"Es hora de volver a la rutina. "
SOUNDTRACK: I wil wait ~Mumford & Sons
Capítulo 51:"Es hora de volver a la rutina."
Aunque intenté dejar de pensar en él y de girar mi cabeza hacia él cada diez segundos no lo conseguí. Mis ojos parecían imanes buscando su cuerpo y su mirada para que, de una vez por todas, coincidiera con la mía.
Cuando iba a la cafetería del instituto lo veía ahí, sentado de espaldas a mí, al igual que en las clases. Charlaba tranquilamente con sus compañeros de deportes y con los de su clase sin reparar ni una vez en mí. Deseaba verlo aunque sea por un solo momento con su mirada fija en mí, aunque luego la desviara. Eso me haría sentir tranquila al saber que, al menos, me tenía en cuenta. Sin embargo no lo hizo, y eso me hizo sentir lo suficiente ignorada como para pensar que se quería olvidarse de mí.
Me junté con Camille las demás clases, las que no tenía con Dylan, que eran la gran mayoría. Ella me hacía olvidarme de lo que me pasaba por algunos momentos. Pero cuando mi vista se volvía a dirigir expresamente a él, mis oídos dejaban de funcionar y mi mente empezaba a maquinar ideas de futuro.
Ni siquiera tengo idea de lo que tenía que hacer, deseo con todas mis fuerzas respetar su espacio, pero siento que no lo voy a mantener durante mucho tiempo. Se me está haciendo muy difícil no quedar con él. Compartir esos besos dulces que me desarman por completo, jugar con Nora a lo que ella desea en ese momento mientras Dylan hace todo lo posible por complacerla, ver como los dos desayunan contándose las cosas del día a día mientras me incluyen en su conversación.
Todo aquello a lo que me estaba acostumbrando y no me importaba cambiar se ha esfumado, ya no está, y eso me provoca ganas de llorar. Ni siquiera sé cuando todo esto va a terminar y eso es lo que más me ofusca.
Ahora es mi última clase, Lengua. Aunque tengo un descanso de por medio y estoy dispuesta a aprovecharlo. Camille está a mi lado en la cafetería y, aunque de vez en cuando mi mirada se va a la espalda de Dylan, me obligo a mí misma a volver a la realidad.
Mi atención se centra por y para mi amiga que me mira con una sonrisa triste en su cara. Puedo distinguir un brillo en sus ojos de felicidad, sin embargo no es tan tenue como para que no se puede diferenciar bien. Mueve su cabeza a un costado intentando que suelte la sopa. No lo hago, sé que aunque lo intente voy a terminar mal y no tengo ganas de eso.
— Tienes que darle un tiempo para pensar, Sky — argumenta Cam.
Bajo la cabeza al sentir mi cuerpo estremecerse ante esa frase. Yo no quiero darle tiempo, necesito volver a sentirlo a mi lado apoyándonos mutuamente. Necesito sentir su calor, sus labios, su cuerpo. Estar a su lado sería estar completa.
— Lo sé — asiento con la voz a punto de quebrarse.
Camille alarga su mano y con cuidado levanta mi cabeza. Sus ojos me miran con cariño, una sonrisa de ánimo se extiende por su rostro.
— Estoy segura de que volverá contigo. Os amáis, no podéis vivir el uno sin el otro — asegura devolviendo la sonrisa a mi rostro —, Eso es lo que quería ver. Tienes que sonreír, Sky. Llorar no solucionará nada.
Mi rostro vuelve a estar serio. Vuelvo a bajar mi cabeza al tiempo al mismo tiempo en el que Camille vuelve a observarme con preocupación.
— ¿Y si no vuelve conmigo? Le he mentido, he perdido su confianza y eso no es fácil de conseguir — confieso.
Una lágrima cae por mi mejilla. Estoy harta de llorar. Pensaba que a mis ojos se les había acabado las reservas de agua pero me sorprenden queriendo crear miles de lágrimas más cada vez que hablo de este tema. Se supone que tengo que ser una adulta y no comportarme como una maldita adolescente de quince años. Pero no puedo controlarlo, nadie puede controlar un corazón roto. Ni siquiera un adulto.
