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Los ojos de Nayet se movían de un lado a otro rápidos atónita de ver esa escena. Se giró sobre sus talones y se marchó aparentando que lo que acaba de ver no le molestaba para nada. Con naturalidad aguantó un pequeño nudo en su garganta, empezando hablar con Lili. Su mente no estaba muy puesta en lo que le contaba Lili, aunque quisiera sus pensamientos iban dirigidos a Gael. ¿Por qué le estaba engañando de esa forma? Se preguntaba una y otra vez.

A solas en su habitación, ya no podía soportarlo más, se abrazó a sí misma cayendo en el colchón liberando su padecimiento a consecuencia del dolor que le causaba Gael y su hermana.

--Amiga qué te pasa. ¿Por qué lloras?

--Por todo, Violeta. Primero no tengo noticias de José Arlhey. Desde que se marchó hace casi dos meses no se nada de él. Ni me ha escrito, ni una llamada, nada. Y por otro lado, me gusta mi jefe el doctor Zuniga. Cuando pensaba que yo también le gustaba aunque sea un poquito, un poco por mí manera de ser, por mí físico creo que no. Voy y lo veo besándose con Gina. Violeta soy una estúpida, me hecho ilusiones para acabar así.

-- Nayet no eres estúpida, mira yo no te puedo ver pero siento tu belleza aquí en tú interior. Puedo palpar tu rostro e imaginarme tu sonrisa, tus ojos todo lo bonito que tienes pero no sientes. Para ver debes de sentir, debes sentirte bien contigo misma.

-- Nayet, Lucas lleva razón. Si José Arlhey no te escribe será por algo, no pierdas las esperanzas. Acuérdate que cuando regrese te va pedir en matrimonio. Y sobre ese doctorcito sólo te has dejado deslumbrar, y ya sabes como es Gina, le gusta acaparar todas las atenciones.

--Gracias. Qué haría sin vosotros.

--Venirte a tomarte una copa mientras yo trabajo. Invita Lucas.

Más relajada Nayet se metió en la ducha. Siguiendo los consejos de Violeta se puso una falda de tubo negra con un top rojo subida en sus tacones. Con su pelo suelto y maquillada se veía muy linda, su felicidad no tardó en aparecer.

Al llegar a la disco, Violeta le puso una copa a sus amigos. Sentados en un taburete hablan y reían. Al ritmo de la música los dos amigos no paraban de bailar incluso varios muchachos bailaron con Nayet piropeándola.

La madrugada se echó encima y poca gente quedaba en la disco. Lucas agotado se marchó antes, Nayet se quedó un rato más para acompañar a su amiga. Al parecer Rosaura, una compañera que le tiene tirria no la deja en paz. Todos los días las mismas discusiones y los mismos malos entendidos. Rosaura se piensa que Violeta coquetea con Richar el hombre que le gusta, sin embargo él muestra poco interés hacia Rosaura. Richar sólo tiene ojos para Violeta.
Como todo un caballero Richar se ofrece para acompañar a las dos mujeres, Violeta no tarda en ponerlo en su sitio consiguiendo con su carácter que la atraiga hacia el besándola.
La pelea entre Rosaura y Violeta da comienzo, hasta que ésta celosa y envidiosa agarra un vidrio de una botella rota arañandole el rostro a Violeta.
Nayet se pone por medio sacando la cara por su amiga, demasiado tarde, el rostro de Violeta sangra. Nayet la cura tratando de tranquilizar a su amiga. Al llegar al hospital, Nayet acompaña a su amiga para que la curen, la herida de su cara es algo profunda y deben coserla. Violeta inmóvil llora, esa mujer le ha fastiado complicándole su vida. Violeta dependía de su belleza para poder trabajar y mandar dinero a su familia. Ahora con esa herida en su rostro quedándole una cicatriz su belleza menguará, ya no volverá a ser la misma.

Tumbada boca arriba con un espejo en la mano, con su mirada puesta en un punto fijo llora desconsoladamente.

--Violeta amiga anímate, verás como podremos salir adelante.

--Como, Nayet, yo dependía de este trabajo. No sé hacer otra cosa que servir copas y aguantar a borrachos sus groserías. Mírame Nayet, mira esa cicatriz en mi rostro, mírame Nayet soy un monstruo, quien me ha contratar para trabajar, que hombre se va fijar en mí. Quien, nadie. Mi vida se ha desmoronado y todo por una loca desquiciada celosa.
Abrazando a su amiga entre sollozos intenta tranquilizarla hasta que el sueño las vence.

Sin dejar de pensar en su amiga busca a Nacho para que le ayude.

--Nacho necesito de tu ayuda.

--Tú dirás, cuéntame.
Nayet toma asiento y comienza a contarle lo sucedido con su amiga. Éste promete que hará lo que pueda para ayudarla.
En ese momento aparece Gael. Nayet incómoda se marcha, la mano de Gael puesta en su codo hace que se detenga.

-- Qué quieres Zuniga.

--Nayet ¿por qué me evitas?

--Será por que tengo cosas mejores que hacer que ver como te besas con Gina. Con mi hermana.

--Nayet, es ella la que me persigue, yo no quiero nada con ella. Yo te quiero a ti.

--Muy alagador por tu parte. Pero tú juego conmigo no funciona.

--Nayet...le susurra muy cerca de su boca. Mírame y dime que no sientes lo mismo que yo siento por ti.

--Gael, vete al infierno.
Saliendo corriendo del consultorio de Nacho fue para la habitación de Camilo. Necesitaba tranquilizarse, poner sus ideas en orden y sobre todo no mostrarse débil ante Gael.

Comenzando a examinar a Camilo se percata de unos movimientos de cabeza. Llama al doctor Romero el neurólogo, entre tanto Camilo abre los ojos. Algo confundido mira a Nayet, ésta le sonríe y él sólo puede pronunciar «Eres tú».
Tras examinar a Camilo y ver que está mejorando se marcha. Su turno había acabado. Gael desesperado por el rechazo de Nayet sale en su busca, encontrándosela en la calle en la parada del bus.

--Nayet, para por favor. Necesito hablar contigo, necesito que me escuches.

Suspirando hondo Nayet se gira diciéndole que lo escucha.

--Nayet necesito que me escuches y creas.

--Si te escucho es porque te creo.

--Yo no fui quien besó a Gina, fue ella quien me besó. Es ella quien me busca. Yo no estoy interesado en ella, si no en ti. Dame una oportunidad y te lo demostraré.

--Okey. Te parece si vamos a cenar y no sé nos vamos conociendo.

--Estupendo. Ven vamos en mi coche donde tú me digas.

Durante la cena Nayet y Gael se contaban curiosidades de sus vidas. La velada estuvo tranquila ambos estuvieron relajados y felices. Al salir del restaurante Gael agarró de la mano a Nayet hasta llegar a su casa, poniéndose muy cerca de ella deseoso de probar sus labios. Nayet escuchó un ruido. Impactados salieron corriendo, al pasar dentro se encontrabada tirada en el suelo Violeta golpeada. Inmediatamente Gael la cogió en volandas para montarla en su coche e ir al hospital. Nayet intentaba que reaccionara, fue en vano. Estaba demasiado golpeaba como para responder. Al entrar en urgencias Nayet y Gael con ayuda de otros compañeros se hicieron cargo de ella. Le curaron sus heridas pero cuando la exploraron Nayet no podía creerse que a su amiga la hubieran violado. Abatida lloró por su amiga sin poder creerselo.
Fuera siguió llorando en brazos de Gael que la consolaba mientras pensaba en Violeta. En un momento de debilidad Nayet besó a Gael, necesitaba ese contacto. Ese beso era apetecible como dulce.
Él la estrechó contra pecho acariciándole su cabello hasta que el sonido de su móvil los interrumpió.
Tras la llamada el carácter de Gael cambió. Nayet lo miraba, quería saber que le ocurría, prefirió callar.
En los pasillos no se escuchaba nada, el ruido de los tacones de Gina alarmó a Nayet. Con ironía y sarcasmo dirigiéndose a Gael entabló una breve conversación. Nayet giró su cabeza para otro lado no se podía creer lo que estaba escuchando. Al despedirse Gina, Nayet se levantó mirando de arriba abajo a Gael reprochándole lo sinvergüenza que era.

--¡Qué! Es que ahora juegas a dos bandas. Habías quedado con mi hermana en cenar.

-- ¿Y con quién he estado?, con ella o contigo.

--De qué me sirve que cenes conmigo si mientes, le estabas poniendo mil excusas. Tan difícil era decirle la verdad.

--Yo no tengo porqué dar explicaciones de mi vida.

--Entonces porque me dices que te crea. No puedo Gael aunque quisiera. Si te gusta mi hermana vete con ella, ella es mucho mejor que yo.

--Ese es tú problema Nayet. Te piensas que todos los hombres vamos tras tu hermana y ni tú misma te valoras. Deberías valorarte más para aprender a querer.

-- Lo sé, no soy perfecta ¿y?. Pero tengo sentimientos y sé lo que es el amor. Dudo que tú sepas lo que es.

--Y yo dudo que sepas más posturas además del misionero. Si es que lo prácticas claro.

En ese momento llegó Gina pasando sus manos por detrás de Gael tocando su cuerpo al mismo tiempo que observaba los ojos enfurecidos de su hermana. Con sonrisa de victoria Gina agarró a Gael de la mano tirando de él para aproximarse más y besarlo. Nayet no lo pudo soportar más y se marchó para el baño. Cerrando la puerta con el pestillo, apoyando su espalda en la puerta echando la cabeza hacia atràs, sus ojos comenzaron a picarle dejando que su dolor se asomase en forma de lágrimas al mismo tiempo que sus fuerzas disminuían resbalándose hasta caer al suelo. Escondiendo su cabeza entre sus rodillas intentaba encontrar respuestas para todo lo que le estaba pasando.

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