Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"¿Chocolate, entonces?"

Soundtrack ~ Love Myself ~ Haille Steinfled

Capítulo 6: "¿Chocolate, entonces?"

¿Desde cuándo una persona podría llegar a ser tan irritante? Quería saber la razón por la que la había tomado conmigo en estas horas, no le he hecho absolutamente nada que no mereciera lo suficiente. En todo caso sería culpa de él por ir con tanta altanería.

Diez minutos, solo tenía que superar ese escaso tiempo en el que poseeré unos mínimos minutos lejos de él. Lo único que quiero es olvidar que está aquí, que no hay ningún chico terriblemente desagradecido a mi lado. Sus palabras no son una cosa que me hagan calmarme.

— Tú y yo, en tu casa, después de clase — su aroma fresco y sencillo llena mis fosas nasales cuando se acerca hasta mi rostro.

El calor sube hasta mis mejillas y, puedo asegurar, que no es por vergüenza ni timidez. Esto ya es la gota que colma el vaso y no estoy dispuesta a permitir que un chico rico como él me trate de esta manera. Cualquier chica merece más que esto, merece más que él.

— Mira, — giro mi cabeza hasta que consigo observarlo, nuestros labios se rozan ante el brusco movimiento. Las palabras que quiero soltar se quedan suspendidas en el aire al no saber su nombre. Sacudo mi cabeza omitiendo el pequeño momento —. Estás bueno, no te lo voy a negar — sus ojos se abren sorprendidos al oírme, una pícara sonrisa abriéndose paso a través de sus labios —. Pero no me gustas, en realidad, no me gustan los chicos como tú — un sonido de fondo, mi huida.

Recojo los materiales que he utilizado para estas clases con él, interminables. De haber sabido que todo esto iba a pasarme mi primer día de clases habría ido al siguiente. Seguro que hubiera estado más tranquila y sin un estresante chico en el pupitre contiguo.

— ¿Y cuál es tu clase de chico? — su pregunta causa que me percate de su presencia de nuevo.

El carbón en sus ojos impacta con los mías, tengo que agarrarme a algo para que mi piernas no se tambaleen ante la intensidad de su mirada. Sus facciones marcadas recordándome porque, un chico como él, se comporta como lo hace.

Todos creemos que por tener un increíble cuerpo, unos increíbles ojos, un increíble rostro, somos mejores que otras personas. Nadie se da cuenta en pleno siglo veintiuno que a las personas las tenemos que catalogar por su interior y no por su físico.

¿Qué mas dará que una chica tenga un cuerpo perfecto si lo que posee por dentro está, desgraciadamente, hueco? ¿Qué más dará que un chica no tenga buen cuerpo si, al final del día, va a ser la única persona en la que puedes confiar?

Sigo pensando en su pregunta. No tengo un tipo de chico, he aprendido a no hacerme esperanzas con lo que quiero, luego no tendré la decepción de no haberlo conseguido. Supongo que solo quiero lo que a toda persona le gustaría tener.

Un chico amable, sincero, cariñoso y sensible en los momentos adecuados. Una persona en la que pueda confiar para cualquier motivo, que pueda ser un hombro en el que llorar cuando lo necesites. Pero no iba a contarle eso a una persona que a penas conocía.

— Tendrás que averiguarlo — las asas de mi mochila se cuelgan en mis hombros.

Obligo a mis pies a irse al ver como sus ojos se clavan en mi rostro en busca de alguna anomalía. Casi quiero reír cuando balbucea algo que no consigo llegar a entender pero que parecía, en su total plenitud, una maldición.

Salgo por el umbral de la puerta deteniéndome un par de segundos para volver a observar detrás de mí. El chico con el que hablaba recoge sus cosas con tranquilidad, cada dos segundo pronunciando algo con sus finos y rosados labios.

Sigo a la multitud de gente que hay delante de mí, según Thiago la mayoría de los estudiantes de este lugar van hacia la cafetería cada vez que empieza un descanso. Necesitaba algo para el centrifugado que mi barriga producía ante mi presentación en cada clase.

Las puertas de la cafetería se abren por cada alumno que pasa, poso mis manos en la madera que ésta posee impulsándola para que me permita contemplar la cantidad de estudiantes que hay. Muerdo mi labio agradeciendo para mis adentros que justo hoy no haya demasiada gente.

Me coloco en la fila de personas que hacen cola para poder pedir su pedido. La boca se me convierte en agua al contemplar la cantidad de variedades para comer que este lugar posee. Desde el más simple café hasta el mejor bocadillo que alguna vez haya llegado a ver.

— Te recomiendo que cojas algo de chocolate — su tono, ahora reconocido, se escucha detrás de mí, giro mi cabeza hacia el chico que me habla. Su sonrisa de boca cerrada me da la bienvenida, una igual se posa en mi rostro.

— ¿Ya estás a salvo? — No puedo evitar preguntar escuchando el sonido de su divertida carcajada.

Niega con su cabeza sin poder creerlo —. No lo has olvidado — ahora es mi turno de sacudir mi cabeza de izquierda a derecha —. Como podrás ver — mueve sus manos de arriba a abajo por su cuerpo —, sigo en perfecto estado — una compradora sonrisa aparece en su rostro.

— Me alegro — me muevo unos pasos hacia delante con mi sonrisa de boca cerrada intacta. Observo a mi alrededor donde la barra de pedidos se extiende, vuelvo a mirarle —. ¿Chocolate, entonces? — Cuestiono intentando entablar una conversación.

— Oh, sí — afirma, nos movemos un puesto más —. Es lo único bueno que puede haber aquí — su confesión me confunde.

— ¿Qué tienen de malo los bocadillos? — pregunto, mi entrecejo fruncido en su dirección.

Otro puesto más y nos tocará pedir. Sus ojos se abren con sorpresa, mueve sus manos con espasmos como si lo que he dicho fuera un crimen. Al parecer, para él, sí lo es.

— ¿Estás de broma, no? — Al ver que no contesto su incredulidad aumenta —. Decir que los bocadillos vienen de un contenedor sería un halago — no puedo evitar sentir un nuevo revoltijo en mi estómago al escucharlo.

Cualquier rastro de hambre que hubiera poseído en algún momento se ha evaporado cuando él ha dicho esas palabras. Su risa llena mis oídos mientras la última persona que había delante de mí, se voltea a un lado para permitirme pedir.

— ¿Podría darme una tira de chocolate? — su asentimiento desganado causa una mueca en mi rostro.

Agarra el dulce entre sus manos y me lo tiende de mala manera. Le doy el dinero justo retirándome y dejando que el siguiente pase. No puedo evitar molestarme al ver como la desgraciada mujer nos trata.

— ¿Por qué es tan molesta? — pregunto observando a Jack a mi lado.

Sostiene el mismo dulce que poseo en mis manos. Se encoge de hombros terminando de abrir el envoltorio de chocolate y dándole el primer bocado. Emite un sonido de placer, vuelve a darle otro mordisco.

Abro el mío observando como su mirada empieza a analizar mi rostro. Agacho mi cabeza dejando que algunos mechones de mi castaño cabello cubran mi rostro. Puedo contemplar como en su rostro se forma una pequeña sonrisa.

—¿Quieres sentarte con nosotros? — alzo mi vista hasta sus azulados ojos, una tímida sonrisa curva mis labios.

— No quiero molestar — mi murmuro, por alguna extraña razón, causa una risa en él.

— No eres molestia — niega con la sonrisa conservándose en su rostro —. Camille estará emocionada de verte — sus ojos brillan cuando la nombra.

Quiero preguntar quien es esa chica, antes siquiera de tocar la mesa un par de gemas color esmeralda se posa en mi rostro. Una sonrisa extendiéndose en su rostro.

— ¡Ya era hora! — su grito me sobresalta, las personas a nuestro alrededor la observan para volverse a girar segundos después —. Pensaba que me iban a salir canas si seguía esperando a que una chica apareciera — los ojos de Jack resplandecen cuando la observa, la tan reconocida sonrisa de tonto curvando sus labios.

— No exageres — Jack rueda los ojos mientras se sienta en la incómoda silla, mis ojos vuelven aposarse en la chica.

— Soy Camille — extiende su mano esperando que la sacuda, me siento repitiendo la misma acción que Jack ha hecho hace unos minutos.

— Skylar — me presento con una sonrisa, intento aliviar la tensión en mi cuerpo dándole otro mordisco a mi dulce.

— ¿Habéis escuchado lo de Dylan? — la pregunta brota de los labios de Jack, un escalofrío recorriendo mi cuerpo sin que pueda entender la razón.

