
☾︎ 24 ☾︎
Jimin me miraba con una sonrisa siniestra sin pronunciar palabra, los nervios comenzaban a consumirme y aunque era algo que se notaba con facilidad, decidí hacerme el tonto.
—Oye amigo, no sé de qué estás hablando —actué con naturalidad.
—Oh claro que lo sabes pero es obvio que no quieres que tu pequeña farsa se vaya por el caño —se burló. —Dime una cosa, Lin no sabe que realmente eres un humano, ¿cierto? —no contesté. —Diooos cuando se entere, seguro que se pondrá furiosa.
—No le digas nada —no podía seguir actuando, todo era muy obvio.
—Tranquilo, yo no le diré nada, no soy del tipo que le gusta andar divulgando noticias —su sonrisa maliciosa no desaparecía. —Con el tiempo ella sabrá la verdad y en cuanto más encariñada esté contigo más te odiará y ahí es cuando yo entraré y la consolaré a mi manera —su mirada emitía un toque pervertido, entendí a lo que se refería.
—Hijo de perra, no te atrevas a tocarla —mi tono fue amenazante.
—Haré lo que quiera con ella, después de todo es mi novia y tú aunque estés enamorado de Lin, no podrás evitar nada —sin más pasó por un lado de mi chocando los hombros dejándome en completo silencio.
Aunque odiara admitirlo, en una cosa tenía razón, entre más encariñada estaba Lin de K8 más me odiaría cuando supiera la verdad, por lo que en ese momento me propuse una sola cosa, no permitir que ella se enterara de la pequeña farsa, definitivamente no iba a permitirlo.
Hablaba cómodamente con los profesores y el director, luego de la reunión me invitaron a tomar un café en la oficina del mayor, K8 se había ido a atender una llamada del señor Choi pero estaba tardando.
Los profesores me agradecían por mi interés en la universidad y el evento que estaría realizando, creía que estaban exagerando pues no pensaba que algo tan pequeño como lo que estaba haciendo mereciera tales agradecimientos.
Justo después de haber terminado mi taza de café, escuché un par de toquidos a la puerta, seguido el sonido de esta al abrirse y la voz inigualable de mi robot.
—Buenas tardes, vengo por la señorita Lin —dijo amablemente.
—Adelante pase —la profesora que le abrió lo invitó.
—Señorita Lin, ¿ya terminó o quiere quedarse un poco más? —me hablaba formalmente, sin embargo, sabía que era por la presencia de los mayores.
—¿Qué hora es? —pregunté.
—1:45 p.m. —contestó en automático, no sabía en que momento se había hecho tan tarde.
—Vaya, el tiempo pasa volando —me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el personal docente. —Me gustaría quedarme más tiempo, pero no quiero seguir molestandolos y aún tengo algunas cosas que hacer en la galería, agradezco mucho su ayuda con el evento y por esta invitación de convivencia para tomar café, muchas gracias —les hice una reverencia.
—Señorita Oh, nos encantó tenerla aquí, espero que próximamente podamos repetirlo —habló el director.
Volvimos a la galería, continuamos trabajando aunque realmente no había mucho que hacer, era solo esperar a que los alumnos fueran inscribiéndose para revisar las obras.
Desde que Jimin y yo nos hicimos novios tenía una extraña sensación, como si realmente no encajara con él, y la verdad es que la pasaba bien estando con él, me hacía reír y me demostraba que me quería, y eso me hacía sentir la peor persona del mundo porque para ser sincera, yo no sentía lo mismo por él, creí que podía llegar a enamorarme de él, pero una cosa era segura, mi corazón le pertenecía a alguien más y ese alguien era K8.
Al día siguiente salí de mi habitación sin que nadie se diera cuenta, esperaba poder salir de la casa y encontrarme con el chófer, pero para mi desgracia terminé chocando con alguien el sonido de la porcelana estrellándose contra el piso llegó hasta mis oídos.
—¡Señorita Lin, lo siento mucho, le juro que no la vi! —reconocí la voz al instante, supuse que al chocar con él, algún jarrón se había roto, escuché como movían las piezas del piso.
—No te preocupes, es mi culpa por no hacer ni un solo ruido —me reí me agache para buscar los pedazos rotos, mi mano rozó la suya por lo que me di cuenta que él ya estaba limpiando.
—Deje que lo haga yo, se puede cortar me impidió el paso a seguir limpiando.
—Kang —alargué su nombre —Está bien, solo si me haces un favor.
—Con gusto, todo lo que usted me pida lo haré.
—Llévame con el chófer y no le digas a nadie que salí o siquiera que me haz visto.
—¿Va a salir usted sola? ¿K8 no irá con usted? —respondió con un tono de preocupación.
—Digamos que es una misión secreta así que nadie se tiene que enterar.
—¿No necesita ayuda con esa misión secreta? Soy un excelente espía.
—Entonces quédate aquí y cúbreme la espalda.
—Está bien, mi boca se cerrará con candado y perderé la llave —bromeó.
Me tomó del brazo y comenzó a direccionarme a la cochera, ahí nos encontramos con el chófer, le indiqué a donde quería ir y me ayudó a subir a la parte trasera del auto, Kang por su parte me dijo que tuviera mucho cuidado y que todo lo que necesitara se lo pidiera a mi acompañante, no era necesario decirlo, después de todo era la jefa pero aún así aprecié el que se preocupara.
Rápidamente llegamos a nuestro destino, la panadería de Jimin, estaba ahí para hablar con él, no quería seguir fingiendo algo que jamás funcionaría, tampoco quería herir sus sentimientos así que la mejor opción era terminar cuanto antes.
El chófer me acompañó hasta la entrada, abrió la puerta, aunque curiosamente no escuché la campana que indicaba el ingreso del cliente pero el olor a pan atacó mis fosas nasales, automáticamente me dio hambre pero lo ignoré por comoleto cuando escuché la voz de Jimin conversar con un hombre en la cocina.
—Esta no es la cantidad que acordamos —dijo Jimin molesto.
—Tendrás el resto cuando el corazón de Lin esté destrozado, así que haz bien tu trabajo —no entendía de qué estaban hablando pero algo era seguro, se trataba de mí.
—Sí, ya te dije que este jueguecito que inventó la mujer esa está funcionando, no tiene de que preocuparse, la convenceré de cederle todos los derechos y después la dejaré —bufó.
—Bien, más te vale que lo hagas bien —escuché los pasos del tipo, agaché la cabeza para que no me reconociera pero simplemente sentí como pasó por mi lado y se marchó.
Con cuidado camine hasta la cocina, estaba confundida, molesta, me sentí usada.
—Jimin... —hablé a duras penas.
—¿Lin Ah?¿Qué... qué estás haciendo aquí? —preguntó nervioso, se acercó a mí y me dio un rápido beso en los labios, yo por mi parte me quedé callada un momento, toque esa área con la punta de mis dedos y analizé mis sentimientos, nada, no había nada.
—Yo... —estaba insegura sobre hablar al respecto de lo que acababa de oír. —Escuché la conversación que tuviste con el hombre que se acaba de ir.
—¿Qué? Te juro que es un malentendido —lo interrumpí.
—¿De verdad lo es? —comencé a utilizar un tono más seguro. —Si es así entonces explicámelo porque desde mi punto de vista solo me estás utilizando por unos cuantos billetes para consentir a una mujer.
—Lin Ah... yo... —su tono poco a poco se fue quebrando. —Lo siento, de verdad lo siento, te juro que yo jamás en la vida te lastimaria.
—Pero ese era tu plan, dejarme después de quitármelo todo, ¿no? —solté una risa irónica. —Dime una cosa, nuestro primer encuentro en el parque, ¿también fue planeado?
—Perdóname —y con eso entendí que todo había sido parte de un teatro. —Yo necesitaba el dinero, si no pagaba la cuota de la universidad me echarían a patadas.
—Hay mejores formas de ganar dinero, pero te aseguro que engañar a una mujer por unos cuantos wones es la peor y un hombre que se gana la vida de esta manera, a base de mentiras y engaños, no merece llamarse hombre —no respondió. —No vuelvas a buscarme.
Salí de la panadería con la ayuda de mi chófer, me ayudó a subir al coche y puso camino hacia mi hogar, no sabía si así era una ruptura, imaginaba que al terminar mi primera relación acabaría con el corazón roto o algo por el estilo, sin embargo, extrañamente me sentía tranquila, un poco molesta, pero con tranquilidad en mi corazón y tomaría la decisión de no dejar entrar ningún hombre en mi vida, todo mi amor que llevaba en mi corazón se lo daría a su dueño, aunque este fuera una máquina, y en parte estaba feliz por eso pues sabia que K8 jamás haría algo para dañarme.
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