A sólo dos cuadras de mi nuevo apartamento hay un enorme café con unos hermosos ventanales. El café se llama Ross ¿Que romántico? Tiene nombre de mujer. El romanticismo nació en mi después de leer "Orgullo y prejuicio" de Jace Austin, es difícil no ser romántico sí te gusta la literatura inglesa.

Pediré un café negro cargado para tener las suficientes energías para terminar mi recorrido después de dormir tan poco ayer y el maratón de hoy.

Se me acerca el camarero, lo observo. Su cabello multicolor le queda espectacular. No es muy musculoso pero se vestimenta resaltaba su figura. Y sí, era alto, muy alto.

–Hola, tomaré su pedido....—Respondo poco después porque sigo embobada. No soy capaz de articular palabra—¿Puedo hacer una pregunta?

–Eres la primera persona que me habla sin antes hablarle—Respondo coqueta.

–¿En serio? ¿A tal belleza? No puedo creer lo que escucho. Bueno la pregunta... ¿De qué país eres, hablas súper bien el español para ser gringa.—Hago una expresión fea, me mira.

–¿Dónde me escuchaste hablar?  Estas son mis primeras palabras contigo.—pregunto.

–Cuando me describiste y terminaste en muy alto—Dios, se me cae la cara de vergüenza. Tragarme tierra. Lo dije en alta voz.

–Cubana. Lo susurro porque al parecer tienen algo en nuestra contra, disculpa mi atrevimiento.

–Perdedores, gente sin sentimientos, aburridos de la vida. Mira que tratar mal a tanta perfección.—Hace una pequeña reverencia mirándome ¿De dónde salió este loco?

–Por alguna casualidad, me estás tirando los tejos.—Sigo su broma aunque no puedo negar que me gustó.

–Noo baby. Perdón, soy gay y en este país si nos discriminan.—Mi boca debió llegadar hasta la mesa.

–¡Es serio! ¿Serio?¿Estás jodiendo? ¿Verdad?—Cada vez perdemos más especímenes. Recuerdo el emoji de la mano en la frente. Por dios, la estupidez humana.

–Por tu cara es mejor que me levante.—Dice con caras de pocos amigos, es decir enojado.

–No por favor, discúlpame. Tengo dos amigos gay. Los quiero como hermanos. La preferencia sexual de una persona no nos incumbe o al mundo. Además eres diferente y la diferencia te hace mejor. Eso sonó mal, muy cursi como escrito en un papel.

– La próxima presidenta de este país. Se me aguaron los ojos¿te casarías conmigo?—No llego a tanto¿Creo?

–Para el carro y aguanta una guagua. Síte conozco, y me gustas ¿quizás?

–Y me sigues las bromas. Me declaro heterosexual sí te casas conmigo. Por cierto mi nombre es Rush.

–Rush, es el nombre que tenía pensado para mi hijo por la novela de Abbi Glines."Rush Too Far". ¿La conoces?

–También la leíste, guapo. Tenemos mucho en común. Cada vez somos pocos los que apreciamos una buena lectura.

–Me llamo Deli. No sabes lo que me cuesta que mi hermano suelte el teléfono ¿Qué quedará para un libro?—Me gusta tener alguien que hable tanto como yo.

–¿Cómo la capital de la India? ¿No?—Me lo han dicho mucho, se parece.— ¿O de deliciosa?—Aguanto la la risa por su cara de coqueto.

–¿Sabes? Puedes sentarte.—Digo–Si no te regañan.—Miro a la rubia detrás del mostrador.

–Para nada la cafetería es mía.— Se afinca en la mesa poniendo su pecho sobre ella mirándome los ojos.

–Tan joven y emprendedor. Pensaba que la rubia era la dueña, por el nombre del café.—pregunto.

–¡Joven! ¿Quién? ¿yo?—Se señala con una mano–Como te amo, no soy joven, tengo 28 años. Para crear esta cafetería parece diez años han pasado encima de mí. Ojalá no tenga que ponerme botos pronto. Y el nombre del café es el nombre de mi madre.

–Eres súper joven. Te queda por vivir años.—Era su madre.

–Ahora si me convenciste, me siento. Niña atiende.—Dice a la rubia de la barra mientras se sienta a mi lado.

–Niña...ella debe de ser modelo ¿Qué cuerpo?

–Te la presento aunque creo que le gustan los hombres.–Dice Rush.

–No, si a ella le gustan, a mí, me encantan.—Su carcajada ustedes deben escucharla.