Capítulo-14
La noche había sido larga, Nayet decidió quedarse al cuidado de Violeta. De vez en cuando iba a la habitación de Camilo. Que guapo y joven se veía durmiendo. Qué pena que no pueda llegar a caminar. Y si lo lograse sería a través de una operación muy arriesgada.
«¡Qué pena!» volvió a pensar, que injusta era a veces la vida. Entre sus pensamientos volvió hacia la habitación de su amiga. Allí en el silencio de la noche, un grito agudo sobresaltó a Nayet y varias enfermeras. Violeta se hallaba tirada en el suelo con las manos rojas de sangre. Había intentado suicidarse cortándose las venas con un vidrio. Nayet comenzó a reanimarla, las enfermeras le taponaron la herida haciéndole un torniquete. El estado de Violeta era estable aunque se haya inconsciente, afortunadamente no llegó a más. Algo más estable, le pusieron un calmante. Nayet miraba a su amiga, esos moratones de su rostro estaban desapareciendo, su dolor y dignidad seguían ahí presentes. Tocada su fortaleza, hundida y destrozada por un miserable que le ha destrozado su vida rompiéndola en mil pedazos.
Nada más llegar Nacho a su consulta, Nayet lo esperaba fuera ansiosa y preocupada por su amiga. Entre llantos le pide a Nacho que ayude a Violeta contándole lo ocurrido anoche. El pecho de él se contrajo, agachó su cabeza mirando hacia el suelo furioso, no podía creerse lo que la desesperación le había traspasado para hacer una cosa semejante. Con sus ojos cargados de agua, Nayet seguía hablando mientras Nacho percibía una pequeña molestía en el centro de su pecho que aumentaba.
Pasó dentro, agarró el historial clínico de Violeta y marchó hacia su habitación. Allí estaba ella medio adormilada y sin ser consciente de lo que había echo.
-Violeta ¿estás bien?
-Doctor quiero morir, no puedo soportar este dolor que se va apoderando de mí destruyéndome.
-Violeta, dame tu mano. Mírame a los ojos. Eres una mujer fuerte. Si lo eres, lo que te ha pasado no se como explicártelo, han echo una atrocidad, primero marcandote tu rostro después violandote. Date tiempo, nunca lo vas a olvidar, sin embargo tu entereza y vitalidad te ayudaran a ser esa mujer que debes ser. No te hundas, yo estaré ahí para ayudarte. Toma mi mano, aceptala, porque juntos saldremos a delante.
-Gracias, doctor.
Las lágrimas de Violeta recorrían sus mejillas sin apartar sus ojos de Nacho que la miraba con tanta ternura que sentía su corazón acrecentando a un ritmo incontrolable dentro de su pecho. Era una locura, pero dentro de el podía notar esas emociones que le hacia sentir Violeta, sin más preámbulo cerró la puerta, despacio le acarició el rostro a Violeta acercándose lentamente, primero rozó sus labios con sus pulgares, un pequeño gemido salió de su boca consiguiendo que él tomara entre sus manos su acalorado rostro para probar sus labios con un beso tan exquito como agradable. Al abrir los ojos ambos no supieron que decir, solo se miraban intentando adivinar lo que sentían uno de otro.
Nacho acarició el cabello de Violeta hasta que una enfermera pasó interrumpiéndoles. Violeta no apartaba sus ojos de Nacho elevando sus labios con pequeño brillo en sus ojos. Había sido el beso más dulce y apetecible que jamás le habían dado.
Nacho la miraba fijamente con un destello en sus ojos marrones, había empezado a gustarle Violeta, era la mujer perfecta que siempre soñaba para compartir su vida. El problema es que ahora es su paciente, y debe alejarse por su carrera, lo tiene prohibido. No debe mantener ningún contacto con alguna paciente que no sea el profesional. Desilusionado se marcha, ¿cómo ha podido pasar algo así? ¿Se puede mandar en el corazón? ¿podrá mantenerse alejado después de haber probado la miel de los labios de Violeta?
Tras mil intentos convenciendo a su amiga. Violeta le anima a que salga a tomarse una copa con sus compañeras. Dándose por vencida Nayet queda con Dulce y Lili.
Arregladas para desfogarse en una discoteca que habían inaugurado hace poco, pasan las tres amigas. La discoteca es genial con buen ambiente y música de todo tipo retumbando por los altavoces. Emocionadas van hacia la barra a por sus bebidas, entretenidas mirando al guapo camarero, Lili le hace una señal ha Nayet. Esta intrigada mira hacia atrás pudiendo observar a Gael flirteando con otras mujeres. Sus ojos se quedan fijos en él que sigue tonteando con esa chica. Su respiración aumenta padeciendo un rencor hacia él. Se gira para seguir hablando con sus amigas disimulando que con ella no va la cosa. Engañándose a sí misma. Le ha escocido ver a Gael en compañía de esas mujeres y más tonteando con una de ellas.
-Hola hermanita y compañía.-Anuncia su llegada Gina mirando de arriba a bajo a las amigas de su hermana haciendo un gesto de desaprobación.
-Gina, que tal. Te tomas una cerveza con nosotras.
-Me encantaría pero me espera Gael, para tomarnos una copa.
-Ya lo he visto está en buena compañía.
-No me importa, ahora cuando me vea no va tener más que ojos para mí.
Gina se marcha buscando a Gael. Al verlo ella lo besa, sin embargo él la rechaza. En toda la noche Gael le ha prestado ni un minuto de atención a Gina. Nayet que intenta divertirse con sus amigas no puede, una furia avanza despacio por su organismo viendo el desplante que hace Gael a su hermana y ella sigue detrás de él como una imbécil.
Harta de la situación se va hacia donde está Gina rogándole a Gael. Nayet agarra a su hermana de un brazo y la saca de esa situación.
-Qué haces Nayet. Te se va la cabeza.
-No. La que no tiene sentido común eres tú. Como puedes permitir que ese hombre te trate así.
-¿Estás celosa? Hermanita.
-Deja de decir estupideces y abre los ojos.
-Ya lo entiendo, te da envidia que yo esté con Gael mientras que tú no puedes estar con él.
-¡Cállate! Ahora mismo te voy a demostrar que Gael siente algo por mí.
Dejando atrás a su hermana sale en busca de Gael, cuando lo ve decidida sin pensárselo lo besa. El la recibe gustoso saboreando esos labios que lo traen loco.
De un empujón se separa de ella molesto.
-¿Qué haces Nayet?
-Yo...
-No vuelvas más hacerlo.
-Gael dime lo que sientes por mí. Tú puedes decir una cosa pero yo acabo de percibir tu ímpetu al besarme.
-Venga ya Nayet. Tan sólo eres una chica corriente, lo que pasó el otro día fue un error. Te dije que lo olvidases y no te montaras películas.
-Vaya hermanita ya veo cuanto te ama Gael. Anda boba, qué creías que Gael se iba a fijar en ti. Por favor admítelo, no eres como yo. No puedes atraerlo aunque quieras.
Nayet fulminó a su hermana con sus ojos entrecerrados y se marchó. Había echo el mayor ridículo de su vida. Las tres amigas se marcharon. Después se marcharon a otros pub, para seguir bebiendo, el alcohol tenía que hacer su efecto, necesitaba olvidar.
Bebida más de la cuenta, Nayet comenzó a tontear con unos ingleses. Se lo presentó a sus amigas, bailaron rieron...el ambiente era bastante bueno, de pronto su estómago pedía un respiro. Caminando a trompicones llegó al servicio de hombres, metió la cabeza en el retrete vomitanto que parecía que le iba a dar algo. Unas manos masculinas le sujetaron el pelo, acariciándole la espalda.
-¿Mejor?
-No. Creo que ahora me toca entrar en coma alcohólico.
-No creo.
La cabeza de ella comenzó a darle vueltas, sus piernas flaqueaban y cayó al suelo desmayada.
El enseguida la cogió y la reanimó. Cuando vió que reaccionaba la sacó de aquel lugar, la montó en su coche y la llevó a su habitación de hotel. Medio inconsciente Nayet quería hablar, pero todos sus esfuerzos eran en vano. Tumbada en una cama desconocida con un hombre desconocido tumbado al lado suyo se quedó profundamente dormida.
«Donde estoy». Pronunció Nayet que sentía un terrible dolor de cabeza. Se incorporó como pudo,todo era muy extraño ¿qué hacía ella allí y cómo había llegado?
Se dió una ducha intentando hacer memoria. Pero nada. Pareciese que su memoria se hubiera quedado bloqueada cuando salió de aquel lugar riculizada por Gael y Gina.
Tenía necesidad de llorar, se miró al espejo retocándose su pelo húmedo, se miraba con detenimiento durante unos minutos a ese espejo. Sólo se veía ella, cerró los ojos y las palabras de Camilo aparecieron. «Tú eres tú, y tu misma te debes querer y valorar».
Respiro hondo, abrió los ojos y sonrío. No iba a llorar por dos personas que no merecen la pena. Con una flamante sonrisa salió de aquella habitación necesitaba hablar con Dulce o Lili alguna tenía que saber que fue lo que ocurrió anoche...
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