Estaba sentada en la banca donde me dejó K8, mi malestar estaba pasando así que me sentía un poco mejor, esperaba a mi robot pacientemente, sentía la brisa fresca golpear mi rostro, cerré mis ojos para meditar cuando de pronto sentí como alguien se acercaba, no me moleste en abrir los párpados de una u otra forma no vería a la persona, continué con mis meditaciones.

Escuché como los pasos llegaron a mí y luego se alejaron, para después volver y que una voz desconocida me llamara rompiendo  por completo mi campo de concentración, terminé por abrir los ojos aunque todo se veía completamente igual, un color negro sin vida.

—Disculpa —dijo la voz del chico. —Yo te vi desde hace un momento y la verdad es que me pareciste muy bonita —habló con un toqué de ternura pero más que nada se le notaba nervioso y tímido. —Quería saber si podrías pasarme tu número.

—Lo siento, no uso mi teléfono desde hace mucho —le dije la verdad, desde que ocurrió el accidente no volví a tomar mi móvil.

—Entiendo... —su tono cambio, era obvio que sintió el rechazo. —Bueno, si ahora no tienes nada que hacer, podríamos ir a tomar un helado, digo, si tu quieres.

—Escucha, no sé si te diste cuenta pero soy ciega, mejor sigue tu camino y busca a alguien con quien no tengas que cargar este peso —fui fría.

—Sí me di cuenta, tienes tu bastón por un lado, pero créeme que eso es lo que menos importa, sigues siendo bonita y estoy seguro de que eres aun más hermosa por dentro —solto una risa, yo no podía creer lo que dijo, no imaginaba la posibilidad de gustarle a alguien que supiera de mi condición. —¿Qué sabor de helado te gusta? Ahí viene un heladero, no aceptaré un no por respuesta.

—Cho- chocolate... —respondí tartamudeando, no sabía que estaba haciendo.

—Perfecto, no te muevas de aquí —sentí como salió corriendo y en menos de dos minutos había vuelto, me tomó de la mano y en ella me colocó un vasito de helado, se sentó a mi lado y escuché como consumía el alimento. —Es delicioso, prueba el tuyo. —me ánimo, busque la cuchara y tomé un poco para metermela en la boca, el sabor era muy rico, dulce y frío.

—Gracias... —dije no muy convencida.

—No me agradezcas, es un placer para mí invitarle un helado a una mujer tan hermosa —me estaba poniendo nerviosa y confundida. —Me llamo Park Jimin, ¿cuál es tu nombre?

—Oh Lin Ah —inconscientemente sonreí.

—Que bonito nombre —sentí como se acercó a mí, puso un mechón de mi cabello detrás de la oreja y acarició mi mejilla, mi corazón iba a mil por hora no podía moverme ni siquiera lograba formular una palabra, sentí que iba acercándose más y más al punto de sentir su respiración en mi rostro. —Lin Ah, ¿puedo? —susurró no tenía ni la menor idea de que hacer.

De pronto sentí que pasó su dedo pulgar por mi labio inferior y se alejó.

—Tenías un poco de chocolate —rió amigable.

—Ah —imité su risa. —Que vergüenza, seguro ahora quieres salir corriendo.

—Para nada, quiero volver a verte en realidad, si estás de acuerdo podemos encontrarnos nuevamente, tengo una pequeña panadería cerca de aquí, quizá puedas ir y probar mis especialidades.

—Me encantaría, escribe la dirección en algo, le diré a mi chófer que me lleve —un par de segundos después volvió a tomar mi mano y en ella dejó un papel, así que imaginé que ahí estaba la dirección.

—Lin Ah, ¿y este quién es?

Estaba volviendo de la farmacia casi corriendo, tenía que apurarme antes de que el malestar de Lin empeorara, pero cuando llegué al lugar donde la dejé me llevé la sorpresa de que estaba muy cómoda hablando con un chico del que no sabía su existencia, ambos tenían un helado entre las manos y sonreían entre sí, automáticamente mi mandíbula se tensó, me dolió el pecho y quería encarar a ese tipo darle un buen golpe y alejarlo de Lin, sin embargo supe controlarme, o algo así.

—Lin Ah, ¿Y este quién es? —me acerqué a ellos y pregunté con un tono molesto.

—K8, volviste —su sonrisa se desvaneció ligeramente. —Jimin, él es K8 es mi secretario —sin decir palabra abrí mi boca mientras miré a Lin, no podía creer que me presentó como su secretario.

—Un gusto, Park Jimin —sonrió borrando sus ojos, me extendió su mano para saludarme yo solo lo miré entrecerrando los ojos, no me caía bien. —Uf que genio —susurró.

—Lin, si te sientes mejor ahora, volvamos a la galería —añadí con un tono de molestia.

—Sí, tenemos que seguir trabajando —suspiró. —Jimin, iré con gusto a tu panadería pronto —volvió a sonreír.

—Genial, ahora que sé que te gusta el chocolate, te prepararé unos deliciosos brownies.

Ambos se despidieron, Lin y yo regresamos a la galería para continuar con el trabajo, seguíamos haciendo llamadas hasta que ya no pude seguir con la espinita de hacer preguntas.

—¿Quién era ese chico?¿por qué le sonriente tan abiertamente?

—Ya lo sabes, se llama Jimin, se acercó a mi pidiéndome mi número de teléfono y luego se quedó a hacerme compañía mientras tú no estabas —respondió.

—No lo vuelvas a ver, puede ser peligroso.

—¿Disculpa? K8 no puedes decirme con quién salir o con quién no —se dejó caer sobre el respaldo de su silla. —Además es el primer chico que parece estar interesado en mí y lo mejor de todo es que no le importó que estuviera ciega, sabes, me gustaría tener un novio, alguien que me quiera sin importar mi condición, es algo difícil pero con Jimin sentí que quizá... —la interrumpí.

—Si esto es por que quieres un novio entonces y yo seré tu novio. —las palabras salieron sin autorización.

—K8, eres un robot...

—¿Y eso qué? Si tengo un modo amigo, puedo tener un modo novio.

—Pero... —me acerqué a ella, puse ambas manos en sus mejillas y las acaricié.

—Lin Ah puedo ser todo lo que tu quieras, solo pidemelo a mí, a nadie más —susurré, acerqué mi rostro al de ella, mi corazón latía a mil por hora, quería deshacerme del espacio entre nosotros y besarla de una vez por todas, estaba apunto de hacerlo cuando de pronto un hipo le pegó, rompió totalmente el momento, me separé de ella, noté lo nerviosa que estaba, así que preferí no seguir, ella por su parte se levantó, tomó su bastón y se dirigió a la puerta.

—V-voy a considerarlo —salió de la oficina.

No sabía que hacer, con esa simple frase me quedé congelado, sentí como mi corazón se paralizó y de repente quería salir disparado de mi pecho, no podía creer lo que acababa de escuchar, me estaba emocionando por nada, Lin solo dijo que lo consideraría, no afirmó nada, aunque por otro lado no sabía que tan correcto sería fingir ser un robot que es novio de su dueña, la verdad era que no me molestaba fingirlo, por mi podría hacerlo de verdad, sin embargo lo que no podía seguir tolerando era estar en los zapatos de K8.