Camille seca la lágrima rebelde que resbala por mi rostro. Ni siquiera me he molestado en retirarla de mi cara porque ya estoy cansada de hacerlo. Ya no me importa que ese líquido salado inunde mis pómulos.
— Lo primero que tienes que hacer es dejar de llorar — pone una mueca rara mirándome —. Estás fea cuando lo haces.
Una risa se escapa de mis labios. Estoy segura de que parezco algo raro, con los ojos rojos igual que mi nariz.
— Yo siempre estoy hermosa — le respondo altanera.
Nos reímos las dos. Una risa que limpia el alma, ni triste ni preocupada. Simplemente me dejo llevar por el pequeño sentimiento de felicidad que crece en mi interior. No sé si voy a sentir esto durante mucho tiempo y quiero aprovecharlo antes de que se acabe.
Dejamos de reír, nos sentamos correctamente en el banco pues mientras estábamos riendo hemos adoptado una posición algo extraña.
— Y, en caso de que no te perdone — prosigue ella —, haz lo que sea para que lo haga. Incluso lo imposible. Demuéstrale que quieres estar con él, aunque tengas que perder tu orgullo mil veces.
Le sonrío en respuesta. Puede que me haya estado fijando muy poco en ella esta mañana pero se puede distinguir perfectamente su estado de ánimo. Está lo suficientemente feliz como para dar consejos. Una cosa en la que es pésima y, sin embargo, no he escuchado mejor punto de apoyo en mi vida.
— ¿Por qué estás tan feliz? Hace tiempo que no te veo así — cuestiono intentando mata mi curiosidad.
Camille vuelve su mirada al plato mirando la bandeja de la comida como si fuera la cosa más importante del día de hoy. Su mirada está perdida y su sonrisa es lo único que expresa es felicidad. Ese brillo en los ojos que había visto como desaparecía segundo atrás ha salido a flote de nuevo. Y esta vez con mucha más intensidad que antes.
— Ayer hablé con mis padres. — explica. Sus ojos siguen fijos en la cabeza y toca con las yemas de sus dedos la esquina de la bandeja —. Me hablaron sobre la mudanza — declara esta vez mirándome a los ojos.
— ¿Qué te dijeron? — la observo con expectación.
Espero que la sonrisa que posee sea de felicidad por que se queda y no porque está intentando aprovechar los últimos días que le quedan. Según tengo entendido se iba la semana que viene.
— ¿Cuándo me ibais a contar que fuisteis a mi casa cuando estaba trabajando? — me devuelve la pregunta.
Me observa con diversión y malicia. Como si con la mirada me retara a contestarle.
— Fue idea de Jack. Yo solo le acompañé por si había algún problema —espeto levantando las manos en señal de paz.
— ¿Ah, sí? — cuestiona de nuevo con la sonrisa en su rostro. Asiento —. ¿Entonces fue Jack el que dijo que me iba a pagar un apartamento para que pudiera vivir aquí?
Abro los ojos como platos. Esperaba que sus padres no se lo contaran. Tampoco quería que Camille pensara que le iba a pagar todo y pensara que estaba en deuda conmigo.
— Se suponía que no lo tenías que saber — mascullo fulminándole con la mirada.
— A mí no se me escapa nada, Skylar — responde —. Bueno, menos algunas cosas — respondecon doble significado.
Me mira esperando una explicación de mi parte. Lo único que hago es levantar los hombros, despreocupada.
— No quería que te fueras.
Durante unos segundo nos quedamos en silencio. Simplemente pensando. En realidad es ella la que piensa. Yo solo la miro con desesperación esperando que me diga lo que llevo tanto tiempo esperando saber.
Puede que haya descuidado un poco ese asunto pero por nada del mundo quiero que ella se vaya. Necesito que mi amiga se quede a mi lado y más ahora que estoy en una delicada situación. Aunque si se tiene que ir las dos estaremos igual de mal.
— ¿Qué esperas para contármelo? — le animo.
Sus ojos detallan mi rostro con diversión. Puedo notar como la felicidad inunda cada parte de mi cuerpo al ver la alegría en su rostro.
— Me voy a quedar — chilla emocionada.
Un grito sale de mis labios. Cada persona en la cafetería se queda mirándome. En ese momento ni siquiera me importa que Dylan me pueda ver. Salto del asiento como si la silla tuviera chinchetas y la abrazo.
Su risa provoca una sonrisa en mi rostro. Lágrimas de felicidad quieren salir de mis ojos. Parece mentira que hace unos segundos estaba llorando de tristeza y que ahora esté reteniendo el líquido salado producto de mi alegría.
— No pensaba que te ibas a ilusionar tanto — dice con diversión.
— ¿Estás de broma? — interrogo retórica —. Llevaba esperando que esas palabras fueran verdad desde que salí de tu casa después de hablar con tu madre.
Los murmullos en la cafetería se vuelven a escuchar. Me giro mirándolos. Cosa que me sorprende porque todos las miradas de la cafetería están en nuestra dirección. Sonrío nerviosa sintiendo como el color en mis mejillas aparece de nuevo.
Mi amiga rueda los ojos con una sonrisa al ver lo idiota que parezco sonriendo a la gente que nos mira. Me coge del brazo y nos volvemos a sentar como si no hubiera pasado nada. Aunque la realidad no sea esa. Una risa de alivio se escapa de mis labios al sentir que estoy a salvo de nuevo.
— Tienes que aprender a controlar tus sentimientos — me avisa con una sonrisa.
Estoy empezando a creer que el día puede mejorar. Al menos una buena noticia está alegrando un poco mi día. Puede que no esté en la cresta de la ola pero si que he de admitir que estoy más tranquila y feliz. Aunque las ojeras de mis ojos demuestren lo contrario.
— Eso es increíble Cam — le alago.
— Lo sé. Tuve mucho miedo al saber que me iba — su mirada vuelve a estar perdida mientras yo adopto la sonrisa que ella tenía anteriormente en sus labios —. Pensaba que todo lo que había construido durante estos años se iba a ir al garete. Mi relación con Jack no iba a ser la misma y tenía miedo de que se cansara de mí por no estar a su lado. Una relación a distancia no es nada fácil — una sonrisa irónica tira de su boca —. Cuando escuché a mis padres esas palabras lo primero que hice fue correr a casa de Jack.
Una risa escapa de mi boca intentando imaginarme esa escena. Vomitaría arcoíris ahora mismo.
Voy a responderle y decirle lo que pienso. Sin embargo el sonido de mi móvil me hace olvidar todo aquello en lo que estaba pensando.
Observo a mi alrededor mirando por si hay algún profesor. Puede que sea modelo y que me dejen utilizar mi móvil pero no me gusta nada tener ventajas sobre los demás. Y eso los profesores también lo creen así. Es por eso que un maestro que pasaba por ahí me reprende con la mirada.
— Ahora vuelvo — le aviso a Cam.
No espero respuesta de ella porque casi al segundo me levanto del asiento y me dirijo a la salida de la cafetería. Saco mi móvil del bolsillo trasero y observo la persona que me llama en el identificador. El nombre de mi agente aparece en la pantalla. Frunzo el ceño al ver quién es pues ella nunca me ha llamado sabiendo que estoy en clases.
Aunque supongo que el no haber cogido sus llamadas durante todo el fin de semana tiene algo que ver.
Es hora de volver a la rutina, pienso en mi interior. Suelto un suspiro y descuelgo la llamada.
— Hasta que contestas — me dice una voz segundos después de colocar el móvil en mi oído.
— Lo siento, con todo esto que ha estado pasando, yo...
— Eso ahora no importa — interrumpe brusca —. Esta tarde voy a ir a tu casa. Tenemos que hablar de unas cosas.
Voy a preguntarle por su comportamiento. Parece estresada y triste. Sentimiento que no concuerdan con ella. Sin embargo, mi móvil reproduce los típicos pitidos que anuncian la terminación de la llamada. Alejo el móvil de mi oreja con confusión. Tendré que esperar hasta esta tarde para saber qué pasa.
CAPÍTULO EDITADO, ESPERO QUE OS GUSTE.
BESOS Y XOXO,
NHOA
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro