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10

Expuestos.


—Oh, despertaste.

En aquella fría habitación, donde la luz tenue de las máquinas parpadeaba, y aún con la luz de la pequeña lámpara en esa mesita de noche, que no iluminaban por completo la habitación, Naoto pudo reconocer a la persona sentada a su lado, recuperó su consciencia por completo, se sorprendió tanto de verlo que se sobresalto, pero el dolor punzante de sus heridas lo detuvo, quejándose por lo bajo.

—T-Takemichi.—le era difícil articular palabra por el dolor.

—Te recomiendo que no te muevas.—aconsejó el contrario.—Recibiste dos disparos, uno entró por tu hígado, la bala salió por tu espalda, no lastimó la espina por suerte, mientras que la otra se quedó estancada en tu hombro. No te preocupes por esta última, los médicos la retiraron.

Naoto lo miró de arriba a abajo, es el mismo Takemichi sentado al lado suyo, sin duda alguna no era alguna alucinación o sueño, otra cosa que se lo confirmaba era la sensación tan fuerte de aquella conexión que los unen. No sabía que decir al respecto, observaba a la persona que lucho a su lado todo este tiempo convertida en alguien totalmente diferente, su mirada, su forma de hablar, la expresión tan seria en su rostro, era otro Takemichi. Sin saber por dónde empezar, Naoto hizo una pregunta simple y un poco obvia:

—... ¿Porqué?

Takemichi ladeo la cabeza, la pequeña sonrisa que se dibujo en sus labios dejó en claro que se esperaba esa pregunta.

—No deberías de gastar fuerzas, Naoto.

—¡Takemichi!—exclamó, interrumpiendolo con un tono molesto.—Responde a mi pregunta.

Takemichi suspiro.

—Es algo personal.

—“¿Algo personal?”, maldición Takemichi, te h-has convertido en un jefe de la mafia, alguna razón tendrás para eso.

—Todo lo que hago es para mantenerlos a salvo, Naoto. Es solo parte del futuro que quiero crear.

—¿Y para eso tuviste que llegar a estos extremos?

—Tu hermana está viva, ¿no es así?—soltó de repente.—Admito que me sorprendió que me buscaras, después de todo, lo único que querías eras a tu hermana viva.

Naoto apretó los dientes, Takemichi tenía razón, y eso lo tomó desprevenido, lo dejó sin habla por unos segundos, la reacción del oficial fue suficiente para que una sonrisa apareciera en Takemichi. Pero eso sólo hizo que Naoto dejará de hacer que sus emociones lo dominen, aquello lo hizo entrar en razón, suspiro y se calmo, pensó con claridad y se dejó de rodeos.

—Takemichi, ¿qué estuviste haciendo los mese que no volviste al futuro?

—Algunos arreglos. Estuve un poco ocupado.

Naoto no creía que en tan poco tiempo haya llegado a una posición tan alta, teniendo en cuenta que el Takemichi del pasado era completamente diferente al de ahora, si quería que las cosas fuesen así, debía de quedarse esos años enteros haciendo lo que sea que estuviese haciendo para lograr crear este resultado a la perfección.

—Pero yo no vine a aquí a recibir un interrogatorio, Naoto.—se cruzó de piernas.—Quiero que me ayudes.

Naoto sonrió de lado, había especulado que por alguna razón estaba vivo.

—Sabía que por algo todavía estoy con vida.—inquirió.—¿Qué quieres de mí?

—Tienes información valiosa de Bonten. Imágenes, videos, nombres, historia, todo lo que se necesita para reportarlos.

—Bonten controla la mayor parte de la policía.

—Eso lo sé.—sonrió.—Pero, yo tengo oficiales corruptos bajo mi mando también, sumemosle a eso que uno de mis ejecutivos posee contactos con los medios. Todo lo que sabes, puede salir al aire y tú, ni ningún ser querido, estarán en peligro por eso.

—... Mejor matame.—susurro.—Mejor acaba conmigo, Takemichi, no te ayudaré.

—Oh, ¿se puede saber porqué?

