Capítulo 39
∆∆ DEDICADO A TOD@S LOS LECTORES ∆∆
Tras concluir la llamada, el estado de Camilo cambió concediendo numerables inquietudes y sospechas acerca de Nayet. Murmuró palabras incorrectas pegando golpes contra la mesa y arrojando todos los objetos que se encontraba a su paso al suelo. Llamó a Leonor para confirmar sus sospechas. Efectivamente, Nayet estaba con Gael. Sintiéndose ofendido, detestando las mentiras llamó al aeropuerto para cancelar su billete de avión y poder adelantar el viaje.
Seguidamente Gina arrancó su coche y se fue para su casa, debía interrogar a Gael, aún sabiendo que todas las palabras que le dijese serían falsas. Después de recoger a su hija en casa de sus padres se dirigió a su hogar. Como se esperaba Gael no se encontraba, aquello estaba pudiendo con su estoicismo de pensar que Gael y su hermana en esos momentos estarían retozando en una cama. Aquel pensamiento hizo que se enfadase aun más de lo que estaba. Llamó de nuevo a Gael, tras varios intentos siguió sin responderle. Cabreada estrelló el móvil contra suelo sin dejar de decir palabras obscenas.
Entretanto Gael se encontraba sentado en una barra de un bar con varios tragos de más. De alguna manera deseaba quitarse de la cabeza a Nayet, pero ni con todo el alcohol que hubiera en el bar, podría conseguir que su mente dejara de repasar cada momento que pasó junto a Nayet y poder centrarse en Gina y Jennifer, su hija a la que adoraba y quería mucho. Por ella era por lo que aguantaba día tras día a su madre. Pero su paciencia estaba tocando fin, los celos y la actitud de posesión sobre él lo superaban. Su paciencia esta rozando el límite, debía meditarlo para proponorle que se separasen puesto que no existía amor entre ellos.
En el pasillo que le conduciría a la habitación de Kendal, Nayet se sentía feliz con la idea de pasar una noche juntos. Cada paso que daba, sus nervios afloraban más por todo su organismo, no podía creerse lo que le estaba sucediendo. A pocos metros se encontraba la habitación de Kendal. Respiró hondo antes de tocar la puerta, estaba tan nerviosa que no atinaba a pronunciar una palabra cuando le abrió la puerta Kendal recibiéndola con tan solo un pantalón de chándal y sin ropa en la parte de arriba recorriendo gotas de agua por su cuerpo.
«Joder mi madre, a esto si lo llamo yo un recibimiento, madre del amor hermoso pero este tío que hace para estar cada día más buenorrono, seguro que si subiera una foto suya al Faccebook no dudaría en darle mil veces me pone a tres mil revolociones» Pensó para sus adentros. Mientras pedía permiso a sus piernas para moverse. Dentro, la habitación estaba decorada con velas encendidas de varios colores colocadas por toda la habitación iluminándola con su luz, en el centro de la habitación una cama grande con sábanas blancas pidiéndole a gritos estar entre ellas. De fondo se podía escuchar la voz de Mariah Carey.
Todo era tan romántico, que al girarse se chocó con esos ojos verdes platinos brillantes con su cuerpo muy cerca del suyo.
Al sentir tan cerca a Kendal mi bello se me erizó sintiendo descargas de excitación por mi vientre. Sus manos me acariciaron permitiéndome que me encendiera. Él, lentamente comenzó a acariciar mis acaloradas mejillas agasajándome con infinidad de besos comenzando por mi cuello acabando por mi espalda. En pocos minutos todo mi organismo emprendió ese viaje de impresiones afectuosas entregándome a la pasión que Kendal me estaba ofreciendo con cada caricia, cada beso, cada palabra dicha por él eran como versos escritos por el mejor poeta. Nuestros cuerpos se hallaban desnudos, intimidando una y otra vez consiguiendo llegar al éxtasis. Aún con nuestras respiraciones agitadas no podíamos de dejar de mirarnos con lujuria, adoración. Pasee mis dedos por su piel bronceada y suave haciéndole círculos, él sin dejarme de mirar me volvió a besar más despacio saboreando aún más sus besos para volver a caer bajo su hechizo. Vencida después de hacer el amor con Kendal me quedé dormida entre sus brazos apoyando mi cabeza en su pecho pudiendo sentir sus latidos.
