* 29 *
Qué extraño me resulta sentirme orgullosa de mí misma, hasta me quiere dar algo de culpa por ello. Pero no lo permitiré, se siente muy refrescante.
El timbre suena y Pipo me espera del otro lado. Marita abre la puerta emocionada, él trae un ramo de flores amarillas y chocolates para las niñas. La pequeña salta de alegría y Ángela sonríe agradecida.
—¿Estás lista? ¿Nos vamos? —pregunta galante y asiento. Me pasa el brazo y lo tomo.
No importa cuántos capítulos le queden a mi historia, si durará más o acabará mañana. No importa si las cosas saldrán bien o mal desde ahora... lo que sí sé es que hoy quiero ser y quien tome la pluma y escriba mi historia, aunque sea el final...
Ya ha sido suficiente de dejar que los demás definan lo que está bien o no para mí, quien quiero o no ser, lo que puedo o no llegara hacer.
—Estás hermosa —me dice Pipe y me guiña un ojo.
Aun me cuesta luchar con mis pensamientos, quiero decirle que no es cierto, que soy vieja y fea.
—Yo no... —Me interrumpe con un gesto de su dedo índice sobre sus labios. Se detiene y saca el bolígrafo del bolsillo, me lo pasa.
—Ponle la coma, cuando esa frase se repita en tu mente. —Me guiña un ojo y seguimos caminando.
«No soy suficiente».
«No, soy suficiente».
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