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between talks and sweets

Los días de exámenes podrían ser un castigo para algunos; una felicidad para otros y, raramente unos cuantos los tomaban como un día igual que el anterior. Al no tener una vida llena de interrupción, la rubia omega prefiere organizarse; estudiar, repasar, memorizar y darse unas horas de descanso para continuar. Fácil según los consejos de papá. Finalizó el examen de ese día, ahora mismo, debe esperar en su pupitre mientras hace garabatos en su cuadro, con un chupetín en la boca, endulzando su palar.

Hay destellos de diversión en sus bonitos ojos, veía el sufrimiento atravesar los rostros de sus compañeros, lo sintió como una venganza bien jugosa. Hace poco meses, unas omegas se sobrepasaron con ella, es una “bromita” le habían dicho, ese día sufrió bastante, sollozo bastante y su corazón ardía, ser embarrada de pintura frente a todo el instituto no es un lindo recuerdo.

Un sentimiento amargó floreció en lo profundo de su pecho, las lágrimas rebalsó de sus orbes y se sintió muy humillada, mientras que esa noche el picazón crecía a lo largo de toda su blanquecina piel que adquirió un color rojizo, odió a sus compañeros. Sin embargo, al verse todo perdida, hubo alfas que la protegieron, esas futbolistas habían sido amables y muy dulces con ella, ayudándolo en ese momento.

Recordar esa sensación en todo su cuerpo, aquel picazón insoportable y fue llevada al hospital, siendo consentida por su papá y hermano. Aunque nunca sabría que las alfas esperaban afuera por alguna noticia suya...

— Señorita Park —llamó el profesor, sobresaltandola. Presto su atención al mayor— Puede salir —aceptó, alzando sus comisuras a una sonrisa mientras veía a todos los alumnos y espetó— Déjeme con estos holgazanes.

No hubo arrepentimiento alguno cuando junto a su mochila, abandonó el salón con envidiosas y molestas miradas a sus espaldas, Chaeyoung aún con el chupetín en su paladar, se tomó el tiempo de concurrir por los aislados pasillos, a veces tener el cariño de los superiores tenía una ventaja en grande.

Caminó en pequeños saltos por todo lugar; visitó los salones de música, los de arte, los de teatro (que ocupaban el nuevo escenario arreglado) Sé sintió un poco intimidada al chocar con el antiguo salón de teatro, no habitaba nadie allí, menos los de limpieza, seguramente había polvo y mucho amontonamiento de sillas, mesas y materiales destrozados espaciados en montón.

Y finalmente, llegó a la enorme campus de deportes. Visualizó a los corredores, a los grupos de omegas porristas y... futbolistas. Sé ruborizo, aguantando una carcajada que la rubia se esmero en detener.

En las típicas novelas que Chaeyoung veía siempre; los populares alfas de un atractivo indiscutible son; arrogantes, misteriosos, presumiendo lo mujeriego que podían llegar a ser, humillando siempre a la boba ilusa enamorada que tenían como perrito faldero detrás de uno. ¡Vamos! Un clásico que muchos han de leer o han leído alguna vez.

Pues el panorama que tenía en frente no era a comparación a lo que imaginó. Esas alfas de músculos fuertes y firmes, esas alfas que desprendían sus aromas que gustaban en marcar territorio, todo lo que uno puede llegar a pensar como alfa, el macho.

Esas mismas futbolistas, en vez de ejercitarse, jugaban en pistolitas de agua, mojando a la otra. En lugar de presumir sus músculos, jugaban a fingir un casamiento entre ellas como alfa y omega, usando sus propias remeras como el velo de la novia. En vez de ser arrogantes y misteriosas, ellas reían a carcajadas mientras otras alfas ponían el balón de fútbol en sus panzas fingiendo un embarazo y jugar entre sí.

«...tuve una idea errónea de ellas, al parecer» pensó, riéndose un poquito al ver la infantil pelea que se armó al beso entre dos alfas que hacían mueca de asco pero, acompañadas de risas. De inmediato recordó la invitación.

«— Esperaremos por ti en la cafetería.» la castaña fue muy amable y agradable con ella, desprendiendo un suave tono en la voz, buscando que entrará en confianza. «— Nos haría feliz que estés allí» ese timbre de esperanza en ambas alfas por ella, hacia que estúpidamente su corazón se descontrolara y quisiera chillar por lo lindas y caballerosas que fueron con ella.

Sé sintió muy... cohibida.

Mordió su belfo inferior, miró el campus y no halló ciertas alfas con los otras, ladeó su cabeza perdida y cuando pensó pisar el césped, se detuvo a un bajo quejido. Se tensó, agudizó sus oídos mirando a ambos lados para saber de donde provenía. Con cautela, caminó lentamente hasta los baños donde después después del entrenamiento, los alfas como omegas iban a ducharse. Sé apoyó en la puerta, y definitivamente se escucho un quejido más. ¿Habían golpeado a alguien?

O... ¿Alguien estaba siendo golpeado?

Pasó saliva, y aún con el miedo en la sangre, empujó la puerta lo suficiente para que esta impactará en la pared al brusco empujón. Lo que encontró lo dejó estupefacto.

A unos pasos, Lalisa y Seulgi soltaron a los alfas heridos que cayeron al suelo; que eran Doyoung y Johnny, estos retrocedieron en aullidos de dolor. La alfa castaña lanzó una mirada de pánico a su compañera, Seulgi humedecido sus labios sin saber que mierdas decir en la situación. Y sin saber que su Capitana suspiraba apoyada en los casilleros, mirando en adoración palpable a la rubia enojada.

— Chaeyoung -ssi —llamó, Lalisa.

Fue completamente ignorada. La rubia se hincó a los alfas lastimeros, intentó ayudarlos pero estos le lanzaron una mirada de enojo, causando que Chaeyoung impidiera acercarse más, poniéndose triste.

— Chaeyoung. Estos imbéciles no valen la pena...—refutó, acercándose a la bonita omega y ponerla de pie. Seulgi no podía creer lo dulce que era la chica bajita aún siendo que esos tipos la habían lastimado, definitivamente era un angelito— Déjalos, merecían una paliza.

— ¿Por qué?

— Se metieron con nuestras novias. —mintió, lanzando una mirada a la castaña que la captó inmediatamente, asintiendo al par— Solo le dimos su merecido.

— No fue porque queríamos, Chaeyoung ssi. Siempre va a haber una razón de nuestras acciones, umh, aunque el enojó pueda más.

Dentro de la institución, era algo muy normal las peleas entre los alfas territoriales con sus omegas que eran molestados por otros sin respetar la unión de una pareja. El propio director dio la advertencia a esos alumnos que no mantenían el respeto en la relación, siendo expulsado o castigado. Doyoung y Johnny abandonaron el lugar a penas las chicas se habían entretenido con la Omega, huyeron en maldiciones y puro insultos mentalmente.

— Yo....umh, yo las estaba buscando. —confesó, Chaeyoung bajando la mirada sonrojada, sus manitos sudaban. Inhalo hondo. Exhalo con calma— Sobre su... sobre su invitación.

La felicidad fue notable en esos rostros, también la sorpresa haciendo que los ojos de las chicas se agrandaran, causando una risita en la omega.

Al querer responder, el par de amigas recordaron a la olvidadiza de la morena, que tenía un notable rubor con esos orbes puestos en la chica que no había notado aún su presencia. volteó los ojos, Jisoo tenía la oportunidad de hablar por primera vez con la rubia y no la estaba aprovechando.

— ¡Hey! —mandó una palmada en la nuca de la moren Jisoo salió inmediatamente de su trance, molestandose al golpe innecesario. Kang, no se dejó intimidar por la fulminante ojos de Kim— ¿Estas aquí? O ¿en Chaey-

— Seulgi-ah es momento de irnos ¿no crees? Hay cosas por hacer —Lalisa forzadamente salió de allí, despidiéndose de la bajita omega con una sonrisa y tirar de Kang, aún tapándole la boca— Nos vemos, Jisoo. ¡Nos vemos en el almuerzo Chaeyoung-Ssi

Chaeyoung las vió irse, sé despidió curiosa de ellas a ese drástico cambio de ambiente. Y notó a esa alfa que antes no pudo captar, su cuerpo se tenso, no era muy buena socializando y hoy se esforzó demasiado, merecía un descanso dignó. La rasposa y gruesa voz de la alfa la intimido un poco, ¿sería mejor irse?

— Umh, Chaey-

—E-es mejor que me vaya —interrumpió la omega, buscando huir de aquel ambiente incómodo, y con esos nervios se quiso acercar a la puerta, sin embargo, no pudo dar más de dos pasos al ser detenida de forma inesperada, una diestra sujetó el largo de su muñeca, el agarre era firme pero, no causando daño alguno. Volteó el rostro, sus mejillas tornándose rojitas a ver esa alfa seguro de sí misma pero a la vez, esa mirada nerviosa— ¿Ocurre... ocurre algo?

— Chaeyoung, tu... —estaba actuando de manera estúpida, su mente quedó en blanco, su corazón latiendo fuertemente en su pecho y suspiró. Se sentía abatida, muy nerviosa. Adoró en silencio a su bonita y platónico amor. ¡La tenía ahí de cerca! Esos bambis ojos, esa nariz, esos lunares, esos cachecitos rojizos. ¡La ternura en vida! «Soy Kim Jisoo, ¿qué carajos me está pasando! ¡Practiqué mucho para este momento!» — ¿Quieres salir conmigo? Yo... tengo unos bombones que me gustaría compartir contigo.

Jisoo juró ver un lindo brillo en esos hermosos ojos que expresaban el universo entero, esos belfos que se veían jugosos a vista se alzaron a una bonita expresión de sorpresa. Había dado en la debilidad de Chaeyoung; la comida y dulces.

No obstante, lo que Jisoo no sabía era que en la cabecita de Rosie había una duda; salir. La comparó con la invitación de Lalisa y Seulgi, se convenció que eran invitaciones iguales, un poco diferente pero igual, al fin y al cabo.

— Me gustaría mucho.

El corazón de Jisoo se ilusionó y, el de Chaeyoung no supo que sentir.

Jisoo agarró su mochila, sacando de esta misma una caja muy bonita de bombón y, en su impresión, en una par de cerrar y abrir los ojos, esa caja ya no era sostenida por sus propias manos. Sino por las ajenas.

«—Todo saben que para obtener la atención de la gordita Park es con comida, sin ella, serás nadie a sus ojos, Kim»

El día se mostraba nublado, más no pareciera que iba a llover. Espléndido para los chicos que estaban sentados disfrutando cierto chocolate. Jisoo no mostró queja alguna, disfrutando el momento de estar un poco cerca de la Omega Park y verla relajada a su lado.

— Paso más tiempo en casa. No me gusta salir seguido y podría desmayarme de sólo imaginar estar rodeada de mucha gente... —riéndose, Chaeyoung terminó de hablar. Mirando de soslayo a la Alfa, había sabido su nombre. Más bien, la reconoció. La popular y famosa Capitana de fútbol, Kim Jisoo. Chaeyoung no había día que no escuchara hablar a sus compañeros de la Alfa Kim— Jisoo-Ssi, ¿y a ti? ¿Qué es lo que más haces?

— Mh... Dormir. A veces... soy de leer en mis tiempos aburridos. Es más como un hobby, desde niña me gustaba aprender cosas nuevas —recordó con nostalgia, limpiando la comisuras de sus labios manchados. Suspiró— Jugar al fútbol, también es un hobby. Todos piensan que mi futuro es ser un jugador profesional —soltó una risa, teniendo a la rubia mirarlo con atención, atenta a ella. Jisoo la miró directo a esos bonitos ojos— Prefiero... ignorar todo y hacer lo que sigo haciendo. Es más fácil.

— Wow — Chaeyoung no encontró palabras para expresarse. Había pensado que la vocación de la famosa Kim, sería el fútbol. Pocas veces había visto su manera de jugar, la pasión que le ponía a cada entrenamiento y enfrentamiento con otros grupos, colegios. Pero ella tenía un diferente pensamiento debido a su futuro, le sorprendió— Admito que me sorprendes, Jisoo-Ssi —captó la atención de la contraria inmediatamente, Chaeyoung miró al frente con un suave carmesí al sentir la intensa mirada de aquellos ojos— Es decir... Mh, esto para ti pareciera como un pasatiempo en tu adolescencia. Es... lindo. Un bonito recuerdo.

— ¿Sabes? Hay cosas que me gustaría que no fuera sólo un pasatiempo... —sin romper la mirada, Jisoo se atrevió delicadamente a limpiar con su pulgar el labio inferior manchado en chocolate de la rubia. Chaeyoung al simple roce, parpadeó en shock, el fuerte latido de su corazón golpeó más contra su pecho a la rectangular sonrisa de la Alfa. La distancia acabó ante la cercanía de Jisoo, quien trago un poco nerviosa— Chaeyoung-Ssi...

— Queda un último chocolate... —torpemente, Chaeyoung sostuvo la caja. Podía sentir su cara arder debido a la extraña intranquilidad de su Omega, el aroma de la morena estaba cegándola, algo muy raro para ella— ¿Tu vas...?

— Ten el honor del último dulce —riéndose un poco, Jisoo realmente quiso morder esos cachetitos apetecibles, ¡la rubia era tan tierna y más de cerca! ¡Una ternura total! — Es lindo complacer a una hermosa Omega gordita del-

Sólo había una cosa que a Chaeyoung le disgustaba, la palabra 'gordita' no le traía buenos recuerdos y menos saber que nadie podía entender (a parte de su familia) que le molestaba y enfurecía mucho de soló escuchar esa insignificante e irritante palabra. Prefería mil veces algo distinto, no tan inusual o gran cambio, sólo más tierno y bonita como ella era.

Y Jisoo aún sin saber el drástico cambió, no pensó en recibir una bofetada en su mejilla. Parpadeó incrédula, en completo shock miró a la rubia. Chaeyoung se alejó sin decir palabras alguna, mantenía sus puños apretados mientras más se alejaba.

— ¡O-oye, espera! ¡Chaeyoung-Ssi!

Chaeyoung gruñó al ser detenida por su brazo, volteó a ver a la Alfa quien pareciera confusa sin entender su comportamiento. Alzó una ceja, suspiró y miró a otro lado.

— Suéltame.

— Pero... yo.

— Odio que me llamen de esa forma. Me disgusta, Kim. Y si me permites... quiero irme. Gracias.

Sin poder pronunciar una palabra o siquiera un perdón, Jisoo sólo pudo mirar como su linda e imposible Omega estaba alejándose cada vez, empujando a cualquiera que pasaba por su camino. Sin mirarla. Puchereo en desgano.

—... perdón... —susurró. Pero ya era tarde.

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