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No Soy De Nadie

Pasado un Año.

La nieve no deja de caer como en ese entonces, los recuerdos no dejan de abrumar mis pensamientos, el como nuestros cuerpos se abrazaban y mi piel se estremecía con tu tacto ¿A dónde has ido amor mío? Regresa, te lo pido.



-Señorita tenemos lo que nos ha pedido- anuncio el comandante -Al parecer la familia Kim y la familia Park se unieron para hacerlo, ya hace un año del accidente.

Andrea apretó los puños con evidente resentimiento -Informa a los Lee, que salgan de la ciudad, no dejaré a ninguno de ellos vivo.

-¡Si señorita!

Hace un año en aquel maldecido aeropuerto, las malditas familias habían planeado la destrucción de ellos mismos -Tata- la puerta se abrió de golpe, una joven muchacha ingreso a gatas persiguiendo a un pequeño niño de apenas un año de nacido -No, aquí no- le decía en susurro al pequeño.

Andrea miró a la muchacha con desaprobación, soltando un suspiro cargo a la criatura en sus brazos y le sonrió -¡Mami!- exclamo el bebé.

Andrea dio besos por toda la cabeza del pequeño, aspirando en el proceso el aroma de la leche y miel que este desprendía -Lo siento señorita, su hijo es muy escurridizo.

La angelical risa de la señorita hizo que todos la miraran con cariño, esa dama podría llagar a ser un completo demonio, pero su sonrisa demostraba cuan hermosa era -Eres muy inquieto Naseem.

El pequeño niño de piel blanca y ojos grises soltó una pequeña carcajada, sus manitas tocaron con ternura el rostro de su madre -Tata.

-Si, pronto iras con tus abuelos- Andrea miro a la joven -¿A que hora es su siguiente vuelo?

Buscando en su libreta negra, la joven rápidamente dijo -En dos horas estarán aquí.

Andrea se levantó de su lugar, acariciando la cabeza de su bebé suspiro -Falta poco, que estén preparados, no abra tregua alguna, preparen la incisión, es hora de que mi hijo posea el legado familiar.



Hace 11 meses

La ciudad de Seul, una ciudad donde las personas compiten entre sí por ser los mejores, a las afueras de dicha ciudad, se encuentran reunidos los dos clanes que se les ha declarado la guerra -Matar a Hwawoong nunca fue buena idea- se quejaba el señor Park -Debíamos matar a Andrea, con ella fuera hubiera sido más sencillo dominar los clanes.

YoungJo no estaba contento con el resultado, su hermano debía ser apresado no asesinado -Mierda, los detesto- se quejó en un susurro, su abuelo le miro con desprecio.

-Estén preparados, esa mocosa vendrá por nuestras cabezas muy pronto.

-Todo este maldito plan fue tu culpa- desprecio YoungJo -Mi padre jamás hubiera permitido la muerte de Hwanwoong.

-Tu insolencia nos lleva a la ruina, viejo- objeto GunMin

-No me importa sus estúpidas opiniones, mataremos a esa mocosa en cuanto venga por nuestras cabezas, no dejaré que una niñita arruine mi legado.







-¿Esta todo listo?

-SI, lo esta.

-Ella vendrá pronto, debo ayudarla, aunque ya paso un año.

-Eres idiota, pero te ayudaremos.

-Gracias.





La noche una vez más será su única compañía, el ejército se movilizaba por las bases que debían destruir, las bombas estaban en su posición y la mirada de Andrea ardía en abundante odio.

-Debí escuchar a mi padre- se lamentó -Bueno llego el momento, chicos, no dejen a ninguno con vida.

Pulsando una tecla de su teléfono la infiltración inicio, Andrea iría por los peces gordos, aquellos que perdono, pero la traicionaron con solo jalar el gatillo de un arma -Estamos dentro.

Una sonrisa macabra se dibujó en los labios de Andrea, saliendo del coche fue recibida por la servidumbre y llevada al interior de la mansión, la familia Kim la reciben, todos reunidos en un lugar, el abuelo Kim estando en la cabeza de todos.

-Señora Yeo.

Andrea se sentó tranquilamente, los hermanos Kim la miraban con total desprecio -Es un gusto verlos a todo nuevamente.

-Ha pasado mucho- hablo YoungJo -¿Qué quiere su majestad?

Andrea sonrió, haciendo tronar sus dedos uno de los guardias llevaron consigo una computadora -No aparten la mirada.

La pantalla se reproducio, en la imagen se podía apreciar la reunión de los grandes, todos reunidos, las hermanas y los dos hermanos miraron a su abuelo con los ojos muy abiertos -Maten a Hwanwoong, luego mataremos a esa niña.

YoungJo y GunMin se levantaron con enojo, sus puños apretados pedían sangre -Maten a Hwanwoong- repitió Andrea -Tu maldito asesino.

Andrea sacó sus armas, la familia retrocedió, estaban rodeados con las nuevas armas, el abuelo solo soltó una carcajada profunda -El merecía morir, siempre fue una deshonra, era mejor desaparecerlo.

-¿Merecía? Todas ustedes, malditas familias lo planearon, no solo los Park. Todos van a morir.

La muerte surgió de las penumbras del infierno, las balas atravesaban con belleza la piel moribunda de los Kim, los guardias intentaban intervenir, más la velocidad de las armas enemigas no les da oportunidad de defender.

El aroma de la sangre se esparce por el valle, las bombas son colocadas una a una -Todo listo, señorita.

Limpiando su arma sonrió -Revisen que estén muertos.

Confirmada la muerte de los Kim, Andrea y sus secuaces abandonaron la mansión, minutos después la mansión exploto, así lo hicieron otras diez mansiones, cuando llegaron al centro Jackson Wang era sujetado por sus hombres.

-Andi.

-Jackson- contesto fríamente, a su lado el cuerpo de Bambam reposaba envuelto en sangre -No debiste meterte conmigo.

-No lo hice, ya lo habían planeado, solo hacia mi trabajo.

Andrea sacó su arma, sonriente apunto a la cabeza -Siempre haces tu trabajo, esta vez lo hiciste mal.

Jackson Wang, otro maldito traidor aliado de los Kim, quienes sin piedad en pleno aeropuerto, decidieron acabar con la vida de Hwanwoong, aunque se excusaran, la reina ardia en enojo, su venganza estaba casi terminada.

-Tenemos al señor Hank.

Arrastrando un cuerpo dejaron en el suelo a dicho sujeto -Tuve piedad contigo a petición de tu propio hijo- el sujeto escupió sangre -Pero decidiste matarlo, ¿Qué clase de enfermo hace eso?

-Lo haría mil veces de ser necesario.

-¿Y qué ganas con ello?, mira a tu alrededor, todos han muerto, tu familia, tu poder, tus aliados- Andrea a punto con su arma -Esta vez nadie te salvará, yo no soy Hwanwoong, nunca te tendría piedad.

-Púdrete, majestad.

La venganza es dulce, lo es más si se sirve con vino, su sabor a miel y canela no se compara con nada, pues tú sientes que has dejado atrás un peso muy grande, por fin sientes que es justo, pero este sentimiento no es más que eso, un encuentro glorioso para poder avanzar.

-Nos veremos en el infierno, señor Kim.

Y cuando por fin la bala lo atraviesa, su respiración se tranquiliza y las lágrimas se dejan salir, es hora de que regrese a casa, se dice a sí misma sonriente, ya termino, jamás tocaran a mi hijo.







En las sombras estas, porque juraste proteger a tu familia, eso implicaba fingir la muerte de ti mismo y mandar a todos esos traidores al infierno, porque amas a tu esposa, y harías lo que fuera por ella.

Rematando a cada uno de ellos, acabo con las pobres almas de su familia, lo que quedaba de ella y su abuela, la única culpable de su propia muerte.

-Hwanwoong, no tú-

-SI, estaba muerto, pero el infierno resulta ser muy aburrido para mí.

La anciana tembló -Maldito, han destruido a mi familia, tú y esa maldita mujer.

-Te equivocas abuela, tú eres la única culpable, debiste liberar a YoungJo y GunMin, ellos no debían manchar sus manos, pero ahora estarán bajo una tumba al igual que mi padre.

-No, él no morirá por alguien como tú.

-Todos ustedes firmaron la sentencia de muerte en cuanto dejaron vivir a Andrea hace diez años, firmaron cuando intentaron asesinar a mi hijo. Ahora muere y envíale saludos de mi parte.

-Adiós señora Kim.

-Leedo, por favor desaste de esto.






-¡No soy de nadie!- Grito -Siempre seré libre.

-Eres Libre Hwanwoong- susurro Andrea en su pecho -Eres libre.

Hwanwoong abrazo a su esposa -Volvamos a casa, no quiero alejarme nunca más de ti.

-Te amo, Hwanwoong.

-También te amo, Andrea.

Porque todo era parte de un plan, Hwanwoong había fingido su muerte para exterminar con ayuda de su amada esposa con ese maldito clan, ya habían destruido a muchos, era hora de hacerlos pagar por sus crímenes.

-Quiero conocer a nuestro hijo.

-Es como tú- le sonrió -Tan tierno como su padre.

Ambos rieron, sujetando la mandíbula de su esposa dijo -Te amaré por siempre Andrea, no importa lo que pase, te amaré por siempre.




Fin del Libro.








Espero les haya gustado este pedacito de mi imaginación, gracias por el apoyo.

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