9.
El primer paso.
Hinata estaba en el jardín de niños, vigilando a todos los menores jugar en el patio, es la hora de recreo, una sonrisa en su rostro se dibujada apacible al observar a todos esos infantes con un futuro por el cual luchar. Sus ojos se llenaban de nostalgia, le recordaba a los viejos tiempos, ese niño de anteojos llamado Kisaki, era muy inteligente, esa vez que ella se metió para pelear contra unos bravucones, y de la nada salió ese chico, con un tonto intento de traje de héroe, muy infantil, salió de la nada para salvarla, no funcionó, le dieron una paliza, pero Hinata reconoció su valentía.
Pensó sobre eso un momento, estar aquí le trae viejos recuerdos, tocó su collar, ese que en el pasado le regalo la persona que se robo su corazón tan gentilmente, ese Takemichi Hanagaki. Suspiro, melancólica, miró el cielo y sólo pudo preguntarse:
-Takemichi, ¿dónde estas...?
Kanji Mochizuki recibió una llamada de Koko a las 7:00 am, recibiendo las órdenes dadas por Takemichi, al igual que Shion Madarame. Ambos se pusieron en marcha de inmediato, no querían perder más tiempo. Han pasado dos días desde esto, sin embargo, hoy, la alianza de Bonten y Tianqí llegará a su fin, rozando su punto culminé.
Todo empezaría con un Rindou enojado caminando por los pasillos de un edificio, se dirigía a la oficina de su hermano, Ran, fue este mismo quien lo convocó, al entrar, se llevó cierta sorpresa al ver reunidos a Takeomi Akashi y Kakucho Hitto, la mirada de su hermano lo decía todo. Rindou cerró la puerta detrás suya, se sentó y espero apacible las primera palabra de esta repentina reunión.
-Takeomi, dí tu informe.-pronunció Ran.
-Si, señor.-dijo.-Últimamente han estado habiendo quejas y disputas entre nosotros por la falta de mercancía. Al saber esto, yo y un pequeño escuadrón nos pusimos manos a la obra, descubrimos que Shion Madarame estaba robando las drogas y llevandolas a otro lado.
-Rindou, tú también.
-Mochizuki Kanji ha estado haciendo movimientos sospechosos. Me sorprendió este cambio tan abrupto y la repentina desaparición de algunos productos.
-... El único que no ha tenido ese problema a sido Kakucho. ¿Porqué?, porque estaba solo y en su posición no había prácticamente nadie de Tianqí.
-Así que, nos están traicionando.
Ran tenía la boca cubierta por su mano, pero detrás de está mordía ferviente su labio inferior, al punto de rasguñarse un poco y sangrar, estaba furioso, sabía que aquella sensación de que le estaban viendo la cara, como burlándose de él en su propio rostro no era algo que debía pasar por alto, tuvo que ser menos despreocupado y hacerle caso a su agudeza. Si estaba enojado con alguien, era más consigo mismo.
-¡Nos utilizaron!-exclamó Rindou. Chasqueo sus labios.-Ese Takemichi Hanagaki...
-Tienes razón, nos usaron.-se paró Ran.-Sin embargo, hay una manera de detener esto. Solo una.
Los tres al lado del jefe sabían muy bien a qué se refería.
-La guerra.
-Debemos de empezar de inmediato, no sabemos si ellos han tomado la iniciativa en la ofensiva.-sugirió Kakucho.
-Antes que nada. Rindou, Takeomi, díganme que tanto a bajado el negocio.
-Un 40%, mi señor.
Ran se sorprendió, no lo mostró, pero en el fondo se llevó una gran sorpresa. Debía haber una razón para que bajara tan rápido, eso lo dejó pensativo.
-... Tenemos un infiltrado.-especuló.
-¿Un infiltrado?-espetó Rindou.
-Si. Alguien en Bonten le está pasando información a Tianqí. Es imposible que en tan poco tiempo hayan logrado algo así sin ayuda de alguien de aquí.
Aquel infiltrado estaba en esa misma oficina, Kakucho Hitto mantuvo su compostura, no podía permitir que lo descubrieran.
-Tenemos que atrapar a ese traidor y hacerlo pagar.-mascullo Rindou.
-Primero encarguemonos de esos dos.-dijo Ran.-Atacaremos al más débil, Shion. Takeomi, ocúpate de eso.-él asintió.-Rindou, ve tras Kakucho. Yo me encargaré de que todo esto no terminé de derrumbarse.
Los tres se marcharon, sin embargo Ran tocó el hombro de Rindou, ladeo su cabeza en señal de que se quedará adentro, tenía algo importante que decirle.
Shion Madarame, recibió un mensaje de Kakucho Hitto a las 4:06 pm, advirtiéndole sobre el próximo ataque a su persona. El ex líder de la novena generación de los Black dragons notifico esto a sus hombres, los han descubierto.
-Mierda, mierda, mierda, sabía que esto pasaría.-musitaba nervioso.-Pero el jefe Takemichi dijo que procedamos sin cautela, que no importaba.-dijo. Agarro su cabello y lo jalo un tanto desesperado.-¡Maldición!-vocifero, sorprendiendo a todos. Tomó una bocanada de aire y exclamó:-¡Escuchen todos, preparen sus armas!, ¡Bonten no-
Entonces, su celular comenzó a sonar, era Koko.
-¡Si, ¿hola?!
-Shion, retirate y bota toda la mercancía.
-¡¿Qué?!, ¡¿cómo diablos se supone que haga eso?!
-No tengo idea. Solo son ordenes del jefe.
-C-carajo...
-Y otra cosas más dijo... Que no mueras.
Eso último le dio un escalofrío, Shion apretó los dientes, se puso rojo del nerviosismo y de un montón de cosas más, pero no perdió tiempo.
-¡Escuchen todos, retiremonos!-vocifero a todo pulmón.-¡Tomen todo lo que queda de la mercancía y quemenla!
Las ordenes tan repentinas de su jefe los dejaron sorprendidos, pero las acataron sin cuestionar, fueron lo más rápido posible, juntaron todas las drogas, le tiraron aceite y las encendieron en fuego, duraron aproximadamente unos cinco minutos para esto. Shion, escucho motocicletas y autos en la lejanía, fue ahí cuando dio la orden de retirarse a pesar de que quedaban pocas más en quemar.
Cuando Takeomi Akashi llegó ya era demasiado tarde, lo único que podía observar era un intento fuego consumir todo por lo que han peleado y trabajado. Sin embargo, eso no haría que Shion se escape. Takeomi tenía previsto que ellos harían algo, así que por si acaso rodeo la zona, dejando sin escapatoria a Shion y su pequeño grupo, no tuvieron más opción que combatir, llenando las calles de sangre y muertos, en Japón es muy difícil conseguir un arma de fuego, hasta para estos tipos se les resulta un problema conseguir algunas, pero eso significaba que algunos de ellos no tuvieran armas, así que la pelea tuvo lugar con espadas, cuchillos e otros objetos, junto a las pistolas.
Duraron minutos en eso, apuñalamientos, disparos, golpes, fracturas, un montón de violencia encarnizada en su máxima expresión, a pesar de que el grupo de Shion dio una buena pelea, no fueron lo suficientemente fuertes para derrotar a Takeomi, quien les hizo un "ataque de pinza" bloqueandolos por delante, para luego atacarlos por detrás él mismo con su grupo, aplastandolos por completo.
Shion se encontraba en el suelo, cubierto de sangre, jadeaba, estaba cansado. Takeomi se acercó a él, sonrió de lado.
-Pensar que un fracasado podría dar para tanto.-burló.-Traiganlo, lo llevaremos al almacén. Sacaremos toda la información posible.