— ¿Qué le ha pasado? — Cuestiona ella de mala gana, sus ojos se ruedan ante la simple mención de su nombre.

— Le han dejado colgado en clase — Camille ríe con sus ojos esmeralda entornándose —. Ha venido una chica nueva y se ha sentado con él. Dicen que Dylan lo ha intentado pero la chica no ha querido nada con él — mis ojos solo pueden agrandarse cada vez más ante la situación.

— Se lo merece — la confesión de Camille me sorprende, una tímida sonrisa se posa en mis labios mientras continúa su frase —, no ha hecho más que joder desde que ha venido — remueve el jugo que no me he percatado de que tenía en sus manos, su mirada se va hasta el líquido naranja que agita.

— ¿Cómo se apellida? — Interrogo, dos pares de ojos se posan en mí mientras lo único que logro hacer es rezar por que no sea lo que estoy pensando.

— Thompson — mis ojos no consiguen abrirse más cuando la mención de esa palabra resuena en mi cabeza.

— ¿Qué sucede, Skylar? — El primer indicio de preocupación aparece en la mirada de Camille.

— ¿Sonaría extraño si digo que yo soy esa chica? — Sus ojos confundidos me acechan —. La chica que ha dejado colgada a Dylan — la comprensión llega a sus cabezas.

Las carcajadas no tardan en llegar mientras en nuestra mesa abundan las miradas de nuestro alrededor. Agacho mi cabeza sintiendo la vergüenza llenar mi cuerpo. Se supone que lo que menos debía hacer era llamar la atención, parece que eso es lo que peor se me da.

— Tienes que contarme todo, chica — Camille me observa con la sonrisa más extensa que he podido ver en mi vida —. Debes tener un par de ovarios para hacer eso — la risa consigue escapar de mis labios sin darme el tiempo suficiente a detenerla.

Abro mi boca queriendo explicarme, los observadores ojos de la pareja que se presenta delante de mí se acerca ansiando escuchar. El irritante sonido me desconcentra de mi futura charla, la vibración en un bolsillo de mi pantalón provoca que pose mi mano en el lugar del inconveniente.

Un número desconocido aparece en la pantalla, frunzo el ceño al no tener entre mis contactos a la persona que me reclama en el momento más inoportuno posible.

— Perdón, tengo que responder — asienten con sus cabezas, la ansiedad recorriendo sus pupilas, una amable sonrisa llenando sus rostros.

Dejo la mochila en el lugar donde la apoyé por última vez, teniendo la esperanza de volver a la misma mesa cuando termine la llamada. El botón verde aparece en mi campo de visión mientras presiono con mi dedo pulgar la pantalla táctil.

— ¿Diga?

—Señorita Forbs — miro a ambas partes del lugar sintiendo el miedo calando en mis huesos. Me muevo a un lugar más cerrado donde hay menos gente, respondo segundos después.

— Sí, soy yo — la línea se queda en silencio —. ¿Quién es?

— Jessica, su nueva agente en su estadía en California — su dulce voz provoca un pequeño alivio en mi interior.

No podría haber trabajado cómoda sabiendo que la persona que mueve los hilos por mí no le agrada la compañía que le brindo. No quiero crear malas vibras entre alguien tan importante para mi vida a nivel profesional.

— De acuerdo, perfecto — susurro, mi mirada se queda perdida sin un punto fijo, espero a que responda.

— Tiene que asistir hoy a un desfile, no es muy tarde, a las seis de la tarde debe estar allí — sus palabras atropelladas no pueden evitar que una simpática sonrisa se forme en mis labios —. ¿Podrá ir?

No estoy segura de saber que es lo que causa un revoltijo en mi barriga. Tener que seguir asistiendo a desfiles o saber que, aunque me niegue, tengo que estar en ese tipo de lugares hasta que cumpla la mayoría de edad.

— Por supuesto — mascullo —. ¿Dónde es? — cuestiono, mi labio siendo mordisqueado por mis duros dientes,

— Le paso la dirección por mensaje — avisa, asiento con mi cabeza aunque no pueda verme —. Hasta luego, señorita Forbs.

No me permite responder, cuelga apresurada antes de que pueda decir una palabra. Bajo la mano, suelto un suspiro sintiendo como, este pequeño descanso, seguirá tomando el mismo rumbo profesional.

Eso no va a cambiar. Lo único que puedo esperar en esta vida es que algunas situaciones den un giro completo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro