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Tentación

Dominic relamió sus labios sin darse cuenta. La sola idea de tener a su omega a su total disposición lo excitó se sobremanera.  Sus ojos comenzaron a volverse más agudos y el verde en ellos se volvió más intenso.

Apretó la sábana debajo de sus dedos y una gota de sudor corrió a lo largo de su espalda. La camisa de seda que tenía comenzó a pegarse a su piel y solo la retiró para intentar enfriarse con el aire acondicionado dejando su torso desnudo.  Cerró sus ojos  tomó un suspiro. Debía contenerse.

Él era un alfa y no uno cualquiera que se dejaba llevar por sus instintos. Había sido bien criado y entrenado en su autocontrol para no caer a los pies de ningún omega detrás de su dinero. Pero como podía negociar eso con su parte más salvaje que tenía su entrepierna dura al punto de doler reclamando a su omega al que podía abrirle las piernas y enterrarse hasta la base de su miembro y anudarlo y este ni siquiera le pondría resistencia en el estado que estaba.

Pero él no era un hijo de puta para hacer aquello.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Sabía que otra ducha no ayudaría. Solo le quedaba una opción. Rezar a los mil santos en los que no creía para ser lo suficientemente fuerte para no tomarlo por la fuerza. Llenó una palangana con agua caliente y cogió una toalla caminado hacia la cama.

Tragó en seco y respiró profundo. Con la toalla la pasó por las manos de Aidan y los brazos. Echó su cabello hacia atrás y limpió su frente, luego el resto de su rostro hasta llegar al cuello. Zafó los botones de la camisa uno por uno dejando a la vista su pecho plano pero adornado de dos hermosas esferas rosadas cotonadas con dos bolitas apetecibles que llamaban a ser mordidas y chupadas. Dominic cerró los ojos y tragó en seco llenándose de paciencia y controlando su bestia interior algo que le estaba costando mucho.

Con los brazos tensos, incorporó un poco a Aidan, y terminó de retirarle la prenda. La mano de Dominic tembló y se sintió salivar. La idea de saborear aquello rosados pezones dentro de su boca lo estaba volviendo loco, de seguro se sentiría delicioso morderlos y chiparlos hasta ponerlos duros, rojos e hinchados. Sacudió su cabeza y retomó su tarea. No, Dominic. Se repetía una y otra vez.

Desplazó la toalla húmeda por sus hombros, espalda, abdomen y prestó especial atención en la zona de su pecho. Se limitaría pero aun así podía tocar ¿verdad? Así que rozó uno de los pezones con su pulgar. Un leve gemido salió de los labios de Aidan pero no se despertó, aunque si despertó otra cosa.

La mano de Dominic tembló y otrta vez repasó el pezón esta vez más duro. Demonios, ese gemido había roto todas sus barreras. Relamiendo sus colmillos que ya estaban dolorosamente largos se inclinó en dirección al pecho del omeha. Sus labios rápidamente de hallaron alrededor del rozado pezón lamiéndolo, mordisqueándolo hasta ponerlo duro repitiendo el mismo procedimiento con el otro. Mientras se deleitaba con esta parte de la anatomía de su pareja bajó su mano a lo largo del plano abdomen hasta el borde del pantalón de Aidan y sin pensarlo mucho también lo desgarró llevándose también la ropa interior a juego.

Dominic se incorporó a gatas apreciando el cuerpo desnudo de su pareja y sintió sus colmillos pinchar sobre su labio inferior. Cada parte de él le ordenaba marcarlo, hacerla suyo y tomarlo hasta estar exhausto. Pero aún quedaba un leve hilo de raciocinio dentro él agradeciendo que por primera vez las feromonas omegas fueran tan débiles o su nuca no estaría a salvo.

Bajó su cabeza hasta su abdomen y lo besó para después pasar la punta de la lengua. Su piel era suave y sabía a gloria. Otro pequeño gemido salió de los labios de Aidan y se removió un poco pero el alfa no dejó de estar entre sus piernas. Siguió bajando un poco más dejando un rastro de besos hasta donde el pequeño pene omega comenzaba a llenarse y ponerse duro. Dominic no pudo evitarlo, su boca se hizo agua y lo lamió. El sabor lo volvió loco.

Quería más, mucho más. Así que abrió su boca y devoró el pequeño pene que entró su problemas saboreando el delicioso sabor del líquido que comenzaba a soltar, estimulándolo y haciéndolo temblar. Chupó suavemente la tierna carne mientras dejaba que uno de sus dedos se desplazara uj poco más abajo. Allí donde estaba ya levemente húmedo. Dominic jadeó al sentir la humedad caliente e introdujo un dedo hasta la base con facilidad.

Oyó al omega soltar un suave gemido y comenzó a introducir y sacar su dedo en  movimientos constantes. Se decepcionó al saber que este había sido tomado por alguien más, sobre todo quien era esa persona. Le hubiera encantado ser el primero en probarlo, en abrir ese pequeño ano y enseñarle los placeres del sexo, sobre todo de él que era alfa. Un miembro beta nunca tendría las prodigiosas dimensiones para hacerle sentir realmente lleno. No importaba, se encargaría que su antiguo novio fuera un mísero recuerdo olvidado en su memoria. Le Haría el amor tantas veces y lo llenaría tanto de su esencia hasta embarazarlo, que él olvidaría hasta su nombre.

Sintió la cadera de Aidan temblar tras otro gemido y supo que estaba cerca. Sus muslos estaban tensos y el los sostuvo entre sus brazos mientras volvía su ataque más fuerte contra él rodeando con su lengua el glande rojo y apretándolo.

Todo el cuerpo más pequeño se estremeció casi convulsionando en silencio durante el orgasmo mientras el alfa lo sostenía complacido tragando la esencia que se derramó en su boca, un dulce néctar que estaría encantado de probar muchas veces. Aun cuando no se había tocado ni un centímetro estaba satisfecho incluso si seguía con una dolorosa erección. Se incorporó y besó la frente sudada de su omega, abrazándolo después. Se sentía bien tenerlo entre sus brazos a su lado, solo de él.

***

Aidan abrió sus ojos poco a poco acostumbrándose a la leve luz que se filtraba por las cortinas. Buscó sus celular a tientas para darse cuenta que un fuerte brazo rodeaba su cintura y que su espalda estaba contra un pecho duro.

-Dominic- llamó con pereza, no tenía ganas de discutir, aunque lo pensó al darse cuenta que no llevaba la ropa de ayer sino que había sido reemplazada por una camisa de mangas largas blancas que apenas si estaba abrochada delante, cero ropa interior y su cuerpo se sentía extrañamente satisfecho- ¿Se puede saber que me hiciste?-

-Tu integridad sigue intacta hermoso- el alfa habló casi en un murmullo apretándose más hacia su nuca- Hoy hueles delicioso, déjame quedarme un poco más así-

El omega cerró sus ojos y respiró con paciencia.

-No es esa parte la que me interesa saber-

-Mnn- replicó él casi volviendo a quedarse dormido- Solo limpié tu cuerpo cuando llegamos y no despertabas y algo …más-

-Dominic no te duermas- dio unas palmaditas  en su brazo- estamos hablan…-

Su cuerpo fue rodeado para tener el de Dominic sobre él. Su rostro tan cerca que podía escuchar su respiración.

-Entonces despiértame con un beso- le dijo meloso enterrando una de sus piernas entre los muslos del omega.

Aidan entrecerró los ojos.

-Ahora si tengo curiosidad en saber que pasó en los momentos que estuve dormido, porque no recuerdo que fuéramos tan íntimos como para dormir juntos apenas sin ropa y despertar tan románticos-

Dominic dejó caer la cabeza sobre su hombro con un suspiro insatisfecho.

-Seremos pareja en el futuro, al menos podemos despertar más acaramelados, no crees-

-Nunca me imaginé que a un alfa le pudieran gustar ese tipo de cosas- Aidan comenzó a jugar inconscientemente con el cabello de la nuca de Dominic. El olor que el desprendía lo hacía sentirse extrañamente cómoda.

Acercó su nariz al hombro de Dominic y lo olió.

-¿Qué ocurre?- el alfa se incorporó cayéndole el resto del cabello sobre el rostro dándole un aspecto tanto despreocupado como sexy.

Aidan esquivó un poco el rostro algo sonrojado.

-Creo que la medicina está haciendo efecto. Puedo olerte con más intensidad-

-En serio- el besó su mejilla con una leve sonrisa- Eso es bueno-

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