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"Lo harás."

SOUNDTRACK: YOUTH ~ Troy Sivan

Capítulo 35: "Lo harás."

Me acerco a todas las puertas de cada aula, miro por la ventanilla de cada una con la esperanza de encontrarla. Ya he buscado en los cubículos del baño, tanto de hombres como de mujeres, para asegurarme de que no estaba escondida en ninguno. Pero nada, se ha perdido entre las paredes y los pasillos de este estúpido edificio.

Mi mente comienza a tratar de recordar donde puede haberse escapada. Reconozco la sensación de impotencia que me recorre al no poder hacer nada por solucionar un problema y comprendo que ella haya huido, pero quiero estar con ella.

Deseo encontrarla y transmitirle que buscar la manera, juntas, para que no se vaya o que al menos estemos en contacto con ella el mayor tiempo posible, aunque ella se vaya. Estoy segura de que encontraremos la manera de que no se vaya aunque tengamos que mover cielo y tierra para conseguirlo.

Por eso mientras permanecía hace unos minutos en el césped de la cancha observando los hombros hundidos de Jack y su cabeza gacha, no evitaba que un sentimiento de impaciencia recorriera cada parte de mi cuerpo. Mis ojos se abrieron como platos cuando logró reaccionar de la peor manera, las lágrimas empañaron mi campo de visión al ver a Jack destrozarse a sí mismo y a los demás a través de los golpes.

Eché un vistazo por encima de mi hombro contemplando la figura de Dylan colarse entre la multitud, sus ojos marrones chocaron con los míos y asintió con la cabeza en mi dirección. Cierro los ojos tratando de tranquilizarme reconociendo que él logrará calmarlo y que, en caso de que no pueda, Dylan me llamará

Mientras caminaba fuera del estúpido círculo que se ha creado acorralando a Jack divisé el cuerpo de Marcus acercándose al lugar también. Un suspiro de alivio escapó de mis labios al asegurarme por completo que ellos tres se cuidarían las espaldas mutuamente mientras yo buscara a cierta chica cobarde.

Y también, por esa regla de tres ahora analizo la situación y busca cualquier posibilidad de saber y averiguar donde narices se encuentra una triste y melancólica amiga escondiéndose del mundo a su alrededor.

Por cada paso que doy, un nuevo pensamiento invade mi mente. Se va a ir y no sé si voy a poder conseguir que se quede. Aún me queda la opción de hablar con su familia, estoy segura de que Camille ya lo ha intentado pero no me puedo permitir perder las esperanzas. Al fin y al cabo, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?

Pero si no la encuentro y huye de los problemas es imposible que pueda hacerlo. Antes me paseo mil veces y recorro California hasta debajo de las piedras para dar con ella. Me niego a volver a casa —la de mi hermano— a menos que hay hablado con ella.

Camino a paso lento por los pasillos temiendo que de un momento a otro aparezca un profesor y me eche la bronca por andar haciendo lo que no debo hacer. Estoy mirando por la ventanilla del laboratorio cuando un objeto en el bolsillo trasero de mi pantalón vibra.

Me doy tal susto que provoca que pego un bote de la impresión. Una maldición escapa de mis labios cuando me percato de que es mi móvil el que vibra a causa de una llamada entrante. Lo sacó rápidamente y sin siquiera mirar quien es contesto con el único nombre que tengo en mente.

— ¿Camille?

La respuesta tarda en llegar, se escucha un suspiro de la otra linea hasta que la persona que me llama responde.

— ¿Sky? Buenos días, soy la directora de la agencia de modelos en la que trabajas. ¿Te acuerdas de mi? — una voz familiar se hace paso a través del teléfono. Un suspiro decepcionado sale de mis labios en el momento en el que la persona, ahora reconocida, contesta.

¿Por qué no podía ser Camille?

Contesto aun así, no sin antes volver a soltar otro suspiro.

— Sí, sí. Claro. ¿Quiere algo? — pregunto mientras vuelvo a retomar mi camino por el pasillo.

— Sí — afirmo con voz monótona, escucho papeles moviéndose tras la línea —. Quería avisarte de que esta tarde y durante toda esta semana, por las tardes, vas a tener que venir con un grupo de la agencia a un desfile. Van venir de distintos sitios del mundo a verlo y es un evento muy importante, quiero contar contigo.

¿En serio? ¿Puede pasar algo más hoy?

Miro hacia arriba creyendo que cualquier dios que haya en el cielo pueda darme la respuesta. Ahora es cuando me acuerdo de que el día en el que tenia que ir al partido de Dylan le prometí a la directora que iría a trabajar cuando ella quisiera. No me arrepiento de haberlo hecho. Pero sí que me molesta saber que es ahora cuando tengo que cumplir mi promesa.

— De acuerdo. ¿A qué hora tengo que estar allí? — cuestiono con impaciencia. Tengo que conseguir encontrar a Camille antes de que me vaya y un desfile no me va a joder mi búsqueda.

