Capítulo 29
"El infierno y el demonio han vuelto por los recuerdos"
La vista era increíble y la brisa fría golpeaba mi rostro haciéndome sentir una sensación refrescante. El olor a agua salada era intenso y el sonido de las olas golpear contra las rocas de la orilla era tranquilizante, aunque el impacto de estas me salpicaba ligeramente los pies. Era hermoso a pesar de ser un día nublado, ya estaba por atardecer. Alex me había traído al mar, era simplemente prefecto. Nos encontrábamos sentados en una inmensa roca en la orilla.
—¿Te encuentras bien?– Pregunto sin una pizca de emoción en su voz que delatara su estado. Parecía sereno sólo mirando hacia el frente dándome una vista de su perfil.
No, no estaba bien, sentía un millón de sensaciones recorrer mi cuerpo y una maraña de pensamientos en mi cabeza que me impedía pensar claramente. Solté un soplido y me concentre en la vista que tenia frente a mi.
—No estoy bien.– confesé.
—Allen te gusta ¿no es así?
No me tomo por sorpresa su pregunta aunque un sentimiento muy parecido a la culpa empezó a encenderse en mi pecho. No podía mentirle y no tenía caso ocultarlo sabiendo que él lo sabia.
Asentí y agache la mirada.
—¿Por qué él? –Pregunto con un tono neutro pero que tenia un matiz de reproche... o quizás de odio.
—No es como si alguien escogiera de quien enamorarse.– conteste desganada.
Si por mi hubiera sido habría arrancado este estúpido sentimiento que sentía hacia Allen por qué sabia que estaba mal, que no podía gustarme un chico que ya tenía novia. Simplemente no podía hacerle eso a Sasha ni mucho menos a mi, no podía lastimarme de esa manera enamorándome de alguien a quien jamás llegaría.
—Tienes razón.
Me gire al escuchar las palabras de Alex lo cual fue un grave error al encontrarme con sus intensos ojos azules que hacían mi cuerpo estremecer, una extraña corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo haciéndome casi imposible despegar mi vista de esos hermosos ojos azulados.
— Me gustas.– confesó dejándome helada en mi lugar. Sentí como el aire se extinguía a de mis pulmones, y mi corazón latía frenético contra mi caja torácica. Lo sabía, sabia que Alex gustaba de mi pero no quería aceptarlo. Él ya lo había mencionado antes, con sus acciones y comportamiento pero en esta ocasión era diferente el me miraba a los ojos y se veía la determinación e intensidad en ellos, está vez no había una puerta que nos separara. Algo me asustó e hizo que me sintiera pequeña e indefensa a su lado.— Se que te gusta Clarkson, aunque eso no lo puede entender mi corazón. Puede sonar estúpido pero... no he logrado sacarte de mi mente desde ese primer día de instituto en el que chocaste conmigo, tampoco ayudó mucho que aparecieras en mi camino todo el tiempo. Estoy dispuesto a todo para que te enamores de mí, por que se que lo de Allen no tiene entrada, él está con alguien más y yo quiero estar contigo. Solo necesito saber si tengo alguna oportunidad...
Alex dejo de mirarme para levantarse de la roca en la que nos encontrábamos y se quitó el saco del uniforme, la corbata y por último la playera blanca, luego continuo con el calzado -¿Pero qué estaba haciendo?- No pude evitar sonrojarme y ponerme nerviosa como tampoco pude evitar ver su torso desnudo y definido, en un segundo Alex no estaba más en la roca sino que había saltado al agua, me sobresalte y me levante de prisa mirando hacia bajo, no lo veía y la preocupación seguía. El pelinegro empezó a emerger del agua y lo vi a unos cuantos metros de mi con una sonrisa en sus labios.
—¿Qué estas haciendo? ¿Acaso estas loco? El agua esta helada. Alex sal de ahí. – Grite exaltada.
—El agua esta agradable.– Menciono despreocupado y relajado, como si realmente el agua no estuviera congelándolo.
El chico se ha vuelto loco.
—Sal de ahí Alex.
— Ven conmigo. –Alex extendió su mano fuera del agua hacia mí. Yo no sabia nadar como podía aventarme al agua así, estaría loca si lo hiciera.– Estoy aquí esperándote Annie, ¿vendrás a mi?
Me quede quieta observando a Alex, su pregunta tenía un tono de esperanza mezclado con miedo; mi corazón estaba agitado y mi mente confundida, sabia el poder que esa pregunta tenía ¿iría a él? ¿realmente me lo estaba planteando? No podía negarlo más. Mi corazón estaba empezando a tomar otro rumbo, uno desconocido y que me transmitía mucho más miedo que el estar enamorada de Allen. Uno que podía acabar completamente conmigo.
Quería arriesgarme.
Mientras mi mente seguía trabajando en la situación mi cuerpo estaba reaccionando y sin darme tiempo de detenerme a analizar las cosas yo ya me encontraba dando un salto hacia el agua, el impacto de esta contra mi cuerpo amortiguo el sonido del grito que di al saltar, sentí el agua helada colarse por todo mi ropa empapandome por completa. Mi cuerpo se sumergió por completo hasta que sentí unos fuertes brazos tomarme por la cintura y sacarme a la superficie. Al salir aspire todo el aire que me era posible, mi cuerpo estaba temblando pero mi corazón se calentó al mirar la tierna sonrisa que Alex me dedicaba.
Suena cursi ¿cierto? Pues digan le eso a mi estúpido corazón que no dejaba de saltar en mi pecho.
Nuestras miradas se quedaron entrelazadas hasta que sentí un ambiente asfixiante y una necesidad de acercarme más a él y por el contrario otra que quería huir lo más lejos posible, estábamos tan cerca que sentí su aliento caliente chocar contra mi rostro, cualquier ligero movimiento de él o mío haría que nuestros labios se rozaran. Alex dio ese movimiento que faltaba, estaba dispuesto a besarme y yo estaba en pánico, agache mi rostro evitando que sucediera. Escuche el suspiro de Alex ante mi rechazo y luego una ligera sonrisa que no llegó a sus ojos con un matiz de decepción que me hizo sentir culpable.
Estaba jugando con fuego e iba a quemarme. Mejor dicho estaba quemandome he iba a destruir todo a mi paso.
—Gracias por venir a mí chica torpe.
Trague duro al escuchar sus palabras estaba nerviosa y más al tener sus brazos aún envolviendome y su cuerpo pegado al mio, el calor de este me ponía aún más inestable. Quite mi vista de él y trate de alejarme de él, pero Alex me lo impedía.
—Me mentiste . – lo acuse temblando de frío. Quería terminar con esa incomoda situación .– el agua está helada.
El soltó una risa divertida. — ¿ Enserio? Para mi es agradable.
Solté un soplido y lo aleje de mi logrando que me soltará.
Un grave error.
Cuando Alex me soltó trate de mantenerme a flote lo cual no resultó y termine hundiéndome, volví a sentir los brazos de Alex sacarme del agua.
—Annie.– me llamo alterado mientras yo trataba de aferrarme a él y no morir ahogada. — ¿Acaso no sabes nadar?.
Negué repetidas veces a lo que Alex frunció el rostro. — ¿Has saltado sin saber nadar?- Pregunto incrédulo y molesto pero ese sentimiento se fue extinguiendo cuando me aferre más a él y una sonrisa divertida cambio su expresión de enojo. El sentir la espalda desnudan de Alex en mis manos era una sensación extraña.– Supongo que te gusto mucho ¿no?
Mis mejillas se tiñeron de un intenso color carmesí, Dios este chico iba a matarme. Y su tacto no ayudaba para nada.
—Por supuesto que no, solo quería saber si el agua era agradable. - mentí.
Te crecerá la nariz como a pinocho.
Trate de ignorar a mi conciencia y me enfoque en no derretirme o salir huyendo de los brazos de aquel pelinegro que me miraba con algo indescifrable en sus ojos.
—Pequeña mentirosa.
Mi corazón se paralizó al escuchar esas palabras salir de su boca, ¿Cómo era posible que pudiera ponerme aún más nerviosa?
—No miento, ahora llévame a la orilla quieres, muero de frío.
Y en eso no mentía, el agua estaba helada.
—¿Y perder la oportunidad de tenerte tan cerca de mi sin que me alejes? Yo creo que no.
—Alex. - me queje.
Pero no sirvió de nada, Alex no estaba dispuesto a soltarme y aunque no quisiera admitirlo yo no estaba dispuesta a que lo hiciera, me gustaba sentirlo cerca de mi, y ese calor que me brindaba su cuerpo era lo que necesitaba para olvidarme de todo por unas horas. Ninguno mencionó lo que ocurriría mañana ni aquella pregunta disfrazada de propuesta, ni mucho menos aquel salto disfrazado de un si. Solo nos quedamos en ese pequeño espacio olvidándonos de todo y viviendo aquello que no nos habíamos permitido experimentar, solo conociéndonos, jugando y riendo. Sin duda una de los mejores momentos de mi vida, y un recuerdo que se quedaría por siempre gravado en mi mente.
Un recuerdo que dolería en el alma.
(...)
Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, mi cuerpo estaba tenso y tenia mis manos en puños encajandome las uñas en las palmas, mi respiración era irregular y una sensación de ansiedad y miedo invadían mi cuerpo.
Un millón de preguntas se agolpaban en mi cabeza haciéndome casi imposible encontrar la indicada. Aquella que les daría el tiro de gracia y no tendrían mas opción que decirnos la verdad. Pero eso era casi imposible sintiendo el mundo de emociones que recorrían mi cuerpo aquellos que no me habían dejado dormir en toda la noche. Me había pasado la noche en vela solo pensando en todo lo que había pasado, por mas que trate de olvidarlo y relajarme me fue imposible y conseguí por lo menos dormir un par de horas.
El aire frío se colaba por mi delgado suéter gris haciéndome temblar ligeramente ya que la ventana del auto se encontraba abierta. El olor a agua salada inundó mis fosas nasales recordándome el día anterior junto con una tranquilidad que solo Alex podía darme en ese momento.
—¿Estas lista?— Pregunto un Alex con expresión seca y distante. Como si lo preguntara sólo por cortar el incomodo silencio que se había instalado.
Después de todo me había acostumbrado a ese Alex, no todo era perfecto y después de todo sabia que Alex era simplemente así, cruel, frío y distante pero con un toque de calidez que podía derretirte en cualquier instante.
— Creo que vomitare en cualquier momento. — confesé tensa.
Me sentía como cuando estabas apunto de descubrir una verdad que no podrías manejar una verdad que nos haría mierda y destruirá todo aquello que considerábamos real, una verdad que tenia la crueldad de destruirnos y eso era justamente a lo que nos estábamos enfrentando.
—¿Tienes alguna idea de por qué nos han citado a ambos? –Pregunto mientras estacionaba el auto.
Tenia varias teorías pero ninguna era lo suficientemente cuerda para considerarla posible. Negué. —No tengo idea.
No sabía que estaba temblando hasta que sentí la cálida mano de Alex tomar la mía enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo; lo observe pero el no me miraba a mi como esperaba si no que sus ojos estaban puestos en nuestras manos, lleve mi vista a estas y vi como Alex entrelazaba sus dedos con los mios, el contacto de su piel con la mía hizo que el bello se me erizara y no pude evitar sentirme incomoda por ello, era una sensación desagradable al ser desconocida.
—Necesitas relajarte o terminaras vomitando en frente de ellos.- comentó con toque burlón que lejos de relajarme revolvió mas mi estómago al plantearme aquel escenario.
Alex fue el primero en romper aquel simple pero significativo contacto y salio del auto dejandome aún un poco aturdida, baje sintiendo mis piernas débiles y juntos caminamos hacia el restaurante que estaba frente a nosotros, en donde estaban esperándonos Allen y Amanda.
Noté el cuerpo de Alex tensarse al momento de entrar al local, su vista se perdió por algunos segundos confuso examinando el lugar susurre un "¿estás bien?" A lo que él solo asintió. No sabía por qué le había ocurrido aquello, tal vez los nervios, el miedo...
Y luego lo vi.
Allen.
Mi error fue mirarle a él de la manera en la que lo hice, vulnerable, débil.
El verlo ahí sentado con su vista puesta en mi, con esos intensos ojos negro que te hacían querer sumergirte en esa oscuridad me hicieron trastabillar, toda duda se disipó y la culpa y el miedo amenazaron con explotar, Allen siempre había sido mi estúpida debilidad, desde el primer momento en que me había salvado en aquella fiesta había despertado un interés en mi y todo en él que gritaba oscuridad frialdad y ese toque de misterio habían sido atrapantes para mi. Esa oscuridad que lo envolvía estaba consumiéndome por completo y no estaba segura de querer salir, quería descifrarlo todo de él completamente y sabia que para ello tenia que herir a muchas personas y no estaba dispuesta a ello. Sentí una culpa abrazadora recorrer mi cuerpo al recordar el momento en el que había saltado, no debí haberlo hecho. Solo había ilusionado a Alex, estaba jugando con él y no quería hacerlo. Pero ya era demasiado tarde y el juego estaba empezando. En un punto me quedé tan sumergida en Allen que Alex tuvo que tomar de mi mano y guiarme a la mesa.
¿Qué estaba pasando conmigo? Así no podía concentrarme. Debía dejar de lado los sentimientos y concentrarme en encontrar respuesta. Ahora Allen no era de confianza.
Y estaba empezando a creer que yo tampoco.
Alex y yo nos habíamos sentado frente a ellos. Yo no podía apartar la vista de mis manos entrelazadas en mi regazo, no era capaz de mirarlos y no por que yo estuviera mal o apenada, no por que yo hubiera ocultado algo, no. Sino por que sabía que si los miraba a ambos encenderían esa rabia que había estado aguantando todo este tiempo, estaba conteniendome, si quería respuestas debía hacerlo.
—Me alegra que hayan venido.— menciono Amanda con voz gélida. En ese momento me dieron ganas de golpearla.
Observe a Alex, parecía despreocupado aunque veía lo tenso de sus hombros, el tampoco estaba cómodo con esta situación.
—¿Para que nos han citado aquí?– la voz de Alex sonó neutral pero demandante con esa aura que lo caracterizaba.
Agradecía que el comenzará con las preguntas ya que yo aun estaba tratando de controlar mis emociones. Allen soltó un suspiro cansado e incluso incómodo. No creia que este fuera el mejor lugar para tener este tipo de conversación pero por alguna razón aquí estábamos.
—Para decirles la verdad ¿No era eso lo que buscaban? –el tono de voz que utilizo Amanda no me gustó nada y tampoco su postura. En definitiva algo estaba mal.
—¿Y por qué nos dirían todo la verdad ahora?– la desconfianza en el tono de voz y expresión de Alex era muy notorio. No podíamos creer todo lo que de ellos saliera después de todo los cuatro aquí éramos expertos en mentir.
—Por que Annie está en peligro.– soltó con rudeza Allen. Su cuerpo tenso y su mirada se posó en mi por unos segundos.
El escuchar mi nombre junto con la palabra peligro activo todas mis alarmas. Mire a Alex, estaba tenso y su mandíbula y puños apretados. Lo sabiamos, tanto el como yo sabíamos que ambos estábamos en peligro.
—Annie sabe muchas cosas que no le conviene a Asten que sepa.
El rostro de Alex y el mío se descompuso en asombro y confusión ¿Cómo era que Amanda sabía de Asten? ¿Que tanto desconocíamos nosotros?
Hasta ese punto de mí no había salido ninguna palabra, pero es que no sabía que estaba haciendo yo ahí. Las respuestas en si no eran para mi, si no para Alex, además de que Asten quería matarme no sabía que relación tenía yo en todo eso. Tal vez mi insistencia en saber algo que no me concernía me metió en este lío.
Además de torpe, entrometida.
—¿Y ustedes cómo saben de Asten?—pregunto Alex con cautela.
—Nosotros sabemos muchas cosas Alex. Incluso sabemos quién eras tú...
—¿Acaso no se te hace familiar este lugar?—continuo Amanda.
Así que no era una conciencia el haber escojido este local, un lugar transcurrido para hablar de este tema. No era buena idea. Pero tenían un propósito.
El rostro de Alex tenía un ligero y casi imperceptible matiz de confusión que oculto muy bien. Lo sabía, le parecía familiar este lugar, lo había notado desde que entró y se le quedó mirando a cada detalle, como recordando. ¿Pero eso que tenía de relevante?
Alex asintió no muy convencido con su rostro fruncido. —¿Y recuerdas a Lucy?.– la pregunta de Amanda no solo descolocó a Alex si no también a Allen que se puso tenso. Alex no respondió.
Por unos minutos todo parecía estar en silencio, aún cuando alrededor de nosotros la gente seguía hablando, riendo y comiendo ignorando por completo lo que pasaba en esa mesa del fondo. Alex tenía la vista pérdida y parecía estar esforzándose en recordar algo que parecía no había vivido.
—Hace unos 8 meses exactamente una chica de cabello castaño y ojos verdes se enamoró de un chico adinerado y mimado, el no era tan malo como todos creían y ella fue la prueba de ello, eran muy diferentes y aún así parecieron encajar tan bien, él era muy especial, la hacía sentir cosas que nadie había logrado o al menos eso decía ella, pero... Este chico no estaba bien y la única persona que lo hacía sentir bien era ella, el tenía muchos problemas con su padre ya que este nunca fue un buen tipo. Cuando los problemas del padre de él comenzaron a salirse control y afectar a toda su familia el chico se vio involucrado en muchos problemas, su mejor amigo trato de ayudarlo pero solo consiguieron que el casi muriera por tratar de ayudarlo, y sin querer la chica también se vio involucrada. —La voz de Amanda sonaba neutral, solo parecía relatar una historia ajena. Perdida en sus pensamientos en recordar los hechos de la historia. —Ella murió el 27 de febrero de este año. No se supo realmente como fue que murió, todo parecieron encubrirlo tan bien solo para no manchar la reputación de un hombre exitoso... Y el chico, estaba cegado por el dolor, la ira, sin pensar en las consecuencias fue a enfrentar al hombre que había causado tantos problemas en su familia y que había causado la muerte de ella... Pero no lo logro, un auto impacto con el de él. El chico no murió pero perdió la memoria y lo olvido todo... La olvidó a ella y... –En este punto la voz de Amanda se empezó a quebrar y el rencor se notaba en cada palabra que salía de su boca.— Nadie hizo nada, simplemente se olvidaron de que Lucy Beker existió alguna vez. Nadie supo cómo murió o quién la mato.
La vista de Amanda se fijó en mí, yo seguía analizando todo lo que había dicho pero parecía no poder, me encontraba en blanco.– Te mentí por que quería que te alejaras de él antes de que te ocurriera lo mismo, pero no podía decirte la verdad... Al final de todo no sirvió de nada, eres igual a ella ¿sabes? No físicamente, pero tienes la misma esencia, el mismo carácter y personalidad... La misma capacidad para meterse en problemas.—En ese punto no me había percatado de que ambas estabamos llorando, hasta que sentí las calientes lágrimas estancarse en mis labios.
La maldita opresión en el pecho había vuelto y no sabía el por qué me sentía tan mal, denota una gran tristeza que no me dejaba respirar, sentía una fuerte presión en el pecho y una preocupación que nunca había sentido antes... Ahora entendía por qué siempre me afectó tanto lo de Lucy, yo era igual a ella y estaba siguiendo sus mismos pasos.
Alex se quedó callado mirándola perplejo y yo en ese punto no podía dejar de temblar.
—Ese chico soy yo...
—Por ello nos alejamos de ti, sabíamos que en cualquier momento podrías recuperar la memoria y los recuerdos te volverían a perseguir, teníamos que alejar todo aquello que te hiciera recordar y nosotros éramos parte de ello, tu padre estuvo de acuerdo con eso.... –Allen hablaba de prisa, exaltado como intentando hacerlo entender pero se vio interrumpido cuando Alex se levantó de golpe de la mesa y salió a toda prisa del local.
—Alex.– grito Amanda tras él y se levantó de la silla estaba dispuesto a seguirlo pero Allen la detuvo del brazo haciendo que se sentara de nuevo.
Yo aún me encontraba aturdida con toda lo que habían dicho, las piezas empezaban a encajar, jamás imaginé algo como aquello.
Quería salir corriendo de ahí y encontrarme con Alex, pero ni siquiera podía moverme. Cuando por fin salí de mi trance me levanté de prisa y corrí a la salida pero lo que dijo Allen me detuvo.
—Él aún no a terminado Annie, la siguiente eres tú ¿Por qué crees que tanta insistencia de Amanda el que te alejaras de él? Solo estábamos tratando de protegerlos... De protegerte. ¿Crees que el simplemente se detendrá ahí? ¿En un susto? Él ya ha intentado matarte y no va a descansar hasta acabar contigo como lo hizo con ella.
Me trague el nudo que se había formado en mi garganta y terminé de salir del local. Si ellos se habían alejado de él con la estúpida escusa de no hacerlo recordar yo me quedaría con él, yo no sería una cobarde. El aire frío golpeaba con fuerza mi rostro haciendo volar mi cabello, mire al rededor pero no veía a Alex por ningún lado. ¿Se había ido? El auto seguía ahí pero no había rastro de él.
Camine por el muelle buscando a Drop pero no lo encontré así que tuve que caminar hasta la playa. Lo que vi intensificó la preocupación y el nudo que se había formado en mi garganta. Alex se encontraba gritando y pateando todo a su paso, noté que sus nudillos estaban manchados en sangre por los cortes en ellos recién hechos. De seguro se había agarrado a golpear algún objeto hasta dejarse eso. Me acerqué a él de prisa antes de que se hiciera aún más daño. Cuando intenté tomarlo de los brazos se safo bruscamente y volteó a verme con ira.
—Lárgate, no quiero verte.– grito exaltado.
Me asusto, y mis ojos se aguaron sin poder evitarlo, no por su grito ni la manera en que me alejo de él si no por qué sabía que él estaba mal. Negué con la cabeza al no poder hablar, y sin permiso las lágrimas empezaron a salir.
—Aléjate como ellos.— Exclamó y se volteó furioso con las manos en la cadera. —Aléjate como debió hacerlo ella... –la voz de Alex se quebró en aquella última oración lo cual lo enfureció más.
—No lo haré.— dije con voz temblorosa pero segura. No lo haría, y menos en ese momento.
La vista de Alex se fijó en mis ojos, se quedó unos segundos pensando en ello. Volteó su mirada y pude ver lo tenso que estaba y la fuerza que estaba ejerciendo en su mandíbula. Di un salto en mi lugar al escuchar el grito de Alex.
—Ahhh, joder, por qué. –el grito desgarrador de Alex me destrozó, jamas lo había visto así, era como si algo en el se había roto, todos aquellos huecos en su mente se habían llenado por fin con una verdad que estaba segura debía quedarse oculta, tal vez por cobardía, o por egoísmo. —¿Por que a ella?
Alex cayo a la arena de rodillas con sus manos en puños, sus nudillos estaban blancos por la fuerza que este ejercía y las gotas de sangre escurrian manchando la arena, sus ojos llenos de ira y dolor, enrojecidos y llorosos, Alex no dejaba de gritar, como si la culpa y el dolor lo carcomieran por dentro, un día ya no recordabas nada de aquello que te quitaba el sueño, había olvidado aquello que había acabado con él, aquello que lo hubiese vuelto mucho mas cruel y frío, algo que habría hecho perder la poca humanidad que le quedaba y de un día a otro ese escalofriante sentimiento había vuelto, el dolor la culpa y el infierno habían vuelto en unas pocas palabras con un significado devastador.
Alex estaba enojado, furioso, y sentía una ira y un rencor que nublaba su mente, el chico tierno y cálido había desaparecido por completo y jamas en mi vida había estado tan asustada como en ese momento de que ese Alex no volviera. Me encontraba parada observándolo con ojos llorosos, sentía una impotencia enorme al saber que no podía hacer nada para aliviar el dolor y la rabia que sentía, sabia que ninguna palabra o acto que dijera serviría en ese momento o en algún otro, en ese momento Alex solo necesitaba a una persona que podía acabar con su infierno y por desgracia era la misma que ahora lo causaba, y aquella que ya no estaba, ella estaba muerta, y ahora Alex también lo estaba. La angustia y el miedo se agolpaban en mi pecho dejándome una sensación amarga y un vacío en el estómago. Odiaba ver a Alex así, quería cambiar su dolor, en ese momento había preferido mil veces sufrir por él, no soportaba verlo tan devastado, tan débil y frágil, y al mismo tiempo ver como su corazón se endurecía de tal manera, odiaba ver como Alex se estaba perdiendo y saber que no podía hacer nada para salvarlo. El no me necesitaba a mi, el necesita a Lucy, necesitaba a la chica que realmente amaba.
—¿Cómo pude olvidarla?–la culpa surcaba el rostro descompuesto de Alex.— ¿Cómo pude ser capaz de hacerle eso?
—Alex lo que pasó no fue tu culpa.— con cuidado me fui acercando a él.
Alex cerró los ojos con fuerza mientras un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas aproveche ese acto para acercarme por completo y tomar su rostro en mis manos, sentí su cuerpo tensarse y agradecí con el alma que no me alejara.
—Mirame por favor.– pedí suplicante, él abrió sus ojos y admito que la tristeza que vi en ellos me hizo sentir aún más miserable en ese momento. — Lo qué pasó no fue tu culpa ¿De acuerdo? Ella sabía el riesgo que estaba corriendo y aún así quiso seguir ahí, fue su decisión y aunque tú la hubieras alejado no podías haber cambiado nada si ella ya lo había decidido, las cosas pasaron así pero estoy segura de que ella no hubiera querido verte así, lleno de culpa, de odio y rencor.
Abrace a Alex haciendo que el recargara su cabeza contra mi pecho y para mí sorpresa no me alejo si no que se aferró más a mí.
Después de unos minutos así Alex por fin hablo, su tono había cambiado, incluso su mirada había cambiado.
—Lo recordé todo... recordé donde encontrar a Asten.
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