Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Me debes una cita."

Soundtrack ~ Hide Away ~ Daya

Capítulo 15: "¿Recuerdas?"

¡Sabía que no teníamos que hacer esta fiesta!

Si no la hubiéramos hecho ahora mismo no tendríamos que estar pensando en como echar a más de medio instituto de la casa de mi hermano. Lo peor de todo es que retirarlos de la casa no era de mi importancia.

— ¡Te dije que no deberíamos haber echo esta fiesta! — Grito hacia mi hermano, sus ojos azules tan llamativos pierden intensidad.

Siento como su mirada cambia, la electrizante tormenta que él posee volviendo a caer con fuerza por su iris. Pasa la lengua por su labios queriendo humedecerloS, repito su acción con un pensamiento diferente en mi cabeza.

—No es momento para pensar de quien es la culpa, Skylar — admiro su forma de no perder los estribos, mi forma de perder la compostura es aún peor —. ¿Se te ocurre alguna idea para sacarlos?

Es ilógico que me lo pregunte a mí. Las pocas fiestas que he tenido poseían una orquesta de calidad y unos señores de traje y sus esposa con vestidos de gala. Todo esto de tener la menor ropa posible en tu cuerpo y estar en una casa donde no caben ni la mitad de las personas nunca lo he visto.

— ¿Ninguna vez has querido acabar una fiesta? — Sus ojos se abren un tanto sorprendidoS, una gran sonrisa escala sus labios.

Se acerco las manos a su boca formando un megáfono, la idea me parece estúpida pues la música que hay dentro de la casa es insoportable. Su alto volumen conseguía taladrarme los oídos.

— ¡La policía viene en camino! — Ahora es cuando entendía su propósito.

Personas a su alrededor echaban a correr entrando a la casa. La multitud en su interior se convierte en un mundo de gritos aterrorizados. Una película de terror parecía extenderse por el lugar.

Sólo bastaron diez minutos para que un silencio absoluto se instalara en la calle. Las personas demasiado borrachas como para moverse habían sido llevados por algunas almas caritativas que no deseaban dejarles en el césped.

Mi hermano sale de la casa, mis pies siguen anclados en la parte trasera, se mueven con rapidez al no querer seguir estando allí. Thiago se adentra en el interior de la casa para que yo le siga.

De haber sabido todo lo que había en ese casa no habría entrado en la vida. Los vasos desechados por cualquier lugar, la ropa tirada por las escalera con claro signo de lo que las personas deseaban hacer. Quise agradecer de por vida a mi hermano por haber cerrado las puertas de las habitaciones

— ¿Cómo empezamos? — Alzo una ceja viendo como Thiago se arrodilla para quitar un chicle del suelo, su mueca de desagrado provoca que una pequeña risa escape de mis labios.

— Debería hacer que papá y mamá vean esto — mi susurro no parece tan bajo como para que Thiago no lo escuche, sus ojos me observan con un rastro de miedo —. Pero si lo saben me llevarán de nuevo a Londres y no me lo puedo permitir así que vamos a organizarnos — observo a mi alrededor, por mucho que intente buscar un lugar con poca suciedad no lo encuentro. Suspiro —. Tú limpiarlas la cocina, tienes que quitar todas las botellas de alcohol que hay en la nevera. Yo limpiaré el salón. Luego veremos como está el piso de arriba —vuelvo a mirar a Thiago, asiente con la cabeza —. ¿Cuánto tiempo tenemos?

Mira su reloj, sus párpados se cierran haciendo que tema lo peor. Nunca es bueno cuando hace eso y él es el único que ha podido hablar con mis padres. Debo admitirlo, yo estaba demasiado ocupada en otras cosas.

— Tres horas — sus pasos se dirigen a la cocina, debo detener las ganas de ir hacia él y golpear esas facciones marcadas que tan locas vuelven al sexo femenino.

— ¡Más te vale tener una buena recompensa de tu parte por hacerme limpiar todo esto! — Una risa se escucha de su parte, debo recordar que es mi hermano y no quiero que me odie por que su pómulo se torne de un bonito color morado.

Las horas pasaron rápido mientras recogíamos, no era agradable, de eso estaba muy segura. Retirar los vasos, la ropa, la comida, la bebida; todo aquello parece ser interminable. Mi rostro termina completamente rojo, las gotas de sudor caen por mi mandíbula como las cascadas que salen de mis ojos cuando lloro.

Escuchar el timbre fue un tremendo alivio, todo se encuentra impoluto. Las voces de detrás de la puerta causan una sonrisa en mi cara. Sus rostros son lo primero que me encuentro cuando la abro.

No puedo reconocer las facciones marcadas de mi padre ni su cabello peinado a la perfección, sus labios rosados como los míos mientras sus preciosos ojos azules impactan con los míos, sus brazos se extienden esperando el abrazo que ambos esperamos.

— ¿Cómo estás, princesa? — La ternura de sus palabras provoca que pequeñas lágrimas estén al borde del colapso.

Puedo ver el cabello negro de mi madre mientras los ojos marrones que inundaban su iris están cubiertos por sus párpados impidiéndome verlo. Sonrío sintiendo los brazos de mi padre acercarme y apretujarme a su pecho como si me fuera a escapar.

— Muy bien, papá — respondo usando menos de la mitad de su fuerza para devolverle el abrazo.

— ¿Podemos pasar? — La voz de mi madre, tan dulce como siempre, alza mi cabeza para mirarla.

Por más que lo intento no puedo evitar sentirme inquieta al no saber si hemos recogido por completo todo lo que hay. Parece que sea como si nunca termináramos, y no podía reconocer a la perfección que no hubiera ninguna prueba de lo que había sucedido hace unas horas.

— Estáis en vuestra casa — papá niega con la cabeza al escucharle, mi madre repite su acción.

Mis padres decidieron comprarle una casa, era una inversión que Thiago prometió devolverles. Su forma de no querer deberle nada a nadie conseguía irritar a mis padres quienes no querían que le devolvieran en dinero.

A fin de cuentas, esta casa es de mis padres y mi hermano se encargaba de recordárselo siempre a ellos. Hay veces que no conseguía entender esa forma de ser de mi hermano, enserio le admiro.

— ¿Qué tal el vuelo? — La nerviosa pregunta de mi hermano resuena en el ambiente sabiendo la mentira que suelta por su boca al no querer decir la verdad por completo.

— Ay, pequeño — mi madre se gira para mirarle —. Ya sabemos lo que quieres decir, no hace falta que seas tan modesto — sonríe con diversión, mi hermano agacha la cabeza negando al mismo tiempo.

— Tenemos unos contratos que tenemos que firmar — me encojo en mi lugar a cada segundo sabiendo lo que eso significa —. Lo siento mucho, princesa — estalla la bomba —. Nos gustaría que estuviera ahí, ya sabes como son esta cosas — asiento hacia mi padre, los supuesto planes que tenía con Camille y con Jack tirados por la borda como un trozo de papel arrugado y arrojado a la papelera.

— Por supuesto, no hay problema — sonrío apenada intentando no demostrar demasiado lo que siento —. ¿Me permitís una llamada?

No escucho si me responden, mis pasos se dirigen por sí solos hasta la cocina. Puedo alcanzar a escuchar el leve murmullo que la charla de mis padres y mi hermano producen. Su alegre conversación emocionándome al ver que están aquí.

Aunque no pueda evitar tener que ir con ellos, saber que están aquí causa una increíble felicidad en mi cuerpo que no quiero disipar. Cojo el móvil de mi bolsillo trasero marcando el móvil de Jack, si voz suena dos tonos más tarde.

— Sexy Jack al habla. ¿Quién es? — Su tono de hablar tan natural provoca mi risa, me giro sobre mis talones caminando de una punta de la cocina a la otra. Ea manía no se me quitará en la vida.

— Aquí Sky — respondo imitándole, suelta una risa ante mi pobre intento de ser igual que él.

— Hola, linda ¿Quieres algo? — pregunta empezando a preocuparse. La sorpresa que me inunda cada vez que sus preocupaciones hacia mí se hacen presentes logran bombear mi corazón con una fuerza sobrenatural.

— No voy a poder quedar con vosotros — escucha el sonido extraño que hace con su garganta cuando termino la frase —. Mis padres tiene una cena familiar — aviso, puedo escuchar ese sonido de nuevo. Parece decepcionado.

— ¿En serio? — asiento aunque no pueda verme, se toma mi silencio como una afirmación —. No pasa nada, espero que para la próxima podamos, yo se lo digo a Cam.

— Muchas gracias — susurro, temo que no pueda escucharme —. Lo siento — mi voz no suena como siempre, no consigo que vuelva a su tono normal.

— No pasa nada, hasta luego y suerte.

No me da tiempo a despedirme, el pitido de la terminación de la llamada resuena en mi cabeza como lo hace un despertador por la mañana. Frunzo el ceño sin llegar a comprender el por qué de su tono de voz tan nervioso e inquieto.

Vuelvo al salón, una sonrisa se posa en el rostro de mi hermano mientras me observa. Mi ceño se profundiza al verle, supongo que se trata de la conversación que los tres mantenían hace unos segundos.

Intento relajar la expresión de mi rostro, mis manos siguen sujetando el móvil. Me coloco delante de ellos, su conversación se detiene en el momento en el que me posiciono en ese lugar.

— ¿A qué hora hay que estar allí? — Pregunto, mi padres observa su reloj de marca en su muñeca derecha. Alza su vista hacia mí volviendo a fijar su atención.

— En cuatro horas tendremos que estar allí, la comida se alargará bastante — avisa mi padre, mis ojos se abren con sorpresa —. Prepárate, no podemos retrasarnos.

Asiento en su dirección empezando a subir las escaleras de la casa, me fijo en una colilla que uno de los escalones posee. Me agacho con rapidez cogiéndola antes de que mis padres fijen su vista en mí.

Suelto un suspiro sonriendo como una estúpida aliviada al poder seguir mi trayecto sin interrupciones. Mis pasos se detienen al poder estar al fin delante de mi armario lista para sacar el vestido de este.

La ducha que aclara mi cuerpo y mi mente consiguen relajarme como nunca lo han hecho. Sentir las gotas de agua caer por mi cuerpo logran calmar cada músculo tenso de este, parece tener un melodía en tu cabeza que te provoca ganas de dormir.

Salgo de la ducha con una toalla envuelta alrededor de mi figura, el pelo mojado me cae por la espalda sin preocuparme de que esta posea un feo afro que odio. Empiezo a colocarme el vestido subiéndolo alrededor mis piernas, consigo llevarlo hasta mi pecho.

Intento cerrar la cremallera de detrás, mis manos son torpes mientras la subo sin resultados favorables de mi parte. Suelto un suspiro preparándome para gritar en busca de ayuda.

— ¡Thiago, necesito tu ayuda! — Grito desde mi habitación, sus pasos apresurados se escuchan por el pasillo mientras se acerco.

— ¿Qué quieres, Sky...? — Sus palabras se detienen de forma drástica, puedo sentir su mirada en mi nuca —. Wow — agradezco su asombro complacida de mi trabajo, su mirada se torna molesta mientras lo observo por las esquinas de mis ojos —. No vas a salir así — ruedo los ojos sabiendo que vuelve a sacar a relucir su faceta de protección hacia mí —. ¿Por qué no te pones una camiseta y un pantalón de los que sueles ponerte y ya está? — pregunta indignado.

— Porque no me puedo presentar a una cena de negocios con ropa de la calle. Me echarían y ni siquiera podría entrar — respondo obvia.

Bufa sacando su resignación a la luz, parece ser como uno de estos volcanes que no explotan hasta cierto tiempo. Mi hermano estaba por entrar en erupción y no deseaba estar para verlo, podía destructivo cuando quería.

Hace lo que le pido, sus malas manera de realizarlo provocan mi risa. Le irritan aún más de lo que ya está, sale de la habitación molesto sin ni siquiera dejarme agradecerle. Niego con mi cabeza, un sonido de mi móvil detiene mi acción.

Frunzo el ceño dirigiéndome hacia él, mi respiración se detiene suplantándolo por una sonrisa que invade por completo mi rostro. Ladeo mi cabeza releyendo el mensaje una y otra vez siendo incapaz de dejar de leerlo.

Número desconocido: Me debes una cita. ¿Recuerdas? ;)

(CAPÍTULO EDITADO)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro