Capitulo 6
YoungJo no sabia de conquistas, por ser el mayor solía estar ocupado y debido a eso se apartaba de todo trato amoroso, las mujeres le eran insignificantes, nadie estaba a la altura de su rango, para el, nada es mas importante que los negocios o tratados.
En estos momentos tal vez se arrepiente de ser un marginado y no tener a alguien a su lado, escuchado por los dioses, enviaron a esa chiquilla, de largos cabellos y piel canela, debido a las advertencias de su padre, no le veía problema de tener a una mujer a su lado, YoungJo era consciente de que no seria fácil lidiar con ella, Andrea lograba sacarle ese lado que procuraba ocultar del mundo para no dañar su imagen.
—¿Esta consciente?
Robert asintió —La despertaron hace poco amo.
YoungJo sonrió complacido —Has que la cambien de ropa, que no huela mal, ire en una hora espero que todo este listo para mi.
Acatando la orden, el empleado corrió de un lugar a otro junto a las sirvientas, estas mujeres ayudaron a vestir adecuadamente a Andrea, esta fue lavada por costosos jabones y perfumada con rosas, un vestido negro se le fue puesto y a su vez se le peinaron los cabellos con una trenza, al mismo tiempo las sirvientas limpiaron y organizaron la celda para recibir apropiadamente al mayor de la familia, el único heredero originario.
—¿Que pasa?— pregunto discretamente a una de las mujeres.
—El amo viene a verte— le contesto con rapidez —Por favor no le hagas enojar.
Andrea hizo una mueca de desagrado, la ira era normal en estos momentos, para ella, estar en aquel lugar, siendo maltratada como un animal ordinario y poco producente, se sentía mal en todos los sentidos, su cuerpo dolía como nunca antes lo hizo, su mente parecía querer estallar a cada minuto, Andrea justo en ese momento, era una bomba de tiempo.
YoungJo muy confiado de su aspecto físico, de su porte y elegancia, ingreso a aquella habitación donde mantienen prisionera a Andrea.
Los ojos grisáceos de YoungJo se fijaron en la joven muchacha que reposaba en el suelo, encadenada como un perro peligroso, sonriendo ante la idea se acerco y sin perder su porte se sentó frente a ella, en el asiento que minutos antes, los empleados habían dejado en ese lugar.
—Nos volvemos a ver Andrea.
La joven mujer tembló en su lugar, ese maldito hombre que se atrevió a golpear su rostro, aunque fue menos doloroso que el horroroso de su hermano, dudaba que saliera ilesa de esta resiente visita.
—¿Te gusta el vestido pequeña? Hice que te trajeran lo mejor de la casa— hablaba YoungJo muy entusiasta, sonriendole con coquetería.
Andrea sintió asco, tenia ganas de vomitar y sus ojos pronto serian lágrimas, su cuerpo temblaba impotente, deseaba tanto ser liberada y darle un severo castigo a ese hombre —¿Esta ropa asquerosa? Tienes el peor gusto del mundo, además de que huele a muerto y no tiene etiquetas.
Como si un balde de agua fría cayera en YoungJo su sonrisa se desfiguró convirtiéndose en una mueca, tenia claro que esa mocosa no lo perdonaría fácilmente —Sigues siendo ruda aun cuando sabes las consecuencias de lo que pude pasar.
Andrea sonrió ladina importándole una mierda todo —Tu y tus hermanitos mimados se creen los dueños del mundo, me dan asco— cada palabra que Andrea escupía lograba descolocar a su visitante —Solo porque sus malditos padres les dan el poder de seguir sus mierditas, humillan como si fueran dioses, que equivocados, llegara un día en donde estarán metidos hasta el orto, nadie podrá salvarlos de su propia desgracia.
YoungJo se levanto rápidamente de su asiento caminando firme hasta su prisionera —Deberías guardar todos tus comentarios para ti misma gatita— Los dedos de YoungJo acariciaron las mejillas de Andrea, esta solo hizo una mueca e intento apartarse cosa que fue imposible pues YoungJo le sujeto de la mandíbula —Te lo dije la ultima vez que te vi, ya no eres una niñita que puede decir o hacer lo que se le de la gana— La sonrisa en YoungJo regreso siendo esta más perversa que la anterior —Me doy cuenta que tus padres no te tenían al tanto de nada, pero eso no importa ahora, porque nuestro amado padre te tiene en nuestro clan bajo nuestro poder, lo que significa que eres de nuestra propiedad— Andrea sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, YoungJo bajaba con lentitud su mano, tocándola descaradamente —Retiro lo dicho, seras solo de mi propiedad, ya lo veras, te veré suplicar por ser solo mía.
Y por muy asqueada que estaba, Andrea empezó a reír cual desquiciada —¡¿Tu?!— grito aun riendo —Puedes ser el mismo satanás y yo no me someteré ante nadie, No soy un maldito objeto, siempre he sido libre, nunca dejare que alguien tan repulsivo como tu me domine, porque no le Perteneceré a Nadie.
YoungJo se vio rabioso de repente, aquella chica de hermosa figura y ojos celestes lograba sacarlo de sus casillas, mandando todo su auto-control por la cañería, tomo bruscamente el cabello de Andrea, de un tirón le arranco las prendas del costoso vestido.
Aunque el cuerpo de Andrea temblaba breve-mente, sus ojos se mantenían fijos y solo enseñaban cuanto asco le podía tener a sus captores, eso logro enfurecer mas a YoungJo, quien como todo un desquiciado golpeo a su rehén, con ella retorciéndose de dolor, el sujeto le sonrió maniaticamente, de un jalón le beso bruscamente, su necesidad de saciar su apetito no tenia fin.
Ese día fue trágico para Andrea, su cuerpo quedo maltratado, su cuello tenia moretones y horribles marcas, pues YoungJo enterró con furia sus dientes en su delicada piel, Andrea sollozaba en silencio, había sido ultrajada de la peor manera posible, se sentía tan sucia que deseo la muerte, que mejor alivio que la dulce muerte, pensaba en silencio, intentando callar sus sollozos.
Cuando Robert ingreso a la habitación, su respiración se detuvo, se sentía mal por ella, sabia cuan difícil era ser un objeto, tomando un respiro llamo a unas cuantas muchachas para que estas ayudaran a Andrea, la escena era sumamente aterradora, la pobre muchacha temblaba, se podían apreciar todas las marcas que tenia su cuerpo, eso sin contar las heridas de sus muñecas y la sangre escandalosa que rodeaba su cuerpo.
YoungJo por el contrario sonreía gustoso, claro que en su interior sabia que nada de eso estaba bien, se forzó a decirse a si mismo cuan sabrosa y ardiente podía ser la piel de aquella joven, sin duda, el tomaría a esa chica como suya, sus hermanos no tenían oportunidad.
Cuando Hwanwoong llego a la mansión en compañía de su padre, fue directamente a ver a la joven muchacha pues sentía la necesidad de estar con ella para poder estrechar lazos.
Lo que encontró lo descolocó, esa preciada joya había sido torturada nuevamente por uno de sus hermanos, Hwanwoong sintió la ira correr por sus venas, el cuerpo del joven muchacho empezó a temblar de cólera, apretando las manos hasta formar puños, salió del lugar en busca del culpable.
Esto no se quedaría así, su pequeña esperanza debía sobrevivir, no podía pensar con claridad, no supo en que momento llego al lado de su hermano mayor, con el odio impregnado en sus ojos, se lanzó a este, su padre quedo atónito al ver la fuerza de su hijo menor, quien como salvaje golpeaba al mayor.
Valla sorpresa.
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