Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

nudo (8)


GAEL

Hice un recuento en el calendario de los partidos a los que tenía que acudir. Estar ocupado me vendría bien, tenía razón Ismael. Aún recordaba nuestra conversación.

—A ti te pasa algo.

—Dime lo que sea, que dentro de veinte minutos toca entrenamiento.

—No quiere que la cuide, ni tampoco que nos veamos.

—¿Qué? Tío, si os conocéis desde enanos. Creía que ese cariño era indestructible.

—A mí también me sorprendió, ¿ahora que hago?

—Es una situación extraña.

—Es como mi hermana.

—No seas tan protector, ella es libre, como tú, y puede salir donde le dé la gana, emborracharse y que otro la cuide.

—No te quiero oír.

—Asume que quiere cortar el cordón umbilical que tenía contigo. Ja, ja, ja.

—Deja de reírte.

—A entrenar.

Me estaba duchando en los vestuarios. Después de enjabonarme, sentí un ruido.

Era extraño que a esa hora hubiera alguien. Me enjuagué y, al instante de coger la toalla, una joven se metió dentro.

—¿Qué haces aquí?

—Te eché de menos.

—Olvídate de mí.

—Vamos, no seas malo.

—No puedes estar aquí —aclaré, pero ni lo escuchó.

—Necesito que me ayudes.

—¿Ayudarte en qué?

—Mi exnovio se ha atrevido a enseñar mis fotos íntimas, además de contar detalles, por eso quiero vengarme. Si tú me haces el favor, te estaría agradecida. Ya sabes, por los viejos tiempos.

—Olvídalo, busca a otro.

—Gael, me lo debes.

Enseguida la saqué sin miramientos.

Olivia era otra rubia más que conocí, ambos follamos y Supe hacía una semana que la golfa le había tirado la onda a Humberto, mi enemigo.
Él jugaba en otro equipo, y sabía que pronto se disputaría un partido.

Ismael notó mi enojo cuando me localizó.

—¿Qué ha ocurrido?

—Olivia, eso pasa.

—La madre que la parió.

—Se metió en el vestuario para proponerme que la ayudase. Se pensará que la voy a secundar en su tonta venganza.

—Ten cuidado, esa tía es peligrosa.

—Lo sé. En qué momento me la tiré...

Ay, eso nos pasa por débiles.

—Necesito comer algo.

—Vamos.


LEILA

Durante toda la mañana estuve viendo fotografías, repasando Filosofía y Literatura y, por último, tiré los peluches que Gael me regaló en cada cumpleaños. Tenía que desprenderme de cosas de mi infancia.

En la noche, me llegó un mensaje de Leti.

Leti: Hey, Leila, mañana no se te ocurra faltar, te tengo que entregar algo. Además, necesito otra salida de amigas. No te olvides. Que tengas dulces sueños.

Por lo menos me sacó una sonrisa después de haber estado triste desde el día anterior. «Leti, eres grande».

🌼🌺🌷

Nada más reunirme con las amigas, recibí de manos de Leti la invitación de boda; fue una alegría tras el mal trago.

Enseguida leímos ese papel decorado después de sacarlo de la carta, cuya forma era rectangular.

—Entonces ya es un hecho.

Asintió Leti en actitud conformista.

—¿Cómo irás vestida?

—Con un vestido rosa chicle. Es cosa de Tina.

—¿Y qué nos ponemos nosotras? —preguntó Miriam.

—Id como queráis, yo no tuve elección.

—Anímate, se casa tu hermana, y lo celebraréis en casa.

—Eso es lo único bueno, así no seré la comidilla de todos los vecinos.

—Bueno, a clase, luego nos vemos.

GAEL

No quise fijarme en la hora porque estaba liado recogiendo los vasos y platos del desayuno. Eso suponía llegar tarde. Menos mal que la clase de la mañana no era muy interesante. Ismael envió dos mensajes que no pude leer, todo porque papá advirtió que seguía en casa. Tuve que ir saliendo de la misma si no tendría problemas con él.

Cuando llegué, estaba aquello desierto, es decir no había nadie en la pista y, aún menos, en los pasillos del instituto, supongo. A mí no me gustaba interrumpir, por eso decidí ir a la biblioteca. No acostumbraba acudir a este lugar, pero me adentré en el mismo, escogí uno de esos libros cuya portada no me decía nada, lo dejé sobre la mesa y estuve lo más pegado a la misma. Hacía que repasaba.

Pasados unos minutos, fui a las estanterías y, entonces, la vi. Ahí estaba mi amiga leyendo.

¿Acaso no tenía clase?
¡Qué más daba! Fui en su busca, pero alguien me agarró por el brazo.

¿Qué coño hacía en la biblioteca?

—Ven conmigo.

—Olivia, déjame en paz.

—Por favor, Gael, eres el único que puede ayudarme. Sé que mañana te enfrentas a Humberto.

Me daba mala espina, ¿cómo se había enterado?

—No me enfrento solo a él, es un partido y hay más jugadores.

—Sabes que Humberto es el capitán, y lo único que deseo es que no juegue ese partido. Si él no se presenta, tendrás ventaja.

—Ni hablar, si estás tramando algo así, olvídate.

Olivia me miró enfurecida.

—Ya veremos.

Se largó de la biblioteca y suspiré aliviado.

—¿Qué haces aquí?

Esa voz tan familiar solo pertenecía a... me giré y tenía a Leila mirándome.

—Pues repasar Literatura.

—Ah, no parece.

Al parecer, escuchó algo.

—No pienses lo que no es. Esa chica...

Miré desconcertado a Leila cuando no quiso oír lo último, intuí que estaba desilusionada.

—Leila, yo...

⚽⚽⚽


Todos estaban frente a frente. Ismael se colocó en el centro y yo jugué de delantero. Humberto igual y un tal Francisco, de defensa. Antes del comienzo del partido, las animadoras de los dos equipos vitorearon como nunca.

Ismael lo dio todo, a pesar de que empezó a llover a mitad del primer tiempo. A veces el árbitro se puso de parte del equipo contrario,; en una ocasión de falta, le sacó tarjeta amarilla a mi amigo. Él se enojó, pero yo traté de calmarlo.

Unos minutos antes del segundo tiempo, Olivia pretendió colarse sin ser vista en los vestuarios. Todo para encerrar al capitán, pero el entrenador la pilló. A la joven la expulsaron de allí.

No hubo celebración posterior al término del partido porque quedó en empate.

El chiste fue que paró de llover de repente.

Entre todos decidieron que no jugarían los penaltis. Parecía aquello un partido amistoso. Sin embargo, no perdimos la oportunidad de pedir pizzas y coca cola para todos.

—Tío, no ha estado mal.

—Nada mal, pero el árbitro ha sido...

—No lo insultes.

—Si Fito te escucha, te pone en el banquillo la próxima vez.

—Se me olvidó que sigue ahí como si nada.

Ese tipo estaba junto al entrenador del equipo contrario.

Entonces, Humberto se incorporó a la conversación.

—Hey, gracias por avisarme de que Olivia pretendía que no jugara.

—De nada, no íbamos a permitir que la tía esa nos malograra el partido. No hubiera sido igual sin ti.

Sonreímos al oír a Ismael.

—Una ronda de cervezas.

—Ni hablar, tengo que conducir.

—Por eso habéis pedido coca cola. Sois la pera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro