Capítulo 10: Una Visita Anhelada Por Mucho
No sé qué me pasaba, no podía reaccionar. Estábamos demasiado cerca, nuestras caras separadas por cuatro centímetros, unos cuatro centímetros que podrían romperse de dos formas, y una de ellas no me agradaba para nada.
Nuestros ojos se encontraron, esos grandes ojos azules me hipnotizaron por completo, jamás había admirado sus ojos por demasiado tiempo. Nuestras respiraciones chocaban entre sí, eran serenas y cálidas. Cranston no se movía y se veía que no tenía intenciones de quitarme para poder levantarse.
Mis nervios aumentaron a mil cuando sus iris se desviaron a un punto específico de mi rostro; mis labios. Él no despegaba su vista de mi boca, y no había que ser adivina para saber lo que estaba pensando hacer. Mis sospechas acertaron en el blanco por el simple hecho de que Cranston quería acordar esos muy significativos cuatro centímetros.
Se estaba acercando. Tres centímetros. Dos centímetros. Un centímetro. Mi mente me decía "no lo permitas, muévete", pero mi cuerpo no acataba esas órdenes. Por impulso fije mi vista también en sus labios. No se porqué pero se veían tan apetitosos.
Sus labios rozaron los míos, sólo entonces fue que pude reaccionar. Sólo en ese entonces fue que mi cerebro se produjo un clic y me dije "¿¡qué estoy haciendo!?". Me moví, y acto seguido me puse de pie.
Eso estuvo cerca, demasiado cerca diría yo. En mi mente no cabía la idea que yo, Roxana Graves, una chica muy reservada a la socialización, haya estado a punto de besar a Max descerebrado Cranston.
Me había encargado de que las hormonas adolescentes no tuvieran tanto efecto en mí desde que entré en la pubertad, al parecer tengo que reprenderlas más para que no dañen mi perspectiva de ver la vida, y no tener que caer otra vez en estas "tentaciones".
—¿Segundo round?—Interrogue mientras me volvía a poner en posición de ataque.
Quería aligerar el ambiente, no iba a permitir que me viera débil después de ese casi beso. Él tardó un poco en ponerse de pie, al parecer no se había imaginado que iba a reaccionar de esa manera.
Luego de un segundo, él ya se encontraba listo para atacar.
Me encontraba muy alerta, pero algo andaba mal. Él no se atrevía a dar el primer golpe. De verdad quería observa que tanto estaba dispuesto a dar en el combate, así que, decidí "incitarlo" un poco.
—¿Qué pasa Cranston?, ¿te acobardaste?—Dije mientras en mis labios se formaba una sonrisa burlona.
—Para nada, simplemente quería ser caballeroso y que la dama empiece primero—Manifestó.
—Deja la cortesía a un lado y atácame...o ¿acaso no eres tan bueno en Kick Boxing?.
—Parece que necesitas otra demostración de mi excelencia en este deporte—Dijo.
—Oh créeme, la necesito, no he sentido todavía tu gran potencial.
No tuve que decir más, al fin quiso dar el primer paso, o debería decir patada, ya que intentó golpearme con una patada circular alta, lo cual esquive de forma rápida con el esquive circular. Luego intentó darme un golpe directo, de nuevo, lo esquive. Intenté proporcionarle una patada frontal, lastimosamente se cubrió con la guardia antes de que mi pie terminará en su rostro, pero eso no lo iba a salvar tan fácil. Cuando dejó de cubrirse su rostro, aproveché el momento para golpearlo con un golpe directo, afortunadamente para mi, di en el punto indicado: su nariz. Él, llevó su mano a ese punto y antes de que pudiera reaccionar, actúe rápido e incline un poco mi cuerpo a mi derecha y antes de que Cranston lo viera venir, le proporcione un gancho ascendente. El golpe casi hace que perdiera el equilibrio, pero lo recobró justa a tiempo antes de tocar el suelo, claro que eso no hizo que no retrocediera unos pasos.
—Vaya Cranston, me decepcionas. No veo todavía tu mayor potencial, a no ser de que este sea lo máximo que puedes dar...eh, ¿no es así Cranston?.
—No, no es así—Dijo él.
—¿Entonces?.
—Eres una oponente muy desafiante que sabe dar pelea, pero aún así, no dudes que te puedo vencer—Concluyó Cranston con una sonrisa en su cara.
—Entonces déjate de charlas y demuéstramelo.
Cranston soltó una risa corta antes de decir:
—No llores cuando estés en el suelo.
—Ten por seguro que no lo haré.
Cranston se puso en posición y atacó. Intento darme una patada media, claro que yo lo esquive a tiempo, luego procedió a darme un gancho oblicuo, pero me puse en guardia para evitar el golpe. Lastimosamente no vi venir el puño girado que golpeó mi cara, seguida de una patada circular baja para dejarme tendida sobre la colchoneta que cubría el piso.
Cranston, puso su pie sobre mi declarando que me había dejado sobre el suelo justo como él había dicho.
No recuerdo muy bien la última vez que estuve en una situación similar, ya que nadie me había logrado vencer como para dejarme así. Había pasado ya mucho desde que mi instructor me había derrotado de esta forma, si no recuerdo mal, esa fue mi última derrota, claro que eso paso en mis primeros comienzos en Artes Marciales, osea hace ya cuatro años.
Mi vencedor me miraba desde arriba, con una mirada arrogante que me fastidiaba, y una sonrisa burlando en sus labios.
—Creo que cumplí mi propósito, pero eso sí Roxana, no vayas a contradecir tus palabras y empieces a llorar—Artículo él todavía con esa sonrisa burlona.
—No soy tan frágil como piensas, y creo que ya me puedes dejar levantar.
Hizo caso a mis órdenes y dejó que me pusiera de pie.
—¿Quieres combatir un poco más?—Pregunté volvió a posición de defensa.
—Por mi no hay problema—Aseguró todavía con una sonrisa, claro que esta vez no burlona.
Empezamos a movernos en círculo todavía en posición de ataque.
—Por cierto, el primer raund, ¿quién lo ganó?—Interrogue curiosa.
—Deberíamos considerarlo un empate.
—Normalmente diría una objeción, pero esta vez lo dejaré pasar—Vocifere.
Él solamente se rió. Y otra vez, comenzamos el combate.
(...)
Luego de una tarde llena de golpes, ganchos y patadas, Cranston me llevo de nuevo a mi casa. De nuevo, el viaje de regreso fue incómodo para mi. Realmente fue divertido a decir verdad, claro que habría sido más emocionante si hubiera habido un ganador, y ese ganador hubiese sido yo.
Me baje de su moto, y luego, él también hizo lo mismo.
—Y...¿qué tal te pareció?—Interrogó él mirándome fijamente.
—Para ser sincera, realmente me...
Mis palabras se quedaron en el aire, no pude terminar la frase. Cuando estaba hablando vi por el rabillo de mi ojo algo, o más bien a alguien, a alguien que se encontraba en la entrada de mi casa mirándome, mientras su cara irradiaba alegría. Yo, no podía creer a quien estaba observando mis ojos, es más, tuve que fijar totalmente mi vista en esa persona para comprobar de que mis globos oculares no me estaban engañando. Todavía no lo podía creer, mi cerebro no lo procesaba aún, no podía procesar que él realmente estuviera aquí.
Máx Cranston estaba desconcertado, probablemente se preguntaba quién era. No me di cuenta en qué momento él decidió acercarse a esa persona, a ese muchacho que no se atrevía acercarse a mi, ni yo tampoco a él.
—Disculpa, ¿tú quién eres?—Interrogó Cranston después de estar más cerca de él.
—Soy alguien que extrañó demasiado a la chica que se encuentra a algunos metros de distancia—contestó él.
—Perdón pero, eso no responde la pregunta.
—Se ve que la conoces bien, ¿acaso ella no te ha hablado de mi?.
—No—Cranston dirigió su mirada a mi—¿quién es Roxana?.
—Una persona al cual he anhelado volver a ver, y que también he extrañado mucho—Articule ya con las lágrimas en los ojos.
Con las piernas temblorosas me acerqué hasta donde se encontraban.
—Hola, pequeña—Dijo aquel también con ganas de llorar.
—Hola.
Sin poderlo resistir me lancé hacia él para abrazarlo.
—Te he extrañado mucho—Manifesté con las lágrimas por mis mejillas.
—Lo sé, también te he extrañado pequeña.
—¿Alguien me puede explicar qué sucede?—Interrogó Cranston después de unos instantes.
Mi mente se había olvidado de él. Aunque no quería, tuve que romper el abrazo, el abrazo que estaba esperando desde hace muchos años.
—Mucho gusto, soy Christian, y soy el...
—Es—lo interrumpÍ antes de que terminara de hablar—Él es...Mi hermano.
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