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VI

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—Hey Jungkookie, te vi anoche con esa pelirubia que vimos en la cena —Hobi me sonríe con picardía y le devuelvo la sonrisa.

—Yah Hobi, solo conversamos —le resté importancia y él negó con la cabeza.

—Claro, porque el labial marcado en tu camisa viene incluído en la tela —comentó sarcásticamente, rodé mis ojos.

—Vale, nos besamos, ¿qué tiene? Es una chica linda y besa como los dioses. Listo —me encogí de hombros, él me miró con sus ojos entrecerrados como quien sabe más de lo que debería.

—¿Quién besa como los dioses? —Taehyung llega con nosotros y nos mira con curiosidad.

—Jina —responde Hoseok, sin filtros. Lo fulmino con la mirada.

—¿La pelirubia con grandes tetas? —Tae comenta y casi que lo acuchillo con la mirada.

—Más respeto, idiotas —dije con molestia.

—Oh por favor Jeon, no estamos ciegos, si tiene grandes tetas —dice el culpable de todo lo que me está pasando estos días y suelto un suspiro enojado.

—Si están hablando de Jina, concuerdo, tiene unas grandes...

—¡Hey! —exclamo al pelirubio de apellido Park. Jimin levanta sus manos en señal de paz.

—Iba a decir que tiene unas grandes virtudes para vivir, Jeon.

—Claro. Porque lo primero que notamos de Jina es su gran filosofía de vida, ¿no? —le respondí con sarcasmo, cruzándome de brazos mientras ellos se reían como si fuera el mejor chiste del día.

—Vamos, Jungkook, no te pongas sentimental. No nos vengas a decir que ya te encariñaste con la chica —dijo Taehyung, dándome un golpecito en el hombro.

—Encariñarme… ¿con una chica que conocí hace... diez horas? —rodé los ojos, tratando de parecer indiferente—. Por favor, chicos, no me subestimen. Esto es diversión, nada más.

Hoseok soltó una carcajada que resonó en todo el pasillo.

—¡Sí, claro! Diversión… Hasta que de repente la ves como algo más y terminas como Jimin, escribiendo poemas que nadie lee.

—¡Oye! —protestó Jimin, su rostro se encendió de rojo mientras los demás se morían de la risa.

—Por favor, si Jungkook llegara a escribir un poema, sería algo como: “Tu cintura me provoca, tu cara me sofoca” —añadió Namjoon entre carcajadas.

Los ignoré mientras seguían burlándose, porque, siendo sincero, mi mente estaba en el partido que teníamos hoy los equipos de fútbol de la clase B y C, la penúltima actividad que teníamos en la isla Jeju.

La verdad es que a pesar de todos los problemas que me ha traído el maldito viaje, el fútbol siempre es una buena manera de liberar tensiones. Aunque claro, el destino siempre tiene sus propias ideas cuando se trata de arruinar mi vida.

En el campo de juego el sol estaba en su punto, haciendo que todos sudáramos como si estuviéramos en un sauna. Pero el ánimo estaba por las nubes; gritos, risas y esa competitividad juvenil que solo un partido de fútbol puede sacar a relucir. Estábamos todos listos, con nuestras camisetas sudadas y los ánimos encendidos.

—Jungkook, espero corras esta vez y no como cuando te perseguía el reno —gritó Nuri desde el otro equipo, con esa sonrisa arrogante que me sacaba de quicio.

—Tú preocúpate por no caerte en el primer minuto, ¿quieres? Y no es un reno —le respondí. Pero claro, en el fondo sabía que con Nuri nunca se podía bajar la guardia.

Aún no sabía cómo diablos ella tomaba tanta confianza conmigo, pero estaba seguro de que no me gustaba tanto su cercanía, menos cuando vivía para hacerme pasar vergüenzas delante de todos.

El partido comenzó, y como era de esperar, ella parecía más concentrada en fastidiarme que en jugar bien. Cada vez que yo tocaba el balón, ahí estaba Nuri, siguiéndome como una sombra y soltando comentarios molestos.

—¿Jungkook? ¿Seguro que sabes diferenciar entre un balón de fútbol y tu ego? Porque, por cómo juegas, tengo mis dudas —me dijo mientras intentaba robarme el balón.

—¿Y tú? ¿Seguro que sabes correr sin parecer un pato borracho? —le devolví, esquivándola con un giro que, modestia aparte, fue perfecto.

—¡Deja a Jungkookie en paz, estúpida! —la pelirubia con la que me besé ayer en la noche mientras escapaba de mis profesores para escabullirme en la habitación de las chicas, gritaba con fuerza hacia la llamada Nuri.

La peli castaña detuvo su correr hacia mí y se giró hacia Jina, totalmente molesta.

—¿Y tú quién eres? —preguntó gritando, Jina se quedó algo pensativa.

—S-soy... yo... quiero decir...

—¡Es la novia de Jungkook! —Jimin respondió por la pelirubia desde la portería, pues él era el portero de nuestro equipo.

Lo miré fulminante. Jina se quedó petrificada y el juego pasó a segundo plano cuando empezaron a hablar los demás de mi supuesta relación.

La verdad es que el chisme es lo más importante para esta escuela.

Nuri me miró con una ceja alzada, le fruncí el ceño en respuesta.

—¿Qué?

—¿Tú novia? ¿En serio? —soltó, casi sin creerse las palabras de Jimin.

—¿Te importa acaso? —contraataqué, cruzando mis brazos.

—Cierto, que eres del equipo arcoiris. Buena tapadera, Jeon, pero a mí no me engañas —sonrió burlona y empezó a correr detrás de mí para quitarme la pelota.

Pero entonces, como si fuera un chiste cósmico, sucedió algo inesperado. Nuri, en su desesperación por alcanzarme, tropezó con sus propios cordones desatados. Lo gracioso no fue solo su caída (que fue digna de un meme), sino que, en su intento por detenerse, me agarró del pantalón.

Sí, lo que estás pensando pasó.

—¡NURI! —grité mientras sentía cómo mis pantalones caían hasta mis rodillas, dejándome en boxers frente a todos.

El campo entero estalló en carcajadas.

—¡Oh Dios mío! ¡Jungkook está en calzoncillos! —gritó alguien, mientras yo intentaba subirme los pantalones tan rápido como podía. Mi cara ardía de vergüenza, pero lo peor fue la propia Nuri, que estaba tirada en el suelo, llorando de risa.

—¡Tus… tus calzoncillos tienen arcoíris! —logró decir entre carcajadas, y eso fue suficiente para que el resto estallara aún más.

Arcoíris.

El maldito arcoíris que mis amigos habían insistido en que comprara porque “eran cómodos”.

Jina abría sus ojos en sorpresa y chistaba de vergüenza al verme así.

Mierda.

Esto no debería estar pasando.

—¡¿QUIÉN SE FIJA EN LOS CALZONES DE UN TIPO CUANDO ESTÁN JUGANDO AL FÚTBOL?! —grité, más para mí mismo que para los demás.

—Yo… yo solo… —Nuri apenas podía hablar, todavía doblada de la risa—. ¡Es que nunca pensé que se te caerían de verdad.

La rabia y la vergüenza hicieron que mi cerebro trabajara a mil por hora. Sin pensarlo mucho, tomé un puñado de césped y lo lancé directo a su cara.

—¡Eso es por ser una maldita payasa! —le grité, mientras ella jadeaba sorprendida y se sacudía la tierra de la cara.

—¡Ah, con que esas tenemos, Jeon! —exclamó, levantándose como si fuera una villana de cómic. En menos de un segundo, tomó un puñado de barro del suelo y me lo lanzó directo a la camiseta.

Lo que siguió fue un caos. Primero fue césped, después lanzamos más barro, y al final, medio equipo estaba involucrado en una guerra de tierra y césped. Los profesores intentaron detenernos, pero fue inútil; estábamos demasiado ocupados gritando y tirando cosas.

Después del desastre, cuando finalmente terminó la "guerra" improvisada, estábamos todos cubiertos de barro y sudor, y el partido quedó completamente olvidado. Nuri y yo estábamos sentados en la sombra, todavía jadeando y riéndonos por lo bajo.

—Debo admitir algo —dije, todavía tratando de calmar mi respiración—. Pensé que eras insoportable, pero hoy te superaste.

—¿Eso es un cumplido? Porque suena como uno —respondió con una sonrisa ladina.

—No te emociones. Aún creo que eres un desastre andando —le dije, rodando los ojos. Pero por primera vez en mucho tiempo, mi tono no fue sarcástico, sino casi… divertido.

Ella me miró, arqueando una ceja.

—¿Y qué hay de ti, Sr. “Arcoíris”? No puedo creer que uses eso. Ahora entiendo por qué todos piensan, yo incluída, que eres gay —soltó con una risa suave.

—No soy gay, ya basta con esa broma —respondí, pero mi tono era más ligero esta vez. Por alguna razón, la mirada de Nuri no era tan irritante como antes.

Por un segundo, nos quedamos en silencio, y algo extraño pasó. No sé si fue el cansancio, la risa o simplemente el momento, pero había algo diferente en la forma en que la miraba. Y aunque sabía que todavía la odiaba, no pude evitar pensar que tal vez… solo tal vez, Nuri no era tan mala como creía.

Pero claro, siendo yo, el momento no duró mucho.

—Jungkook, ¿por qué me estás mirando como si fueras a besarme? —preguntó de repente, rompiendo mis tontos pensamientos y haciéndome atragantar con mi propia saliva.

—¡¿Qué?! ¡Ni en tus sueños! —grité, poniéndome de pie rápidamente, lo que hizo que ella soltara una carcajada.

—Tranquilo, Jungkookie. Tus arcoíris están a salvo conmigo —dijo con una sonrisa burlona.

El incidente de mis calzones quedó totalmente olvidado y no sé por qué ya no me sentía tan molesto con ella. Era como si la pequeña guerra de lodo nos hubiera acercado de una forma u otra.

Y aunque sabía que se estaba burlando de mí, no pude evitar sonreír también.

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Jejejeje, wenas :)
Cómo están mis hermosos lectores de "¡No soy gay!"?
Qué les pareció?
Si los hice reír ya mi trabajo está hecho por hoy 😊
Aquí ya la Nuri y el Jungkook se van tomando confianza 🤠
Anticipen mucho porque quedan bastante capítulos para morirse de la risa 😋
Y

bueno eso, que tengan lindo día, tarde o noche, lxs amooooo 😘😘😘😘

Besotes en la colita :3

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