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the chubby and the popular

Estaba fresco. El aire que entró por la ventana semi-abierta hace que las cortinas se sincronizara al suave viento, yendo a la enorme cama de aquella habitación. Entre las frazadas de negro y blanco de la cama, había dos diminutas y rellenas manitos que sobresalían de estas, buscando algún refugió de calor al estremecimiento del frío.

—¿umh?

Sacando su cabecita, algunos mechones de sus rosados rubios cubrían esos bambis orbes somnoliento. Chaeyoung abrió sus pequeños belfos, soltando un bostezo y abrir un ojo, frunce su ceño refunfuñando al ver que olvidó, nuevamente cerrar la ventana de su habitación donde el viento le daba la bienvenida. Suspiró.

Seguiría durmiendo, sino fuese por la alarma que sonó a penas volvió a acomodarse para dormir un rato más. Chilló, enojada. Estiro su mano a la mesita de noche que tenía, apagó dicho reloj; recordándole que pronto debía asistir a clases. Y con la pesadez del mundo, Park Chaeyoung finalmente se dignó a levantarse.

Una adolescente omega, dormilona y a la vez, responsable chica de dieciséis años. Bostezo en su recorrido al baño, estirándose para sonar algunos huesos adormecidos, pasado 20 minutos, no más ni menos.

"tock. tock" el golpeteó en la puerta llamó su atención. Chaeyoung permitió el pase con un «adelante» dejando que la persona externa ingresará. Lo supo al escuchar la puerta ser abierta y cerrada. A través del espejo de su tocador de maquillaje, pudo visualizar a su papá con su desayuno en manos detrás de ella. Alzó sus comisuras, sonriendo.

—Papá.

—Buenos días, cachorra.

Park Sehun contempló la belleza de su hija menor, viéndola hechizado en la comida. Dejó que la rubia tomará asiento frente a su tocador, y mientras Chaeyoung desayunó. Sehun prefirió peinar las hebras desparramadas de la pequeña, dejando suaves caricias en esos cachecitos abultados. Sé sentía un papá alfa tan orgulloso de sus dos cachorros.

—Es mejor ser puntual, tendrás que apurarte un poco. —guió su mirada a las hebillas de diminutas flores y corazones, escogió una de ambas. Colocándola en más hebras rubias—Tu hermano y yo iremos a dejarte. En la salida Chanyeol irá a buscarte.

—Edba diem —respondió la omega con la boca llena de comida— oppa siempre golpea a los alfas que me miran mal, papá. El director puede-

—No importa el director. Papá siempre se encargará de defenderte, cachorra.

Fuera de la mansión Park, muchos veían al alfa Park Sehun con temor. Pues la mejor decisión de todo mundo sería jamás entrometerse con sus bebés (como él les decía), a parte que, mostraba una faceta diferente que sus cachorros no veían. Era frío, cruel y estricto con lo laboral y responsabilidad que surgían día a día. Puede ser un hombre con casi 42 años que gustaba intimidar a la gente con una mirada, con sus orbes negros y altura. No obstante, eso igualmente no impedía que muchas omegas se interesarán en el tipo.

El alfa Park era la definición de un dios griego, es alto 1,83 (cm), intenso cabello negro, un esculpido cuerpo musculoso que marcan en sus prendas de vestir y facciones etéreas en su esplendor. Es imposible no quedar hechizado con su belleza. Siendo sus pequeños cachorros dignos de obtener tal facciones preciosas y únicas en la pequeña familia Park.

El hermano mayor, Park Chanyeol es un joven de 26 años, estudiando diferentes carreras para saber cuál es su vocación. A parte de su vida privada, es un alfa bastante celoso con su padre y única hermanita, la terquedad es el último nombre de los Park. La hermosura de este alfa es inigualable: sus negros orbes, labios rosados y suaves, cejas perfiladas y gruesas, cabellos blanco, de su brazo izquierdo unos visibles tatuajes yacen ahí sin permiso de su padre (que le dará un infarto al enterarse), no es de ejercitarse mucho pero los músculos de por sí, ya adornan su esbelta figura y gusta de vestirse como un chico malo (literalmente lo es).

—Papá.

—¿uhm?

—¿Chanyeol estará en problemas...? —al querer finalizar la pregunta, dicho alfa mencionado ingresaba a la habitación completamente vestido, desparramando sus cabellos y ganándose las miradas del alfa y omega. Chaeyoung examinó la mirada que su papá le dirigía a su hermano, una de "estarás castigado cuando esté bebé vaya a sus clases", aguanto su risita a la tenebrosa mirada que tenía su hermano—oppa, ¿a qué viene?

—Quería a hablar con papá. —se dirigió al mayor quien mantenía una expresión relajada. Chanyeol carraspeó—Papá, yo... umh, ¿sabes que te quiero mucho, muchito y eres el mejor papá del mund-

—Termina de alistarte, cachorra —interrumpió el alfa, dando una última caricia a las mejillas de su niña y lanzó una mirada fulminante a su hijo mayor, aviso—Hablaré un momento con tu hermano.

Chaeyoung con su bálsamo labial miró a través del espejo como ambos alfas se iban de su habitación. Suspiró, escuchando como su papá regañaba a Chanyeol por incompetente, por ser un rebelde y preocuparlo. Su hermano mayor a veces gustaba de sacarle las casillas a su padre, aunque esa efímera alegría desvanecía a los castigos laborales de Park Sehun.

La rubia terminó con su ligero maquillaje en el rostro, no era necesario ocupar mucho, pues tener el privilegio de ser una omega con las facciones Park ya de por sí, es una bendición. Sé encaminó hasta el armario, sacando de allí, las bolsas de diferentes outfits que su padre veía en revistas de modas, todas muy excepcionales y únicas, recientes para ella.

«Son los nuevos lanzamientos de moda, cachorra. Puedes quedártelas, te irán muy bien, serás mucho más bonita» tener un padre que lucha por las sinceras sonrisas de sus pequeños, ¿ya ganó todo? Chaeyoung cree que sí.

—¿Rosa o negro?

En realidad, gustaba de organizaba lo que usaba diariamente. Chaeyoung no usa prendas ajustadas, no usaba algún crop-top, no le gusta mostrar como es realmente su anatomía. Le avergüenza de solo pensar... menea su cabecita, buscando alejar esos pensamientos negativos. Traga saliva cuando es inevitable no aceptar la realidad. Su realidad. Todo omega alrededor suyo es atractivo, es sensual y personalidad encantadora a simple vista.

… Chaeyoung no tiene lo que toda omega debe tener.

—Que sea lo que el destino quiera. —musito.

Escoge al azar una bolsa «fashion king» deslumbra en ella, lo abre y sus comisuras se vuelven "o". Con su boquita abierta, saca de allí un camisa de tela bastante suave y pulcra que combina con reloj de muñeca que saca del interior, es bonito piensa. Seguidamente, saca un pantalón de finas telas tiro alto de color negro, puede apresar en ella los rollitos que el rubia se esmera en ocultar de sus caderas rellenas y, por último, ahí yacen unos zapatos negros con broches a los costados en forma de corazón, y eso hace juego con el hermoso pantalón.

«Me veré bonita» es lo primero que cruza por su mente, muerde sus belfos al retener su alegría y antes de proseguir en cambiarse, pone música aleatoria: ive es lo que resuena en esa mañana.

Al terminar de alistarse, agarra una colonia y se echa un par de gotitas, tenía un olor similar al suyo: yogur de fresas frescas. Sé mira una vez más al espejo, lo que usó realmente le gustó. Ahora, tenía que buscar su mochila y podía irse a clases, el problema es... ¿dónde lo dejó?

—Lo última vez vi esa mochila fue... —alardeó, pensativa. Gruñó, pataleó al ser muy despistada y olvidadiza con sus cosas, puede ser organizada y a la vez tan despistada que es imposible no creer con soló ver su habitación ordenada de tamaño y color.

Miró a su alrededor, no hay hallazgo en su búsqueda. Sé frustró. Chaeyoung tenía ciertos cambios bipolares, en conclusión, puede estar riéndose, chillando de alegría y haciendo tonterías. Sin embargo, en un efímero segundo ya puede estar gruñendo a todo aquel que se acercará, lanzando fuego con soló dirigir una mirada y, por muy dramática que sea, su papá y hermano ya andaban buscando al causante de aquellos cambios en el rubia.

Respiró hondo, iba a llorar, lo iba a hacer. Esa mañana se estaba arruinando por esa estúpida mochila, buscó más tiempo de lo esperado, sin rendirse y secar sus orbes llorosos. No espero hallar lo que buscaba cuando alzó la mirada, arriba de su alto armario estaba la mochila. «¿cómo lo sacó de allí ahora?» pensativa, hizo lo que creyó correcto; hacer puntitas y estirar su brazo, sus rellenitos dedos rozaban las tiras de la mochila.

Hoy no usaba sus botas militares que la hacían verse alta, sino unos zapatos de vestir muy bonitos y relucientes.

Al ser omega, la altura no sobrepasaba los 1,65 (cm). Chaeyoung era un poco más bajita, la más pequeña de su salón al medir 1,57 (cm). Además de ser reconocida por sus rubios cabellos, también con el complejo de ser una obesa omega, es criticada por lo imperfecta que ella es según la sociedad.

—Llegaré tarde...

Finalmente un brazo ajeno alcanza su mochila, dándosela con rapidez. Volteandose, Chaeyoung abraza efusivamente a su hermano.

—Chanyeol siempre apareces en el momento indicado, gracias.

—Siempre aparezco en el mejor momento —afirmó. Beso la frente de su hermanita, soltando una risa al pellizcón cerca de sus costillas—No pellizques. Papá nos está esperando. Llegarás unos minutos tarde si no nos vamos ahora, sabes que si hay problemas no dudes en llamarnos.

—Sabes que lo haré.

El recorrido inició. La rubia miraba algún punto inexistente, los auriculares puestos en sus oídos y a volumen máximo, su corazón latía sin ritmo y los suspiros que salían de sus belfos eran incontables, la causante de ese revoltijo de emociones en todo su pecho tenía pronombre: J_MUSIC.

La mezzosoprano y ronca voz la estremecía; esa dualidad de ser suave en el momento justo de la canción. Amusement Park . Esta sonando en sus oídos. Se siente como un susurro cerca y Chaeyoung siente como la sangre va subiendo a su rostro, dándole un tono rojizo en sus mejillas.

Puede verse boba, no obstante, no era impedimento de que realmente cayó enamorada por una desconocida con la voz más preciosa, una maravilla audiovisual. Esfumó todo aquello porque era como otros cuarenta millones de seguidores en esa cuenta de YouTube, la mujer misterio que subía cada cierto tiempo una espléndida música a su canal.

La de hebras rubias quería considerarse fan n°1. Algo imposible, ya qué aproximadamente casi tres años había encontrado esa cuenta por una sugerencia de YouTube. Si le preguntarán cuál es su canción favorita, no sabría cuál escoger, toda canción está profundamente guardado en su corazoncito dulce.

Daría lo que fuese por conocer a la desconocida, alguien que nunca mostró su rostro.

El infierno empezó al cruzar las puertas de la institución, Chaeyoung supo que ya no tendría remedio volver casa si no quería perder el aprendizaje con los profesores. No tiene escapatoria cuando camina.

—Mira quién viene, la obesa llegó... —hay murmullos a sus espaldas. Traga saliva.

—¿Alguien más siente un temblor? Oh... Solamente era Park —hay risas que resuenan en todo el pasillo, donde Chaeyoung se adelanta en caminar.

—¡Hey, Park! ¿Y esa ropas? Aunque quieras vestirse bien, no olvides que jamás dejaras de ser obesa —hay algunos papeles son tirados a su dirección. Chaeyoung aprieta las tiras de su mochila, mira el suelo cuando todo comentario destructivo llenan su mente.

Niega cada comentario que le han dicho, suspira y solamente se alza de hombros para caminar hasta su casillero. Del bolsillo de su pantalón, saca una barrita de chocolate y lo muerde. Todo era una rutina, no hay nadie que quiera defender más que su padre y hermano, eso le hace pensar que nadie quiere ser su amigo y eso llega a entristecerle. No hubo momentos en que no estuviera sola. Las hirientes palabras a su físico, hacerle sentir miserable. Cuando quiere darse por vencido, la voz suave de su padre lo envuelve.

"Si alguien te molesta, ignorarlo amor. Recuerda, siempre va haber gente que querrán destruir a otros, ¿sabes por qué? Porque tal vez, él o ella, nunca tuvo una buena vida, un buen recuerdo, un lindo momento... y te ven a ti. Toda radiante a pesar de los murmullos, todo tierna y hermosa que ignora a las sombras"

Su padre era alguien tan gentil, tan dulce y sincero con él, Rosie lo creía irreal. Park Sehun era el padre que muchos quisiera tener. La rubia era consciente que estaba fuera de los estándares de ser una omega perfecta, no es delgada, no es sumisa, no es una muñeca de porcenala para un alfa, oh, bueno, eso le decían.

Chaeyoung tenía un rellenito cuerpo, muslos realmente enloquecedor (donde él pensó que tal vez los Alfas gustaban de morder... investigación en Google) tenía unos kilitos de más que sacaban una casi visible pancita, sus labios rosas rellenitos como pastel, ojos de bambi que podían ser apreciados bajo los cabellitos rubios que cubrían un poco y sus cachetitos un poco abultados, sus caderas eran rellenas y al usar algún jeans le sobresalía unos rollitos que odiaba mucho.

En ciertas ocasiones, su vestimenta no hacían visible sus curvas y cuerpo, era cubierto por holgadas ropas lo cual, lo ponía cómoda. Ese día fue una excepción. Y nunca olvidaba en decorar sus hebras con trabillas de ardillitas y corazones. Le gustaba.

Llegó a su casillero, no tenía todas sus cosas allí, pero hoy debía sacar un libro para la materia en historia que odiaba. Sin pensar mucho, sintió a su lado Omega gruñir en invasión a su territorio. Miró de soslayo a su costado, sorprendiéndose al ver dos jugadoras del equipo de fútbol acercarse a ella.

Las conoció en plena vista. Esas populares alfas venían a su dirección, esas tipas que la habían defendido meses atrás. Aún era curioso saber la razón de su ayuda, Chaeyoung no hablaba muchos con ellas, solo hubo un "gracias" por el día que esas alfas con su grupo lo defendieron a unos tarros de pinturas por unos imbéciles.

—Hola, Chaeyoung —la primera en saludar fue una castaña de sonrisa grande. La examinó. Lalisa Manobal, una alfa estudiante de último año, amante del deporte y una romántica carismática de primera, uno de las alfas más atractivas del campus. La castaña arrastra sus dedos por sus cabellos castaños, brindó una sonrisa tranquilizadora a la rubia nerviosa.

La enanita omega alzó la mirada y por inercia, retrocedió unos pasos al sentirse invadida, causando que su cuerpo chocará con los casilleros detrás suyo.

—Estamos aquí en paz. —afirmó, la alfa—Nosotros, bueno, queríamos saber, umh, si tu...

—La líder de nuestro grupo quiere verte —intervino la pálida alfa, ganándose la mirada indescriptible de la bajita encima y una fulminante por parte de su amiga. Kang Seulgi, una alfa (y estudiante de último año) cruzo sus blanquecinos brazos por su pecho, ella era directa y sin titubeó alguno, una guapa y frívola tipa. Suspiró y carraspeó—Perdón, me corrijo; nosotros queríamos saber si quieres almorzar con todos nosotras después de las primeras clases, ¿qué dices?

Hubo un silencio.

—... ¿quiénes son t-todas? —bisbiseó Chaeyoung.

—Mis compañeras de entrenamiento —dijo Lalisa esta vez, acercándose un poco—Nos haría feliz que estés allí.

Un suave tono rosa se adueñó de esos pómulos, Chaeyoung se abrazo a su libro y con la mirada baja, respondió.

—Oh, uhm, lo pensaré.

Eso bastó para alegrar a las alfas, la rubia no visualizó eso.

—Te estaremos esperando en la cafetería. —aclaró la castaña—Disculpame, mi nombre es Lalisa Manobal y, ella es...

—Kang Seulgi, sabes de mí. Fui una de las que golpeó a esos imbéciles la semana pasada —dijo tranquila—... Por cierto, no te volvieron a molestar, ¿verdad?

La Omega lo pensó un montón, y negó con una mueca.

—No, ya no, solo... otros que les gusta insultar y molestar.

—umh ¿sabes cómo se llaman? O ¿Los conocés? —preguntó Lalisa.

—Son... Doyoung y Johnny —murmuró—Los de tercer año.

—Ellos... ¿llegaron a lastimarte? —ella melifluo tono de voz hizo que la menor sintiera una floreciente confianza.

Kang mantuvo una expresión relajada, así se veía, pero por dentro; su sangre hervía en inmensa furia cuando la rubia asintió lentamente. Sé negó a gruñir. Ahora, tendría que ir con esa información a sus demás colegas para cierto castigo a esos estúpidos alfas que no saldrían con la suyas.

—Muchas veces... casi llegaron a golpearme —confesó en voz baja. Lalisa y Seulgi compartieron una mirada en silencio, volviendo a la omega—...Les gusta romper mis cosas y viven insultándome.

Al finalizar la oración, el timbre sonó. Chaeyoung se sentía bastante pequeñita al tener dos alfas viéndola con atención, no haciéndole caso al timbre de inicio a clases.

—Tengo que irme. Tal vez... almuerce con ustedes. ¡N-nos vemos!

Las alfas miraron la lejanía de la rubia, en su caminar ningún estudiante se vio en necesidad de molestar a la bajita chica, porque Lalisa y Seulgi no temían en interferir para proteger a la omega, no importará cuántas veces sea, ellas estarían ahí para amenazar dicho inepto que buscará fastidiar a Park Chaeyoung. Cuando no hubo rastro de la menor, voltearon a otra dirección, caminando entre un tenso ambiente.

—Esto no le agradará a la capitina. —farfulló Lalisa.

—Lo sé.

A varios metros donde se dirigían Kang y Manobal habitaba una Alfa apoyada en los casilleros, esperando nuevas noticias. De hebras rojas y onduladas, tez morena y suave, alta (aproximadamente 1, 70 cm), esculpida cuerpo fornido y visibles músculos a vista como esas venas marcándose en sus brazos y manos. El rostro fruncido y labios en forma de corazón, Kim Jisoo es elogiada como una diosa griega, el perfil de la alfa es un atractivo que hechizaria a cualquier ser que caminará a su lado. Esos orbes verdes, cejas gruesas y perfiladas, de mandíbula marcada, y los lunares que se adueñan de su cuerpo.

—Son Doyoung y Johnny. —espetó, Seulgi al ponerse a su lado—Fueron ellos lo que causaron visibles moretones en los brazos.

Tiempo atrás se recorrió unos rumores de que la obesa omega tenía en sus bracitos unos moretones que algunos lograron ver. Eso llegó con rapidez a los oídos del equipo de fútbol, de inmediato ellas se pusieron en modo detective hasta el día de hoy, donde finalmente lograron allar pistas y fue la rubia que, sin darse cuenta, afirmó algo que ellos necesitaban saber.

La capitana Kim Jisoo, no descansó hasta hallar a esos ingratos idiotas que debían pagar por meterse con alguien que no debían. Nadie debe meterse ni molestar a la rubia si la alfa está cerca.

Todo el mariscal de fútbol se habían vuelto en secreto guardaespaldas de la Omega Park, sabían de sobra que bajita chica podía ser un diablo mismo cuando hacían algo a sus espaldas. Aunque la conversación nunca existió, todo el equipo quería acercarse a la de hebras rubias. Y explicar el enamoramiento de la capitana Kim a la hermosa Omega, tardarían años. La morena alfa no disimulaba el recíproco enamoramiento hacia la rubia.

Jisoo no tiene filtro a los suspiros que suelta si miraba de sosyalo a la omega, Park Chaeyoung jamás se daba cuenta de que por detrás traía loca a la caliente, popular y millonaria alfa Kim del que todo mundo sigue. Si no fuera por lo evidente que la futbolista era por su flechazo, las demás compañeras estarían en la fila de los pretendientes de la gordita Park.

—Entonces, hay trabajo que hacer. —admitió, Jisoo.

—¿Faltaremos a clases?

—Es muy obvia la respuesta, Lalisa —respondió, Seulgi.

A unos cuantos metros estaban aquellos alfas que tanto buscaban. Oh, sí supieran lo que iba a suceder...

—Oí por ahí que es bueno iniciar el día con entrenamiento, ¿umh? —alzó sus comisuras a una sonrisa que significaba nada bueno de ella. Dentro de Jisoo, hay una alfa que no dejaba de gruñir enfurecida a los miles de pensamientos que anhelaba hacer con los idiotas. El aura de la alfa se volvió pesado que estremeció a las otras dos amigas—Ve y llama a las demás, Lalisa.

—Bien. Las veo allí entonces.

Lalisa al irse. La alfa Kim y la alfa Kang con la expresión relajada en sus delicadas facciones, fueron detrás de esa diversión en aquella mañana. No importa perder clases si se trataba de cierta omega.

meta : 100 votos

por favor si hay errores avísenme ya que se me hace difícil porque los capítulos son largos

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