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☾︎ 10 ☾︎

Al día siguiente, estaba devastado por lo que había sucedido con Lin Ah, me sentía horrible por haberle dicho cosas tan hirientes, yo solo quería ayudarla. No tenía ánimos de nada así que mis planes eran quedarme en cama todo el día, pero todo esto fue interrumpido por mi móvil y la unica persona que me llamaba últimamente.

Llamada entrante: KNJ.

—¿Hola?

—Taehyung, amigo mío —rió nerviosamente.

—¿Ahora qué quieres Namjoon? —pregunté cansado.

—Estuve hablando con el señor Choi y necesitamos que vuelvas a ser K8.

—Se suponía que K8 estaría listo en una semana, ¿no?

—Sí... pero... —alargó las palabras. —Hubo unos pequeños inconvenientes.

—¿Qué clase de inconvenientes?

—Pues resulta que necesitamos una pieza en específico, la cual tiene que ser exportada desde Alemania y llegará dentro de un mes.

—¿Un mes?  —me sorprendí —¿Quieres que finja ser el robot durante un mes?

—Sí, el señor Choi acordó que te pagaría el doble de lo que te pagó por esta semana y dado que tu situación económica no es la mejor, supongo que aceptaras —Namjoon estaba en lo correcto no estaba bien económicamente, sin embargo, por mi parte podría hacerlo gratis con tal de acercarme a Lin Ah, aunque era mucho mejor con dinero de por medio asi podría terminar con mi deuda de una vez por todas.

—De acuerdo —me levanté de la cama. —Lo haré.

Había despertado un par de horas antes, seguía en la cama, no tenía ánimo para salir de ahí, ni siquiera sabía que hacer, tenía por obligación ir a la galería ya que K8 provocó que no firmara los papeles así que debía hacerme cargo yo, no tendría cara para volver a pedírselo a mi tía. Quería posponer al día siguientes mis obligaciones y quedarme acostada todo el día pero alguien llamó a la puerta.

—¿Quién es? —por primera vez en mucho tiempo contesté el llamado de la puerta.

—Señorita Lin, soy yo K8 —suspiré pesadamente al oír su odiosa voz, escuché que abrió la puerta y entró. —Es hora de levantarse tiene muchas cosas que hacer hoy.

—¿Acaso eres tonto? —me quejé. —Ayer te despedí, ¿qué haces aquí?

—En primer lugar, no me despidió, dijo que no quería verme más no que no podía volver. —apreté mis puños, era cierto, estaba tan enojada que no había pensado mis palabras y solo le grité que se fuera. —En segundo lugar, no voy a dejarla sola, iremos a la galería y hará su trabajo.

—No quiero —me metí debajo de las cobijas.  —No quiero ir contigo a ningún lado.

—Señorita Lin, por favor no sea berrinchuda —de un rápido movimiento me quitó las cobijas de encima, me tomó de ambas muñecas y me jaló para hacer que me levantara.

—No quiero —alargué las palabras como si fuera una niña pequeña la cual no quería ducharse. —Sueltame tonto robot, me caes mal. —traté de soltar el agarre pero fue imposible.

—Tiene que arreglarse e ir a trabajar —me arrastró al baño, me metió y me encerró ahí. —Si no se da una ducha, no saldrá y le aseguro que puedo quedarme aquí parado todo el día.

No tuve más opción que hacerle caso, no quería quedarme encerrada en el baño todo el día. Comenzaba a acostumbrarme a hacer mi rutina de higiene por mí misma, recordaba perfectamente el orden de los productos para el cabello y el cuerpo así que no tenía ningún problema para diferenciarlos.
Terminé de ducharme así que me enrollé una toalla en el cabello y me puse mi bata para salir, sin embargo cuando intenté girar la perilla de la puerta esta estaba cerrada.

—¡K8!¡abre la puerta¡ —no obtuve respuesta. —¡Ya me bañé como querías, ahora déjame salir! —comencé a patear la puerta pero seguía sin hacerme caso. —Hice lo que me pediste y aún así me dejaste encerrada, idiota.

Le di la espalda a la puerta y me recargué en ella, para seguido dejarme caer en el piso, por primera vez en mi vida me había sentido abandonada, quería llorar, tenía muchos sentimientos guardados pero no quería dejarlos salir; de un momento a otro a mi mente llegó la idea de que K8 se había quedado sin batería y esa podría ser la razón por la que no me contestaba, pues a fin de cuentas era una máquina que seguía ordenes y si él decía que se quedaría en un punto fijo así sería.

—¡K8!¡Ya abre la puerta! —decidí volver a gritar.

—Señorita Lin, ¿por qué no me llamó para decirme que había terminado? —la puerta se abrió de golpe lo cual me hizo perder el equilibrio

—Pedazo de hojalata te estuve llamando hace un momento, ¿dónde demonios te metiste?

—Ah sí, lo siento, el señor Choi necesitaba mi ayuda para algunas cosas

—La proxima vez deja la puerta abierta —me quejé.

Poco después K8 me dio mi ropa y me dejó para vestirme, no quería salir, lo único que quería era quedarme en casa todo el día, pero no podía abandonar la galería.

Logré convencer a Lin para ir a trabajar, me di cuenta que no tenía demasiados ánimos, sin embargo no iba apoyar a su depresión y dejarla quedar en casa, tenía que sacarla a toda costa del agujero en el que estaba, después de todo tenía un mes para lograrlo.

El chófer conducía tranquilamente, miré a mi jefa, tenía sus ojos cerrados y respiraba pausadamente, ambos íbamos en el asiento trasero, me acerqué a ella y tomé su mano, se sobresaltó ligeramente al sentir el contacto.

—Tranquila, estaré contigo en todo momento —hablé suavemente.

—Más te vale que así sea, sino te convertiré en una escultura —me pareció tierna, tuve que ocultar una risa.

Llegamos a nuestro destino, el conductor se detuvo justo al frente de la galería, bajé primero del auto y luego ayudé a Lin, cuando ambos estuvimos fuera, una ola de reporteros nos atacó, tomaban fotografías y acercaban sus micrófonos a Lin Ah, no nos dejaban caminar.

—¡Señorita Oh!¡Señorita Oh!¿Cree qué su condición afecte a la galería?

—¿Se siente capaz para hacer este trabajo por si sola?

—¿Qué hará con sus obras? El precio de cada una de ellas está por los cielos.

—¿No tiene miedo de las malas críticas?

—Hay rumores de que puede recuperar su vista, ¿es verdad?

Ella no contestaba, solo buscaba una forma de seguir avanzando, yo por mi parte trataba de apartar a las personas y liberar un poco el camino. Luego de un par de minutos logramos entrar a la galería, todos los reporteros se quedaron afuera, no podían hacer un escándalo dentro ya que podríamos llamar a la policía.
Fuimos directamente hasta la oficina, la cual estaba en completo orden, el escritorio estaba perfectamente limpio y no había rastros de que alguna ladrona estuvo ahí antes. Lin buscó con sus manos la silla dónde sería su lugar y se sentó.

—No sé como voy a hacer esto —puso sus codos sobre el escritorio y con sus palmas cubrió su rostro.

—Con mucho esfuerzo y dedicación —respondí.

—Bien... —suspiró. —Comenzaremos con algo sencillo, ¿puedes hacer un inventario de las obras que hay en exhibición y sus propietarios?

—Sí, enseguida —salí de la oficina e inmediatamente llamé al señor Choi, no había tenido en cuenta que yo tendría que hacer todo el trabajo que Lin no pudiera, en realidad no me molestaba, pero estaba cayendo en una crisis ya que no sabía hacer ninguna de esas cosas.

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