Capítulo 43
Al ver como esa mujer besaba a su hombre, ella siguió caminando derecha hacia donde estaban ellos.
Sin pensarlo dos veces, empujó a esa mujer y le dio una cachetada a Kendal.
- Pero bueno, a ti se va el software o qué te pasa.
- Vaya y te tengo que responder.
- Sí, porque yo no estaba haciendo nada. Si esta mujer está cero, querrá temita.
-Y para eso estás tú, para aliviar a la guarra ésta.
-¡Ey! Sin ofender querida.
- Marina vete, ya hablaremos tú y yo. Y tú Nayet bájate de la parra que estás dando un espectáculo.
- Pero que estúpida he sido pensando en buscarte para disculparme. Pero por lo que veo la realidad es muy distinta.
- ¿Aún sigues pensando que te engaño? ¿Qué soy un hombre que no se puede confiar en mí? ¿Qué mis sentimientos hacia ti son falsos?
-No sé que pensar Kendal.
-Entonces es que no me amas como yo creía. Nayet, tus celos no te dejan ver la realidad.
-Si no te quisiera, no me pondría celosa. ¿No crees?
-Nayet, es la segunda vez que desconfías de mí, así no podemos estar. He estado como un loco buscándote, te llamado mil veces al móvil, he ido a tú casa, le dejé una nota a Harvey para que te pusieras en contacto conmigo. Sabes, lo he pasado muy mal estando lejos de ti, de no poderte abrazar y darte mi apoyo y amor, para ahora me vengas con tus celos absurdos y lo peor de todo, tu falta de confianza sobre mí. Te quiero mucho Nayet, pero tus palabras son abrasadoras para mí.
-Kendal espera...yo...-Nayet intentó convencer a Kendal de su error, pero ya era demasiado tarde, Kendal comenzó a caminar herido, sin querer escucharla.
Dándose por vencida, Nayet se paró arrepentida por su actitud. Miró al suelo sosteniendo esas gotas de equivocación que tanto la angustiaban. Empezó a caminar hasta que Gina salió a su encuentro. Tapándose su rostro en el pecho de su hermana, Nayet rompió a llorar lamentándose de haber desconfiado de Kendal.
Gina la abrazó fuerte, susurrándole que todo estaba bien. Pero Nayet sabía que no, debía haber pensado antes a la hora de acusarle y hablar antes de tiempo. Las consecuencias se formaban en dolor y arrepentimiento.
En su habitación Nayet pensaba en todo lo ocurrido con Kendal, llegando a concluir que sus palabras eran ciertas. El móvil lo dejó olvidado en casa de Camilo, no fue a su casa, y efectivamente Harvey le entregó una nota, la cual ella no llegó a leer.
Cubriéndose con sus manos su rostro avergonzada de nuevo dejó escapar su lamento.
-Hermanita, no quiero verte así. ¿Qué ha pasado al final?
-Soy una tonta Gina, vi como esa perra asquerosa de la abogada, besaba a Kendal y...y...yo...
-Y has arremetido en contra de Kendal, te as enfadado acusándole de todo.
-Sí. Y ahora él se siente herido y no quiere ni verme.
-Tampoco será para tanto.
-Gina, amo a Kendal con toda mi alma, y he desconfiado de él. He puesto en duda el amor que siente hacia mí. Me odio a mí misma por no pensar en las consecuencias.
-Nayet tranquilízate. Mira, debe haber una solución, habla con él y pídele perdón.
-No sé, deberías haber visto la cara que tenía. Y como se marchó sin querer escucharme.
-Maldita abogada. Te juro que si la tuviera ahora mismo entre mis manos la iba ha dejar sin pelos y vamos la iba arañar su bonito cutis. Pero que se piensa esa tipa. Ah, no Nayet. Ahora mismo te lavas tu cara y sales a buscar a Kendal, él tiene la obligación de escucharte.
Una sonrisa esperanzadora se dibujó en el rostro de Nayet. Decidida a recuperar a Kendal le hizo caso a su hermana.
Al llegar a casa Kendal intentaba encontrar explicación a las palabras acusatorias de Nayet. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, dolido y atormentado. Apoyó sus manos en la mesa dejando caer su cabeza, afligido para intentar aliviarse de las palabras hirientes de Nayet.
-Kendal, ¿estás bien? No me gusta verte así. Ella no te merece.
- Qué quieres Marina.
-Ayudarte. Aquí estoy para entenderte y apoyarte.
- Entenderme y apoyarme. -Kendal se giró lentamente clavando sus ojos cristalinos en Marina. La agarró de la nuca y la besó salvajemente a la vez que ella emprendía un deseo de llegar a más con ese hombre que tanto le gustaba.
-Te gusta esto, Marina.-Le dijo Kendal con voz ronca.
-Sí Kendal te deseo.
Él siguió mirándola, su respiración había aumentado, estaba furioso. Le dio un pequeño empujón tirándola hacia el sofá, sin apartar sus ojos de ella se quitó su camiseta. La temperatura comenzó a subir, hasta el punto que él se puso encima de ella susurrándole al oído:
-Umm, eres preciosa, muy dulce...toma ya está en vibrador ten cuidado, si me llaman deja de funcionar.
-Kendal no puedes hacer esto.
-¿Y porqué no?-Dijo él alzando sus hombros para arriba.
-¿Qué? Me acabas de pegar un calentón y piensas dejarme así.
-Sí). Hay tienes a Sam el hará que te baje la temperatura.
-Maldita sea Kendal. Estás loco.
-Mejor loco que mala persona como tú. En qué estabas pensando cuando me has besado en la calle.
-Solo me dejado llevar por un impulso.
-Ok.
--Por un impulso. Pues que sepas que no estoy interesado en ti. Yo amo a mi mujer.
--Pero Kendal...
Kendal se marchó de ese lugar en busca de Harvey necesitaba desahogarse con alguien, puesto que se sentía desolado sin Nayet pero su desconfía ante él lo estaba llevando a plantearse de viajar de nuevo para Houston.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro