" Soy Marcus, Marcus Parker."
Soundtrack ~ Timber ~ Pitbull & Kesha
Capítulo 17: " Soy Marcus, Marcus Parker"
Mis pasos al instituto son lentos mientras las esquinas de mi boca se crispan intentando con toda mi fuerza de voluntad no reír. Parece una misión imposible cuando la termino de formar y mis mejillas se alzan.
Negar que las palabras de Dylan causaron un revoltijo en mi estómago sería mentir. Pues su forma de hablar ha logrado que por mi boca casi salieran las sustancias que había ingerido en mi cena de anoche.
Ni siquiera pude desayunar, como mucho le di uno o dos sorbos a mi taza de café antes de que la dejara en el fregadero. Sentía una opresión en el pecho y mi garganta se había cerrado sin permitirme adentrar nada a mi barriga.
Detengo mis pasos en la entrada del instituto. Vislumbro una cabellera negra y corta, su cuerpo me impide ver a la chica pelinegra que hay enfrente de él. Frunzo el ceño viendo la cercanía que ambos mantienen mientras me acerco a ellos a paso ligero.
— ¿Dónde te has escondido, morena? — Sonrío llegando hasta ellos, ambos se separan dejando dos simple y escasos metros entre ellos. Con que uno de los dos de un paso a su lado sus codos podría rozarse perfectamente.
— Mis padres vinieron a vernos, no les he podido negar ir con ellos — es algo triste, no he ido a un parque de atracciones desde que tenía cinco años y mis padres aún podían salir de casa sin el estrés de pasar ante diez periodistas —. Lo siento de veras — una pequeña sonrisa aparece en mi rostro.
Camille me observa fijamente, mis cejas parecen no tener división cuando ella me mira con los ojos cristalizados. Pienso que va a llorar de un momento a otro, contemplo como muerde su labios. Jack ni siquiera se percata de la situación en la que ella se encuentra.
— No pasa nada, Skylar — suelta un suspiro mientras contesta, entreabro mis labios intentando preguntarle que le sucede.
Sus pasos se voltean dejándome con la palabra en la boca. Soy yo la que tengo que seguirla, su brazo se entrelaza con el mío, siento una oleada de alivio cuando me percato de que no está enojada conmigo.
— ¡Oye! — Grita la voz de Jack detrás de nosotras, soy la única que mira hacia atrás. Camille ni siquiera se digna a detener su camino —. ¿A dónde vais? Aún quedan cinco minutos para empezar las clases — sonríe al igual que lo hago yo, gesticulo un «Lo siento» con mis labios. Me giro con una sonrisa al observar como él niega con la cabeza.
— Tengo que hablar contigo en el primer descanso — cruzamos el umbral de la puerta adentrándonos en la multitud de estudiantes que caminan por ahí —. Ni se te ocurra escaparte — amenaza, trago saliva aplanando mis labios en un intento de detener la risa que quiere escapar de mis labios, nos detenemos delante de la puerta en la que tengo clase.
Sus ojos me observan con tanto detenimiento que se me cortan por completo las ganas de reír que tenía hace unos segundos. Trago saliva con fuerza obligando al líquido a bajar por mi garganta aunque me lo impida.
— Es urgente, Skylar — su nerviosa forma de hablar consigue robarme el aliento. Me imagino lo peor por un momento, un cuerpo choca contra el mío mientras se adentra en el interior de la clase. Ni siquiera me atrevo a devolverle el golpe o decirle que tenga más cuidado, mi vista está fija en la pelinegra de tez extrañamente blanca.
— Iré, Camille — animo, apoyo una mano sobre su hombro intentando transmitirle la tranquilidad que en estos momentos necesita con urgencia. Suelta un suspiro mientras se retira de mí para empezar a emprender su camino hasta la clase que le corresponda.
— Gracias — gesticula con sus labios antes de desaparecer en la multitud de estudiantes. Bajo mi brazos a la altura de mi cuerpo cuando me giro para poder entrar también a mi clase.
La forma en la que Jack actuó cuando Camille tiró de mí no era muy normal de su parte, parecía como si él lo entendiera pues si ese no hubiera sido el caso Jack ya habría llegado hasta Camille y le habría hecho el interrogatorio más extenso que pudiera haber.
Envidio su relación, solo hay que ver como ambos se miran para saber que la amistad que ellos tienen no se compara con ninguna. La manera en la que conversan como si ninguna persona estuviera a su alrededor, ver como se tocan como si el otro fuera una escultura digna de un museo.
Aún seguía sin entender como es que ellos querían seguir conservando esa fachada de mejores amigos hasta la muerte. Solo tenían que mirar como se comportan cuando están juntos, como hacen que cada persona que esté a su lado pueda sentir envidia de verles.
Solo un pensamiento cruza mi mente cuando pienso en ello, con cada palabra que suelto en mi cabeza sobre Camille y Jack me viene otro nombre a la cabeza. Dylan Thompson consigue ser la persona que cruza mi mente cuando lo pienso.
Y cada vez que eso sucede quiero darme con un martillo en la cabeza para poder volver a colocar el tornillo que se me ha caído. ¿Quién, en su sano juicio, pensaría tanto en un chico a como yo lo hacía?
Estoy segura de que millones lo piensan, pero ninguna puede encontrarse en mi situación. Al menos nadie que yo conozco finge ser quien es realmente para poder escaparse de la realidad en la que vive.
— ¿Que te pasa, Cielo? — Salto en mi lugar cuando siento como los labios de Dylan rozan mi oreja, me alejo de él lo suficiente para percatarme de que estoy enfrente de mi pupitre —.Parece que un camión te hubiera atropellado, tienes unas grandes ojeras — me recuerda, suelto un suspiro cansado al acordarme de las altas horas a las que me había dormido por estar pensando en el chico del asiento de al lado.
Apoyo mis manos en la cabeza mientras me siento, suelto un suspiro cerrando mis ojos. A mi alrededor puedo sentir como todo mi mundo gira, como si yo fuera un planeta y tuviera que girar con una rapidez sobrenatural alrededor del sol.
— Cállate, Dylan. No estoy de humor — todo mi cuerpo se encuentra más que frustrado ante la simple idea de que él no sepa con quien estuvo hablando anoche.
Su boca se abre intentando contraatacar, puedo ver por las esquinas de mis ojos como su labios se aplanan como si se hubiera dado cuenta de mi estado de ánimo. Me siento mal desde el instante en el que sus hombros se encogen de una forma que resquebraja mi corazón de una estúpida y extraña manera que no logro comprender.
— Buenos días, alumnos — cierro mis ojos con fuerza al escuchar la aguda voz de la profesora de Lengua, el eco que provoca parte mi cabeza en dos —. Como supongo que sabréis os mandé la semana pasada una redacción sobre vuestro compañero de pupitre, solo quería recordároslo porque para este viernes ya tendréis que tener la tarea hecha y entregada, y, para que lo sepáis, los que no entreguen los trabajos la nota les bajará tres puntos en la final — su tono exigente me pone los pelos de punta, haber recordado eso ahora solo consigue estresarme más de lo que pensaba que haría.
— Joder, la tarea — exclamo frustrada tapándome la cara con las manos. Miro a Dylan la característica sonrisa ladeada de su rostro causa un inusual alivio en mi interior. De verdad no quería reaccionar de esa forma tan borde hace unos minutos.
— ¿Con esa boquita besas a tu madre? — interroga burlón, sonrío dejando de lado la frustración.
Decido ignorar su pregunta, una discusión en estos momentos no sería bueno. No me gustaría, como tampoco deseo, molestarme por algo que no va con él. Puede que me sienta frustrada por la manera en la que finjo que no me conoce de verdad, pero él no lo sabe. Es como si para mí, Skylar McCurdy, no hubiera existido nunca de la conversación fluida que Skylar Forbs mantuvo con él.
— ¿En tu casa o en la mía? — Cierro mis ojos con fuerza, no por habérselo dicho sino por que no debería decirlo. Mi casa es en realidad la de mi hermano Thiago y me niego a que él sepa más de mi vida, porque es lo que últimamente está haciendo.
— No pensaba que querías ir tan rápido, nena —puedo ver como su nuez de Adán sube y baja con lentitud ante mi mirada envenenada. Carraspea —. Podemos quedar en mi casa. Tengo que cuidar a mi hermana pequeña y no debo dejarla en casa sola.
Formo una sonrisa de boca cerrada, mis pensamientos se disparan en diferentes rumbos mientras lo único que siento es emoción. Deseo con todas mis fuerza poder conocer a esa pequeña que había robado mi corazón con unas simples palabras.
— Me parece bien — respondo, veo como la profesora comienza a recoger sus cosas. Repito su acción levantándome de mi asiento sorprendida por haber terminado la clase tan rápido que ni siquiera me lo esperaba —. Pásame cuando puedas la hora y la dirección y estaré puntual en tu casa — alzo mi mirada, tengo que recordar como respirar, sus ojos impactan en los míos de una forma que provoca un escalofrío.
— De acuerdo — me coloco la mochila en mis hombros sintiendo aún la mirada puesta en mi rostro, formo una mueca sin saber como mostrarme a esas inusuales demostraciones.
— Hasta luego, idiota — mis labios rozan su barba del día cuando le dejo un beso en su mejilla, su cuerpo se pone rígido. Maldigo en mi interior haber sido tan tonta como para pensar que aquello le haría decir algo más.
Salgo de la sala antes de que pueda hacer más el ridículo. Ahora, la idea de ir a su casa no me parece tan buena. De no ser porque deseo con todas mis fuerzas conocer a Nora realmente ya estaría mandándole un mensaje a Dylan y diciéndole que mejor hacíamos el trabajo a base de mensajes por el móvil.
Un cuerpo choca con el mío, levanto mi cabeza pensando en la persona que podría haber hecho eso. Mi sonrisa sarcástica se borra de mi rostro mientras una de confusión la remplaza, sigo preguntándome como es que esta es mi única forma de encontrarme con cada persona que me cruzo.
Analizo su rostro con determinación, me percato de que él hace exactamente lo mismo conmigo. Su dorado cabello apartado a un lado permite ver como sus ojos negros rasgados se cruzan con los míos.
Sus facciones marcadas a más no poder hacen que tenga que cerrar mi boca para no expulsar un líquido nada agradable. Su nariz ancha y su boca entreabierta con esos labios rosados no logran sacarme de mi ensimismamiento.
Un cuerpo choca con el suyo intentando pasar por su costado. Rompemos el contacto visual, niego con mi cabeza. Sus brazos agarran los objetos de su posesión, sus músculos se tensan de tal forma que no puedo evitar mirar hacia ese punto.
Mi sorpresa al ver unos libros que reconozco es inimaginable. Un pájaro, un sinsajo en realidad, amarillo se extiende por la cobertura del libro. No hace falta que lea el título del libro para saber de que se trata.
— ¡Lo siento! — Masculla, su voz arrepentida me despierta de los pensamientos en los que me encontraba inmersa. Se coloca de nuevo los libros en sus brazos sin permitirme ver de nuevo la portada de ese libro en particular —. No te he visto — susurra, baja el tono de voz a medida que habla. Sonrío tendiéndole una mano.
— No pasa nada — respondo, siento el tacto de su cálida piel contrastando con el frío que siento el suelo. Un escalofrío es transportado como la sangre por todo mi cuerpo —. Ha sido un accidente — tranquilizo, mis labios se quedan entreabiertos cuando veo que él sacude mi mano en forma de saludo en lugar de ayudarme a levantarme.
Frunzo el ceño agachando mi mano en el momento en el que la deja libre. Niego con una sonrisa en mi rostro mientras mis manos se apoyan en el frío mármol del suelo y me impulsan para levantarme.
— Soy Marcus, Marcus Parker — río acordándome de lo que dice, sus ojos me miran con un brillo de arrepentimiento —. Siento el golpe — sonríe de boca cerrada, se lleva la mano a su nuca. Se rasca la parte posterior de su cabeza provocando que mi sonrisa se escape de mis labios.
— No pasa nada — miento, en realidad el dolor en mi trasero es bastante fuerte. Con lo torpe que era no me extrañaría que mañana me saliera un moretón. Pero él no tenía por qué culparse más —. Soy Skylar Fo... McCurdy — rectifico. Cierro mis ojos agachando mi cabeza, ahora entendía la razón por la que me dicen torpe.
— Encantado de conocerte, Skylar McCurdy — asiento en su dirección alzando la vista hasta él, la oscuridad se instala en su mirada dejándome prendada de ello. Sacudo mi cabeza mostrando una sonrisa de boca cerrada.
— ¿Lees? — Pregunto directa al grano, sus ojos me observan confundidos.
— ¿Qué? — Río viendo lo diferente que se ve con ese aire de incertidumbre.
— Tienes el libro de «Los juegos del hambre» — aviso, su mirada se dirige hacia sus libros. Sus pómulos se alzan entrecerrando sus ojos cuando sonríe — ¿Lo estás leyendo? — pregunto, me mira extrañado con un brillo de diversión en su mirada.
— ¿Para qué lo iba a querer si no? — suelta irónico, me encojo de hombros formando una pequeña mueca en mis labios.
— Te sorprendería la cantidad de gente que coge un libro solo de decoración — paso por su lado, se voltea sobre sus talones para poder verme mientras le rodeo.
— Son estúpidos entonces, este — señala el objeto en sus manos — es el mejor libro de la historia — río teniendo la misma idea que él, me encanta ese tipo de lectura.
— No te lo niego — concuerdo, entrelazo mis manos. Trazo círculo en el dorso de mi mano con el pulgar ante mi nerviosismo —. No quiero sonar atrevida pero me caes bien así que no veo por que no — sus ojos me observan confundidos a la espera de que hable —. ¿Quieres sentarte con unos amigos en el descanso? — le detengo cuando pienso que va a hablar —. Puedes estar tranquilo, son inofensivos — aclaro.
— ¿No va a ser ningún problema? — cuestiona, niego con mi cabeza divertida ante su nerviosismo.
— No, para nada — respondo con una sonrisa, me coloco de nuevo el asa de la mochila sobre mi hombro. Vislumbro una cabellera morena delante de mí mientras me apresura a despedirme —. Estarán encantados de conocerte, más aún si lees — sonríe ante lo último.
El cuerpo de Camille impacta con el mío entrelazando su brazo con el mío al igual que lo había hecho antes. Era una auténtica suerte que me pudiera despedir de él antes de desaparecer de la multitud y un milagro saber que la última clase antes del descanso había sido suspendida por la ausencia de la profesora.
— No puedo esperar más, Skylar — quiero reír al escuchar su voz angustiada, ni siquiera sé de que se trata pero parece ser que no puede lograr detener las palabras de su boca.
El pasillo se encuentra desierto, no pasa ningún profesor ni la mismísima directora. Camille pega su espalda en la pared y se desliza hasta el suelo, dejo la mochila en el suelo mientras me siento en el suelo como una linda japonesa.
— ¿Qué ha pasado, Camille? — No quiero sonar brusca pero verle como si un camión le hubiera atropellado para después dar media vuelta y volverle a atropellar causa una oleada de inquietud en mi cuerpo.