El sonido de la alarma del móvil los sacó de sus bellos sueños, mirándose con ternura, volvieron a besarme tan delicadamente como deliciosamente. Los dos se amaban, y aunque quedaban muchas preguntas por contestar, ambos prefirieron dejarse vencer por sus sentimientos y no pensar en nada que no fueran en ellos.
La noche había sido excesivamente larga para Gina. En el espejo del baño se daba su corrector de ojos y maquillaje para disimular estas ojeras que no la habían dejado dormir a consecuencia de la ausencia de Gael. Al terminar de arreglarse cogió a su hija en brazos para llevarla a casa de sus padres. Tan sólo podía pensar hacérselas pagar a Gael y su hermana por haber pasado una noche juntos.
De camino para su casa, la sangre de Camilo manaba odio y rencor por haber sido engañado por Nayet. Nada más cruzar la puerta preguntó a Leonor donde se encontraba Nayet. La mujer al no poderle dar muchas explicaciones bajó su mirada hacia el suelo temiendo la reacción de éste.
―Maldita sea, eres una incompetente e imbécil Leonor, no te dije que la vigilaras las 24 horas.
―Señor Camilo, yo...le pido disculpas.
―¡¡Cállate!! Ahora mismo voy a ir a buscarla al hospital y pienso traerla arrastras y por supuesto que le voy a dejar claro que conmigo no se juega.―dijo en forma de advertencia.
Camilo subió para darse una ducha y cambiarse de ropa, mientras tanto, Leonor aprovechó para llamar a Nayet y ponerla sobre aviso, sabía los modales que tenía Camilo y más cuando se trataba de un engaño.
―Señorita Nayet, soy Leonor, por favor no puedo hablar sólo escóndase, Camilo está aquí y la va buscar.―Rápidamente colgó el teléfono rezando en silencio para que Camilo no la encontrase, temía que algo malo le pudiera hacer a Nayet.
Confusa Nayet se quedó pensando en las palabras de Leonor.
―Cariño, ¿te ocurre algo?―Le preguntó Kendal acariciando sus nudillos mientras conducía su auto.
―No sé, Leonor la mujer que trabaja para Camilo me ha avisado de que me esconda. ¿Pero por qué me habrá dicho eso?
―No temas, respira hondo, te llevaré al hospital y estaré muy cerca de ti, te prometo que ese zampa-panes no te va hacer daño.
Ella no se quedó muy conforme con las palabras de Kendal, conocía muy bien a Camilo y sabía que era un hombre muy celoso y posesivo. Algo dentro de su interior le decía que huyera, que algo malo le podría ocurrir. Tenebrosa entrelazó sus dedos con los de Kendal, pasaron dentro del hospital hasta que escucharon la voz de Gael. Los tres comenzaron hablar sobre un paciente que estaba en coma. Agarrando el informe del paciente los tres se fueron para la sala de reuniones para debatir acerca del problema del paciente y qué tratamiento debían de administrarle.
Dando pasos firmes y seguros se acercó Gina al mostrador para preguntar por su hermana. Lili algo dudosa y tras el elevado tono de voz de Gina le dijo que estaba reunida con Gael.
―Perfecto, estos dos me la van a pagar. Le voy a montar el mayor pollo que hayan visto los dos.
Como buena chismosa que era Lili, no se le escapó el cabreo que llevaba Gina, intentó mandarle un mensaje a Gael para avisarle. Al no responder, decidió ella misma salír detrás del mostrador para ir a la sala de reuniones para avisarles. Sofocada casi sin respiración, se encontró por el pasillo a Violeta que iba hacerse una analítica.
―Lili, qué te ocurre, pareces que estás algo sofocada.
―Violeta, no puedo hablar, Gina está muuuyyy cabreada y temo lo peor, qué le pueda hacer algo a Nayet..
―¡¡Madre mía!! Espera Lili voy contigo.
―Pollito de canela, que te pasa que vas casi sin respiración. Si sigues corriendo así te se van ha salir las asaduras por la boca.
―Muñeco precioso ahora no puedo hablar, Nayet peligro.―Intentaba pronunciar Lili casi sin aliento.
Inmediatamente los tres salieron corriendo para intentar avisar a Nayet o Gael, pero demasiado tarde los gritos de Gina los alertaron de que la pelea estaba comenzando.