—Ayudar a una organización criminal a destruir a otra, eso va en contra de mis ideales. Mejor matame.

—El hombre que le pidió ayuda a un criminal habla de ideales.—le recordó, irónico.

—Las circunstancias son lo que vale.

—Naoto, si quisiera matarte ya estarías muerto sin que yo tenga que ensuciarme las manos.—espetó, frío.—Pero eres alguien valioso; le contaste todo a Taiju, lo sé, pero hay una gran diferencia entre ustedes dos, y-

—Que yo tendría más influencia por ser un policía.—interrumpió, llegando a esa conclusión.

—Exactamente.—dijo.—Por eso necesito que hables, debes de decir todo lo que sabes de Bonten para exponerlos.

Naoto pensó su respuesta, pero aún con ese casi un minuto de silencio, siguió siendo la misma.

—Me niego, Takemichi.

El criminal bufo por lo bajo.

—¿Enserio vas a seguir con eso?

—Y si sigo, ¿qué harás?

—Hay muchas formas, antimorales, de poder sacarte la información, Naoto.—amenazo.

—Haz lo que quieras...

Takemichi relamio sus labios, suspiro, arreglo su corbata y se acomodó en la silla.

—... Pobre Hinata.—mencionó.—Luchamos tanto porque este en un día como hoy respirando y divertiendose.—dijo.—Sabes, siempre estoy al pendiente de ella. Tengo hombres que la vigilan todo el tiempo, encubierto.

Naoto trago saliva, ese dato lo puso nervioso, pero quería pruebas, no iba a caer tan fácil en lo que podría ser un truco para manipularlo psicológicamente.

—... Mientes.

Takemichi arqueo una ceja, no dijo nada más, sólo sacó su celular y pulso un contacto, su llamada fue contestada de una vez, la puso en alta voz.

—¿Jefe?, mi señor, ¿qué se le ofrece?—dijo un hombre del otro lado.

—¿Cómo van con ese “asunto”?

—Todo está bien, señor. La señora, Hinata Tachibana, está ahora mismo subiendo las escaleras de su residencial, se dirige a casa.

Naoto comenzó a sudar.

—Oh, dime, ¿qué hizo hoy?

Takemichi miró de reojo a Naoto, estaba teniendo efecto.

—Mi señor, al terminar de dar clases, fue a comprar algunas cosas, visitó a un amigo, solo para saludar, después volvió a casa.

—Muchas gracias, continúen ahí.—colgó. Tomó una bocanada de aire y suspiro.—¿Es eso suficiente?

Naoto estaba pálido, sudando a montones, tenía un nudo en su garganta, no podía creerlo, era cierto, estaba pendiente de ella, la tenía me la mira, todo este tiempo, y nunca lo supo, jamás se dio cuenta.

—N-no te atreverías a hacerle algo.—tartamudeo, nervioso, casi en un intento de excusarse o defenderse.

Pero Takemichi se le acercó a Naoto, se pego a su rostro, y le susurro con una sería expresión:

—Si tengo que lastimar a las personas que debía salvar para cumplir mi objetivo, lo haré.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Naoto.

—No seas infantil, Naoto. Eres un hombre inteligente, así que elige la opción que más te combiene.

Takemichi lo miraba de forma intensa, Naoto era incapaz de reconocerlo, enrealidad estaba dispuesto a todo. No se lo pensó, sólo asintió y aceptó.

—Está bien, lo haré.

Takemichi, volvió a su expresión habitual, con esa amable sonrisa.

—Bien hecho, Naoto.












—“La organización criminal más peligrosa, Bonten, ha sido expuesta finalmente. Estas personas que han extorsionado, asesinado y que están envueltos en el negocio de las drogas, por fin han sido sacados a la luz. Hoy Japón está conmocionado, los rostros de los integrantes de este grupo están por doquier. Si ven a uno de estos individuos que ven en pantalla, por favor, comunicarse con la policía inmediatamente.”.

Japon estaba eufórica por las nuevas noticias, cada ciudadano que leía el periódico, o veía en la televisión, o Internet esta repentina información sobre esa peligrosa banda criminal estaban simplemente conmocionados, los medios no revelaron quien dio la información, lo mantuvieron oculto con un nombre y apellido falso.

