Condón roto
El cuerpo de Madox estaba bañado en sudor y jadeaba mientras se introducía una y otra vez en la cavidad húmeda y apretada que lo recibía con mucho gusto. Besaba, dejando notorias marcas, la delgada espalda debajo de él. Deliciosa, hermosa.
¿Cuántas veces había alcanzado el orgasmo desde que había llegado a esa casa? Ya ni sabía. Había demasiados condones en el suelo usados en el suelo y estaba agotado pero no deseaba parar. Las feromonas omegas lo estaban volviendo loco. Si no fuera por la protección de látex estaba seguro que ya el vientre del pequeño chico estaría hinchado de semen porque había anudado innumerables veces.
Solo había salido de la cama en los momentos que él se había quedado desfallecido para hidratarlos y alimentarlos. Él tampoco era de hierro. Pero siempre volvía de nuevo minutos después de llenar sus estómagos a reanudar la faena de aliviar el deseoso celo.
Además, no podía sacarse de la cabeza la nuca desprovista de el omega delante de sus ojos. Aunque le molestaba que la marca temporal en Julian se hubiera desvanecido dada la distancia que habían mantenido.
Nunca había vacilado ante nada y menos cuando estaba tan decidido y sus colmillos dolían. Se mordió el labio inferior. Quería chupar ese lugar, lamerlo, morderlo, hacerlo suyo. Eso era lo que dictaba su mente, y sí que se sentía delicioso y correcto aquel pensamiento. Quería morderlo hasta que la marca que dejara fuera tan profunda y evidente que nadie se atreviera a reclamarle que Julian no era suyo.
Él era suyo.
Desde el día que sus caminos se cruzaron estaban destinados a estar unidos por un hilo rojo de voluntad. Aun si el destino era tan cabrón de no hacerlos parejas destinadas.
Por lo que no dudó en inclinarse y lamer la nuca de arriba abajo. Las suaves vertebras se encontraron con su lengua e insistió aún más. Sabía tan suave, tan bueno.
La punta de su nariz se encontró con el inicio de la gran cicatriz detrás de su cabeza y alzó la cabeza. Sus ojos dilatados tomaron unos segundos en enfocarla y con sus dedos apartó todo el cabello dejando el área totalmente descubierta. Siempre se molestaba cada vez que la veía.
¿Quién demonios había sido capaz de hacerle daño a su pajarito?
Julian debajo de su cuerpo solo gemía abrazando la gran almohada impregnada de feromonas de Madox, totalmente excitado. Faltaba muy poco para que su celo terminara pero eso no significaba que estuviera perdiendo fuerza, por el contrario, al tener a un alfa junto a él estimulando de todas las maneras posible solo hacía que fuera más fuerte. Cada fibra de su cuerpo temblaba ante la constante invasión.
Ronroneó bajo la lengua del alfa cuando este volvió a lamer la parte posterior de su cuello con insistencia y corrió su cabeza hacia un lado para darle todo su acceso. No estaba consiente de nada en ese momento. Su omega interior era el que estaba en la superficie y ansiaba cada vez más. Sobre todo que su nuca fuera finalmente mordida.
Sintió la punta de los colmillos del hombre detrás de él raspar la piel estimulándola y se puso ansioso. Gimió en protesta por dilatar tanto el momento y se removió. Una mano grande lo mantuvo quieta en su lugar.
Madox raspó la piel en un intento de calmar el dolor en sus caninos pero fue inútil.
Lamer…morder…marcar…
Era lo único en su cabeza.
Movió más rápido su cadera buscando su culminación y no faltó mucho hasta que lo detuvo introduciéndose con una profunda estocada. Soltó un alto gemido cuando el orgasmo volvió a azotarlo y se derramó en aquella cálida cavidad anudando, por lo que parecía la última vez.
Entornó los ojos totalmente relucientes y brillantes totalmente inhumanos y abrió la boca dejando sus colmillos totalmente a la vista y descendió con fuerza.
La sangre corrió por la piel blanca del cuello de Julian.
Pero Julian…
Julian…
No sintió nada…
***
Madox se mantuvo acostado sobre el cuerpo del omega que se había quedado muy tranquilo y dormido debajo de él, después de 15 minutos esperando que el nudo cediera. El alfa no tenía una buena expresión y su brazo palpitaba. Brazo donde ahora estaba la marca de su propia mordida.
Al final había fallado. No lo había marcado como sus instintos marcaban. Porque al final sabía que era inútil. Julian había encontrado a su pareja destinada y si lo ataba a él solo la destinaba a sufrir pues él siempre anhelaría estar al lado de la persona a la que había sido realmente destinado.
Porque así de cruel era la maldita vida.
Miró la nuca de Julian con decepción y ¿dolor? Aquella había sido su última oportunidad y había huido. Era un cobarde al final de todo. Pero prefería la felicidad del chico ante todo. Era algo que había decidido desde que se habían separado en el hotel y con el paso de los días.
El alfa sintió como el nudo ya era lo suficientemente pequeño para poder salir sin hacerle daño y retrocedió su cadera, solo para darse cuenta que algo no estaba bien. No se sentía bien.
Frunciendo el ceño se incorporó y sus sospechas tuvieron fundamentos. Del interior del cuerpo de Julian brotaba una fina línea blanquecida que no era de su propia lubricación. Aquello era semen. Su semen.
Madox se alarmó y se sacó el condón. Efectivamente estaba roto. Y lo más seguro de cuando lo estaba abriendo como un loco con sus dientes. Se había olvidado de los filosos que eran sus colmillos y ahora estaba este enorme desastre.
Mierda. Y ahora que hacía.
Se dejó caer en la cama aturdido. Había anudado dentro de Julian prácticamente sin protección. No era imbécil para saber las consecuencias de ello. Aunque…lo había hecho casi al final de su celo donde las hormonas alfas estaba ya en un nivel muy bajo.
Había una posibilidad de que no hubiera pasado nada.
Pero…
¿Y si estaba embarazado?
La idea lo aterró y emocionó de igual manera. Ahhh, se estaba volviendo loco. Ahora no podía pensar con la mente como alguien normal. Además, acababa de socorrer al omega en su celo. No estaba en todo su raciocinio. Necesitaba una buena noche de sueño después de más de 30 horas de prácticamente solo sexo y después lo llamaría, congeniaría una cita y hablaría con él como debía ser y explicarle la situación.
Si él había quedado embarazado, él asumiría la responsabilidad con todo lo que eso conllevaba.
La sola idea lo hizo estremecerse. Hacía pocos meses atrás le hubiera pedido a Dominic que le golpeara el rostro si hubiera nada más pensado en algo como lo que ahora decidía.
Respirando profundo y algo más calmado se centró. Primero debía limpiar el desorden de la habitación. Y volver a la suya antes de que Julian despertara, estaba seguro que su presencia no sería bien recibida a pesar de toda la ayuda extra. Ya se lo había dejado claro.
Y así lo hizo. Su cuerpo se sentía realmente revitalizado aunque agotado. Definitivamente el sexo durante el celo era algo excelente.
Se bañó rápido después de recoger los condones usados y cambiar las sábanas con cuidado de no despertar a Julian. Había limpiado su cuerpo aunque sobre su piel había evidencia del fogoso acto sexual. Con eso no era como si pudiera hacer algo por el momento.
Bajo el agua, su brazo picó y finos hilos de sangre corrían, pero no hizo nada. Era un recordatorio de su propia cobardía.
***
Julian abrió los ojos lentamente ante el sonido taladrante del celular sobre la mesa de noche. Su cabeza palpitaba al igual que su cuerpo. No recordaba cómo había llegado allí, pero por el momento tenía que saber quién interrumpía su sueño.
Estiró la mano que pesaba una tonelada y lo agarró llevándolo a su oído.
-Diga- su voz salió sumamente ronca.
-Como está mi precioso omega-
Julian no le respondió. Lo menos que quería a esa hora del momento del día que fuera, era a Nolan jodiendo con lo suyo.
-¿te desperté?- sonó coqueto- No me importa, así es mejor. Te llamó para decirte que recojas las cosas antes de tiempo. Vuelvo a final de la semana, hice el trabajo en la mitad de tiempo como todo el alfa eficiente que soy. Así que cuando te llame será directamente del aeropuerto para pasarte a recoger. Volveremos a mi país por crucero. Ya hice las reservaciones en una de las mejores suites-
¿Julian debía sentirse emocionado por aquello?
-¿Solo querías decirme eso Nolan?- sonó indiferente.
-Julian- la voz del alfa se hizo grave- No me gusta tu tono cariño y de paso se me olvidaba algo…BLOQUEA TODOS LOS CONTACTOS DEL CELULAR Y DESPUES BORRALOS MENOS EL MÍO- le ordenó con la voz de alfa y el cuerpo de Julian tembló. Sus dedos picaron- Entonces te dejo muñeco, tengo trabajo a diferencia de ti- y colgó.
Julian no pudo detener su cuerpo y sus dedos cuando estos comenzaron a cumplir con la orden dada por el alfa por mucho que no quisiera. Así de fuerte era la voz de Nolan, capaz de hacerle sucumbir incluso a través del teléfono.
Una vez que terminó soltó el teléfono con una lágrima silenciosa en su mejilla. ¿Por qué demonios no había nacido siendo beta? Así sus problemas no serían tan graves.
Suspiró y decidió que tenía que tener su mente enfocada en otra cosa como para no pensar en Nolan, como por ejemplo su celo. Se había dado cuenta que había empezado antes de perder la conciencia. Y fue cuando notó que todavía quedaban rastros en aquella habitación de una feromona alfa. Lástima que él no pudiera olerla.
Pero un alfa había estado allí. Se apretó los brazos. El único que podría haber estado allí era nada más y nada menos que Madox. Era el único que tenía acceso a su casa.
Pero si él mismo le había dicho que no lo quería de nuevo en su vida.
Caminó hacia la mesa del comedor cuando vio un pequeño papel encima de la mesa.
Te llamaré mañana.
Reconoció la letra de Madox. No había dudas. Él era el que la había ayudado en el celo. No estaba ni sucio, ni sediento. Su cuerpo estaba como cada vez que ocurría aquello.
Lo había estado cuidando.
Se mordió el labio inferior. Su pecho se apretó y llevó su mano a su nuca. No, no estaba marcado.
¿Por qué?
¿Por qué no lo había hecho?
Esa era la única escapatoria que él tenía. Y ahora solo le quedaba seguir su maldito destino al lado del hombre que le había provocado la cicatriz en su cabeza.
Pues sí. Julian estaba recobrando todos sus recuerdos. Y muchos de ellos no eran para nada buenos.
Y aunque era un omega débil. Esta vez no tenía intenciones de quedarse de brazos cruzados.
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