Aidan se sintió cada vez más nervioso mientras se acercaba a las puertas del baño, pero era algo que debía hacer. Si, se estaban acercando más románticamente a su alfa pero en cuanto a lo físico, había barreras, sobre todo de él. Había momentos que si estaba solo estas no existían y se creía capaz de poder hacer lo que quisiera pero en cuanto tenía la figura de Dominic delante de él comenzaban las inseguridades.
Se golpeó mentalmente tan fuerte que le dolió. Él no era un niño y menos miedoso. Estaba con su pareja destinada, que su parte omega ansiaba al punto de desgarrarlo desde adentro. Era verdad que su primera vez había sido intensa y hasta cierto punto en contra de su voluntad, pero debía superarlo. Dominic no le haría daño de nuevo, de eso estaba seguro pero aun así no podía dejar de sentirse nervioso cuando llegaban a un nivel de intimidad más denso.
Dominic percibió la incomodidad de él a pesar de lo que le había pedido y se detuvo delante de la ducha.
-No tienes que forzarte, ya te dije que esperaré todo el tiempo necesario, lo hice antes y no me molesta un poco más de tiempo mientras estés cómodo- le dijo de forma tranquilizadora, sus feromonas lo rodearon sin presionarlo, había notado que se había acostumbrado a su olor y lo calmaba-
Efectivamente el cuerpo del omega se volvió suave y menos tenso.
-Estoy bien- le dijo él más tranquilo- Quiero esto- decidió al final.
Dominic lo miró por unos segundos y abrió la puerta del baño llevándolo hacia la larga mesa de mármol de los lavamanos y tomándolo de la cintura lo sentó.
-Déjame preparar las condiciones- le tocó la punta de la nariz con el dedo.
El alfa se giró y abrió el grifo de agua caliente de la tina demasiado grande para una sola persona, perfecta para dos. Aidan siempre se impresionaba con el baño central de ese apartamento, era casi del tamaño de la sala y esta no era pequeña en ningún sentido. Todo estaba decorado de mármol rosa y blanco, realizado seguro por algún diseñador especializado pues el trabajo era extremadamente fino. Había una tina, una ducha y un jacuzzi, el lavamanos donde él estaba sentado, el juego de inodoros y algunos artilugios de buena calidad. A Dominic le gustaba usar varias marcas en cuanto a higiene se trataba.
El alfa palpó la temperatura del agua esperando que la tina se llenara y volvió hacia donde estaba él.
-¿Quieres que te quite la ropa o lo harás tú?- le sonrió levemente.
Los dedos de Aidan hormiguearon.
-Ayúdame- declaró sonriendo levemente de forma tentadora.
Ya él lo había visto desnuda antes y le había hecho literal de todo, así que otra vez no era para avergonzarse, pero no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran ligeramente. Aidan abrió sus piernas y dejó que Dominic se acercara un poco a su cuerpo. Al principio tragó un poco pero después la escena no le resultó desagradable. Su parte omega ronroneaba y no pudo evitar humedecer sus labios con la punta de su lengua.
Acción que fue seguido por los verdes ojos del alfa que se deleitó con aquello. Dominic parecía divertido de cierta forma con aquello y llevó sus dedos a la camisa con más seguridad y desabrochando uno por uno de los botones. Lentamente, para no alarmarlo. La respiración de Aidan se volvió algo rápida y su pecho subía y bajaba sobre todo cuando su pareja rozaba su piel a conciencia. Le gustaban las reacciones de su pareja y de cómo ahora evitaba mirarlo.
-¿Me estás provocando?- el omega alzó una ceja enfrentándolo.
-No fui yo quien inició- se inclinó y le besó la frente- ¿Puedo besarte?-
Aidan frunció el ceño.
-Se siente realmente raro que me lo pidas cuando siempre has hecho lo que te ha venido en ganas-
Dominic sonrió contra su mejilla.
-Lo más significativo de ti es que siempre tienes una respuesta para todo- se burló.
Aidan inclinó un poco la cabeza.
-Al parecer Julian tenía razón cuando lo mencionó- pensó en voz alta y Dominic se enderezó intrigado.
-¿Ustedes estuvieron hablando sobre mí?-
-De una cosa saltamos a la otra. Él me contaba como algunos alfas tratan a sus parejas, que los dejan encerrados en sus casas y que apenas tienen voluntad de hacer algo-
El alfa frunció el ceño levemente al escuchar aquello y resopló dejando caer la cabeza hacia adelante, hasta ese momento se aguantaba del borde de la mesa de mármol a cada lado de la cadera de su pareja.
-Digamos que es más común de los que crees. Mi madre me contó que incluso ella pasó por ese proceso a pesar de ser una omega de alta clase. Mi padre tiene un carácter bastante...- se detuvo para pensar –complicado, por lo que la trató como si él fuera débil, delicada hasta que casi se vuelve loca, y el como que cedió después. Él después me contó en secreto que lo fingió todo pero no sé hasta dónde es real esa parte. Aun así me juré que nunca haría sufrir a la persona que llevara mi marca-
-Oh- Aidan estaba impresionado procesando los nuevos descubrimientos de la vida de su alfa- Con razón eres tan considerado y me tratas tan bien- él le sonrió –También si me encerraras te patearía el trasero hasta que me dejaras libre-
Dominic lo miró con cierto brillo y se acercó para dejarle un casto beso en sus labios sin que él retrocediera.
-Lo sé- volvió a besarlo- créeme, el día que te encierre puedes cortarme la cabeza-
-Eso me gusta- Aidan se sintió sumamente relajado con la conversación por lo que no pudo evitar rodear el cuello del alfa con sus brazos y atraerlo hacia él
Sus labios se encontraron nuevamente de forma más demandante aunque Dominic no quiso presionar. Dejaba que fuera él el que diera el primer paso, que lo estudiara, que se deleitara todo lo que quisiera a pesar de ser una total tortura para él mismo, pues solo quería bajarle los pantalones allí mismo y enterrarse completo en él. Pero debía controlarse. Lo prepararía para el momento y una vez que el omega lo aceptara por completo dejaría explotar la bestia dentro de él.
Aidan abrió sus labios como invitación a que profundizara el beso todo lo que quisiera y él por supuesto que no se negó. Sus manos se cerraron en torno a su cintura por debajo de la tela de la camisa semi abierta buscando el calor de su piel, estremeciéndolo. Lo besó suavemente a pesar de enredar de forma posesiva su lengua.
Sus dedos terminaron, a ciegas, el trabajo de desabrochar la camisa sabiendo que el último botón casi lo había arrancado y bajó la prenda quitándola completamente. Su omega estaba tan absorto en el beso que apenas se percató de esto. Sus manos acariciaron la delgada espalda trazando cada fragmento de esta memorizándolo. Si, había tenido sexo con él pero no recordaba nada de lo ocurrido y eso lo mataba. Adoraba el cuerpo del omega y lo que siempre había deseado era tenerlo desnuda debajo de él.
Sus dedos jugaron en su espalda delgada y soltó sus labios desplazándolos por el cuello de Aidan dejando suaves besos y lamiendo la piel que subía de temperatura. Oyó un débil gemido por su parte y casi pierde el control. Sus dedos no pudieron detenerse más se desplazaron el borde trasero del pantalón en un intento de desagarrarlo.
Sintió entonces que el cuerpo del chico se tensaba y la respiración se le detuvo. Dominic se apartó dándole aire.
-Lo siento cariño- le pasó la mano por la cabeza al notar su expresión –Me sobrepasé un poco-
El omega se llevó los brazos hacia su pecho donde sus pezones ya estaban hinchados sin apenas ser tocados cubriéndolos. Cerró los ojos intentando despejar el momento exacto que rondaba en su mente cuando él le había mordido esa área con bastante fuerza. Si, él era fuerte, pero los recuerdos de esa noche todavía estaban bastante vigentes y su cuerpo los tenía guardados.
-Creo que es mejor que te bañes tú solo- Dominic le sonrió de forma extraña y le besó la frente. Todavía había tiempo- No creo que ahora mismo sea una buena idea que yo esté cerca de ti, no en mi estado, ni en el tuyo- a pesar de que todo el tiempo había intentado evitarlo todavía quedaban restos del aroma de otro sobre él. Tal vez por eso había cedido al final.
El alfa se dio media vuelta y se encaminó hacia la puerta.
-Lo siento- escuchó decir al omega y eso lo hizo sentir peor.
***
Julian se removió en la cama. Su cabeza dolía bastante y se sentía abrumado. Debajo de él las sábanas suaves de seda se extendían y eso le hizo abrir los ojos de golpe encontrándose en una habitación de paredes blancas, con piso, cortinas e incluso la tela sobre él de color negro.
¿Dónde rayos estaba?
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