― ¿De qué estás hablando Gina?―Le cuestionó Gael ante las acusaciones de ella.
―¿¡Qué?!, De que estoy hablando, tú y ésta han pasado la noche juntos.―Alzaba cada vez más la voz Gina señalando a su hermana con su dedo índice.
―Gina cállate, no sabes lo que estás diciendo, y ten respeto hacia el hospital.―Le dijo Gael que se encontraba muy enojado por las acusaciones de Gina.
―Suéltame, no me toques. No lo niegues Gael, has pasado la noche follándote a mi hermana. Yo misma vi como Nayet entraba en el hotel. ¿O también lo vas a negar?
―No te lo voy a negar. ¿Tampoco estarías tú muy lejos cuando me viste?―Le contestó Nayet mofándose de ella.
―Maldita zorra. ―Levantó su mano con el propósito de darle una bofetada, pero otra mano la bloqueó.
―Shuusss. No te alteres rubia, que te va dar un paro cardiaco y para ese cutis las arrugas de enfado no molan.
― ¡Ay Kendal!.―Se sobresaltó al escucharlo por detrás suyo.
―Gina hermosa, apaciguate que tu boca de víbora te está dejando en rídiculo, para tu información tu hermana pasó la noche conmigo. Creo que nos pusimos a rezar el rosario. ¿Tienes algún problema?
―No me lo creo. La estas defendiendo. No, no puede ser.
―Nayet ¿enserio te acostaste con el buenorro de Kendal?―Soltó de golpe Lili.
―Pero bueno esto que es una cámara oculta ¿o qué? Gina tienes un problema y creo que debes solucionarlo, imaginas cosas que no son.―Le gritó Nayet frustada.
―Esto no se ha acabado aquí Nayet.―Le susurró al oído mientras Gael la sacaba fuera.
―Pollito de Canelita creo que tu curiosidad supera todos los límites.―Le susurró Harvey a Lili haciéndole una señal para marcharse.
―Ay no Harvey, yo quiero saber si Nayet pasó la noche con Kendal. Por dios quiero que me lo cuente con pelos y señales.
―Vamos que nos espera mucho trabajo.
Al irse todos, tan solo quedaron los tres solos en la habitación en un silencio algo incómodo.
Violeta que no sabía que decir se acercó a Nayet, ambas amigas se miraron en un mutuo silencio hasta que Nayet no pudo más y abrazó a su amiga entre sollozos disculpándose por su comportamiento.
―No te tengo que perdonarte nada amiga, yo también tengo mi parte de culpa. Ahora si quieres me puedes acompañar a tomar un café, tenemos muchas cosas de que hablar.
Nayet miró a Kendal y este sonriente asintió con la cabeza, excusándose que tenía trabajo.
Sonrientes las dos amigas bajaron a la cafetería que estaba situada fuera del hospital, de repente se encontraron de frente con Camilo.
―Violeta no me dejes sola, me da miedo Camilo.―Fue lo último que pudo decir antes de encontrarse cara a cara con él.
Armada de valor y sin soltar a su amiga, Violeta le hizo caras a Camilo. Él con sonrisa cínica le pidió que se metiera en sus asuntos. La insistencia de Violeta por defender a su amiga provocó que Camilo la golpeara dejando que su cuerpo cayera al suelo, aprovechando para agarrar a Nayet de malos modos obligandola a caminar hacia el coche.
Nayet puso resistencia, le dio un bocado en el brazo y pudo soltarse de su agarre. Salió corriendo en busca de Violeta, sus esfuerzos eran inútiles, Camilo era más fuerte y acabó atrapándola y montándola encima de su hombro como si fuera un saco de patatas. Violeta se levantó y comenzó a golpear a Camilo, que pareciese que no le escocían sus golpes. Nayet también lo golpeó, pero sus esfuerzos eran en vano. Camilo acabó arrojando el cuerpo de Nayet en el asiento de atrás del coche, bloqueando las puertas para encargarse de Violeta.
―Qué haces estúpida. No ves que esto no va contra ti, sino contra la zorra de tu amiga.
―No te voy a consentir que le hagas daño a mi amiga. ―Enfadada le pegó una patada en sus partes dejándolo doblado del dolor.
Camilo cada vez más enojado, agarró del cabello a Violeta estrellándola con todas sus fuerzas contra otro coche que se encontraba aparcado. Dolorida y sin fuerzas el cuerpo de Violeta fue cayendo lentamente hacia el suelo mientras veía como ese mal hombre se llevaba a su amiga montada en el coche.
Sus sospechas comenzaban hacerse realidad. Sentada atrás en el coche abrazada a sí misma protegiendo de alguna manera a su bebé, sentía un intenso pánico por lo que le pudiera hacer Camilo. Al llegar a su casa, de malos modos Camilo sacó a Nayet del coche. Ella entre sollozos le pedía perdón, sin saber realmente porque él estaba tan enfadado.
Dentro de la casa, agarrándola fuerte de su brazo le exigía que caminase, ella intentaba resistirse de nada le servía, él acabó estampándola contra el sofá. Asustada ante la intimación que le proporcionaba Camilo, empezó a temblar de miedo. Sus gotas de amargura recorrían sus mejillas a la vez que se encontraba amenazada por él.
Desde su altura, mirándola directamente a los ojos sintiendo descargas de entusiasmo, se arrimó a ella tocando con las yemas de sus dedos el rostro mojado de ella a su vez se encontraba tan asustada y muerta de miedo. De un fuerte tirón le rompió la camisa y comenzó a besarla. Ella se oponía incluso trató de quitárselo de encima. Sus esfuerzos no fueron suficientes. Con su grande mano la golpeó varias veces. Le bajó el pantalón con muy pocos modales tirándola contra la alfombra. Allí se puso encima de ella agarrándole por sus muñecas bloqueándola dando comienzo a sus besos que se repartían por su cuello y pecho, con la otra mano le rompía las bragas, el miedo que le demostraba ella, más fuerte lo hacía a él, sin ningún pudor la penetró con fuerza. Ella giró su rostro mirando para otro lado deslizandose innumerables gotas de lamento silencioso sintiendo como él se saciaba de ella.
Con las pocas fuerzas que tenía Violeta llamó a Nacho para que fuera a su rescate. Una vez que llegó Nacho y vio el estado en el que se encontraba su novia comenzó a interrogarla. Violeta solo podía decir Nayet y Camilo. Estrechándola entre sus brazos intentando que de despojara de su dolor, Nacho llamó a Gael para avisarlo de lo que sucedecía. Furioso finalizó la llamada, dejando con la palabra en la boca a Gina salió corriendo hacia el parking, pero Gina fue más lista y hábil y acabó interponiendose en su camino para que no fuese a ninguna parte. Los gritos de la pelea entre Gael y Gina se escuchan por todo el pasillo. Kendal se aproximó a ellos cuando escuchó el nombre de Nayet. Tocó el hombro de Gael preguntándole que ocurre. Gael no podía responderle delante de Gina. Kendal seguía preocupado por Gael, él le hizo una señal con los ojos. Kendal captó la señal y medio convenciendo a Gina pudieron salir del hospital.
Montados en el coche, Gael le explicó a Kendal lo que ocurría con Nayet. Todos y cada uno de los músculos de Kendal se tensaron, emitiendo señales de venganza a su cerebro.
Al llegar a la casa de Camilo, ambos golpearon la puerta.
―Hola sabe si se encuentra Nayet.―Peguntó Gael sintiendo como su corazón le latía por el temor que le hubiere pasado algo a Nayet.
―Yo...no sabría decirle...―Balbuceaba Leonor tenebrosa por la reacción de Camilo.
―Déjenos pasar señora sabemos que Nayet está dentro.―Le dijo enfadado Kendal aportándola de la puerta.
Dentro los dos comenzaron a llamar a Nayet. Desde arriba Camilo observaba a sus dos enemigos. Si se enfrentase a ellos tendría todas las de perder. Se dirigió hacia la habitación de Nayet amenazándola de volverle hacer lo mismo o peor si no se deshacía de esos dos entrometidos. Nayet aun con su miedo recorriendo por sus venas, caminaba temblorosa mirando hacia el lugar donde se encontraba de espaldas Kendal. Sin poder dominar sus lágrimas, y con sus fuerzas disminuyendo, ya no era dueña de sí misma. Era tanto la consternación y sufrimiento que le estaba haciendo padecer Camilo que de alguna manera debía poner fin aquella tortura.
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