extra(diario)
Extendí mi mano, esperando a ese caballero que vendría a poner la suya. Me abrió la puerta de su corazón. Me entregué sin reservas pensando que tenia una oportunidad en el amor.
Entre los dos se creó algo bonito, y cursi.
Quizás los años nos hizo entender que no éramos la pareja perfecta. No evité que esos recuerdos hicieran sombra al camino, ese mismo camino que tenía que seguir.
Empecé a avanzar lento, a abrir mis ojos como también a dejar esa parte de mí que no quería otra ilusión.
Mi plan cambió, y no era escribir sobre moda, ni siquiera era una entendida. Mimi me dejó hace tiempo esa adivinanza para que supiera que enamorarse era lo mejor, una experiencia única. Me dejó dicho que al principio todo parece ideal pero con el tiempo surgen grietas.
A pesar que me llevé la decepción entendí que se puede empezar de cero, incluso conocer a personas diferentes en mi vida.
A lo mejor no aparece ese amor en las primeras veces ni cabe la posibilidad de que me enamore del primero que llegue. Sólo Dios sabe quién se tirará a la piscina por mi y no se largue nunca más.
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Posdata. Miriam y Leticia son esas amigas que no deben faltar nunca, y más si un día llueve o truene.
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No me llegaría el amor tan pronto pero si me volví a ilusionar con alguien que me mostró que se puede vivir intenso, quizás me hice la tonta cuando el se acercó echándome los perros como dicen los mexicanos. El jamás quiso nada serio, estaba feliz así, viviendo. Era algo bruja para suponer que ese corazón aún latía pero no estaba dispuesta a arriesgar el mío.
Él era despreocupado a mi parecer, sólo pensaba en lo que dejaba en Madrid. No lo conocía además no era participe de mostrar su vida privada.
Me conquistó cada detalle como también lo puntual que era para cumplir con su trabajo.
¿Por qué era tan terco?
¿Por qué me seguía a donde fuera?
Era verano, y él quería ir a por todas, se paseó delante mío, me hizo reír más de una vez, me lanzó notas, bueno más bien me las colocó en un lugar que no esperé. Seguí ignorando sus indirectas, luego conseguí respirar porque el decidió tomarse um descanso. Quizás fue ahí cuando lo eché de menos.
De Leila Acosta
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