La noticia se extendió, la captura de Shion Madarame y su caída se expandió muy rápido en el bajo mundo, ahora todos los criminales eran consientes de que Bonten volvió a ser el mismo de antes y que están en conflictos con esa cierta organización llamada Tianqí. Esto llegó a oídos de Kanji, quien no tenía nada que decir al respecto, puesto él se salvo de una muerte segura, fue difícil pero logro despistar a Rindou, en especial a él, con Kakucho no tenía de qué preocuparse, después de todo él está de su lado.
Y, obviamente, la noticia llegó a oídos de Taiju Shiba, que se encontraba viendo a sus tiburones en esa enorme pecera. Observaba pacientemente el comportamiento de esos animales, Naoto estaba sentado en uno de los muebles de tercio pelo, tomándose un café cargado.
-... Bonten y Tianqí empezaron a pelear.-dijo Taiju.
Naoto se sobresalto.
-¿Q-qué?
-Si, así mismo como escuchaste.-carraspeo.-Tal vez no te haya dicho, pero Bonten y Tianqí tenían una alianza. Pensar que se rompería tan rápido.
-¿Cuándo?, ¿dónde?
-Eso no importa.-espetó.-Cuando llegaste aquí, en busca de mi ayuda, tenías mucha información valiosa, pruebas, fotos, cosas que podían hundir a Bonten, solo debías ponerlos en las manos correctas.
Taiju se giro de repente.
-Eres peligroso, Naoto Tachibana.
Instintivamente, Naoto sacó su arma y le apuntó. Se sentía como un animal acorralado, no le gustaba esa sensación.
-¡No des ni un paso más, Taiju!, ¡o de lo contrario disparare!
-Naoto, no es a mi a quien deberías estar apuntando.
Entonces, Naoto miró para atrás y recibió dos disparos, el oficial cayó al suelo de inmediato.
-¿Qué?-pensó, exaltado.-¿Quién me disparo?
Cuando se intento inclinar hacía adelante para ver a su atacante, le dolieron los dos disparos recientes, se quejo del dolor. La persona responsable de esto fue Sanzu Haruchiyo, que sonreía de oreja a oreja mientras veía a Naoto retorcerse del dolor y toser sangre.
-Tal cual como un gusano.-expresó el pelirosa.
-Listo, ahí está.
Un grupo de personas aparecieron, eran hombres de Sanzu. Sacó su teléfono y marcó al número de emergencias.
-Aló, emergencias, ¿podría traer una ambulancia a la siguiente dirección...?
Mientras Sanzu pedía una ambulancia, sus subordinados se encargaban de que no perdiera más sangre hasta que llegará la ayuda. Taiju se acercó a él, lo miraba desde arriba, sin algún tipo de expresión.
-Si, los esperaré.-canturreo.-¡Bien hecho, taiju!, pensar que tú nos ayudarías.
-No te hagas ideas estúpidas, solo lo hago porque el debo una a Takemichi, y también por el negocio de las drogas.-replicó molesto por la confianza del contrario.
-Ay, que miedo.-fingió estar asustado.-Tu parte de la mercancía llegará pronto, solo espera.
-No sé en que demonios esta pensando Takemichi pero espero que sea cierto eso de que va a destruir a Bonten.-dijo.-Me sorprende que haya teorizado que Naoto vendría a buscar mi ayuda.
-Así es él, está lleno de sorpresas.
-Ya lo veo.
-Confía en mi rey, él es un monstruo aunque no lo parezca.
Taiju reflexionó un poco sobre eso, recuerda la pelea que tuvo con Takemichi en la iglesia, donde su hermano Hakkai, su hermana Yuzuha y aquel tipo Mitsuya se unieron todos juntos para pelear contra él. En aquel entonces, se sorprendió por el espíritu y la determinación de ese rubio enclenque, llegó a afectarle eso, dejandolo anonadado, jamás conoció a alguien así, débil pero con un corazón fuerte. Y ahora mira en lo que sea ha convertido.
-No puedo creer que sea el mismo debilucho de ese entonces. Con que ni siquiera los buenos pueden ser siempre buenos.-pensó.
Uno de los subordinados de Taiju entró con dos enfermeros que llevaban una camilla para transportar a Naoto Tachibana.
-Bueno, supongo que yo también me iré.-exclamó Sanzu.-¡Adiós, Taiju!
Sanzu se fue de ahí corriendo junto a sus dos acompañantes, irían en la misma ambulancia que Naoto, para escoltarlo y protegerlo, pero no eran los únicos, dos autos negros llenos de cuatro personas, subordinados de Sanzu, los seguirían para el hospital.
Esa misma noche, aproximadamente una hora antes de que le disparara a Naoto, a las 6:21 pm, Shion Madarame estaba abriendo sus ojos gracias al alcohol, el rubio se sobresalto, tuvo una pesadilla, que lastimosamente era cierta, fue capturado por el enemigo, lo que se encontró ante sus ojos era al mismísimo Ran Haitani sonriendo.
-R-R-Ran Haitani.-tartamudeo asustado.
-Que bueno que me recuerdas.-sonrió.-Ha pasado un tiempo desde la reunión, ¿no es así?
Shion no dijo nada, siquiera un movimiento, estaba demasiado aterrado, miró a su alrededor, no sabía dónde estaba, Ran se percató de esto.
-¿Sabes dónde estamos?-preguntó.
Shion negó con la cabeza, nervioso.
-Este es un almacén. Aquí traíamos a nuestras víctimas para torturarlas.-puso su dedo en su mejilla.-No recuerdo porque dejamos de usarla, es un buen lugar. Supongo que nos daba pereza venir hasta acá.
Shion miró detrás de Ran, ahí estaba Takeomi junto a un par de hombres. Se fijo también en una pequeña mesita de plata, habían algunos objetos afilados ahí.
-Oye, Shion, mírame a mí.-tomo su cara y lo obligó a verlo.-Soy yo el que te está hablando, es de mala educación no prestarle atención a alguien que te habla.
-P-perdón.-balbuceo.
Ran sonrió.
-Hagamos algo: yo, te haré un par de preguntas, y si tú no me contestas, tendrás un castigo.-dijo.-Primera pregunta, ¿Dónde está Takemichi Hanagaki?
Shion tardo unos segundos en contestar, estaba tan aterrado que podría orinarse ahora mismo, no paraba de temblar y sudar casi como un cerdo en el matadero. De repente, Ran le dio una bofetada, eso lo haría volver en sí mismo.
-Respondeme, Shion.
-N-no lo sé.
-Oh.
Ran, sin previo aviso, le dio un puñetazo en la cara a Shion, fue tan fuerte que uno de sus dientes se desprendió en el aire.
-Ok, otra pregunta: ¿quién los está ayudando?
Shion está vez tardó un poco más, la sangre se amontonaba en su encía, deslizándose por su boca y combinandose con su saliva.
-N-no sé.
Otro golpe, está vez fue en el tórax, le sacó el aire por completo.
-¿Estás seguro?
-¡S-si!
Tomó un pincho de la mesita, había una bandeja con varios instrumentos filosos, el pincho lo clavo en su mejilla, atravesando la otra gracias a lo largo que era, lo tomó de ambos extremos con sus manos y lo jalo con fuerza, propinandole un cabezazo. Ran lo miró.
-Oh, no rompí su nariz.
Volvió a darle un cabezazo, y otro, y otro, hasta que sintió la sangre de sus fosas nasales salpicando su frente, se incorporó, sacó el pincho de entre las mejillas de Shion. Como si nada, volvió a sonreír, teniendo otra vez esa expresión amable.
-¡Ok!, continuemos.-resaltó.-Lo volveré a preguntar una vez más, espero que ahora seas sincero conmigo. ¿Quién es el traidor entre nosotros?
