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Después de que desperté, me dieron el alta luego de dos días, ya que mi salud era muy buena, a excepción de mis ojos.

Caminaba con la ayuda del señor Choi, no dije ni una sola palabra en todo el transcurso del hospital a mi hogar. Mi casa era una enorme mansión, solitaria en realidad, lo único que le daba vida era la presencia de K8 y la mía, sobre todo los fines de semana que entre él, el señor Choi y yo nos la pasábamos jugando juegos de mesa como si fuésemos un familia, sin embargo todo eso terminó.
Al morir mi padre me dejó como heredera única de toda su fortuna, fortuna que no me servía de nada, no volvería a ser feliz sin volver a ver, sin volver a plasmar un escrito en el papel o colorear un lienzo, todo había terminado.

El doctor me dijo que podría conseguir un transplante de córneas para regresarme mi vista, pero dada la situación podría ser peligroso y si salía mal me quedaría así para siempre, por otro lado conseguir un donante sería tardado, no tuve más opción que aceptar mi estado y sumergirme en la miseria del nuevo mundo color negro que me rodeaba.

Cuando llegue a casa sentí la presencia de los empleados y más allá de que estuvieran preocupados, escuché como murmuraban entre ellos, extrañamente mi sentido del oído había sido mejorado, me detuve solo un segundo sin siquiera girarme ni hacer movimiento alguno.

—Callense y dejen de parlotear, deberían estar trabajando que para eso les pago.

Continué con mi camino, el señor Choi me llevaba del brazo para acompañarme hasta mi recámara, la cual estaba en el segundo piso, tenía que hacer memoria de toda la casa para no provocarme otro accidente, me indicó las escaleras y subimos lentamente, escalón por escalón.

—Si gusta puedo pedir que pasen sus cosas a una habitación de la planta baja, así no tendrá que lidiar con las escaleras —dijo el mayor luego de estar por completo arriba.

—No soy una inútil, creo que puedo con esto.

Al estar en mi habitación, me ayudó a recostarme, acomodó mi almohada y se separó.

—Señor Choi, necesito que envíe a que reparen a K8 inmediatamente —tomé un poco de aire. —En el escritorio encontrará un cuaderno verde, en la primera página hay una tarjeta sujetada con un clip, ese es el número de contacto del creador de K8, llévelo con él, no me importa si tiene que trabajar toda la noche pero lo quiero aquí mañana mismo, paguele el dinero que sea necesario.

—Sí, señorita Lin, si necesita algo no dude en llamarme —escuché como avanzó hacia la puerta pero lo detuve.

—Señor Choi... gracias —dije con la voz algo baja.

—No se preocupe señorita, aquí estoy para lo que necesite —me di cuenta que salió de la habitación debido al sonido de la puerta cerrándose.

Ya que estaba sola, traté de ahogar mi llanto, pero fue imposible, mis lágrimas salieron aunque traté de evitarlo, quería ser fuerte pero era débil, no sabía como haría para seguir viviendo de esa manera, de esa miserable manera, nunca había sido una mala persona, no sabía por qué la vida me había castigado tan cruelmente o si realmente me lo merecía pero en ese momento dejaría salir todo lo que llevaba por dentro sin importarme mi alrededor.

Justo como me había pedido la señorita Lin, hablé con el creador de K8, me dijo que lo repararía con mucho gusto, pero que manteniera todo en secreto, por lo que me envió una dirección, supuse era la de su taller, metí las partes de K8 en una maleta y me aseguré de que estuviera muy bien cerrada. El robot era pesado pero no tuve dificultades para transportarlo, aunque llegué a sentir que en lugar de mover un pedazo de hojalata, estaba transportando un cadáver.

Llegué al lugar, era un barrio pobre, las calles estaban vacías, había grafitis en las paredes y algunas casas estaban deterioradas, acerqué más la maleta hacia mí por protección y así evitar que alguien me la arrebatara de las manos, la señorita Lin me mataría si llegara a perder a K8.

El GPS me marcó con exactitud, era una puerta pequeña pero del tamaño suficiente para que una persona pudiera pasar.
Toqué tres veces y luego de un par de segundos alguien entre abrió la puerta.

—Hola, soy el señor Choi, busco a Kim Namjoon —la puerta se abrió más y la persona me dejó pasar.

Caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una habitación, había poca luz, no daba mucha iluminación, eran colores neón, rojo, azul y verde, en realidad me parecía demasiado tétrico el lugar; sentí algo correr entre mis pies, luego con escalofrío se paseó por mi espalda y cuando dirigí mi vista al suelo me topé con una araña robótica que corría de un lado para el otro, la persona que venía detrás de mí se adelantó, hasta llegar a una cortina la cual corrió para dejarme pasar, en ese lugar había cientos de máquinas y artefactos cientificos tres personas estaban en computadoras.

—Señor Choi, ya está aquí —me saludó un joven.

—¿Tú eres Kim Namjoon? —pregunté y él asintió. —Eres demasiado joven —ambos reímos.

—Supongo que esperaba ver a alguien mayor —sus hoyuelos aparecieron. —Mi padre trabajó con el señor Oh, el dueño de K8 al igual que yo los tres estuvimos creando a ese robot hasta que fuera perfecto, pero desgraciadamente mi padre no podrá estar presente para su reparación así que me encargaré yo.