Pero si Japón estaba de cabeza por estas noticias, la propia organización estaba aún más revuelta. Les acababan de dar un golpe bajo. Ran Haitani, convocó a todos los integrantes de Bonten, Mikey los había llamado, para hacer una reunión de emergencia sobre lo que acaba de suceder. Takeomi fue el último en llegar, lo llamaron de repente, pero este se sorprendió, cuando los únicos que estaban presentes eran Rindou, Ran y Mikey, faltaba Kakucho.

—Mi señor.—hizo una reverencia ante Mikey.—Es un honor verlo nuevamente.

Manjiro Sano, después de tanto tiempo, a vuelto a tomar su puesto como el rey, cuyo Ran le cedió respetuosamente. El invencible Mikey a vuelto en una situación crítica, como solía hacer en el pasado.

—Basta de formalidades, Takeomi.—hablo Ran.—Tenemos que discutir sobre estos nuevos acontecimientos.

—Si, perdón.

—Mi señor, Mikey, he de decirle que la exposición de nosotros, Bonten, ante el público, es obra de Takemichi Hanagaki.—exclamó.—Nosotros fuimos solicitados por él para una “alianza”.—hizo comillas con los dedos.—Cuya al final resultó ser, sólo una trampa para hacernos bajar la guardia. Por culpa de los movimientos de Takemichi, nuestro negocio de drogas ha bajado más del 40%, hemos perdido parte de nuestro territorio y ahora estamos en un gran aprieto.—dijo.—Sin embargo considero que esto es mi culpa.

Está declaración sorprendió a Rindou.

Hermano...—pensó, jamás creyó oírlo decir eso.

—Yo, Ran Haitani, tomó responsabilidad de todos estos actos y voy a tomar cualquier castigo que se me dé.—confesó.

Que demonios, Ran.—apretó los puños Rindou.

—... Sin embargo.—continuo de repente.—Esto no es el final para Bonten. Takemichi hizo bien su jugada, esto de exponernos al ojo público es solo un ataque psicológico para desmoronarnos desde adentro. Se quiere meter en nuestras cabezas con sus trucos para tenernos en la palma de su mano. Conozco ese tipo de jugadas.

—... ¿Qué sugieres, hermano?—preguntó Rindou.

—Que tenemos que actuar rápido.—respondió.—No hay mucho que podamos hacer a estas alturas, lo mejor sería ponernos a la ofensiva. Si seguimos en la defensiva, Takemichi nos seguirá presionando hasta ponernos en un callejón sin salida.

—¿Y si eso es lo que quiere?—agregó Takeomi.—Piénsalo, nos está provocando. Si decidimos eso, él de seguro nos dará el golpe final.

—Tal vez, Takeomi. Tal vez.—sonrió.—Pero te aseguro que somos más fuertes que Tianqí.—aseguró.—Takemichi se ha llevado la delantera, sólo debemos alcanzarlo, y la única manera es poniéndonos a la ofensiva. O sino, tarde o temprano, nos degollara la garganta.—esto último lo expresó casi risueño.—Pero, si alguien tiene una mejor propuesta, lo escuchamos.

Nadie dijo nada.

—¿Mikey?—miró a su jefe.

Manjiro Sano se mantuvo en silencio por unos segundos, pensó sobre el plan de Ran, pero tenía en mente otra cosa, en medio de esa mente distorsionada de decaída, Mikey trataba de comprender a Takemichi aún a estas alturas de juego, pero una parte de él sólo podía verlo como un enemigo ahora mismo.

—Haremos lo que dices.—dijo.—Mientras más pronto, mejor.

—Estoy de acuerdo.—sonrió Takeomi.

Rindou asintió y Ran se limitó a sonreír.

—Mataremos a Takemichi y acabaremos con Tianqí de una vez por todas.—sentenció Mikey.

Todos salieron de la sala. Ran, se junto con su hermano para hablar sobre algo.

—Rindou, ¿te estás haciendo cargo de “eso”?—le susurro.

—No te preocupes, pronto lo tendremos donde queremos.—respondió.

Entonces, Ran miró a Mikey, quien se le dificultaba un poco caminar, el pelimorado se le acercó y lo ayudó, junto con su hermano.

—Mi señor, no debe de esforzarse demasiado, sabe que su condición física no es la misma de hace años.—expreso amable Ran.—Venga, déjeme ayudarlo.

Mikey no dijo nada, solo se dejó llevar, los hermano Haitani lo ayudaron a llegar hasta su habitación para que pueda descansar. Por culpa de las drogas y la mala alimentación que ha sufrido el enano, su cuerpo se ha sometido a un cambio muy defectuoso, siendo más delgado y viéndose débil, no se puede negar que posee un instinto asesino y una habilidad para el combate cuerpo a cuerpo impecables pero no es lo mismo de antes.

Los hermano Haitani, en especula Ran, se ocupan de que Mikey deje caer en ese tipo de vicios, en especial son ellos los que lo controlar cuando pierde el control, teniendo uno de esos horribles episodios.












Kakucho Hitto, estaba hablando por su celular con Koko, su amigo le estaba comentando sobre lo que ocurrió.

—El señor Takemichi es increíble.—expresó asombrado.—Pero no creo que eso sea suficiente.

—Lo sé y seguro que él también. Tú sólo mantente al margen.—dijo Koko.—Y recuerda, ya sabes que hacer si estas en problemas.

—... Espera, viene alguien, te llamó después.

—¿Qu-?, Kakucho, ¡tengo qu-!

No pudo oír lo que le iba a decir Kokonoi, tuvo que colgar. Dos miembros del general Rindou se acercaron a él, eran los más cercanos al Haitani, el chico con cicatriz tuvo un mal presentimiento sobre esto.

—... ¿Qué quieren?

—Kakucho Hitto, acompáñanos, tenemos que hablar contigo de algo. Ordenes de nuestros superiores.

—¿Órdenes?—frunció el ceño.

—Si, se supone que debes de ayudarnos con algo, vamos.

Kakucho dejo de cuestionar, pensó que sería sospechoso.

—Está bien, vamos.

Los tres se subieron a un auto, comenzaron a conducir, Kakucho estaba un poco nervioso pero mantenía su expresión seria, algo no andaba bien aquí y él lo sabía, podía olerlo a kilometros. Para sorpresa del pelinegro, ellos comenzaron a tomar una ruta distinta a la esperada, esto lo puso alerta.

—Hey, ¿a donde me llevas?—no hubo respuesta.—¡¿A dónde demonios me llevas te estoy diciendo?!

Entonces, aquel que estaba sentando al lado del conductor sacó una pistola y le apuntó.

—Tranquilazate, traidor.—canturreo.—¿Pensaste que no nos daríamos cuenta?

Kakucho chasqueo los labios.

—Será mejor que controles, sino tendremos que empezar desde ahora.

Lo que habían hablado Ran y Rindou en la primera reunión donde incluyeron a Kakucho, Ran el dijo a su hermano que posiblemente el traidor sea Kakucho Hitto y que mantuviera un ojo sobre él. Resulta que hubieron algunos comportamientos sospechosos por parte de Kakucho que Rindou se dio cuenta de ellos por más discreto que fuese.

Kakucho Hitto a sido capturado.













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En el capítulo 6 en uno de los textos dice que Ran tocó el hombro de su hermano para hablar algo con él en privado, fue sobre Kakucho y fue por eso que los envío a ellos dos juntos cuando se dieron cuenta del contrabando.

Para los que se preguntan si Takemichi hubiese matado a Hina o le hubiera hecho, algo:

Si, lo hubiese hecho.

Tal vez no la mataría, pero si la capturaria y torturia para que Naoto cediera. Sabe muy bien que si la mata, le quitaría todo a Naoto y sufrirá el riesgo de que no le importe nada y quiera que lo maten, osea que estaría en una peor posición.

Espero que les haya gustado el capitulo.

Adiu.

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