Pasado
Madox recorrió la espalda del omega sobre su regazo y lo abrazó fuerte contra él conteniendo sus impulsos y celos. Dejó salir sus feromonas llenando toda la habitación y empapando con estas al chico dejándolo como una gelatina contra él, suave y casi sin sentido sin que este reclamara. Quería, no, necesitaba borrar aquel asqueroso olor de alfa sobre el omega, su omega. Solo de pensar que otro lo tocaba hacía que quisiera sacar sus colmillos, allí mismo.
Con su nariz acarició la cabeza de Julian por largo rato hasta que este se movió suave contra su pecho y ronroneó. Un sonido peligroso y que le hizo al alfa utilizar más fuerza que la que pensaba para mantener el control.
-¿Ya estás más tranquilo cachorro?- murmuró contra su cabello mientras sus dedos apretaban sus nalgas contra él, y aunque no lo pareciera no tenía ninguna connotación sexual. Él era un alfa y como instinto primario estaba el de consolar y proteger a un omega inestable y el contacto corporal era muy importante.
-Hmm- Julian murmuró contra su pecho y se acomodó más contra él rodeando su cintura con sus brazos. Se sentía cómodo, protegido.
-¿Qué pasó para que te pudieras así?- Madox buscó su sien y la besó.
Una de sus manos subió por la pequeña espalda, pasando por su nuca y llegando a la cicatriz que se escondía detrás de su cabello. La había visto la primera vez que habían estado juntos y solo pudo pensar que debió ser dolorosa la recuperación. Era grande, al menos tuvo cerca de 10 puntos profundos, el cabello a su alrededor había crecido pudiendo taparla y estaba en una zona estratégica, en la parte baja de la cabeza, pero aun así una cicatriz para un omega era algo que pudiera marcarlos para toda una vida. Después de todo, su cuerpo era lo esencial.
-Nada- el omega no quería hablar del tema, no creía que fuera conveniente. Con lo territorial que era Madox y a pesar de que no estuvieran en una relación, no era bueno que él supiera sobre Nolan, ese era un asunto de él.
-¿Insistes en no decirme? Desde cuando eres tan frío conmigo- Madox fingió molestia.
-No pasó nada, en serio, solo que mi celo está cerca- buscó una excusa.
Madox no insistió más. Julian era un total misterio para él, desde el día que lo conoció y hasta el sol de hoy. A pesar de que mantenían una extraña relación, él no era capaz de decir muchas cosas referentes a sus problemas. Recordaba la primera vez que se habían encontrado, más bien, la segunda.
Años atrás.
Madox acababa de recibir otro de sus comentados premios y estaba de buen humor. Además había terminado su trabajo y no tenía más pacientes en lo que restaba de semana por lo que unas vacaciones de al menos cinco días no le vendrían nada mal. Llevaba trabando arduamente en su proyecto triunfador por al menos dos años teniendo resultados exitosos.
Esa noche caminaba por el pasillo en dirección a la entrada. Miró su reloj, marcaba las 9:00, tendría que romper los planes que tenía con una de sus citas pues estaba muy cansado como para divertirse. Una buena noche de sueño lo recuperaría completamente. Buscó en su bolsillo la llave del auto solo para darse cuenta que no la tenía allí. Buscó por el resto de los bolsillos, incluso en su bolso, percatándose que debía de haberla dejado en la oficina.
Dio media vuelta en dirección a sus consultas cuando pasó por una donde el doctor comentaba con un enfermero.
-Pobre, nunca había visto un caso así- se lamentaba- Su inmunidad a los inhibidores en realmente un problema-
El tema de conversación llamó la atención de Madox al momento que se giró y se dirigió a ellos recostándose en el marco con una sonrisa lobuna.
-De qué me perdí-
-Doctor Madox- exclamaron los dos, no todos los días tenían a una eminencia como él dirigiéndoles la palabra. Se miraron y el doctor después de vacilar le entregó la tablilla con el breve informe sobre su paciente.
-Es un omega. Le estaba diciendo al enfermero que él padece de una inmunidad a los inhibidores y está en edad de que su celo se manifieste con más intensidad. Además estos ciclos parecen estar afectados debido a una anomalía en su cerebro ocasionada por una traumatismo severo en la zona inferior de su cráneo- Madox estudiaba el papel con sus dados sin perder ningún detalle de lo que le decía el doctor. Realmente un caso interesante-Vino a la consulta por si teníamos algún medicamento para ayudarlo, dice que su celo está cerca y aunque sabe cuándo más o menos le debe dar tiene miedo que ocurra en un lugar no recomendable-
El alfa alzó la mirada complacido.
-Me quedó con esto- le sonrió- ¿Dónde está el paciente?-
El doctor no pudo replicar y solo le señaló el interior de su consulta. Si el doctor Madox quería un caso, había que dárselo, nadie era mejor que él en ese campo. El alfa pasó y cerró la puerta a su espalda dejando a los dos betas fuera, le gustaba tratar los temas con intimidad y sin nadie opinando lo que sabían.
Frente al buró estaba sentada un joven, su cabello suelto caía sobre su espalda, ni largo, ni corto, la brisa nocturna lo ondeaba suavemente pero no pudo evitar dejar a la vista el inicio de una marca en su zona inferior, así que esa era la cicatriz a la que se refería. Debía buscar después su historia clínica y saber dónde había sido tratado, para poder determinar bien el diagnóstico.
Se acercó a la mesa rodeándola y tomó el puesto del doctor sonriendo. Delante de él, el chico alzó la mirada para después bajarla nuevamente. A pesar de ser un omega se notaba realmente cansado y deteriorado. Tenía ojeras debajo de sus ojos dándole a entender que hacía un tiempo considerable que no dormía. Era bastante joven como había confirmado por su expediente, exactamente 19 años, cerca de cumplir los 20, una etapa complicada para los omegas y más cuando él tenía esa condición.
-Buenas noches Julian, soy el doctor Madox y desde hoy estarás bajo mi supervisión- eso no pareció tomarlo por sorpresa, era como si no lo conociera y su nombre era bastante popular por el momento pero de igual forma continuó –Tú caso es bastante específico, tienes una deficiencia de células ometicinas, las que permiten la activación de los inhibidores en tu cuerpo, bastante raro ya que tus niveles de hormonas y feromonas parecen estar en buen estado-
El alfa se había percatado que poco a poco la consulta se estaba llenado de un olor dulce proveniente del omega.
-Debería decirte que no es buen momento para que estés en la calle ¿Sabías que tú celo está a punto de ocurrir?- Madox estaba habituado a estar rodeado de omegas tanto en celo como sin este, en situaciones de placer o simplemente de paciente por lo que había desarrollado una resistencia realmente fuerte contra estas. Esto no quitaba que aun así sus instintos le ordenaran casi aparearse al omega delante de él.
Lo vio asentir con la cabeza.
-Lo sé, pero no tengo más alternativa- su voz salió débil típico del momento por el que estaba pasando –Necesito un inhibidor lo antes posible, cualquier cosa que al menos reprima aunque sea mi olor. Mi vecino es un alfa y la última vez casi forzó mi puerta para entrar- apretó las manos en su regazo.
Madox frunció el ceño. Se imaginaba que debía ser una situación complicada. Las leyes nunca estaban de parte de los omegas y si el alfa le hacía algo no le caerían cargos ya que la violación de omegas en celo no era penado por la ley.
-No has pensado en cambiar de vivienda- fue una duda que le cruzó por la cabeza.
-Lo haría si pudiera, pero por el momento no es como si me pudiera mover mucho de mi casa. Tuve que pedir una licencia en mi trabajo debido a que he tenido celo tres veces-
-¿En este año?- solo llevaban tres meses por lo que era considerable que con su irregularidad fuera normal.
-En este mes- el bolígrafo se cayó de los dedos del alfa.
¿Tres veces en un solo mes…?
Pero qué demonios con este omega.
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