Hijos
Aidan se le quedó mirando a su alfa y bajó la cabeza enfocando el plato de comida delante de él.
-No- declaró secamente, sin ningún sentimiento de por medio.
Dominic no se esperaba esta respuesta. Normalmente cuando alguien te pregunta que si quieres conocer a tu familia por la curiosidad uno responde que sí. Pero por supuesto, estaba hablando de Aidan.
-¿Alguna razón en especial?- presionó solo un poco.
-Ninguna- él tomó la copa de vino y tomó un pequeño sorbo para sonreírle después- No tengo buenos recuerdos de mi madre. Mi padre nunca estuvo a mi lado, sea la razón que sea. Realmente no quiero tener nada que ver con mi pasado ahora que lo miro desde otro punto de vista. Decidí cortar lazos con él y con ello todo lo que implicaba.
-Aún si tu padre se le negó la capacidad de conocerte- solo quería estar seguro y después de esto no insistiría más.
El omega se corrió su corto cabello detrás de una de sus orejas.
-Puede que se le haya negado la opción de conocerme. Quizás ni siquiera sepa que nací. No soy tan egoísta de aparecer delante de él y decirle Hola soy tu hijo que no sabía que existía. No quiero ver el rostro ni las emociones de alguien que no conozco dedicadas a mí. Además, estoy más cómodo así. Si voy a tener una familia que sea contigo. Mis hijos no tendrán que preocuparse por una madre que solo piense en su propio bienestar y no tener un padre al lado-
Dominic apretó los labios.
-¿Estás seguro?- había una presión en su pecho. Le había encantado escuchar que él quería formar una familia con él, que decía, estaba realmente contento, pero lo que le pesaba era que él tenía conocimiento de quien era el padre de él, Cristian Stoler. Incluso la persona que se acababa de ir era su hermano.
-Los conoces- la afirmación de él lo tomó desprevenido y lo miró un poco nervioso.
-Fue casualidad. Lo descubrí por otras razones-
Aidan volvió a sonreír un poco menos notable jugando con el vino que sobraba en su copa.
-No pienses mucho en ello. Si lo sabes que sea así. Ahora pienso así, quizás porque todo el cambio en mi vida fue muy reciente, pero quizás más adelante cambie de opinión. No lo sé-
Dominic estiró su mano y agarró la de él apretándola entre sus dedos.
-Siempre tendrás mi apoyo, mi omega-
Él levantó su mano y atrajo la de él besando sus nudillos.
-Lo sé…mi alfa-
Él sonrió complacido. Lo había llamado su alfa. Era feliz con ello. Si miraba en retrospectiva, su relación había iniciado de forma caótica, terrible, pero todo había valido la pena. Solo tenerlo con él era todo lo que necesitaba.
-Aidan- él puso una expresión pícara- Hablaste de nuestros hijos- lo provocó.
Él se separó de su agarre y esquivó su mirada. Mordió el borde de la copa. Si lo había hecho, pero de forma inconsciente.
-No quiero hablar de eso- dijo ligeramente avergonzado. No era un tema con el que estaba familiarizado y menos pensado.
-Pero yo sí quiero. No será ahora que tengamos un hermoso cachorro, pero si en un futuro. Me gustan los niños sino lo sabías. Podríamos tener 5. Tengo dinero suficiente para mantenerlos. O quizás un poco más, que sean 6, tres niños y tres niñas para que puedan jugar entre ellos-
A Aidan casi se le cayó la copa. Dominic tuvo que agarrarla para evitar el desastre sobre la mesa. El rostro de Aidan era todo un poema. Él no pudo evitar soltar una carcajada.
-Estaba bromeando, precioso, no tienes que ponerte así- dijo para aligerar el ambiente. Sabía que su omega era una persona seria y no sabía asimilar fácilmente las bromas.
-Tres- dijo él mordiendo su labio inferior-
-¿Tres?- el alfa no comprendió.
-Tengamos tres-
Dominic asimiló lo que le había dicho para después echarse a reír sin poderse contener. ¿Se podía ser más feliz? Pues no lo creía. Ya era demasiado.
-Gracias, Aidan- el limpió una lágrima que se escurría por la comisura de sus ojos de reírse tanto- Por haber entrado en mi vida-
Él sonrió.
-Creo que vale decir que el sentimiento es mutuo. O me vería mal decir otra cosa-
-No cambias amor-
***
Julian estaba sentado en el borde de la cama cambiando de canal en el inmenso plasma de la habitación. Madox aún se mantenía dentro del baño después de que ambos habían vuelto de dar una vuelta por el hotel.
Lo había llevado, a lo largo de la estancia, a tantos lugares que tenía el hotel que estaba realmente agotado a pesar de que había sido divertido. Le gustaría repetirlo. Quizás porque había sido con Madox. El alfa había sido bien atento con él y lo cuidaba.
Era un alfa prepotente. Típico de su tipo, altanero, rico, que no tenía filtro para decir lo que pensaba. Pero… era especial. Podía dejar todo de lado por la felicidad de alguien más y preocuparse por pequeños detalles como que él se sintiera bien o estuviera feliz.
O al menos quería pensar eso. No lo había visto hablando con alguna de sus aventuras y eso que habían estado todo el tiempo juntos. Todo el tiempo. Incluso en las noches donde primero lo mantenía despierto hasta bien entrada la madrugada teniendo delicioso sexo y después caía dormido, despertando, luego, abrazado a él.
Suspiró. Sabía que no debía hacerse ilusiones. Esto solo era una burbuja que explotaría en cuanto salieron del Hawái y volvería a lo mismo. Enamorarse de Madox era un error, pero en los sentimientos nadie podría mandar.
Apagó el televisor deprimiéndose por sus propios pensamientos. Odiaba tener aquellas inseguridades. Si al menos estuviera marcado realmente esto no ocurriría. Como mismo quería a Madox, lo odiaba cuando lo hacía estar a la deriva.
-Tu olor se hizo amargo- Madox salió del baño secándose el rubio cabello con la toalla y otra amarrada en la cintura. Su piel estaba aún húmeda y gotas de agua se desplazaban por su marcado pecho y abdomen- ¿Qué ocurre?-
Se acercó a él y le tomó la barbilla dejando un suave beso en sus labios.
-Nada- él sonrió levemente, pero la sonrisa no se extendió a sus ojos- Solo estoy un poco cansado- sí, cansado de todo, de sentirse así.
Madox no estuvo tan seguro y dejando la toalla alrededor de su cuello se sentó al lado de él rodeándolo con su brazo por su cintura y atrayéndolo hacia él.
-¿Por qué no me dices que te ocurre realmente?- besó su sien un poco inquieto. Que el olor de un omega se volviera tan rancio no era buena señal y menos con él.
-En serio, no es nada Madox- él exhaló cerrando los ojos.
-Pajarito, me pongo mal cuando no eres feliz- pegó su frente a la sien de él- Así que, por favor, dime- besó la mejilla de él- Así puedo hacer algo para verte sonreír-
Julian apretó los labios.
¿Qué le diría? ¿Qué quería que dejara de estar con todas las parejas con las que salía? ¿Qué quería que él fuera el único para él? ¿Qué fuera el alfa que lo marcara completamente?
Tragó en seco. Quizás podría decirlo. ¿Qué perdería? Al final volverían a la misma rutina de siempre y él sería uno más. Ahora tenía la oportunidad, una que quizás nunca más tendría. Abrió sus labios.
-Madox, yo quiero que…-
En ese momento el sonido del celular de él lo interrumpió. Ambos miraron el aparato de forma asesina.
-Un momento- Julian lo agarró después de notar que era de su jefa- Dame un momento- se levantó y salió hacia la terraza. Tenía un mal presentimiento.
Abrió la caja de mensaje y abrió el que le había mandado. Era raro. Su jefa era bastante especial para hacer algo como eso, prefería un mensaje de voz o simplemente llamarlo, pero este era escrito e incluso tenía varias fotos. Las manos de Julian temblaron mientras sostenía el celular entre sus dedos.
Adentro, Madox chasqueó la lengua y se levantó para terminarse de vestir. Dejó las dos toallas sobre una de las mesas y buscó un conjunto para vestirse. Debían pronto recoger para irse, así que optó por un pullover de mangas cortas y cuello alto y un jean oscuro.
Todavía maldecía que Julian no hubiera terminado la frase. Se preguntaba que le habría pedido. Ojalá fuera lo que estaba esperando. Antes de salir de viaje había hecho lo que nunca se imaginó que haría. Bloqueó a todos sus contactos con los que había mantenido una relación sexual o las futuras y cortó los lazos necesarios.
Quería con este viaje comenzar una nueva etapa de su vida. Llevaba bastante tiempo intentando buscar una excusa de que con Julian no era con quien se sentía mejor, pero a quien mentía. Estos pocos días en el hotel habían sido tan cómodos y agradables que era una sensación que le gustaría repetir muchas veces.
Dominic le había regañado varias veces de que debía acabar de asentarse y hasta tener una pareja estable. Y se había decidido de una vez por toda y con aquel omega. Sabía que desde aquel día en que lo había visto por primera vez y terminado en su casa que sus destinos no estaban tan separados como se imagina. Solo no quería aceptarlo.
Ahora estaba ahí. Si Julian no se lo pedía ahora, que fuera su pareja, él mismo se lo propondría.
Esperó que el omega entrara y le sonrió peinándose el cabello.
-Pajarito, hablemos-
Julian estaba sumamente serio y con la cabeza gacha. Madox se acercó a él, pero este retrocedió poniendo distancia entre ellos.
-¿Julian?-
-Madox- la voz de él era grave- Yo quiero que…dejemos de vernos-
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