¡Dios mío!—pronunció Nayet balbuceando mientras se tapaba con su mano la boca.

-Joder; y ahora qué hace esta aquí.

-Gael Zuniga, se puede saber que es lo que pretendías hacer en mi fregadero.

-Yo pues mira que no tenía nada qué hacer... iba a fregar los platos con Nayet.

-Ya, sí. Y yo acabo de ganar un bingo. Mañana mismo llamo al veterinario para que te pongan una inyección contra el cero. Porque hijo, bien vista te la tendrán.

-Esto Charito nosotros...

-Déjalo Nayet. Sé como es mi nieto, y ante un mujer no se priva de darle sexo.

Nayet comenzó a sentir como sus mejillas se ponían como la grana, miraba a Gael que permanecía quieto apretando su mandíbula sin apartar sus ojos de su abuela que seguía regañándole como un quinceañero pervertido.
Disculpándose algo avergonzada Nayet se marchó. Tras cerrar la puerta Charo seguía regañando a Gael por su comportamiento. Tras haberlo dejado en evidencia delante de Nayet, molesto se va para su habitación cerrando la puerta fuerte.

-Dime Charo. ¿Te ha ocurrido algo que no vienes?

-¡Ay! Seferina, resulta que cuando he venido a por las pastillas, me encontrado con mi nieto y tú nieta en plan melancólicos.

-No me digas. Qué vergüenza, hablaré con Nayet.

-No si eso no me fastidia, lo que me joroba que había quedado con Separio para magrearnos un poco, y con Gael dentro de la habitación no puedo coger la viagra.

-Vamos que hoy toca pan y agua.

-Ajo y agua. Capullo de mi nieto, mira que tener planeado una noche de sexo y no poder, yo lo mato.

-Buena hija, tranquila otro día será.

-Eso espero. Lo llamaré para disculparme.

Temprano, antes de su hora de trabajo Nayet llegó al hospital, se cambió de ropa, se fue para recepción, se puso al corriente de lo que iba ser su jornada. Agarrando varios historiales entre su pecho con su cabeza gacha pensaba como iba a mirar a la cara a Gael después de lo que casi hubiera pasado si no hubiera llegado Charo. Al pasar dentro de su consulta, lo miró fijamente como jugaba con el boli en su boca, percibiendo una pequeña excitación.

-Hola Gael. Qué tal.

-Buenos días Nayet. Doctor Zuniga, o tengo que recordarte dónde estamos.

-Lo siento. -Pronunció confusa sin saber que estaba pasando.

-Nayet, voy a ser claro espero no tener que repetirlo más veces, lo que sucedió anoche, no significó nada, de echo yo creo que la cosa no hubiera llegado a más aunque nos pusimos un poco tontorrones. Me refiero por lo profesional me entiendes.

-Sí. Perfectamente. Lleva razón fue una locura por ambos pensar que íbamos acabar en la cama. Qué irónico ¿verdad? Bueno me marcho, vendré más tarde para comentar los casos de los pacientes. Que tenga buen día.

Al cerrar la puerta Gael se echó para atrás en su sillón pasando sus manos por su cabello repetidas veces dándole vueltas al comportamiento que ha tenido hacia Nayet. Si no lo hace así pondrá en peligro la plaza que tiene en el hospital y un certificado firmado por el director de uno de los mejores hospitales le abriría muchas puertas en lo profesonial. Jamás podría perdonarselo si ella perdiera esa oportunidad por mantener un lío con él.
Abatido, apoya su frente en la mesa preguntándose porque le atrae tanto Nayet y al mismo tiempo debe intentar poner distancias para no lastimarla.

Tragando su saliva intentando deshacer ese nudo que minutos antes se ha formado en su garganta pasa a la habitación de Camilo.

-Buenos días. ¿Cómo se encuentra?
Al escuchar su voz, Camilo gira su cabeza dedicándole una sonrisa. Sus ojos verdes se encuentran con los marrones de ella devolviéndole otra sonrisa.

-Ahora mejor. Gracias. Sólo quiero preguntarle si volveré a caminar.

-Estamos haciendo todo lo posible para que vuelva a caminar. No podrá seguir jugando al fútbol pero si caminar.

-Me pongo feliz de que me diga eso. Doctora.

-Nayet. Llámame así, aún no soy médico oficial. Sólo soy residente.

-Da igual. Será muy buena doctora.

-Eso espero. Ahora van a venir a por ti y seguiremos haciéndote pruebas para darte mejor un diagnóstico.
En su cama empujado por un celador Camilo no dejaba de pensar en ella. Había estado saliendo, por llamarlo de alguna manera con modelos, actrices...tan sólo su interés hacia ellas era placer. Sin embargo había algo en ella, difícil de explicar, fácil de sentir a través de sus luceros cuando mira dulce cuando sonríe. Mujer , honesta, sincera, desinteresada y generosa con sentimientos puros y personalidad transparente consiguiendo quererla sin objeciones. Así la veía Camilo deseoso de llegar a más con ella.
Dentro de la sala de pruebas, Camilo se puso algo tenso, encontrarse metido en un tubo le daba claustrofobia. Sus oídos escucharon su voz suave y melancólica. Cerró sus ojos para dar comienzo a una de las pruebas que iban hacerle ahora más tranquilo sabiendo que Nayet estaba allí.
Al finalizar algo cansado, Camilo buscaba con la mirada a Nayet. Cuando estuvo a su altura agarrándole la mano inconscientemente con su habitual sonrisa le comentó lo bien que se había portado. Hasta mañana no sabría los resultados. Le acompañó hasta su habitación, comieron juntos él no podía dejar de mirarla sintiendo un pequeño cosquilleo tal vez atracción. Ella ingenua de la forma de mirar de Camilo hablaba sin parar. Se despidió de Camilo y marchó hacia la consulta de Zuniga para revisar las pruebas de Camilo.
Tras la puerta con su mano en el aire para llamar pudo escuchar una breve conversación. Su estómago se contrago, sus pulsaciones iban a más. No podía creerse que horas antes Gael le dijo que no llegaría a nada con ella y ahora este escuchando como Gina le invita a cenar. Aceptando él. Inhalando todo el aire que puede y soltándolo por la nariz para aliviar sus nervios recomponiéndose algo pasa dentro.

-Hola Nayet ¿qué tal estas?

-Bueno trabajando bien.

Gina mostraba una sonrisa de oreja a oreja, podía ver el odio de su hermana marcado en sus ojos. Nayet giró la cabeza y continuó hablando con Gael revisando las pruebas de Camilo.
Gina sentada en un sofá pequeño con sus piernas cruzadas miraba a Gael intentando llamar su atención. Para su contra él no apartaba sus ojos de Nayet. Su envidia empezó a surgir, no podía permitir que su hermana acaparara toda la atención de ese hombre tan guapo, debía no, tenía que hacer algo para hacerle entender a su hermana quien era la mejor y la más guapa. Se levantó clavando sus ojos en su hermana celosamente. Al ver que la conversación estaba acabando se acercó por detrás a Gael colocando sus manos en sus hombros dándole un pequeño masaje bajando su cara para besar su cuello. Nayet no podía mirar, disimulando que aquello no le estaba afectando se levantó casi no le salían las palabras y se marchó lo más rápido que pudo. Al cerrar la puerta esperó unos minutos, no escuchó nada. Podía hacerse una idea de lo que estaba ocurriendo. «Ojalá lo piyen y lo echen del hospital» pensó. Sus ojos alertaban en llenarse de agua. Pero no, no iba a llorar. Caminó hacia la habitación de Violeta necesitaba desahogarse, pero ella estaba durmiendo. Siguió andando hasta llegar a la habitación de Camilo. Allí se sentó tapándose su cara con sus manos para dar salida a sus gotas.

-Nayet, por favor no llores.

-Camilo, ¿porqué soy tan estúpida?

-A mí no me lo pareces.

-Caigo una y otra vez en lo mismo. Me juro a mi misma que nada que salga de su boca me va afectar y si me afecta. Pero claro tratándose de Gina, la perfección en persona. Yo no soy tan guapa como ella.

-Escúchame Nayet. La belleza no es un cuerpo 10 y un rostro bonito. Aunque por desgracia comemos más con los ojos. Para saber si una persona es bella hay que conocerla. Tú eres tú, nunca lo olvides. Nadie te va querer más si tú misma no te aceptas y te quieres. Nadie somos perfectos. Recuerda lo Nayet.

-Camilo...

-Recuerdalo siempre. Recuerda lo cuando te mires al espejo y veas quien esta ante él. Eres preciosa Nayet.

-No sé que decir, me has animado mucho. Gracias.

Se abrazan, Camilo exhala el perfume de Nayet sintiendo como su corazón martillea en su pecho.
Ella se despide de él más animada. Mientras la sigue con su mirada piensa en lo bonita que es y el día que pueda sostenerse entre dos piernas para darle su cariño y demostrarle que si es perfecta. Aún debe pasar mucho tiempo. Durante ese tiempo Nayet debe intentar olvidar a Gael si quiere ser feliz.

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