— Cuando salgas del instituto pásate por aquí. Comerás mientras te arreglamos el cabello y todo lo que podamos.

¿Tenía que ser tan pronto? Al parecer este día solo tiene como objetivo empeorar. Empeorar cada momento más y más.

— Allí estaré — respondo. Me quito el teléfono de la oreja para colgar. Pero antes de que eso ocurra la voz de la directora se vuelve a escuchar.

— No llegues tarde — es lo ultimo que escucho.

Bufo lo demasiado fuerte como para que se me escuche. Camino a paso rápido hasta el aula donde se supone que está mi hermano dando clase. Fue una ventaja aprenderme su horario para motivos como esto.

Me acerco despacio hasta la ventana que da a su clase, el hombre que da clases no es una persona de mi agrado pero lo dejo pasar para enfocarme en lo realmente importante. Mis ojos captan a mi hermano al segundo, formo una sonrisa ladeada percatándome de la ausente atención que Elizabeth, esa chica con la que mi hermano tontea.

Mis dedos teclean olvidándome de lo que no me incumbe. Aplano los labios como una manía para cada vez que escribo algo.

Necesito que me lleves a la agencia cuando termines las clases. ¿Vas a poder?

Se lo envío con remordimiento, estoy segura de que estará acostumbrado a escribir en clase pero yo no. No nos vamos a poder cruzar más hasta que el timbre que anuncie el final de clases suene porque nuestros horarios están un poco cambiados y la única forma que tengo para contactar con él es de esta forma.

Miro como saca con cuidado el móvil de su bolsillo trasero. Observa al profesor de vez en cuando mientras lee mi mensaje. Teclea unas cuantas cosas con una habilidad increíble. Cualquier persona que lo viera sabría que ha hecho esto más de una vez.

Thiago: ¿No es demasiado tarde para un desfile? Te llevaré de todas formas, no te preocupes.

Tampoco puedo mentir respecto a eso porque hasta yo misma sé que dupone un desgaste físico masivo ir allí durante toda la tarde y gran parte de la noche. Aún así, un trato es un trato y me niego a incumplir una promesa.

Lo sé. Seguramente llegue tarde hoy a casa. Estoy casi del todo segura de que me quedaré hasta tarde en el evento.

La respuesta de Thiago no tarda en llegar y me sorprende lo bien que oculta en su expresión y en sus movimientos que está hablando con alguien por el móvil. Pero Elizabeth también se está fijando en él y, aunque no esta observando con quien habla —en este caso yo—, ella lo está cubriendo. Lo puedo saber por la forma en la que se pone alerta cuando el profesor se acerca hasta su mesa aunque no llegue del todo.

Thiago: ¿Casi segura? Bueno, da igual. Te voy a llevar igualmente. Yo tampoco sé si llegaré a casa, tengo unos asuntos pendientes.

Su contestación me llega cuando veo que el profesor se acerca a la mesa de mi hermano. Elizabeth le coge rápidamente el móvil por debajo de la mesa y se lo guarda debajo de su trasero. Thiago le va a preguntar el por qué cuando se percata de la presencia del profesor. Coloca una cara inocente y finge escuchar al maestro como si llevara todo la hora haciéndolo.

Te lo agradezco, hermanito. Por cierto, dale las gracias a Elizabeth por salvarte el trasero.

Me alejo de su habitación y me dirijo a la enfermería. Supongo que Jack, Dylan y Marcus ya habrán salido de allí y quiero hablar con Jack tranquilamente de esta situación. No sé si conseguiré conversar con Camille a no ser que aparezca antes de que me vaya al desfile.

Sin embargo, hay algo que me impide llegar a mi destino. Un sonido mas bien. Un sorbido de una nariz. Reconozco al instante la persona procedente de ese sorbido, sería de ser estúpida no reconocerlo.

Me quedo quieta esperando que el sonido se vuelva a escuchar. Pasan unos segundos hasta que unos sollozos se vuelven a escuchar, esta vez con más intensidad, como si hubiera estado esperando a que mi presencia se fuera. Y, por suerte, se ha equivocado al pensar que me había ido.

Voy a paso lento hasta la puerta del conserje, no se me pasa la idea de que mi amiga estuviera allí. Menos mal que es una persona para nada silenciosa y gracias a ello he conseguido escuchar su llanto. Aunque suene muy cínico de esta manera, me alegro de que estuviera llorando con tanta fuerza. Si no lo hubiera hecho, jamás se me habría pasado por la cabeza buscar en donde me estoy dirigiendo ahora.

Me acerco lo suficiente hasta la puerta y acerco mi oído a la madera ya vieja por los años. En cuanto encuentro el momento adecuado en el que parece que se esta empezando a calmar, toco a la puerta. Se escucha una respiración entrecortada al instante por la sorpresa, le cuesta un poco contestar pero lo logra tras unos segundos.

— ¿Quién es? — pregunta con voz nasal por el llanto.

— Camille, soy Skylar.

No se oye nada por unos momentos que me parecen interminables. Soy consciente de que baraja las opciones que tiene entre dejarme abrir o negarse hacerlo. Conservo la pequeña esperanza en que me deje hablar con ella, analizar las opciones que tenemos para solucionar lo antes posible el problema. Antes de que sea demasiado tarde.

— ¿Podemos hablar? — cuestiono con intención de que me deja pasar pronto al cuarto del conserje.

La conozco y sé que va a estar mas cómoda hablando en un espacio cerrado en lugar de en un sitio público. Al contrario de mí, que soy claustrofóbica y no puedo estar por más de cinco minutos en un sitio cerrado. Ya tengo que estar muy entretenida para estar en un lugar pequeño.

Después de unos segundos el pomo de la puerta emite un crujido, me alejo unos pasos para que Camille no se asuste al verme tan cerca de la puerta. Un pequeño y oscuro espacio aparece entre la habitación y yo. Esa es mi señal para entrar, y lo hago. Pero no sé si habría preferido quedarme fuera.

Ver a Camille hecha un desastre abre heridas que creía sanadas. Aplano los labios tratando de centrarme en la tierna y dulce chica que se ha tragado a ami amiga y que la está transformando en un ser desesperanzado y triste.

Mis ojos recorren todo el lugar en el que se encuentra con la intención de que las lágriamas no salgan al exterior. Reconocer que la situación ya es jodida de por sí consigue incrementar mis ganas de llorar.

¡Por Dios! Antes muerta que dejar que Camille o cualquiera de los que ahora considero como familia, se larguen. No sería capaz de vivir sin Dylan, ni Thiago, ni Jack y mucho menos sin Camille.

Sin embargo, dejo en segundo plano mi sorprendente e improvisada declaración para concentrarme en lo que de verdad importa en estos momentos.

— Camille...

Pero no hace falta que diga nada más porque ella también ha llegado a conocerme a mi de tal manera que sabe lo que le iba decir. Por eso se lanza ami cuello y me abraza, las lágrimas inundan sus mejillas y al momento el agua salada también moja mis pómulos.

Ella me empieza a relatar la historia desde el primer momento, desde que sus padres le hablaron sobre la posibilidad de mudarse y de la que me habló. Me lo dijo de ella y yo preferí creer que era un pequeño problema y que no se iba a ir, pero ahora es un gran problema del que me siento obligada a solucionarlo.

Me cuenta lo terrible que es para ella tener que separarse de Jack y de todos nosotros. La forma en la que lo dice hace que un puñal atraviese cada parte de mi cuerpo. Relata que el día en el que le dijeron que se iban, se enfadó con sus padres. Ahora mismo está enfadada con ellos pero sé que no le durará demasiado. Al fin y al cabo, son sus padres.

Pero lo peor de todo es saber que la familia de mi mejor amiga, con ella incluida, se marcha a Portland la semana que viene. Ya están aceptada en el instituto y colegio que han elegido, las maletas y el camión de mudanzas ya están preparado y también tiene la casa comprada. Solo faltan que ellos vayan hasta allí y se alojen. Pero me niego a pensar en ello.

— Conseguiremos la forma en la que te quedes. No te vas a alejar de nosotros. No lo harás.

Camille me mira con impresión en sus ojos. Como si no comprendiera el hecho de que se va a ir de California definitivamente.

— ¿No lo entiendes, verdad? — ríe cínica enjugándose las lágrimas con los dedos —. Me voy, Sky. Me mudo y os vais a olvidar de mí. Jack tendrá una nueva novia y tú...

— Por encima de mi cadáver. — le interrumpo. La levanto del suelo del cuarto del conserje y la miro severamente — No te vas a ir. Hablaremos más tarde de esto — aseguro — ahora lo que vas a hacer es salir ahí fuera y buscar a tu novio. — el miedo inunda sus ojos —. Lo vas a hacer, Camille. Lo harás por que ahora esta en la enfermería curándose los nudillos por haber golpeado un millón de cosas en la cancha. Así que vas a ir allí son un solo pero y le vas a decir que todo va a estar. Le vas a contar lo mismo que me acabas de contar a mí y después le vas a dar un beso en el que se le tiene que olvidar hasta su nombre. ¿Me has oído?

Ella asiente con una sonrisa. Ya está más calmada y me alegro un montón de ello. No importa los problemas que tengamos porque nuestra amistad y la de todos juntos puede mas que este problema. Y lo vamos a superar.

— Gracias, Sky. De verdad — sonrío.

— No me las des y mueve tu trasero hasta la enfermería para habla con él.

Y con eso, las dos salimos del cuarto para ir a nuestro destino. Bueno, mas bien Camille con Jack y yo con Dylan. Necesito ver a mi chico.

CAPÍTULO EDITADO.

ESPERO QUE OS GUSTE ;)

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