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Cuatro días después, le dieron el alta a Aidan del hospital para que pudiera terminar su reposo en la casa de su alfa. Dominic esa mañana había dejado todo listo en la empresa, la presentación del producto final del proyecto para llevar a producción sería al día siguiente y quería verificar que todo estuviera en perfecto estado. Si todo salía como lo había planificado pues la semana de más arriba el nombre de su empresa estaría en varios diarios del país. Leo se encargaría de lo demás. Tener una mano derecha como él era lo mejor que podía pedir, el beta era demasiado eficiente y se quedaba corto con la frase.
Aparcó el carro y después de pasar por la recepción del hospital se dirigió a la habitación de su omega. Deseaba verlo, incluso más desde que lo había dejado el día anterior. Quería tenerlo en su casa ahora que él no tenía problemas con eso. Había comprado y acomodado la habitación para que él tuviera todo necesario, desde un nuevo televisor, llenado el armario de prendas acabadas de comprar, sábanas nuevas y mucho más.
Había perdido la cuenta. Le había pedido ayuda a Julian desde el celular de Madox, pero incluso así había comprado de más. Esperaba que Aidan no se molestara por eso. Quería darle todo y más. Que no volviera a pasar trabajo en su vida, que lo que quisiera lo tuviera, fuera tanto material como espiritual. Su parte alfa sería feliz si él era feliz.
Pero sus pensamientos se congelaron cuando abrió la puerta de la habitación y la encontró totalmente vacía. Sintió como la palma de sus manos se humedeció y lo primero que hizo fue revisar en el baño por si estaba allí, pero estaba igual. Todas sus alarmas se dispararon y salió mirando a cada lado buscando a Aidan.
-¿Ocurre algo?- una de las enfermeras responsables de aquel bloque se le acercó al notar su estado.
-El omega que estaba aquí ¿dónde está?- controlaba sus palabras más no la ansiedad que tenía en su interior. El olor de Aidan estaba impregnado dentro del habitáculo por lo que no debía estar lejos, pero no quería pensar que él se hubiera escurrido otra vez de sus manos. Eso realmente lo aterraba.
-Se refiere al hermoso omega de cabello oscuro y corto- Dominic asintió frenéticamente con la cabeza –Ah, pues él está en la terraza, quería tomar un poco de aire y reflexionar. Su rostro se veía tranquilo así que no tiene que estar tan alarmado, recuerde que no puede tener emociones fuertes- la enfermera recordaba a Aidan después de haberlo tratado en sus turnos nocturnos.
Había intercambiado algunas palabras con el omega que no mostraba ni timidez ni miedo por su alrededor típico de los omegas cuando estaban en lugares extraños. Era un joven lleno de confianza a pesar de su estado, y bastante agradable. Pensó que aquel alfa debía sentirse bendecido de tener a un omega así a su lado.
Dominic le agradeció y buscó las escaleras hacia la terraza subiendo los escalones con agilidad y rapidez. Abrió la puerta y el aire lo despeinó por completo y sacudió las solapas de su traje. Se cubrió los ojos evitando también así los rayos del sol y buscó como pudo a su omega. Lo encontró recostado en la baranda con la mirada perdida en el horizonte. Su cabello oscuro y despeinado se movía como suaves hebras salvajes acariciando la marca visible de mordida en su nuca.
Hermoso.
Dominic se acercó a él y lo rodeó desde atrás respirando sobre aquel lugar. Aspirando sus esencias mezcladas. Recalcándose una y otra vez que él estaba ahí, a su lado, que no era un sueño, que Aidan no se había ido. Solo cuando se dio cuenta de lo que hacía intentó separarse, pero las manos de Aidan detuvieron sus brazos. El pequeño cuerpo no temblaba, aunque sus hombros estaban ligeramente tensos.
-No te vayas- le dijo él con voz suave –Quédate así un momento, déjame acostumbrarme a tu presencia. Lo necesito-
Si él quería derrotar cualquier miedo que quedara en su interior debía dar pasos agigantados intentando opacar los recuerdos de las malas experiencias del pasado. No tenía la paciencia para comenzar con solo un dedo. Sabía que ni su cuerpo ni su omega interno aguantarían mucho sin la parte sexual en su vida, ahora que ellos estaban vinculados. Dominic no dijo nada ni tampoco dejó el abrazo. Bajó la cabeza y besó su marca para lamerla suavemente después. No forzando nada. Yendo lento para que Aidan se acostumbrara.
-No hagas eso- el omega le pidió, pero el tono de su voz no indicaba rechazo, tal vez las emociones eran demasiado intensas por el momento.
Dominic se separó con los labios en una línea.
-¿Estás seguro que estás preparado para ir a casa?-
Aidan giró su rostro y lo miró por encima del hombro.
-Creo que si- después giró dentro de sus brazos, no sabía si era por el vínculo entre ellos pero no se notaba repulsivo, todo lo contrario, anhelaba más el contacto con el alfa –Vamos, estoy aburrido de este lugar y quiero trabajar-
-Eres un maniático del trabajo- resopló Dominic.
-Me gusta lo que hago –él esbozó una sonrisa mientras el alfa desenroscaba los brazos, tomaba su mano y lo ayudaba a bajar las escaleras a su propio ritmo.
Su omega había estado varios días en cama por lo que su cuerpo estaba algo entumecido todavía. Recogieron las pocas cosas que él tenía en la habitación más la laptop que el alfa le había comprado para que se entretuviera, y pasaron por la consulta del doctor antes de irse.
Entre las indicaciones estaba que nada de ejercicio físico intenso al menos en una semana, tomar una lista de medicamente especializados en regular su estado omega y mucho descanso. Dominic había memorizado todo, uno por uno y la parte de una semana sin tocar a su omega era la que más le preocupaba.
Era difícil tener a su pareja destinada a su lado y no poderla tocar. El doctor notó su incomodidad y lo llamó adentro cuando salieron de la oficina.
-¿Ocurre algo más?- Dominic se alarmó con esto.
-Tranquilo, eres amigo de Madox, por lo que te daré un consejo. Nada de sexo, es verdad, pero me referí a la penetración. Si puedes controlarte y hacer las cosas suaves no creo que haya nada malo. Él se ha recuperado más rápido de lo que previmos, así que ya sabe-
-Doctor, gracias- Dominic ya maquinaba todo lo que podía hacer para satisfacer a su omega.
-Yo también tengo un omega, un chico bastante activo y por mi trabajo tenemos momentos que no nos vemos- se lamentó el doctor –Sé la ansiedad que podemos tener los alfas cuando no podemos ponerle las manos arriba a nuestras joyas, y eso también es para ello. Me imagino que en tu caso es peor pues él es tu pareja destinada-
-Creo que Madox tiene la lengua muy larga- se rio Dominic y le dio la mano al doctor y una de sus tarjetas por su necesitaba alguna vez de su ayuda, no se imaginaba lo agradecido que estaba con él.
Aidan lo esperaba afuera recostado en la pared. Percibió rápidamente a su alfa pues las feromonas de él revoloteaban por todos lados.
-Estás muy feliz ¿ocurrió algo allá adentro que me perdí?- Aidan entrecerró los ojos –Sabes que no me gustan los secretos-
El alfa le tocó la cabeza alborotando su cabello con una sonrisa que dejaba ver sus colmillos.
-Créeme esta vez no te molestará, pero eso es algo que sabrás a su tiempo, ahora necesitas descansar-
-He estado descansando todos estos días- resopló él apartándole la mano de la cabeza –Dime que al menos tienes en casa alguna película nueva, ya que de seguro no me dejarás diseñar nada-
-Pues tengo algunas sugerencias. Cambié el televisor de la sala por uno de 70 pulgadas así que creo que se verán bastante bien- Dominic agarró el bolso de Aidan y se encaminó hacia el auto con él al lado.
-¿De qué me perdí mientras estaba ingresado?- se sorprendió por los cambios de decoración de la casa del alfa
-Pues no de mucho. Te pondré al día en el auto- Dominic le sonrió
Aidan estaba convencido que lo poco que él decía no tenía el mismo significado que él lo que él consideraba poco.
***
Madox revolvía entre sus dedos un tubo de ensayo con una muestra sin prestarle mucha atención. Estaba de muy mal humor y sus feromonas mantenían alejados a los alfas y omegas del laboratorio y su rostro desfigurado por una mueca, a los betas. Dejó el tubo con un golpe seco sobre la mesa e intentó hacer algo en la computadora, pero no podía concentrarse. Aquél escena se repetía una y otra vez en su mente y eso solo hacía que gruñera.
Sabía que estaba siendo egoísta y mucho pero...quien se creía que era ese alfa para coquetearle a Julian.
Horas antes.
Julian terminó el segundo turno de la mañana y limpiaba su puesto de trabajo. Hoy era el aniversario de bodas de su jefa por lo que cerrarían temprano a pesar de que les pagarían el día completo. Él no tenía intenciones de ir. Habría muchos alfas reunidos allí y no se sentiría cómodo. Había puesto una excusa y había logrado salir de allí antes de que lo detuvieran.
Comprobó la pantalla de su celular y no había nada. Madox no lo había llamado ni mandado mensajes, algo común, pero él se había quedado preocupado desde aquella noche. A esa altura ya no sabía si tenía sentido pensar en el alfa ni por qué haría tales cosas. Seguro que se estaba revolcando con cualquier omega en ese momento.
Dejó de pensar en eso, nada más le traería problemas.
Caminó hacia una de las cafeterías de la zona y se sentó en una de las tantas mesas bajo sombrilla. No quería ir a la casa todavía, tal vez podría dar un paseo y comprar algún regalo pues había recibido un mensaje por parte de Dominic de que Aidan saldría ese día del hospital.
Buscó el monedero dentro de su bolso para comprobar cuánto dinero traía encima cuando una sombra se fundió a sus pies con la de la sombrilla.
-¿Julian, en serio, eres tú?- un sonido familiar.
El omega no tuvo que alzar la cabeza para saber el alfa que estaba delante de él. Se tensó tanto que sus músculos dolieron. Hacía tiempo que no escuchaba la voz del que una vez fue su novio.
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