.

Volvimos rápidamente a su hogar, le preparé un baño con agua caliente y la dejé ducharse, bajé a la sala para hablar con el señor Choi.

—Gracias de nuevo por haber traído a la señorita sana y salva —me hizo una reverencia.

—Me hubiera gustado encontrarla antes —suspiré. —Por cierto, señor Choi, ya lo pensé mejor y sí terminaré con el trabajo.

—¿Enserio? Muchas gracias, espero no sea una molestia para ti —negué. —Perfecto, entonces seguiremos viéndonos. —le hice una reverencia antes de que se marchara.

Volví a la habitación de Lin Ah luego de 15 minutos, al entrar la vi vestida con un pijama, se secaba en cabello con una toalla, me acerqué a ella y le quité el objeto.

—Déjame hacerlo por ti —comencé a secar su cabello.

Cerró sus ojos sin decir palabra, no había notado lo bonita que era sin maquillaje y con la piel limpia, sentí mi cara ponerse caliente, bajé mi vista hasta sus manos en la cual acariciaba la derecha con la izquierda, me percaté de que tenía un corte en la palma así que dejé de lado su cabello y tomé su muñeca.

—¿Qué te pasó?

—No lo sé, me arde un poco así que supongo que es una cortada debido al lavabo roto del baño.

No respondí, fui a buscar el botiquín y al volver con ella comencé a curarla, se quejaba un poco por el dolor pero lo estaba soportando.

—Listo —terminé de poner la bandita —iré a mi revisión, volveré mañana.

—Mañana necesito que me acompañes a la galería —dijo seriamente.

—Claro, soy tu robot así que te llevaré a donde quieras —respondí y ahí estaba la sonrisa con la que había conocido a Lin, aquella tímida sonrisa que tanto extrañaba ver. —Descanse señorita Linie —solté por accidente e inmediatamente me tapé la boca.

—¿Linie? Nunca me haz llamado así —se puso pensativa —Sabes, creo que me gusta este modo amigo tuyo, me hace estar un poco menos triste.

—Entonces me quedaré contigo para que no sufras, para que vuelvas a ser la misma de antes, no una fría y odiosa chica, la misma que sonríe tiernamente por la cosa más pequeña. —cometí un error al haber dicho esas palabras, su sonrisa se fue apagando nuevamente.

—Ya no volveré a ser la misma, no a menos de que recupere mi vista, de lo contrario seguiré rodeada de esta oscuridad —se acostó dándome la espalda. —Puedes irte K8.

—Sí, buenas noches señorita —no dije más, no quería hacer más grande la herida.

Regresé a mi hogar con una cara larga, creí que había avanzado un paso con Lin pero en su lugar retrocedí dos, me quedaban solo cinco días de trabajo, así que trataría de llevarmela bien con ella, comenzaba a entender porque se comportaba de tal manera, realmente estaba sufriendo por lo que vivía, así que no quería darle más carga, esa noche no dormí, me la pasé viendo peliculas y escenas de dramas que hablaban sobre los robots o androides, iba a meterme completamente en mi papel, aunque ella se había creído el cuento de lo que llamó modo amigo, yo me estaba pasando de la raya hablando de más, si seguía así todo se vendría abajo y no sabía que podía ser peor que me matara o me enviara a la cárcel por estafador.

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