El rubio jadeaba, le dolían las mejillas, su nariz y cara, estaba inclinado, caían gotas de sangre al suelo, podía sentir su corazón latir con fuerza y queriendo salirse de su pecho.
-N-no sé...-susurro.
-¿Disculpa?
-... N-no te diré.
Ran clavo un cuchillo en su oreja, Shion pego un grito, el pelimorado empezó a cortar su oreja, el rubio se agitaba y gritaba del dolor, pero fue en vano, Ran era mucho más fuerte. Al terminar, su oreja cayó al suelo, mucha sangre caía de su herida, hasta su cuello. Takeomi estaba sorprendido de la brutalidad de Ran.
-... Dime una cosa, Shion.-pronunció con un tono severo.-¿Porqué lo defiendes?, fuiste un fracaso durante tu período como líder de los Black dragons, desde entonxes sólo has sido un loco inútil que sólo sabía abrir su boca y recibir palizas.-dijo, afectando la moral y psique de su víctima.-Así que... ¿Porqué?, ¿creés que Takemichi no piensa lo mismo?, solo eres un peón.
Fue ahí cuando Shion apretó los dientes y respondió, por primera vez, contestó una pregunta.
-T-tienes razón... ¿Y qué?-escupió sangre, para poder hablar mucho mejor.-Soy un fracasado, lo acepto. Y aún así, él me eligió.-dijo.-¡Takemichi Hanagaki me eligió!, ¡a mí, a un fracasado!-exclamó.-P-por eso yo...
-... Tú, ¿qué?
-... Nunca lo defraudare. Completé la misión que me dio, s-siempre lo hice. Todo por él.-empezó a elevar su cabeza.-Justo cuando estaba perdido, él me salvo... Jamás me miró por encima de nadie. ¿Dinero?, ¿putas?, ¿reconocimiento?, todas esas cosas son tonterías para él, lo sé.
Shion miró a Ran, sorprendiendolo, a pesar de todo tenía una mirada llena de determinación y espíritu, por un instante dejó de temblar, de tener miedo, algo lo fortaleció. Tanto Ran como Takeomi y los demás hombres presentes se dieron cuenta de este cambio.
-¡Tal vez yo no sepa el sueño de mi jefe!, ¡pero estoy seguro de una cosa!, ¡si Takemichi estuviera aquí, él nunca se doblegaria por más que lo torturen!, ¡porque ese es el tipo de hombre que es Takemichi Hanagaki!
Ran se sintió cautivado por las palabras de Shion, antes tenía curiosidad por Takemichi pero ahora la tiene aún más.
-Increíble. El solo hablar de su jefe lo motivo y le levantó la moral al máximo. Es impresionante.-pensó Takeomi Akashi.-Así que ese es el tipo de hombre que es Takemichi Hanagaki, capaz de motivar a tales extremos a quien sea.
Ran se quedó estupefacto por unos segundos, por un momento se vio cegado por la casi resplandeciente determinación de este individuo. Pero Ran Haitani, no es un hombre que vaya a tener piedad por alguien que no quiera quebrarse.
-Shion Madarame, tienes mi respeto.-dijo.-Aún así, eso no significa que me detendré.
-No me importa lo que hagas.-espetó.
Acontinuacion Ran Haitani pediría ayuda a sus subordinados para que lo ayudasen a torturar a Shion Madarame, clavando clavos en sus brazos, haciéndole cortes, rompiendo sus dedos y quitando la piel de sus manos. Luego, amarraron sus brazos con una de las tantas cadenas que colgaban del techo, lo desnudaron, lo golpearon, cortaron su miembro viril por la mitad, sus geniales también, rompieron algunos de sus huesos, sus costillas, lastimaron alguna arteria, entre otras cosas más.
