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Capítulo 38

♢♢ Dedicado a VIVI-VIOCELY ♢♢

Justamente ante ella se encontraba Kendal estrechándole su mano sosteniéndole su mirada algo misteriosa, traspasándola como si quisiese ver lo que en realidad Nayet tenía tan oculto y no deseaba compartir su sufrimiento con nadie. A su vez ella percibía innumerables nervios de alegría que no tardaron en difundirse por cada poro de su piel, su corazón latía intensamente que hubiera parecido que se había apagado y él tuviera la mágia de volver hacer lo funcionar. Esas mariposas que se hallaban olvidadas en su estómago, ahora habían vuelto desplegando sus alas para dar la bienvenida al único hombre que la echo sentir la mujer más feliz del mundo. Sus miradas estuvieron sostenidas algunos minutos como si nada ni nadie existiera en ese momento. Él había vuelto y estaba dispuesto a recuperarla, intentando de alguna manera reparar el daño que le había causado intencionadamente. Tras hacer las correspondientes presentaciones, Kendal acompañado todo el tiempo de Ginés, explicaba a sus compañeros los nuevos aparatos y cómo debían ser utilizados. Sentada en un pequeño hueco al final de la mesa, Nayet lo observaba detenidamente, cuando se daba cuenta que él la mirada ella apartaba la mirada, de algún modo quería demostrarle que no era la misma idiota, sólo en aparencia, dentro de su ser seguía siendo ella misma, aún amaba a Kendal y jamás pudo dejar de pensar en él, todo lo contrario, lo ha necesitado tanto, que volver a verlo ha sido como caer una llovía en mitad del desierto, cobrando de nuevo todos sus sentimientos vida.

Finalizando la reunión, todos sus compañeros le dieron la bienvenida al doctor Rosman. En minutos la sala quedó vacía, tan sólo con la presencia de ambos. Solos, en un silencio algo raro pero al mismo tiempo agradable, tan sólo se podían escuchar los compases de sus latidos.

--¿Bueno que tal estás?--Le preguntó Kendal para romper el hielo, debido a que la tensión que se respiraba en el ambiente era algo contaminante.

--Bien gracias, ¿ Y tú cómo estás?

--Ahora que te veo, no muy bien. --Pronunciaba al mismo tiempo que sus pasos eran muy pequeños, su proximidad era casi palpable, su aroma no tardó en hacerse notar, consiguiendo que volvieran de nuevo a recordar esos momentos que pasaron meses atrás juntos. Sacudió su cabeza, para quitarse ese pensamiento, devolviéndole a la realidad.

-Kendal, ¿a qué as venido?―Preguntó ella algo molesta.

-Yo también me alegro mucho de verte Nayet, si te pones tan pesada no te voy a dar tu premio.

-A qué se supone que has venido a España, por que yo no me trago que hayas viajado tan sólo para demostrarnos como se utilizan los nuevos aparatos. Yo misma hubiera podido explicarlo.

-Por ti Nayet, por ti he venido.-- hizo una pausa dándose la vuelta, no podía seguir mirando aquel rostro tan pálido que le hacía recordar el error que cometió en dejarla ir con Camilo. --Harvey me llamó y me dio la noticia que no deseaba oír, lamentablemente esa información se me ha dado y no voy a estarme con los brazos cruzados.

-Hay por favor que romántico. Sabes, no me creo ni una palabra de lo que dices, y si has venido para acallar tu conciencia, ya te puedes largar por donde has venido.

-Me iré, si me respondes a una pregunta. ¿Eres feliz con Camilo?

-Y a ti que te importa.

-Responde Nayet, ¿Eres feliz o no?

Aquella pregunta fue como ponerla en un precipicio y pensar si tirarse o no. Cerró sus ojos y sus lágrimas hablaron por ella misma. Los brazos de Kendal la envolvieron dándole ese calor y cariño que tanto deseaba. No dijeron nada, solo estuvieron un rato abrazados a la vez que ella se deshacía de ese dolor que la lastimaba día tras día, dejándola cada vez más indefensa y aturdida en ocasiones.

