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☾︎ 16 ☾︎


Estaba tan nerviosa que quería vomitar todo lo que había comido durante el día, K8 se había alejado un poco para atender una llamada del señor Choi, desconocía la razón ya que le di el día libre en agradecimiento de toda la ayuda que aportó para el evento.

En cualquier momento el show terminaría y tendría que subir al mini escenario para dar inicio, sentía como sudaban mis manos, era la primera vez que hablaría delante de tanto público después del accidente, un mesero se me acercó me ofreció una copa de champagne y la acepté, creía que eso ayudaría a calmar mis nervios, la bebí por completo, sentí un ligero mareo.

De pronto escuché como dijeron mi nombre a través del micrófono, mi robot aún no volvía, quería que él me diera la seguridad que me hacía falta pero me había dejado tirada.
En eso la voz femenina que casi no soportaba me habló, mi tía me tomó por los hombros y me hizo levantarme.

—Vamos pequeña Lin Ah, tienes que iniciar —me llevó hasta el escenario, me puso delante del micrófono, respiré profundamente e inicié.

—Buenas noches a todos —silencio sepulcral, mordí el interior de mi mejilla, mi cara se sentía caliente e imaginé que era por los mismos nervios. —Espero que estén pasando una excelente velada, a continuación estaremos presentando las obras que estarán disponibles y... —la voz de un hombre me interrumpió, me callé para escucharlo.

—Disculpa Lin Ah —asentí ligeramente para que siguiera. —Todos tenemos entendido que quieres vaciar la galería para meter pinturas de niños inexpertos —terminé de reconocer la voz, era uno de los inversionistas de la galería, todos estaban invitados.

—No son niños inexpertos, son artistas potenciales que no son reconocidos, es por eso que seleccionaremos las mejores obras de las facultades de arte para que éstas puedan ser vendidas y conocidas por el mundo.

—Pero, ¿cómo vas a saber que obra vale la pena si ni siquiera puedes verla? —sentí una daga en el corazón. —Está claro que tú sabías de arte, pero ahora eres ciega, no puedes distinguir entre una cosa y la otra —alzó un poco más la voz. —No quiero ser grosero, pero tienes que dejar de fingir que eres competente para dirigir la galería en la que muchos de nosotros invertimos nuestro dinero, quizá sería mejor que la señora Oh Mijoo volviera al puesto.

—Usted no esta obligado a seguir invirtiendo, puede retirarse en cualquier momento si no le parece, cualquiera de ustedes pueden irse ahora si así lo desean —esperé un momento a que continuara pero no recibí ni una sola respuesta. —Bien, entonces si me lo permiten, podemos continuar con la subasta.

En ese momento un mareo más fuerte que los anteriores me atacó, mi equilibro abandonó mi cuerpo y terminé cayendo al suelo, el calor inundó todo mi ser, no podía respirar, ni siquiera podía hablar, no sabía qué me estaba ocurriendo pero no era normal, la cabeza me dolía horrible y lo único que quería era salir de ahí, entre todos los murmullos de la gente, logré identificar la voz que tanto esperaba oír.

—¡Lin Ah! Respóndeme, por favor —K8 tenía un tono preocupado, no sabía que un robot podía preocuparse, aunque no estaba segura si lo había escuchado bien o simplemente lo estaba delirando.

—K-K8 —mis palabras se entrecortaban y eran de un tono muy débil. —¿D-dónde estás?

—Tranquila, aquí estoy, te voy a sacar de aquí, ¿sí? —sentí como me cargó en sus brazos, estando con él me sentía completamente protegida, como si nada pudiera dañarme, quería seguir sintiendo esa protección y quedarme así con él por un largo tiempo, sin embargo, terminé perdiendo la conciencia.

[...]

Cuando desperté, sentí que estaba recostada en una cama, un olor exquisito a manzanilla invadió mis fosas nasales, no estaba segura de dónde estaba, pero me sentía un poco mejor, no tenía mareos y mi temperatura era regular.

—¿K8? —no logré llamarlo más alto, mi voz aún estaba débil.

—Aquí estoy, ¿cómo te sientes?¿necesitas algo? El doctor dijo que tienes que tomar la medicina si la fiebre continúa —habló muy rápido puso su mano sobre mi frente, no sabía que también tenía un termómetro integrado. —Parece que ya bajó, aún así no hay que arriesgarse, toma la pastilla.

Me puso en una mano una píldora y en la otra un vaso de agua.

—Gracias...

—También te preparé un té de manzanilla, es bueno para relajarse.

—¿Estamos en casa? —no podía evitar pensar en el evento. —¿Qué pasó con la subasta?

—No te preocupes por eso, llame al señor Choi, él está allá viendo que todo vaya al pie de la letra justo como a ti te gusta —su voz me tranquilizó, aún así me sentía emocionalmente mal.

—Lo arruiné todo —las lágrimas comenzaron a caer. —A final de cuentas sigo siendo una inútil ciega, ¿por qué me tuvo qué pasar esto? Yo nunca le hice mal a nadie, ¿por qué tengo que estar sufriendo de esta manera? Creí que todo estaba mejorando pero no.

—Deja de hablar así, no arruinaste nada, el señor Choi me informa de cada cosa que está sucediendo allá, la subasta es un éxito, todas las pinturas se están vendiendo, además los inversionistas se quedaron, el único que se retiró fue ese idiota que se puso de delicado delante de todos —acarició mi cabeza. —No llores, date cuenta que todos confiamos en ti mi pequeña Linie, así que por favor no estés triste, todo está bien.

—K8, ¿puedes pasar al modo novio y abrazarme? —me sentía tan deprimente que ya no me importaba nada.

—Por supuesto —escuché como rodeo la cama, subió a esta y se puso a mi lado, rodeó mis hombros y me abrazó, yo me acurruqué en su pecho y continué llorando, no podía evitarlo, él me daba ligeras palmadas en la espalda para calmarme, ese modo novio tenía sus ventajas, sin embargo tenía que dejar de usarlo, no quería causarle más problemas a mi corazón de los que ya tenía.

Durante la noche no había podido dormir muy bien, recordaba a la pobrecita de Lin llorar en mis brazos como si no hubiera un mañana, odiaba verla así, odiaba ver que su estado de ánimo se veía afectado por terceros, me odiaba a mí mismo por no haberla sacado de ahí antes de que se cayera, pero aquel estúpido mesero me entretuvo y ni siquiera había conseguido nada, lo acorralé en un pasillo y lo interrogué pero el desgraciado se hizo el tonto, para cuando volví con Lin Ah, ya era demasiado tarde, estaba tirada en el piso con su cara roja y ardiendo en fiebre, inmediatamente la saqué de ahí y la llevé de regreso a casa mientras hablaba con un doctor y el señor Choi.

El doctor que la revisó, era mi amigo, pues el atendió varias veces a mi madre cuando estuvo enferma, le hizo unos rápidos análisis a Lin y resultó ser que había sido drogada, ese maldito mesero lo había hecho, el médico me recetó unos medicamentos y por suerte no cobró la consulta.
Ella no había despertado así que la señora Lee se hizo cargo de ella mientras yo iba a la farmacia por la medicina, tenía muy poco dinero en mi billetera y lo utilicé todo para eso, no me importó ni un poco, la salud de esa chica era mi prioridad.

Volví a la casa, le preparé un té de manzanilla y subí para cuidarla, cuando despertó lo primero que hizo fue preguntar sobre el evento, no podía creer lo dedicada que era en sus responsabilidades, enserio me gustaba, aún así tenía que tranquilizarse y descansar, no obstante, lo único que hizo fue llorar y llorar hasta quedarse dormida entre mis brazos.

Eran las 7:30 a.m. del domingo, bajé a la cocina para tomar un vaso de leche, ya que no había dormido bien, mi estómago me suplicaba por algo de alimento.
En la cocina me encontré a la señora Lee quien ya estaba trabajando desde primera hora, cosa que me parecía extraña ya que había notado que siempre comenzaba después de las 8:00 a.m.

—Buenos días señora Lee —saludé.

—Buenos dias, joven —me sonrió muy amigable mientras hacía una mezcla.

—¿Qué está haciendo tan temprano? —me atreví a preguntar.

—Un pastel para la señorita Lin, hoy es su cumpleaños y después de la noche que pasó espero que esto la anime un poco.

Era el cumpleaños de Lin y yo no lo sabía, mi mente comenzó a armar rápidamente planes para festejarla, así que eso era lo que haría, haría que se la pasara tan bien que olvidaría por completo lo que había ocurrido la noche anterior.

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