1 semana después

Desperté gracias al sonido constante de un monitor, me sentía cansada, mi cabeza dolía horrible, sentía una aguja insertada en mi brazo, poco a poco los sonidos fueron aclarándose, escuchaba gente hablar levemente, pasos e incluso podría decir que transportaban algo con un carrito que tenía llantas, la puerta se abrió y una voz masculina me llamó.

—Señorita Oh, está despierta por fin.

¿Despierta?¿por qué no puedo abrir mis ojos?

Fueron las preguntas que comencé a hacerme en ese momento, no había ni un poco de luz, creía que tenía los ojos cerrados, pero estaba equivocada, mis globos oculares estaban bastante abiertos, era solo que yo no lo sabía.

—¿Quién es usted? —al no lograr ver nada, comencé a sentirme nerviosa, un nudo en mi garganta se formaba lentamente.

—Soy el doctor Lee Yeon, te he estado cuidando aquí desde hace una semana debido a un accidente.

Ahí fue cuando recordé lo que sucedió, las últimas escenas que vi formaron una película en mi mente, tuve que morderme el labio inferior para no llorar por lo que estaba imaginando.

—Y-yo... —la voz me temblaba —¿p-por qué no puedo ver? —hubo un silencio y luego un suspiro por parte del mayor.

—El impacto fue demasiado fuerte y el parabrisas se rompió, los cristales golpearon tus ojos y terminaron demasiado dañados.

—Entonces... estoy... ¿ciega? —no hubo respuesta pero sabía que era una afirmación.

No pude contenerme más, las lágrimas salieron, me llevé ambas manos a la cabeza y tiré de mi cabello mientras mi llanto inundaba la habitación, la máquina a mi lado que llevaba cuenta de mi ritmo cardíaco comenzó a hacer los sonidos más rápidos, sentí como el doctor se acercó a ella, yo por mi parte respiraba pesadamente hasta llegar al punto de no lograr hacerlo, sentía que me estaba ahogando, no estaba pensando, así que tiré de la aguja que me traspasaba el suero para arrancarmelo.

—¡Enfermera! —gritaba el doctor.

Me levanté de la cama como pude, aunque termine cayendo al suelo, hice otro intento y me mantuve de pie, escuché como varias personas entraron en la habitación y trataron de sujetarme, con toda mi fuerza me resistí, quería salir de ese lugar, quería imaginar que todo era un sueño del cual iba despertar en cualquier instante.

—¡Sueltenme!¡No quiero estar aquí! —grité entre lloriqueos.

Nuevamente alguien introdujo otra aguja en mí, sentí un líquido correr dentro de mis venas, perdí la fuerza, mi llanto se fue apagando y terminé cayendo dormida.

[...]

Al día siguiente ya estaba despierta, no tenía apetito, simplemente estaba sentada en mi cama de hospital sin decir o sentir nada, una parte de mi estaba muerta, el cerrojo de la puerta se escuchó acompañado de unos pasos que ingresaron, imaginé que sería el doctor pero no era así.

—Señorita Lin, ¿cómo se siente? —reconocí la voz al instante, era el señor Choi.

—Estoy ciega, ¿cómo cree que me siento? —fui dura. —¿Dónde está K8? Nadie me ha dicho nada respecto a él.

—No sé si debería decirle esto —su tono era dudoso, supuse que tenía la cabeza baja.

—Él está bien, ¿no?

—K8... quedó destruido en el accidente, no sé cómo paso pero... —lo interrumpí.

—¿Está muerto?

—Señorita, es una máquina, no puede morir...

—¡Esa máquina es mi amigo! —le grité. —No sé cómo lo hará pero quiero a K8 de vuelta, haga que lo reparen y lo dejen como antes, no quiero vivir en un mundo donde él no está.

—Sí... señorita Lin —dijo en voz baja pero fui capaz de escucharlo, jamás me había contestado en ese tono pero yo también le hablé como nunca antes lo había hecho, aunque no me importó, mi vida era un asco y K8 no estaba ahí y si nadie podía repararlo y devolverle la vida entonces ni siquiera valía la pena vivir.

Estaba sentado en mi cama, era de noche y la única luz que iluminaba la habitación era la de la lámpara que tenía en mi mesita de noche. Me pasé una y otra vez las manos por la cabeza pensando en una solución de conseguir todo el dinero que le debía a Jangsu, pero la única manera rápida era robando o vendiendo drogas, cosa que jamás haría, pues aún me quedaba un poco de dignidad y no pensaba hacer algo ilegal.

De pronto la imagen de aquel bello rostro que conocí una semana atrás se dibujó en mi mente, sonreí ligeramente y suspiré.

—Seguramente ella lleva una buena vida, por eso le fue tan fácil decir cosas como esas—hablé solo.

Dejé caer mi espalda sobre el colchón, por más vueltas que le diera nada me daría lo suficiente, la idea del suicidio pasó por mi cabeza, de una u otra forma acabaría muriendo si no pagaba mi deuda, así que tomé mi teléfono y abrí el navegador.

"Maneras de morir sin dolor y rápidamente"

Fue lo que se me ocurrió buscar, miles de opciones me aparecieron pero en realidad me parecían patéticas, no quería morir, quería seguir viviendo, sin problemas, llevar una vida tranquila sin nadie que me persiga para darme una paliza.
En ese momento, mientras veía la pantalla de mi móvil, en esta apareció un nuevo mensaje de un número con el cual no tenía contacto desde hace varios años atrás.

KNJ

Te necesito urgentemente.
9:33 p.m.

Si vas a volver a darme trabajo de modelo, lo acepto, necesito dinero.
9:35 p.m.

No precisamente es sobre modelar pero te aseguro que te pagaré muy bien.
9:35 p.m.

Ven mañana al taller, a las 10:00 a.m.
9:36 p.m.

Ahí estaré.
9:36 p.m.

No sabía que clase de trabajo necesitaría, pero la última vez que me llamó fue para decirme que necesitaba que yo fuese la cara de un robot en el que estaba trabajando y acepté así que terminó haciendo una réplica exacta de mí, sin embargo no sabía que había sido de esa cosa.