-Nayet, me siento avergonzado, tan solo deseaba tu felicidad, pero veo que me he equivocado. Me podrás perdonar alguna vez.

-Ojalá se pudiera echar el tiempo atrás, y poder rectificar esos errores que cometemos. Lo único que nos queda es luchar e intentar solucionarlos.

-Promete que este hijo que llevas dentro de ti lo seguirás manteniendo. No deseo que lo pierdas, te conozco Nayet y sé que no quieres deshacerte del bebé. Por favor, recapacita es una vida la que llevas dentro de ti. No lo hagas te lo súplico.

Al escuchar aquello, se deshizo de sus brazos para fulminarlo con la mirada, viendo en sus ojos llenos de súplica que no cometiera ese error. Su estado cambió y comenzó a ponerse más encrespada.

《Cuando coja a Harvey fijo que se va acordar de mi》-- Lo que yo haga o no con mi hijo es problema mío. A ti ni te va ni te viene. Ahora déjame en paz, necesito ir a pasar consulta.

--Nayet espera...

Nayet salió enfurecida de la sala de reuniones, ¿Cómo se atrevía Kendal a inmiscuirse en sus asuntos? ¿Quién era él para tenerle que decir lo que debía o no hacer con la vida de su hijo?

Cruzó un largo pasillo topándose con algunos pacientes, a los que atendió amablemente, hasta que pudo divisar a los lejos a Harvey.

Decidida caminó hacia a él, entrecerrando sus ojos, percibiendo una descarga de furia por haberla traicionado.

-Contigo quería hablar.-Empezó hablando Nayet enojada.

-Tú dirás, soy todo oídos.-Dijo Harvey encongiéndose de hombros.

-Cómo has podido traicionarme de esta manera, yo había confiado en ti, y parece que te se ha echo el tiempo corto para llamar a Kendal y contarle lo que me pasa. Eres un gilipollas.

-Nayet, no te consiento que le hables así a mi muñeco precioso.-Respondió Lili, desafiando con la mirada a Nayet. Ambas amigas estaban enojadas y deseaban decirse muchas cosas, o gritar lo que debían de escuchar, aun así prefirieron callar, no estaban en el lugar indicado.

-Nayet, si lo he echo a sido porque queremos ayudarte. Aunque no quieras reconocerlo, aquí tienes unos amigos que están dispuestos ayudarte.-Respondió Harvey apartando hacia un lado a Lili para que se tranquilizase. Al fin de cuentas nadie, salvo él, sabía el secreto que ocultaba Nayet y quiso compartirlo con Kendal. Sabía que a él si lo iba a escuchar, no hacia falta mas que ver como ha sido su encuentro.

-Y también me traicionan.-Masculló Nayet enfadada.-No esperaba que me hicieras esto Harvey, pensaba que eras mejor persona y no un traidor.

-Déjala Harvey, vayámonos, no merece la pena que malgastes saliva, no ves que no quiere escuchar y menos reconocer que al que tiene que mandar a la mierda es a Camilo, es a él a que le tienes que decir que es un gilipollas, no a nosotros que queremos ayudarte a salir del pozo que te tiene metida. Pero para que molestarnos.

-Lili, espera. Lo..siento...-Murmuró mientras se iban sus amigos.

El día tuvo sus altibajos y su momentos de nostalgia. En la última mesa de la cafetería sentada sola podía observar como Kendal hablaba con los demás compañeros, y algunas enfermeras lo devoraban con la mirada, murmurando lo guapo que era el nuevo doctor americano.
Abatida, salió de la cafetería dispuesta a pasar una noche de guardia. Camilo había viajado para que le entregasen un premio al mejor futbolista, lo cual le permitiría estar varios días sola. La noche se echó encima, poco trabajo le esperaba esa noche, solo podía sentarse en una mesa y teclear en el ordenador atendiendo casos de poca gravedad. Agotada, decidió recostarse, la angustia y las ganas de vomitar le estaban jugando una mala pasada. Cuando logró comer algo y tranquilizarse, se tumbó en la cama con sus pensamientos revoloteando en su mente.

El sonido de la ambulancia hizo que dejara de pensar, para volver a su trabajo. El médico de la ambulancia gritaba el estado de la mujer mientras la pasaban corriendo hacia boxees.

Mujer, 31 años, embarazada, sangrando desde hace una hora, con lesiones en abdomen, fractura en zona cervical , posiblemente a consecuencia de varios golpes por parte de su pareja

Nayet junto con otros compañeros se dispusieron de inmediato atender aquella mujer que iba a perder a su bebé.

-Tranquila, está en buenas manos, le ayudaremos. ¿Cómo se llama?-le preguntó Nayet, para que la mujer no se sintiera tan sola y agobiada.

-Valeria. Me llamo así y por favor quiero a mi bebé, no quiero perderle.

Las lágrimas de aquella mujer desesperada por no querer perder a su bebé, tocaron cada fibra de Nayet. Consternada la miró durante unos minutos, pensando lo injusta que era la vida. Aquella mujer no quería perder a su bebé y ella quería deshacerse de él. Durante un buen rato entre varios médicos hicieron lo posible para retener el feto, pero todos sus esfuerzos por conseguir mantener al bebé vivo se esfumaron. Tras varias pruebas, tuvieron que provocarle el aborto.
Valeria no dejó de suplicar por la vida de su bebé, lloraba desoladamente hasta que el sedante la tranquilizó. Acongojada y con su corazón encogido, Nayet miraba a Valeria. Acarició el rostro marcado por los golpes, maldiciendo entre dientes, compadeciendo la, sintiendo lástima por Valeria y por ella misma, dado que se encontraba en la misma situación. Salvo que Camilo no la golpeaba, pero si llegó a darle alguna bofetada. Aquel caso hizo que de alguna manera se despertarse de sus miedos y reaccionase.

Mientras se cambiaba en los vestuarios para marcharse, se encontró con sus amigas, intentó hablar con ellas para pedirles perdón, pero ellas la ignoraron. Comprendiendo lo que ocurría, Nayet desistió de su intento y se marchó. Por el pasillo, se cruzó con Kendal y Gael. Ambos la saludaron hablando de lo ocurrido por la noche. Al llegar una enfermera, puso el aviso que debían de entrar en quirófano, había que operar de urgencia. Kendal no le dijo nada a Nayet, solo la miró intentando hacerle entender que recapacitara.

Horas más tarde Nayet entró en la clínica privida, una enfermera le entregó un formulario para que lo rellenase. Sin poder sostener sus gotas de lamento se hallaba Nayet rellenando el formulario para decidir si pondría fin a su embarazo o no. Con sus manos temblorosas, mil lágrimas descendían por sus mejillas, posó durante unos minutos su mano en su vientre, pidiéndole a Dios que le ayudara. Quería tener a su hijo, pero no de esa manera, no amaba a Camilo y si se enterase que tenía un hijo de él, acabaría obligandola a casarse con él. Y ella no lo quería, amaba a Kendal por encima de su orgullo. Mirase por donde mirase, no había una señal que le indicara que debía hacer. Al entregar el formulario en ventanilla, tomó asiento y siguió esperando a que la llamasen para entrar en una sala donde le practicarían el aborto.

Mientras tanto en el hospital se encontraba Gina esperando a Gael para ir a comer. Tras verlo no dudo en levantarse e ir en su busca. A escasos metros, se percató de otra figura masculina desconocida para ella.
Contoneándose,caminó hacia Gael, éste miro a Kendal e hizo las presentaciones.

-Hola soy Gina ¿y tú?-la descareza de Gina y ese interés repentino por conocer al nuevo doctor no pasó desapercibido para Gael.

-Kendal, así me bautizaron.-dijo a la vez que le extendía la mano.

-Bonito nombre. ¿de dónde eres, eres nuevo?

-Pues espera que te saco el pasaporte y acabo antes.

-Gina, es la hermana de Nayet.-pronunció Gael, cosa que no le hizo ni pizca de gracia a ella. Kendal la miró de arriba a bajo, entiendo muchas cosas que le había contando Nayet, sin duda Gina era guapa, pero en ese momento su corazón correspondía a Nayet y no estaba interesado para nada en Gina.

Durante la comida hablaron de todo un poco, Gina no paraba de tontear con Kendal sin importarle la presencia de Gael. Harto de ver la escena, Gael se levantó y se marchó.

-Gael espera, voy contigo.-Pronunció Kendal, mientras se despedía de Gina y se dirigía hacia la salida en compañía de Gael.

Aquel gesto por parte de Kendal hizo que se retractarse de su opinión acerca de Kendal. De camino para el parking, ambos amigos charlaban de todo un poco, Gael le explicaba cosas referentes a Nayet y Gina. Hasta que le confensó que seguía queriendo a Nayet. El rostro de Kendal se contrajo apretando sus dientes y puños furioso ante tal revelación, volteó su cabeza para otro lado por no sotarle un puñetazo a Gael. Él quería a Nayet, y no iba a consentir que otro hombre se acercara a ella. Puede ser un acto de celos por intentar apartar a cualquier otro hombre del camino de Nayet, ya había cometido la estúpidez de dejarle el camino libre a Camilo y visto el resultado no iba a consentirlo de nuevo. Disimuló muy bien su antipatía hacia Gael, y le pidió que lo dejara en el hotel donde se alojaba.

Dentro de la habitación llamó repetidas veces a Nayet, necesitaba escuchar su voz, estaba aturdido, nervioso y desesperado por saber que había ocurrido. ¿Habría abortado Nayet?

Al salir de la clínica, su estado era algo mejor, se sentía aliviada y orgullosa de sí misma. Al encender el móvil, tenía llamadas perdidas de un mismo número. Intrigada llamó al número.

-Nayet mi amor, por favor dime que has echo. Dime que ese bebé sigue dentro de ti, dime que no has echo una estúpidez, dime que no te sea fundio un fusible y as reaccionado. Pos dios Nayet dime algo estoy desecho en nervios.

-Kendal, Kendal déjame de hablar.

-¡Ay hija mía! Escupe de una vez que me tienes echo ascuas.

-No Kendal, no lo he perdido. Si Dios quiere tendré a mi bebé.

-Nayet, dime dónde estás, necesito verte.

Nayet se lo pensó durante unos minutos a la vez que escuchaba la respiración de Kendal al otro lado. Estaba feliz, contenta, iba a ser madre, y lo mejor que le podía pasar que Kendal estuviese a su lado. ¿Qué podría salir mal?

Tras llamar a un taxi, Nayet se dirigió hacia el hotel donde se hospedaba Kendal, estaba enfadada con él, aun así en ese momento no quería malos entendidos con él. Quería volver a disfrutar de su compañía y poder celebrar su decisión.

Al estacionar el taxi en la puerta, Nayet pagó, pasó dentro del hotel nerviosa, martilleando su corazón en su pecho llena de felicidad a la vez que se moría de ganas de volver a estar en los brazos de Kendal.

Al otro lado de la acera, montada en su coche recién estrenado se encontraba Gina. Sorprendida por lo que acaba de ver llamó a Gael, algo le decía que esos dos iban a un encuentro. Pero éste no le respondió. Sus sospechas podían ser ciertas. Enojada, no tuvo reparos en llamar a Camilo para avisarle que Nayet había entrado en un hotel para encontrarse con un hombre dándole a entender que podía tratarse de Gael.
Al terminar de hablar con Camilo, Gina volvió a llamar a Gael, pero durante varios intentos no obtuvo respuesta. Enfurecida maldijo una y mil veces a su hermana, jurándose a sí misma que se las haría de pagar una a una por seguir estando enamorada de Gael.

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