— Estoy hecha un lío, Skylar — de su boca empiezan a salir palabras que muy pocas son las que puedo llegar a captar. Sus ojos brillan advirtiéndome la llegada de lágrimas.
Me acerca a ella pasado mis pulgares por debajo de sus ojos retirando cada rastro de líquido salado.
— Tranquilízate, ¿sí? — Asiente mirándome, suelta un suspiro.
— No fuimos al parque de atracciones ayer — empieza, sorbe por su nariz respirando con la necesidad con la que debería hacerlo —, queríamos ir contigo y lo pusimos para otro día — mi corazón bombea como el de una chica pequeña que se emociona al saber que sus padres le contarán un cuento —. Quedamos los dos para ir a su casa y ver una película, él compraba unas pizzas y yo la elegía — le dedico una mirada para que no diga cosas que no son necesarias. Ríe entendiendo como me comporto.
» — Vimos la película, no era para nada de comedia y sabes como me comporto cuando no es de risa — sonrío sabiendo la forma en la que se puso echa un mar de lágrimas cuando vimos un película de terror en su casa —. No paraba de llorar y Jack se asustó. Le dijo que necesitaba consuelo y pensaba que me daría un abrazo como siempre lo ha hecho — corta la conversación, frunzo el ceño esperando la conclusión de la historia.
— ¿Y después? — Me dedica una mirada envenenada, abro la boca sorprendiéndome —. ¿Os besasteis? — Llevo mis manos a mi boca riendo como loca, asiente mirándome de una forma que nadie querría.
— ¿De qué te ríes? — Cuestiona molesta, ruedo los ojos deteniendo mi risa. Agarro mis manos entre las suya como acto reflejo.
— ¿No lo entiendes, Camille? — Me mira confusa mientras la alzo del suelo —. Jack está loco por ti desde hace tiempo, ni siquiera necesito estar aquí desde que empezó el curso para saber que los dos estáis más enamorados que una pareja casada y con hijos — retira sus manos de las míos, mis cejas se alzan perdiéndose en mi cabello esparcido por mis hombros y mi espalda.
— ¿Qué pasa si no le gusta estar conmigo de pareja? — sus ojos vuelven a brillar, mi sonrisa es más grande que todo el condado —. No quiero que nuestra amistad se rompa, Skylar — suelto un suspiro conservando mis sonrisa.
— Deberías fijarte en la forma que Jack te mira, Camille — sus ojos parecen no aclararse con los sentimiento que le inundan —. Lleváis años siendo amigos, ¿me equivoco? — niega con su cabeza —. ¿Alguna vez Jack te ha dicho que no le gusta como eres? — Vuelve a negar —. ¿Entonces qué es lo que cambia?
— La etiqueta, Skylar. Eso es lo que cambia — pasa las manos por su rostro desesperada —. Ya no seremos los mejores amigos si no que seríamos novios y eso cambia mucho las cosas.
— Lo único que cambia son los besos, Camille — bromeo, me mira fulminándome —. Es verdad, Cam. Tienes que aprender a confiar en Jack, sois amigos antes que nada y puedo asegurarte que lleva prendado de ti bastante tiempo. Eres la única que no lo ha podido ver, o más bien no has querido hacerlo — rectifico, suelta un suspiro asintiendo. Recoge su mochila que por alguna razón se ha quedado en el suelo.
— Como la relación cambie, Skylar, juro que te culparé por haber seguido tus consejos — me apunta con su dedo índice.
— Podría apostar mi alma a que eso no va a pasar — hablo, su mirada desafiante me advierten de lo que se avecina.
— No digas esas cosas si no estás completamente segura, Skylar — resprende.
— Podría decirlo mil veces y seguiría pensando lo mismo — termino, pongo un punto y final al asunto en el momento en el que arrastro a Camille hasta la cafetería —. Tengo que presentarte a alguien.
(CAPÍTULO EDITADO)
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