Capítulo 22
¤¤DEDICADO A TOD@S LOS LECTORES¤¤
Recién duchada y luchando con sus rizos para lucir algo mejor se miraba Violeta en el espejo dándose el último toque con un pintalabios color rosa pálido. Hoy tenía su primera cita con Nacho, pero no era como ella quisiera, si no en plan psicólogo paciente. La abatía tener que ver en esa situación a Nacho. Desde que se besaron en el hospital solo lo ha visto un par de veces dándole la sensación que huye de ella. Debía de animarse por un lado puesto que lo volvería ver de nuevo. «Menos da una piedra»pensó con algo de esperanza.
De pie en la parada del bus respiraba repetidas veces intentando aplacarse. Se subió al bus para ir hacia el hospital perdida en sus emociones. Al llegar fue directa a la consulta donde le asignaron. Esperando fuera agarró una revista intentando desviar sus pensamientos cosa que le era imposible.
―Violeta, como sigues.―Le pregunta Dulce.
―Bueno pues ahí voy, no tan bien como desearía pero lo voy sobrellevando. Hoy me toca consulta con el loquero.
―Anda, no pienses así, Nacho es buen psicólogo veras como te ayuda. Te deseo lo mejor Violeta, y por favor no quiero verte así tan apagada, poco a poco date tiempo, vale amiga.
―Sí, pero me desespero. Quiero volver a mi trabajo, a ser la que era pero tengo miedo de todo.
―Ven dame un abrazo y por favor no llores, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites. Ahora tengo que irme, llámame cuando salgas y nos tomamos un café.
―Lo haré, que buena amiga eres Dulce.
Dulce se despide de su amiga y se marcha para continuar su trabajo. Dos horas después una enfermera nombra a Violeta. Ella sintiendo remolinos de nervios pasa dentro de la consulta. Nada más entrar la enfermera se marcha y los dos se quedan solos. Nacho la mira fijamente a los ojos tragando repetidas veces saliva, ella agacha su mirada atravesándole un nudo en su garganta.
―Buenos días Violeta, hoy es nuestra primera sesión, no la voy alargar mucho para que le resulte pesada, pero si lo deseas y te ves con ánimos de hablar yo estaré encantado de escucharte, mi tiempo es tu tiempo.
―Gracias.
―Póngase cómoda, comencemos con unas preguntas sencillas y después si lo deseas irás hablando tú misma. Si no puedes podemos parar cuando lo decidas.
Los ojos de Violeta se llenaron de agua y no precisamente de tener que volver a revivir lo que le sucedió, si no por el trato tan borde que le manifestaba Nacho. Dando pequeños sorbos de agua, intentaba de alguna forma recomponerse, pero todo lo veía negro. En ese momento no quería a un médico mirando todo el rato su folio y anotando en el ordenador mostrándose atento sin mirarla, necesitaba a ese hombre que la miraba directamente a los ojos abrazándola para aplacar su dolor.
―No puedo continuar doctor.
―¿Por qué? Te encuentras mal, necesitas que paremos.
―No y si, necesito parar porque yo no quiero esto.
―Violeta, esto puede resultarte muy difícil, pero debes ser fuerte.
―Tú no lo entiendes Nacho, yo no necesito a un loquero que me diga lo que tengo que hacer y lo que no, te necesito a ti. Necesito que me abraces, que me beses y me consueles con tus abrazos y palabras.
―Violeta...―Su voz fue bajando, su mirada se iba transformando, poniéndose delante de ella de rodillas la agarró de las manos sintiéndose tan nervioso y tan deseoso al igual que ella. Sus ojos quebradizos atravesaron los de Violeta, sus corazones latían con intensidad, debían de parar pero era algo que anhelaban, sus rostros ya están a escasos milímetros y sus alientos se mezclaban con un beso suave y benigno.
Un ruido los alertó recomponiéndose inmediatamente, estaban solos, se suponía, pero alguien los había visto. Nacho cambió de actitud rápidamente, miro a Violeta por lo que había sucedido, ella seguía temblando mirando hacia un punto fijo deslizándose sus gotas por su cara.
―Violeta creo que por hoy hemos terminado, toma esta nota para que vuelvan a darte cita.
Al agarrar el papel que le entregaba Nacho, Violeta pudo leer que ya no volvería a ser su psicólogo.
― ¿Por qué?
―Mejor así Violeta lo mejor es que estemos separados. Cualquier estupidez por nuestra parte yo quedaría en la calle y me juego mi carrera. Lo siento.
―Estupidez, esto es lo significo para ti.
―Violeta espera...
Violeta acongojada salió corriendo de la consulta sin mirar a nadie tapándose como podía su cara mojada. Pasó al primer baño que vio, necesitaba mirarse al espejo y ver su rostro. Esa era ella, con una cicatriz en un lado de su pómulo, se la rozo con sus dedos temblorosos siguiendo bajando por su cuello, pecho hasta llegar a la altura de su ombligo. Cerró muy fuerte sus ojos volviendo a revivir aquel día que la violaron, indefensa, débil y golpeada. Esa era la mujer que veía en el espejo, una mujer fuerte cambiada por una mujer endeble y enfermiza. Sólo quiere un poco de apoyo y un hombre que la quiera tal y como es. ¿A caso estaba pidiendo mucho? Nacho era el hombre perfecto, pero todo quedó en ilusiones y falsas esperanzas. Aún más derrotada lloró para aliviar ese sufrimiento que no la dejaba en calma.
―Dulce podemos quedar.
―Sí, claro, tengo ganas de hablar contigo.
Recompuesta y con su cara lavada, salió del baño caminando hacia la cafetería intrigada por saber que lo era lo que le ocurría a Dulce. Al llegar a la cafetería Dulce la fulminó con la mirada apretando sus labios conteniendo su ira.
―Dulce, ¿te ha pasado algo, me tienes intrigada?
―Eres una descarada Violeta. Nunca me hubiera imaginado que eras capaz de hacerle algo así a Nacho.
―Dulce porqué me insultas, qué te hecho para que estés así conmigo.
― A mi nada. Tan solo que me has decepcionado Violeta, no creía que eras capaz de ir besando a un doctor sabiendo que se juegan sus carreras. Y por supuesto no me voy a quedar quieta. Te lo digo por las buenas Violeta aléjate de Nacho.
―Y por qué debo hacerlo, ¿acaso tú estás enamorada de él?
―Nacho y yo fuimos novios hace tiempo, y ya sabes lo que dicen: donde hubo fuego quedan las cenizas... Avisada estás Violeta.
Violeta se quedó sentada desconcertada ante las palabras de Dulce al mismo tiempo espantada por lo que le había confesado. Dulce era su amiga, pero Nacho era el hombre que le gustaba y el que necesitaba en estos duros momentos de su vida, ¿Cómo podía alejarse de él? ¿Debía hacerlo?
Sola caminando por la calle abrazada así misma pensaba en todo, pensaba en Nacho. Debía de tomar una decisión, tenía que alejarse de él supuesto que él mismo se lo había pedido. Dulce era su amiga, si fueron novios puede que todavía esté enamorada de él y ahí su comportamiento.
Cuando ya no pudo más se sentó en un banco mirando hacia el cielo luchando contra sus sentimientos para que sus gotas no volvieran aparecer.
―Violeta.
La voz de Nacho la hizo de volver su cara hacia donde venía el caminando. Junto a ella se sentó acariciando su rostro en silencio sin poder aislar su mirada de ella disculpándose la abrazó todo lo fuerte que pudo envolviendola entre sus brazos para demostrarle que sentía algo por ella.
Violeta confundida preguntó que ocurría con una voz que ya no parecía la suya debido a la tristeza que la abarcaba.
―Violeta perdóname por mi comportamiento, no deseo lastimarte y te pido por favor que no me veas como un doctor, quiero ser algo más que tu doctor.
―Mi amigo.
―Mírame―Le ordenó alzando con sus dedos su barbilla. ―¿A caso lo que ves ante ti es un amigo, o es un hombre enamorado? Me gustas Violeta, eres linda, y me da mucho coraje tener que haberte conocido en estas circunstancias, en ocasiones pienso que ha sido el destino, y eso me tranquiliza para decirte que me des una oportunidad, pero fuera del hospital y cuando no seas mi paciente, te pido que lo entiendas.
―Siento mucho que tengas que pasar esto por mi culpa. Pero yo solo te veo como un amigo. Gracias por todo Nacho.
Ella se levantó clavando sus ojos en él temblando por dentro, dándole la espalda se marchó, dejando a un hombre interesado en ella y devoto a sus sentimientos.
______________________________________
ESTE CAPÍTULO QUERÍA TAMBIÉN DEDICARLO A TOD@S LAS PERSONAS QUE LA VOTAN Y ME DEJAN SUS COMENTARIOS. GRACIAS POR VUESTRO APOYO. ☺☺
♡♡Mian Jollel♡♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro