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"Visto para sentencia."

Soundtrack ~ Love Story ~ Taylor Swift

Capítulo final: "Visto para sentencia."

Decir que estoy tranquila y feliz sería mentir. No me puedo sentir más nerviosa y preocupada. El juicio se celebra en una hora y los nervios me están carcomiendo. Dylan no está mejor que yo y Thiago tampoco. Todos estamos asustados, o más bien, atemorizados por saber lo que estaba a punto de pasar.

Dylan ya había salido del hospital, se encontraba en mejor estado aunque todavía necesitaba reposo. Sus heridas y arañazos ya estaban casi curados, lo único que necesitaba un poco más de tiempo eran sus huesos rotos. Seguía pareciéndome antinatural que una persona con una costilla rota pudiera aguantar tanto tiempo de pie en un lugar.

Él no quería que lo llevaran en silla de ruedas a como se lo había recomendado. Deseaba tocar el suelo y caminar a su ritmo. Me encantaba que quisiera hacerlo pero temía que se hiciera daño. Supongo que todos hacemos cosas que no son propias de nosotros cuando ansiamos realizar algo. Y, en este caso, ese "algo" es meter a su padre en el calabozo.

Lo hablamos durante una de las noches en el hospital mientras se recuperaba. Él no quería a su padre, tampoco podía odiarlo porque, al fin y al cabo, era alguien de su sangre. Sin embargo, no deseaba que se acercara a Nora, y lo comprendía de corazón. Nora ha tenido que ver una horrible escena con su pequeña edad. Era lógico que Dylan quisiera ver a su padre en el calabozo.

Pero no era eso lo que le preocupaba. Lo que realmente le tenía con los nervios a flor de piel era su hermana, Nora. No tenía la edad suficiente para conseguir la custodia de su hermana, necesitaba por lo menos veintiún años, la mayoría de edad para lograrlo.

Según nuestro abogado el asunto del padre de Dylan no era un problema, había recogido las suficientes pruebas como para mantenerlo en la cárcel durante treinta años, a no ser que sean más. Lo que sí sería un inconveniente es lo que he mencionado antes. La custodia no es algo que se regala a diestro y siniestro. Sin embargo, esperaba que las circunstancias y el dinero pudiera arreglarlo.

Perfectamente puedo sobornar al juez de aquel lugar y conseguir ganar esa custodia. En serio la necesitaba y si no lo conseguía tendría que pasar al plan B y llamar a mis padres para que me ayudaran.

— No vamos a llegar si sigues caminando así de lenta, Sky.

Levanto mi mirada del suelo para observarlo. Mis pensamientos hacen que camine más lento pero tampoco era un tema que me preocupara. Aún faltan tres cuartos de hora para que el juicio comience y ni siquiera nuestro abogado ha venido. Es una tontería caminar tan rápido.

Comprendo su velocidad por llegar pero si sigue corriendo igual de rápido que el correcaminos se hará daño. Y no quiero llevarlo de nuevo al hospital para que repose.

— Dylan faltan tres cuartos de hora. Relájate — respondo intentando que ralentice su paso.

Observamos el edificio donde se dará aquel horrible asunto. Teníamos los suficientes testigos, incluida yo, y las suficientes pruebas como para ganar. Estaba segura de que lo haríamos.

En cuatro pasos más Dylan y yo llegamos a la entrada del juzgado. Un señor que conocemos desde hace un par de semanas nos saluda. Nuestro, o más bien, el abogado de Dylan, llega hasta donde estamos con su maletín.

No hemos podido encontrar uno mejor y estoy increíblemente agradecida de haber conseguido que nos defendiera. Él es uno de los mejores en su trabajo y espero que sea verdad.

— Buenos días — saluda cuando llegamos —. ¿Preparados? — pregunta con una sonrisa reconfortante.

— No — respondo al mismo momento que Dylan dice lo contrario.

En este momento me pregunto quien de los dos está más nervioso, si él o yo. Por que yo no soy capaz de poder guardar los nervios en mi interior. Me parece imposible que Dylan lo esté haciendo cuando yo ya me he hecho sangre en el interior de mi b0ca varias veces por no para de morderme los labios. Los nervios están sacando lo peor de mí y tanto mi labio como mis uñas lo saben.

— Ganaremos este juicio Sky. No tienes porque estar nerviosa — anima el abogado.

A pesar de haber estado dos semanas calculando las posibilidades que teníamos de ganar y las opciones que podíamos utilizar por si algo sale mal todavía albergaba un sentimiento en mi interior que me decía que no iba a conseguir mi propósito. Era una horrible voz interior que merecía ser apagada. O de lo contrario, me daría un infarto allí mismo.

Asiento con frenesí, como si me estuviese volviendo loca.

— De acuerdo. Entremos.

No espero a que ninguno de los dos contesten. Entro cuando estoy lista aunque en mi interior nunca lo esté. Thiago y Nora se fueron andando mientras yo llevaba a Dylan en coche lo más cerca que podía estar del juzgado. Según Thiago, él necesitaba un tiempo a solas, solo Nora fue capaz de ir con él. Extrañamente, sabía que Nora conocía más cosas que yo sobre lo que le pasaba a Thiago y me sentía horrible al saber que era cierto. Pero por más que le preguntaba a Thiago que le sucedía, no conseguía sonsacarle nada.

Cruzo el umbral de la puerta por primera vez. En mi vida había tenido que asistir a un lugar de estos, menos aún por una causa como esta. Tampoco me gusta tener que estar aquí hoy, habría preferido no llegar a estos extremos.

Paso mi mirada por todo el lugar. Observo familias llorando, parejas que sacuden sus manos y se van por caminos diferentes. La tristeza y la alegría está reflejada en cada uno de los rostro que hay aquí, al igual que el enfado y la angustia. Diviso en un pasillo dos asientos ocupados por dos personas que quiero. Thiago y Nora platican sobre algo que desconozco. Me sorprende la rapidez con la que Nora consigue sonsacar los secretos de todos, incluso los mejores escondidos. Es capaz de entrar en tu alma con facilidad y concienciarte de lo que está bien y lo que no.

— Buenos días — digo cuando consigo llegar hasta ellos.

Ambos giran su cabeza hacia mí. Cualquier rastro de golpes en la cara de Nora ha sido substituida por una agonizante tristeza. Estos últimos días he visto como ha intentado mantenerse fuerte, no lloraba pero se le podían notar las ganas que tenía de hacerlo. Quería que se desahogara con cualquiera de nosotros. Fuera quien fuera, ella lo necesitaba. Sabía que no lo hacía porque no quería vernos más tristes o nerviosos de lo que ya lo estamos.

— Hola — responde.

Thiago me dedica una mirada saludándome antes de volver su atención hasta ella y seguir hablando. Suspiro lentamente todo el aire de mis pulmones y observo en la dirección de Dylan. Sigue hablando con el abogada pero, aún así, no puede evitar dirigir unas cuantas miradas hasta nosotros.

Camino hacia él. Enserio temo no ganar ese juicio, sería mi perdición pero no me rendiría. Nunca, por más que el destino ponga piedras en mi camino. Las aplastaré, las saltaré o las evitaré. Pero nunca dejaré que puedan conmigo.

— Después tendrás que salir a dar tu testimonio. Es de vital importancia, tú junto con tu hermana habéis sido los únicos testigos en esa noche — escucho al abogado.

Apoyo una mano en el hombro de Dylan, intentando darnos ánimos. Me dedica una sonrisa que le correspondo, sé que ambos nos necesitamos. Los dos ansiamos terminar con esto de una vez.

— ¿Hay alguna forma de que Nora no tenga que entrar? — pregunta Dylan.

El abogado nos comunicó que cuantas más pruebas tuviéramos más fácil sería ganar el juicio y convencer al juez. Sin embargo, soy de las que piensan que no puedes adentrar a una niña de nueve años en un lugar tan horrible. Sabía que cuando tuviéramos que debatir su custodia tendría que entrar, pero mientras tanto no quiero que vea otra vez a su padre.

— Lo siento mucho, pero es necesario que ella entre — niega —. Podemos hacer que se quede en la sala de espera hasta que sea el momento de dar su veredicto pero mientras tanto no podemos arriesgarnos a dejar atrás pruebas necesarias.

Dirijo mi mirada hacia Nora. Su inocencia ya no es la misma. Ha cambiado. No es la chica que era hace unas semanas, cuando nada de esto había pasado y todos éramos felices en nuestra burbuja, aislados del mundo y de su padre. Ahora, esa niña feliz, sin miedo y con mucho amor se ha escondido.

Ahora analiza más sus opciones, sufre más cuando se queda sola en un lugar y le cuesta confiar en alguien. Eso puedo observarlo por mí misma cuando no se acerca a ninguna persona que pasa por el lugar. Se esconde de una forma casi imperceptible en los brazos de mi hermano cuando alguien se le acerca. Sea quien sea, está aterrorizada aunque trate de mantenerse fuerte.

— Tenemos que entrar — anuncia el abogado.

Vuelvo mi vista a Dylan. Sus ojos me observan con miedo y sé que trata de darme fuerza cuando estira su brazo y me acerca a él a pesar de que esté a punto de tirar sus muletas. Cojo una muleta del brazo con el que me tiene agarrada. Me acurruco en su pecho aunque tengamos que entrar. Necesito un momento así con él. Deja un beso en mi cabeza con todo ese amor que el posee, una triste sonrisa surca mis labios.

— Todo saldrá bien, amor.

Le entrego su muleta para adentrarnos en ese horrible juicio donde podremos ver si la justicia está de nuestra parte







El juez escucha con atención el testimonio del abogado del padre de Dylan. Está claro que el señor hace lo que puede por que hay suficientes pruebas como para condenarlo treinta años, como poco.

Nora ha tenido que entrar y ha sido la cosa más atroz que he vivido en mi vida. No ha podido durar ni unos segundos cuando ha visto a su padre y se ha derrumbado. Cada parte de mi corazón se ha hecho añicos en ese momento. Durante unos minutos hemos tenido que dar los testimonios de las demás personas hasta que Nora se recuperara. Esperaba que Thiago la ayudara.

Por suerte lo hizo y en el momento que reveló su situación se pudo observar como el juez sabía la sentencia que iba a declararle al padre de Dylan y Nora. Estoy segura de que Nora puede debilitar a cualquier persona que conozca y lo ha conseguido por que he podido observar como la fachada fría del juez se derrumbaba para dar paso a la empatía.

— Visto para sentencia — anuncia el juez aporreando el mazo en la mesa.

Se levanta de su asiento y se adentra en un cuarto. Supongo que tendrá que deliberar lo que hacer pero no puedo evitar sentir terror al respecto. Nora se fue en el momento en que dio su veredicto y lo agradezco.

— El juicio está ganado, chicos. No hay de que preocuparse — nos dice el abogado con una sonrisa.

— ¿Cómo puede saberlo? — pregunto mirando al padre de Dylan.

Él me observa de vuelta. Su mandíbula apretada y su mirada prepotente como si no le importara ir a la cárcel. Aún puedo rememorar en mi cabeza el momento en el que sacó como defensa la muerte de su hijo. No sé a quien le dolió más escuchar eso pero tuve ganas de levantarme del asiento y golpearle en la cabeza. No podía llegar a entender como una persona llegaba a ser tan ruin y mezquino.

— Puede confiar en mí — dirijo mi vista de vuelta al señor —. En la vida he visto a un juez a punto de llorar.

Llevo mi mano a mi boca, haciendo eso que odio hacer. Decir que he destrozado mis uñas es poco por que ahora temía hacerme daño de verdad. Los nervios estaban destrozándome. Una mano retira la mía de la boca. Cierro mis ojos sintiéndome yo más nerviosa que él aunque en el fondo sepa que no es así.

— Skylar — mis ojos vuelven a él —. Todo va a salir bien, ¿vale? — su mirada es inconfundible. Ese amor que demuestra cada día es inolvidable —. Vamos a ganar este juicio y a conseguir la custodia de Nora. Sé que lo haremos.

— Se supone que tengo que ser yo la que te dé ánimos — me reprendo a mí misma.

En lugar de estar aquí nerviosa debería ponerme a su costado y apoyarlo aunque no quiera.

— Lo único que necesito es que estés a mi lado.

Sonrío por primera vez en el día. Esa faceta tan tierna de él me derrite por dentro. Él me ayuda, me da ánimos y solo quiere que yo esté a su lado. Sé, que yo tampoco necesito ánimo por que solo lo necesito a él. Pase lo que pase.

El sonido de la puerta siendo abierta capta mi atención. El juez sale de ésta con un fajo de papeles en su mano. Todo aquello eran fotos, palabras, situaciones que hemos recogido para obtener justicia.

— ¡Orden! — exclama el juez.

Todas las personas que hay en el lugar toman sus asientos. Repito la misma acción no sin antes llevarme una sonrisa de parte de Dylan. Mi corazón da un vuelco involuntario ante eso.

— Conforme a la Ley de California y en vista de las pruebas de ambas partes, dicto mi sentencia. Por asesinato se condena veinticinco años. Por maltrato doméstico durante tres años se condena a diez años. Este tribunal le declara culpable y le ordena pasar a la cárcel de California durante treinta y cinco años.

El señor da por finalizada su sentencia. Las lágrimas caen por mis mejilla mientras los policías se llevan a James hasta un lugar en el cual pasará mucho tiempo. No me arrepiento de sentir felicidad ante eso. Sin embargo, el juez espera a que pase el siguiente juicio. No puedo cantar victoria todavía porque aún falta ganar la custodia de Nora.

A pesar de todo, no puedo evitar dirigirme a Dylan y besarlo. Ni siquiera a él le importa tener que sujetarse de las muletas, me besa con alegría. Sabe que su padre no le hará nada por mucho tiempo y no hay nada que pueda disipar esa felicidad. Excepto una cosa.

— Hemos ganado.

—Aún no hemos conseguido lo más importante — susurra.

Su frente apoyada en la mía, mi aliento chocando con el suyo. Es mi momento de darle ánimo y lo hago en el momento que veo a Nora cruzar el umbral de la puerta con los nervios a flor de piel.

— Lo conseguiremos — afirmo —. Te lo prometo.

Me siento de nuevo en mi asiento al igual que todos en el lugar. Observo como Nora se coloca en la mesa opuesta del tribunal como principal testigo.

— Damos entrada al juicio. El señor Dylan Thompson de dieciocho años demanda la custodia de la señorita Nora Thompson — anuncia un señor, supongo que el secretario.

— ¿Usted sabe que no puede tener la custodia de Nora? Debe ser mayor de edad — anuncia el juez mirando a Dylan.

Observo como Dylan se levanta de su asiento. Observo la mueca que forma su boca al sentir el pinchazo de sus costillas.

— Lo sé, señoría — admite Dylan —. Nora es mi hermana y tanto ella como yo somo menores de edad. No tenemos familia a la que acudir porque todos y cada uno de nuestro familiares se distanciaron de nosotros. Estoy totalmente seguro de que no querrán meterse en problemas.

El juez observa a Dylan con impresión. Solo espero que ese rostro sea favorable para la sentencia. Sé que tenemos posibilidades de ganar. Puede que no haya muchos casos como estos pero, aún así, creo que por una vez en su vida, un juez puede apoyar a quien de verdad lo necesite. Aunque se incumplan las leyes por un bien mayor.

— Usted ha visto la masacre por la que hemos pasado mi hermana y yo. Hemos visto como mi madre moría a manos de mi padre, si es que se puede llamar así. Aún así, llevo tres años cuidando de mi hermana sin ningún tipo de custodia. Durante más de tres años mis padres han estado en casa solo dos veces al año, como mucho. Y, durante ese tiempo, yo me encargaba de cada aspecto en la vida de Nora. Comía, se vestía, se dormía y la cuidaba todos y cada uno de esos días.

» Mi padre me golpeaba cada vez que tenía la oportunidad. Y, aún así, Nora no ha sufrido ningún mínimo daño. Ni un rasguño. Lo único que espero es que la justicia no sea tan mala como la pintan y que, por una vez, sea como de verdad se necesita que sea.

Juro que si no hubiera estado en un tribunal habría aplaudido sin parar. Las lágrimas hacían ese trabajo a pesar de todo.

— ¿Cómo va a pagar los gastos de Nora? Antes el dinero se lo daban sus progenitores. ¿Cómo lo hará ahora? — cuestiona.

— Por eso no hay que preocuparse — salto de mi asiento —. ¿Puedo acercarme?

— ¿Quién es usted? — pregunta de nuevo.

— Skylar Forbs.

Abre los ojos casi imperceptiblemente percatándose de quien soy —. Adelante.

Camino hasta el estrado acercándome a él. Sabía que él haría esa pregunta, Dylan y yo estuvimos hablándolo y nos costó una discusión bastante grande. Al fin y al cabo, él no tenía el suficiente dinero para mantener a Nora. Se le iría por la borda todo lo que ha conseguido si no tiene algo de dinero para darle de comer.

— Supongo que sabrá quién soy y cuál es mi trabajo — el señor asiente, escuchándome —. Me encargo personalmente de entregarle la cantidad necesaria de dinero que se necesite para mantener a Nora Thompson. Puedo entregarle los papeles que desee para que confirme que puedo encargarme de ambos económicamente.

Los ojos del juez observan en lo más profundo de mí. Me analiza intentando descubrir cada mentira inexistente de mis palabras. Finalmente, agarra el mazo con fuerza y golpea la mesa con estruendo.

— Visto para sentencia.

CAPÍTULO EDITADO, ESPERO QUE OS GUSTE.

BESOS Y XOXO,

NHOA.

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