Golpearon tanto a Shion Madarame con bates de metal que su cuerpo se volvió morado casimente, sus piernas estaban hinchadas, irreconocibles, llenas de hematomas y deformadas. Su cara por igual, había algunos pinchos en sus puntos nerviosos, uno de sus brazos estaba casi cortado por la mitad, siguieron así por algunas horas, y aún así, Shion Madarame se rehusó a decir una palabra, todo lo que salió de su boca esa noche fueron grito de dolor y quejidos. Todo lo que tuvo que decir, ya lo dijo.
Fue ahí, cuando alguien entró al almacén, todos giraron su vista al desconocido que se mostró de la nada.
-¿Qué demonios?-expresó Takeomi sorprendido.
Todos soltaron sus lo que sea que tuvieran a mano y se arrodillaron. La persona que entró al almacén no fue nada más ni nada menos que Manjiro sano, alias Mikey el invencible. Con su corto cabello blanco, su piel pálida y delgada, su ropa distinguida de ser el jefe, estaba siendo escoltado por algunos hombres.
-Mi señor, si iba a salir de su reposo, debió de haberme avisado.-dijo Ran.
No obtuvo respuesta alguna, Mikey sólo pasó por su lado, ignorando por completo al Haitani.
-¡Este es El invencible Mikey!-pensó Takeomi sorprendido.-¡Es la primera vez que lo veo en persona!, maldición, nunca pensé que sería así tan de repente. Pero...-lo miró de reojo.-... No se ve para nada bien.
Pálido, delgado, con pasos suaves, ese cabello blanco y corto, ese hombre coronado como "invencible" no poseía la apariencia que uno esperaría de alguien con tal apodo. Mikey se detuvo frente a Shion, lo observó detenidamente, el rubio todavía estaba consciente, mostrando su espíritu inquebrantable.
-Sano Manjiro.-pensó Shion.
-¿Porqué está colgado?-preguntó con una voz fría, suave como una brisa pero tan cortante como una espada.
-Es uno de los hombres de Tianqí, señor. Su líder es Takemichi Hanagaki.-contestó Ran.
A Mikey le resultó chocante oír eso.
-Intentamos hacerlo hablar, pero no sirvió de nada. No ha dicho ni una sola palabra.
-... ¿Dónde está, Takemichi?-preguntó Mikey.
Shion sólo le escupió sangre, con las pocas fuerzas que le quedaban. Una sonrisa se postró en sus labios hinchados bañados en sangre seca.
-... N-no... No lo sé.-una risilla nerviosa se le escapó, junto a un poco de sangre.-N-no sé de quien me estás hablando.
Mikey postró su mano en el aire, pidiendo algo, uno de sus acompañantes le puso una pistola, él le apuntó en la cabeza y disparó sin pensarlo dos veces. Shion Madarame, murió.
-Deshaganse del cuerpo.
-¡Si, señor!
Mikey se dio media vuelta, Ran se levantó y lo siguió.
-Mi señor, si no es molestia, ¿podría decirme porqué asesino a Shion?
-... Odio a los mentirosos.-respondió.-Los odio.
En la habitación del hospital, el sonido de la máquina era el único ruido en ese silencioso lugar, Naoto Tachibana estaba postrado en una cama, habiendo recibido todos los cuidados y tratos médicos posibles, tuvo suerte de no morir luego de recibir esos dos balazos en su cuerpo, tampoco es que Sanzu haya disparado a matar.
El joven Naoto se despertó, es más fuerte de lo que parece, se mantuvo consciente hasta llegar al hospital a decir verdad. Miró a su alrededor, y ahí, en medio de la oscura habitación, vio a alguien sentado a su lado, apenas recobraba la conciencia suficiente para divisar de quien se trataba, poco a poco la imagen que se mostraba ante él se ampliaba más, recuperaba por completo su visión y podía más claramente la persona sentada a su lado.
Naoto no podía creerlo.
-Oh, despertaste.
-T-Takemichi.
Es Takemichi Hanagaki.
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¿Qué opinan del fanfic hasta ahora?
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