" Llama a la policía ya. "
Soundtrack ~ Jet Black Heart ~ 5 Seconds Of Summer
Capítulo 60: " Llama a la policía ya."
Dos semanas después...
El único momento en el que podía estar completamente relajada era durmiendo. Se sentía tan bien dejar de luchar por unas horas que, de verdad, deseaba poder quedarme así por un día. Veinticuatro horas sin preocupaciones, cosas en las que pensar. Nada. Simplemente yo y nadie más. Me sentía en paz, como si nada ni nadie pudiera herirme.
No sabía qué hora era, el sol aún no había salido de su escondite y el cielo se encontraba más espléndido que nunca. Las pocas estrellas que había brillaban con todo su potencial y lo admiro. Admiro como puedo observar esa increíble imagen desde la ventana de mi habitación.
Hacía poco más de cinco minutos que me había despertado. Ansiaba volver a dormir y perder mis ideas. Sin embargo, el día de hoy no estaba de acuerdo en que yo durmiera de nuevo. Me levanté y observé lo que ahora mismo admiro. Sin duda, una gran imagen.
Mis pensamientos salían a flote más veces de las que podía contar. Las llamadas a Thiago eran cada vez más frecuentes porque sabía, solo por su tono de voz, que las cosas estaban empeorando. Ahora Thiago ni siquiera me mentía sobre los golpes de Dylan para hacerme sentir bien. Y eso solo me dejaba con la oportunidad de saber que cada segundo, de cada minuto, de cada hora, era un infierno para Dylan.
Y me da bronca saber que no lo denuncia. Fácilmente puede coger su móvil y llamar a la policía. Que este problema quede a cargo de un juez antes de que sea demasiado tarde para aceptarlo. Pero no. Él quería jugar a la familia feliz con su hermana para que ella no sintiera que eso que tanto desea está destruido. Su familia nunca va a volver a ser lo que era antes y creo fielmente que Nora lo sabe. Ella no es estúpida y reconoce lo que le rodea. Dylan es el que quiere hacerle creer lo contrario.
El fuerte sonido de un aparato me hace saltar de mi lugar. Una fulminante mirada es dirigida a ese objeto sin vida como si eso pudiera intimidarlo.
Me acerco con tranquilidad hasta la mesa de noche donde mi móvil se apaga y enciende mientras resalta un nombre en la pantalla. Frunzo el ceño al identificar quien es, mi corazón empieza a bombear con fuerza en mi pecho reconociendo ese nombre.
Agarro el móvil como si esto fuera un sueño. Llevo días y meses esperando esta llamada. Ahora que realmente está pasando, temo que en un segundo me despierte y que esto no esté sucediendo.
Contesto sintiendo como mi corazón va a salir de mi cuerpo si esta llamada sigue provocándome estos sentimientos.
— ¿Hola? — contesto con rapidez.
Unos sonidos lejanos se escuchan a lo lejos. Una respiración asustada al otro lado de la línea.
— ¿Dylan? — pruebo de nuevo.
— ¿Sky? — pregunta una voz asustada.
Nora.
Comienzo a estresarme. En la vida Nora ha sido tan imprudente como para cogerle algo a otra persona. Escucho sonidos al otro lado de la línea, respiraciones agitada y gemidos que me alteran. Dios, por favor, simplemente no.
— ¿Qué está pasando, Nora? ¿Qué son esos ruidos? — intento sonsacarle.
Estoy comenzando a ponerme histérica y puede que las preguntas que le dirijo solo le atosiguen más pero necesito respuestas. Sus sollozos resuenan en mi oído como una sentencia de muerte, como si estuvieran a punto de hacerle daño.
— E-es papá. — confiesa. Mis manos se convierten en puños con la simple mención de esa horrible persona —. E-está golpeando a Dylan. Tiene m-mucha sangre y m-mamá, est-tá en el suelo. N-no se mueve.
Llevo una mano a mi boca. Con rapidez voy abriéndome paso hacia donde está mi maleta.
— Escúchame, Nora — hablo casi gritando para que capte todo lo que le cuento. Su respiración es rápida y los sonidos que antes oía ahora tienen significado —. Métete en una habitación y no salgas de ahí. ¿Me has oído?
Ella no puede vivir eso a tan temprana edad. Es demasiado pequeña para tener que ver esa situación en su familia.
Coloco ropa en la maleta. Necesito salir de aquí cuanto antes. Tengo que llegar a California.
— P-pero, Dylan...
— Hazme caso, Nora — le ordeno —. Ves a tu habitación y no salgas de ahí. Voy a mandar ayuda.
Escucho como ella suelta un sollozo y el sonido de unos gritos se hace presente. Al igual que un sonoro golpe.
— ¡Dylan!
Escucho el sonido de un artefacto golpeando el suelo. A continuación la línea se corta. Camino cada vez más rápido en busca de ropa.
— ¡Nora! — grito con la voz rota.
Un torrente de lágrimas desciende por mis mejillas son permitirse para. La angustia crece por todo mi cuerpo pero aún más el miedo. Siento que si no dejo de temblar voy a caer.
— ¡Mamá! — llamo a su puerta. Escucho sonidos rápidos detrás de ésta —. ¡Papá! — grito de nuevo.
No me importa tener que despertarlos. El dolor era más intenso que eso.
— ¿Qué pasa, Sky? — pregunta mi madre apareciendo con tanta rapidez tras la puerta que casi la golpeo al estar llamando.
Me intenta abrazar. Me alejo necesitando sentir mi espacio.
— Tienes que llevarme al aeropuerto, mamá — le ruego.
Tengo que irme. Me importa una mierda la rueda de prensa que se supone que tengo que hacer en una horas. Ya había hecho una ayer y si querían saber algo que se vieran esa entrevista y hablaran de lo que quisieran.
— ¿Qué sucede? — pregunta mi padre acercándose a la puerta y observándome preocupado.
— Es Dylan. Está herido — les digo.
No espero que me entiendan. Simplemente me dedican una mirada confusa y se preparan para salir. Suerte que yo me puse la primera ropa que vi antes de llamar a mis padres.
Hipo descontrolada, las lágrimas se funden unas con otras como si estuvieran batallando por saber quien es el que va a llegar primero a mi mentón. Cojo mi móvil los pocos segundos que están mis padres vistiéndose. Busco en mi lista de contactos el número de mi hermano.
— Cógelo, Thiago — ruego a la nada.
Un tono, dos tonos, tres tonos. Pierdo la cuenta de cuantos lleva. Después de unos angustiosos minutos su voz se hace presente.
— ¿Diga?
— Thiago, llama a la policía ya — le ordeno.
Escucho como la cama chirría cuando se incorpora en la cama. Su lenta respiración fruto del sueño se esfuma. Respira nervioso, descompasado. Thiago no es tan tonto como para no tener una idea de lo que sucede.
— ¿Qué sucede, Skylar? — pregunta su voz temblorosa.
— Nora me ha llamado, Thiago — confieso. Oigo como él se levanta de la habitación y abre el armario —. Dice que su madre estaba en el suelo inmóvil. Su padre estaba golpeando a Dylan cuando me ha llamado — respondo con la voz rota —. Llama a la policía, a los bomberos, a quien quieras. Pero hazlo ya por que no sé como puede estar Dylan ahora.
— Sky, cálmate. ¿De acuerdo? — dice con voz ronca —. Voy a llamar ahora mismo y te avisaré de lo que pasa.
Sorbo por la nariz al sentir la típica congestión de cuando lloras. Mis ojos no pueden parar de producir estas asquerosas gotas saladas y siento que mi garganta se va a inflamar si no dejo de soltar sollozos. Parece que me vaya a morir.
— Llámame — cuelgo.
Tomo una respiración profunda mientras escucho como mi padre abre la puerta y sale de la habitación seguida de mi madre. Agarro la maleta y emprendo el camino con ellos.
Salimos al porche y quitan el seguro del coche. Ni siquiera me entretengo en dejar la maleta en la parte de detrás y entro con ella en el asiento. Mis padres no me dicen nada, tampoco les habría hecho caso si me lo hubieran dicho.
Puedo observar por la ventana la oscura noche. Eso hace que encienda la pantalla del móvil y mire la hora. Las cinco de la mañana; en California tienen que ser las dos de la tarde.
— ¿Qué le ha pasado a Dylan, cariño? — pregunta mi madre con tacto.
Esa maldita pregunta me sienta como mil piedras lanzadas hacia mí. Hace que mas lágrimas sean derramadas con más intensidad y me llevo la mano a la cara intentando despejarlas. Lástima que segundos después mis mejillas vuelvan a estar empapadas
— Dylan tiene problemas con su padre. Él y su familia sufren maltrato doméstico gracias a él — les resumo con el corazón en un puño.
La cara sorprendida de mis padres me da la respuesta a lo que piensa de esto. Se gira hacia mi padre que luce igual de impresionado o incluso más.
— Acelera — le ordena.
Las palabras de mi madre es como una obligación para mi padre pues este mete marcha y se apresura a llegar al aeropuerto. No hace falta que mamá se lo diga dos veces para que lo realice. Sé que lo ha hecho porque ambos están de acuerdo con esa situación y agradezco por ello.
— Llegaremos pronto, Sky — sentencia mi madre mirándome de nuevo.
Sonrío con tristeza hacia ella. Me paso el resto del camino nerviosa por llegar. El trayecto se me hace interminable. Las ganas de llegar ya son angustiosas.
En el momento en el que diviso aquel edificio me preparo. Cojo la maleta como si fuera mi paracaídas y salgo del coche en cuanto mi padre frena. Escucho sus gritos pidiéndome que pare pero no puedo hacerlo. Tengo que pedir el primer vuelo que salga ya.
Entro y no hay mucha gente. Solo unas cien personas dispersas por el aeropuerto esperando su vuelo para irse o para esperar a alguien. Arrastro mi mochila con rapidez y corro hacia el primer mostrador de una agencia de viajes.
Me poso en el escritorio de la agencia. Una mujer de mediana edad observa el ordenador sin mirarme a la cara.
— Buenos días. ¿En qué...
— Necesito el primer vuelo a California que tengan — interrumpo. La mujer gira su cabeza hacia mí —. Lo necesito ya — ordeno seria.
— El vuelo más temprano sale dentro de cinco horas. — informa.
— Tiene que ser más pronto, por favor.
Ella me observa identificando quien soy —. Lo sentimos. El vuelo de California está a punto de salir y el próximo es dentro de cinco horas.
— Tengo que coger el avión que sale ahora.
— No podemos, señorita — niega.
— Pagaremos lo que sea necesario — escucho la voz de mi padre a lo lejos.
No me giro para observarlo. Mi mirada está clavada en la empleada que mira a mi padre con sorpresa ante tal oferta.
— Necesito ese vuelo — digo con la voz rota.
Su mirada vuelve hacia mí. Me observa intentando convencerme de lo contrario, mantengo la vista fija en ella sin darme por vencida.
— De acuerdo — se rinde soltando un suspiro.
Siento los cuerpos de mis padres a cada lado de mí. Papá saca su cartera del bolsillo para que, seguidamente, la empleada la coja. En pocos minutos relleno unos cuantos datos de mí que se me hace un infierno al ver que tarda tanto. Quiero llorar aún más de lo que estoy haciendo al desear con tanta intensidad entrar a ese avión.
— Ya puede entrar. El vuelo durará once horas — avisa dándome el boleto —. Que pase un buen viaje.
Cojo el papel que me da y les dedico una mirada rápida a mis padres antes de dirigirme a las puertas de embarque. Allí revisan mi boleto, cogen mi maleta y me desean un buen vuelo. Desearía gritarles que por nada del mundo voy a estar bien aquí durante once horas.
Entro al avión y reviso el móvil en busca de un mensaje o una llamada de mi hermano. Suelto un largo y doloroso suspiro al ver que no hay nada en la bandeja de mensajes ni tampoco una llamada perdida.
Me siento en el lugar que me corresponde. Solo espero que esta vez ninguna persona interrumpa los pensamientos entre mi cabeza y yo porque estoy segura de que no voy a reaccionar bien. Necesito información y la necesito ya si no quieren que me tire del avión en marcha.
CAPÍTULO EDITADO, ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO.
BESOS Y XOXO,
NHOA
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