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Capitulo 5

Lee GunMin visitaría a su prisionera, sería divertido, lo sabía, según lo escuchado por sus hermanas, la muchacha tenía agallas, siendo un juguete personalizado para la familia, quiso probar lo dicho por Lisa.

La habitación donde tenían prisionera a Andrea, fue abierta lentamente, el rechineo de la puerta resonó por la habitación, Robert acompañaba a el joven amo, en sus manos lleva una cubeta de agua fría, resultaba eficaz para despertar a la muchacha.

—¡Despierta!— grito GunMin arrojandole el agua.

Andrea desperto inmediatamente soltando un chillido, tenía frío, hambre y quería ir a un baño ¡Le hurgia ir a un baño! —Idiota— susurro.

Robert se hizo a un lado, cerrando los ojos le pidió a los Dioses porque el joven amo no escuchará las maldiciones de Andrea, para el sirviente era detestable ver sufrir a una chica como ella.

—¿Que has dicho?— GunMin se acercó a la muchacha tornando sus dedos, Robert le entregó una silla —Repite lo que has dicho.

Andrea sonrió socarronamente —¡Maldito idiota!— grito en la cara del muchacho.

GunMin sonrió, su sonrisa se hizo muy grande, sorprendido y a la vez extasiado, empezó a reír como demente, ¡Esa chica tiene agallas! —¿Te parece?

—Si.

—Pobre pequeña niña... Deberías decirle eso a tu estúpido padre, el de verdad es un Idiota.

Andrea levanto la mirada, sus puños apretándose al punto de volver blanco los nudillos —No digas estupideces— el chico frente a Andrea es blanco, de ojos grises y cabellos castaños —Mi padre es mejor que todos ustedes juntos.

—¿Lo crees?— El castaño arrugó la nariz —Yo de ti no estaría tan seguro... ¿Te has preguntado de donde saca tanto dinero? O el porque casi no tienes amigos

Andrea se vio pensativa, anteriormente no se cuestionaba las cosas, siempre trataba de sobresalir, tener las mejores notas y ser el orgullo de su padre, sabía que este trabajaba mucho para mantener a toda la familia, también sabía que sus hermanos se esforzaban para ser los mejores... Pero, en cierta forma, no conocía del todo el negocio familiar, por ser una mujer, no se le permitía el acceso a la información.

—¡Claro que se de donde saca el dinero! Es un hombre trabajador, lucha por su familia, tiene empresas y todos debemos aportar algo a nuestro legado.

GunMin se vio confundido —¿Es una broma?— La inocente mirada de Andrea le confirmó todo, No tenía idea del negocio —¡Mierda! ¿Como es que no sabes nada?

Andrea no sabia a que se refería el chico frente a ella, lo que si tenía en claro, era lo mucho que le costaba mantenerse en pie y aguantar las ganas de orinar.

—Debes estar mintiendo— Dijo con frialdad —Robert— El hombre asintio entregándole al amo su bate especial.

Andrea no se dejarías intimidar por esa basura, le valía madres si no salía viva de esa habitación —Cobarde— susurro.

El castaño la miro una vez más, la mirada penetrante de este no lograba asustar a Andrea, ella sin duda es fuerte —¿Quieres hablar?— pregunto frívolo.

Andrea sonrió —V-E-T-E  A  L-A  C-H-I-N-G-D-A.

Aquello fue suficiente para que el bate fuese impactado abrupta-mente en el cuerpo ajeno, justo en su vientre, Andrea soltó un chillido, hizo muecas, agonizo sin aire... GunMin no se confirmó con aquello y volvió a golpear a la joven, esta vez en su espalda, en la paleta izquierda, así fue como se escucharon los gritos de Andrea por todo el lugar, Albert trataba de no sentirse incómodo, no quería ser golpeado.

Cuando Andrea ya no se quejaba y yacía medio muerta colgando de la soga, GunMin se detuvo, la movió con su bate y suspiro —Eres fuerte niñita— le habló al oído —Tanto que me sorprende cuando aguantas los golpes— y sonrió ladino —Quiero ser tu esposo, eres muy fuerte, haré lo necesario para arrancarte el si, ahora si me permites— GunMin acomodo su atuendo y chaqueta los dedos, Albert no dudó en entregarle un pañuelo —Debo irme, me encanto nuestra sección, espero que se repita... Limpia y deja todo en orden.

El sirviente asintió, GunMin sonrió una vez más y salio del lugar, Albert atinó a suspirar candado, la pobre chica quedó medio muerta, su cara con uno gran moretón y que decir de su espalda, sus pantalones estaban mojados debido a que se orino.

—No se si pueda soportar esto— habló Alber desatando a Andrea —¿Como es que te capturaron?

Silencio y respiraciones toscas fueron su respuestas, Albert negó con pena, cargo a la dama y la dejó en una camilla, salió del lugar en busca de ayuda, Genoveva sabía de cuidado, ella le ayudaría con la pobre mocosa.

Hwanwoong ingreso silbando, olía terrible, la sangre nunca le agrado del todo, caminando sin preocupación miro la soga vacía —¿Ah?— no había ni un alma en ese lugar, aterrado salió en busca de su presa, no fue fácil encontrarla, pero lo logro.

El lugar de los empleados, normalmente es donde están cuando enferman, sus ojos se abrieron como platos al ver los horrendos moretones en el cuerpo semi-desnudo de Andrea, Albert y Genoveva limpiaban y neutralizaban las heridas.

—¿Que mierda le pasó?

Genoveva se asustó, de golpe se levantó y se inclinó noventa grados, Albert la imitó temblando por sus vidas —e-ella e-estaba-

Hwanwoong se acercó —¡Habla claro maldita sea!

—Su hermano fue a verla y se enfado por las respuestas dadas por ella— respondió rápidamente aún haciendo la reverencia.

—Ese imbécil— mascullo —Trae un abrigo y prepara mi coche, la llevaré a un hospital.

—Pero joven amo-

—¿me estas cuestionando?

Albert negó rápidamente —Iré de inmediato— contestó corriendo fuera de la habitación.

—termina de limpiarla y colocale ropa decente.

Genoveva asintio y como un rayo hizo lo pedido por su amo, Hwanwoong no podía despegar su mirada de la joven muchacha, su piel canela tan maltrataba lo hizo hervir en colera ¿En que mierdas pensaba el inútil de su hermano? ¿Desde cuando a una persona se le enamora a golpes?

Las preguntas se acumulaban y no lograba darles alguna respuesta confortable, con la paciencia consumida y a nada de ir tras su hermano y golpearlo como si no hubiera un mañana, cargo a la pequeña Andrea en sus brazos.

—¿A donde crees que vas?

Su padre apareciendo de la nada —¿No es evidente? Me la llevó.

—¿Quien te dio permiso? ¿Acaso crees que puedes ir por la vida llevando te lo que me costo conseguir?

Hwanwoong tuvo que contar hasta diez —Esta mal herida, debo llevarla a un hospital Papá.

—Ni tu— habló sonriente —Ni ella, pueden abandonar la mansión, creí haberte dejado las cosas claras Hwanwoong, no puedes salir de este lugar a menos que sean negocios.

—¿Entonces la dejó morir?

Su padre negó —Llamaré a un medico, pero no puedes salir, nadie de esta casa te ha autorizado— dicho esto se giro para ir por su teléfono.

Hwanwoong deseo por unos intentes no ser propiedad de esa asquerosa familia, porque así era como lo veían sus padres, una propiedad, el último mocoso, la joya, el diamante en bruto.

—Ojalá se pudran en el infierno— después de ello volvió al lugar donde encontró a Andrea, tomando su mano suspiro, tenía una sola opción para ser libre y sabía que ella también tenía solo una, porque ambos estaban en la inmunda —No dejare que te cases con nadie que no sea yo.

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