—Bueno, mientras K8 quede como nuevo, no importa quién lo haga.

—Entonces veamos que tan grave es la situación —dijo, acosté la maleta y la abrí, saqué pieza por pieza mientras sentía como sue expresión cambiaba de una sonrisa a asombro. —Pero, ¿qué fue lo que le pasó?

—Un accidente de auto —Kim parpadeó varias veces. —La señorita Lin solicita que lo tenga listo para mañana mismo, les pagará muy bien.

—¿Para mañana? —comenzó a revisar las piezas. —Será imposible, mínimo tardaremos una semana.

—No, usted no entiende, desde que ocurrió el accidente la señorita quedó ciega y se volvió más irritable, fría y dura, estoy seguro de que si K8 no está en casa mañana, ella nos cortará la cabeza a todos —repliqué en tono preocupante.

—Aún así, no podremos tenerlo listo, es mucho trabajo solo para cuatro personas —hubo unos segundos de silencio. —Aunque se me está ocurriendo una idea —sacó su móvil y comenzó a escribir un texto.

—¿Qué vas a hacer? —pregunté curioso.

—Ya lo verá —sonrió y guardó su teléfono.

Toqué tres veces aquella puerta que no había visto durante varios años, esta fue abierta al instante como si me estuvieran esperando.

—Soy yo, Taehyung —dije al ver que la puerta solo se entreabrió.

—Genial —respondió la persona a la cual yo no conocía —Seremos ricos, seremos ricos —comenzó a canturrear mientras me dejaba pasar.

Llegué hasta la habitación donde mantenían el equipo de cómputo y ahí fue cuando mi viejo amigo Kim Namjoon me saludó.

—Tae, cuanto tiempo sin verte.

—Me sorprendió mucho recibir un mensaje tuyo —esbozé una sonrisa. —Parecía urgente y yo me muero de la curiosidad, ¿qué es lo que pasa? ¿Quieres hacer otro robot con mi cara?

—Algo así —me miró un par de segundos para luego volver a hablar. —En realidad quiero que tú seas el robot.

—¿Qué? —me confundí.

—Mira, te explicaré —se acercó a un adulto que estaba sentado, cuando Nam le extendió la mano él se levantó e hizo una reverencia. —Él es el señor Choi, es el secretario de la dueña de K8. —nos saludamos.  —desgraciadamente sufrieron un accidente, la señorita quedó ciega y K8 totalmente destruido, entonces necesitamos que seas K8 durante una semana mientras lo reparamos.

—¿Por qué no simplemente esperan a que reviva? —pregunté algo lógico.

—La señorita se volvió muy dura, si no le llevamos a K8 hoy mismo nos colgara a todos —explicó el señor. —Por favor señor Taehyung, le pagaré muy bien a cambio de esto, medio billón de wones, ¿qué le parece?

—¿Qué? —abrí la boca sorprendido.

—¿Le parece muy poco? Bien, ¿qué tal un billón?

—Pero ¡por supuesto que sí! —casi brincaba de la emoción.

No sabía que tan difícil sería fingir ser un robot pero solo iba a ser por una semana, además de que esa cantidad de dinero me ayudaría bastante para pagarle a Jangsu, pues le debía casi 2 billones de wones.

Estuvimos cerca de una hora hablando, el señor Choi me explicó que era lo que tenía que hacer, pero sobre todo tenía que ser el hombro de la chica pues me explicó que después del accidente ella cambió radicalmente. Nam por su parte me habló sobra las cosas que no podía hacer, ya que como robot no podía reír ni llorar, él sabía perfectamente lo sentimental que yo podría llegar a ser.

Me entregaron un traje adecuado, que al parecer ya tenían listo, en el abdomen me colocaron una placa de metal, con la excusa de que si la chica quería pruebas de que fuera K8 le diría que me golpeara el abdomen y así lo comprobaría, en la parte trasera del cuello me puso un botón falso que se suponía era donde K8 encendía, apagaba o se reiniciaba, aunque el señor Choi afirmó que ella nunca tocaba ese botón.

Todo estaba listo así que Choi y yo subimos a su auto para dirigirnos al hogar de la persona a la que engañariamos, estaba nervioso, ansioso, pero sobre todo emocionado, mis dotes en actuación saldrían a la luz.

Al llegar a la enorme casa, bajamos del coche en la entrada, ingresamos al lugar, estaba sorprendido, todo ahí se veía demasiado costoso además de que en la sala de estar cabía más de diez veces mi pequeño departamento.

—Espera aquí, iré por la señorita Lin —dijo el mayor, yo asentí.

Lo vi dirigirse a la planta de arriba, miré a mi alrededor tratando de explorar cada punto que mi vista me permitía, un par de minutos más tarde escuché el sonido de unos pasos acercándose, me enderecé y comencé con mi papel.

—Bien señorita Lin, tal y como pidió aquí está K8 —el señor Choi dejó ver a la persona y justo cuando la miré al rostro, mi corazón comenzó a latir con fuerza, mis nervios se intensificaron y mi voz desapareció.

No sabía con exactitud que era ese sentimiento pero sabía que me traería cosas buenas y a la vez malas, me cerebro me decía —Sal de ahí— mientras que mi corazón, mi corazon solo estaba centrado en esa chica, la cual había conocido días antes, y que desde ese día no había parado de pensar en ella.

Oh Lin Ah, nos volvimos a encontrar.

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