Todo en la familia Kim era perfecto, nadie se metía con esa familia, debido a su alto rango de poder, son considerados como la familia más peligrosa en toda corea del sur, es bastante aterrador pensar que ellos manejan todo en aquel país, desde lo más diminuto hasta lo más grande.

La familia Kim es conformada por dos abuelos, una pareja, tres hijos y dos hijas, ellos son encargados de todo, nada se les escapa y justo ahora, la gran familia se encuentra reunida.

El motivo, principal por la cual todos están en esa Sala es solo uno, Andrea, la hija de los Wang, la luz de esa familia, la única que no había sido corrompida y ensuciada, ellos solo necesitaban a esa chica para acabar con los Wang.

—¿Que haremos con esa mocosa?

Kim YoungJo miraba con enojo a sus padres, ellos solo negaban divertidos con la situación —Es parte del clan ahora.

—¿Que?

Ese fue Lee GunMin, el segundo de los hermanos, se encarga especialmente de las cuentas familiares.

—El señor Wang hizo un tratado, su esposa no sabe aún de este... Secuestro, esperemos que todo salga como lo planeamos.

—¿Por que debemos mantenerla en la celda?— pregunto Lalisa Manoban conocida como Lisa.

—Porque... No se ha casado con ninguno de ustedes— los menores abrieron los ojos cual platos debido a la sorpresa —quien tenga suficientes agallas para enamorar a esa chiquilla se hará cargo de destruir a nuestros enemigos, es hora de poner orden en nuestro Clan.

—¿Y si ella no se casa con ninguno de nosotros?

El abuelo sonrió —Me decepcionara mucho— habló tomando la palabra —Pero... Me temo que deberíamos matarla. 

La abuela asintió estando de acuerdo —Si ninguno de nuestros nietos logra hacerlo yo me encargaré de desheredaros, a todos.

Todos se vieron preocupados, a excepcional de los padres —¡Que así sea!

—¿Debemos conquistarla? ¿O solo conseguir que se casé con alguno de nosotros?

Pregunto Hirai Momo, la hija menor de los Kim —Creo que basta la segunda.

En una esquina alejados de sus hermanas y hermanos, el pequeño Yeo Hwanwoong escuchan atento cada pregunta hecha por sus hermanos, sabia que YoungJo no estaba muy  contento con la situación, Andrea no le había cautivado lo suficiente, tal vez era el hecho de que esta se encontraba sucia y atada como un perro.

Ellos solían fijarse mucho en los detalles, pero el más que a nadie, sabía que YoungJo no se daría por vencido, así le arrancará las palabras de la boca, haría lo posible por conseguir el matrimonio con esa mocosa.

—Padre— por primera vez en la noche decidió hablar —¿Por que es tan importante?

Todos guardaron silencio a la espera de una respuesta —Eso no es de vuestra incumbencia— habló el anciano no dejando hablar a su hijo —Lo único que necesitamos es el si de esa niñata.

Así fue como el lugar se volvió un campo de batalla, Ｔｏｄｏｓ, idearon planes para hacer que la chiquilla aceptara la propuesta de matrimonio, claro que nada de eso sería fácil.

Andrea se encontraba aún atada de manos y pies, le dolía el cuello y la cintura, no había comido nada y se sentía realmente mal, lo único que podía pensar era en su hermano, ¿estará bien? ¿Mi padre esta con vida? ¿Que harán conmigo?, su mente daba vueltas y sin ser consiente realmente de lo que pasaba término desmayándose.

Lisa ingreso a la habitación sujetando con ella algo de comer y beber, al ver que la mocosa no despertaba se asustó, MoMo quien la seguía solo atinó a negar.

—Que imbéciles— gruño enojada —Roberto— el mencionado voló hasta su ama.

—Señorita.

Sonriendo angelical señalo a Andrea —Trae un balde de agua fría y despiertala.

El sirviente solo atinó a obedecer, caminando apresurada mente acató la orden y vacío el contenido del balde en la muchacha, el agua estaba más que fría, se podía decir que tenía hielos, cosa que hizo a Andrea despertar con mucha más rapidez, dando un leve gritito de sorpresa.

—¡Maldito hijo de--

—Gracias Roberto, puedes retirarte.

Andrea miro con odio a todos, las dos chicas frente a ella la miraban indiferente, intentando sonreír escupió a los pies de sus capturas.

—Me dan asco— susurro con la poca fuerza que poseía.

Lisa, enojada por tal ofensa sonrió, su sonrisa era maquiavélica, tan llena de maldad que Andrea sintió ganas de trasbocar.

—Solo eres un insecto— formuló arrogante —Momo, abre la boca de esta perra.

Su hermana obediente y con la misma maldad se acercó a la rehén, sin cuidado alguno tomó sus cabellos y le abrió la boca, Lisa soltó una risita siniestra para luego engullir en comida a Andrea, provocando que esta por poco se ahogara.

—Esto te enseñara a respetar maldita mocosa.

Momo soltó a la cabellera ajena, con el  asco impregnado en su rostro limpio sus manos, desinfectante como si anterior mente hubiese tomando algo realmente desagradable.

Andrea solo se limitó a toser, la mayor parte de la comida callo a sus pies cubierta por su saliva, cuando se recompuso, sus ojos empezaron a picar.

—¿Es todo lo que tienes?

Andrea tenía agallas, en este momento, tal vez se consideró un cadáver, Lisa le dedicó una sonrisa tierna —¿Quieres más?

Momo le entregó algún objeto a su hermana, sin que Andrea se lo esperará, Lisa tomó posesión de sus cabellos nuevamente, estando débil no podía hacer mucho, la manguera fue enterrada en su boca, de un chasquido, el agua empezó a brotar, Lisa la sujetaba con fuerza y obstruida su respiración.

Tras risas de parte de las capturas, decidieron que era suficiente cuando la chica dejó de patalear, apagando el ducto de agua, Lisa se alejo con el objeto.

—¿Te gusto?

La pregunta resonó burlando en medio de la tos escandalosa de Andrea —Creo que hablare con papá— anuncio Momo —No intentaré nada, solo me divertirse torturando su cuerpo.

Ambas mujeres chocaron las manos, sin dejar de reír salieron de la habitación dejando a la pequeña sola, completamente desamparada, Deseando estar muerta y no en manos de estas personas, quería llorar pero a su vez no quería mostrarse débil.

Tras la puerta, Hwanwoong sonreía, sus hermanas estaban fuera del juego, tal vez esta era su oportunidad para ser libre, para ello necesitaba a Andrea, ella lo ayudaría, el se encargaría de ella y sería el quien gane el juego.

—Roberto, mi hermano vendrá a verla mañana, prepara agua y dale un baño, llama a Margarita y dile que la cambien, no quiero que huela a muerto, sin comida ni bebida ¿Entendido?

El empleado asunto —Como usted ordene mi amo.

El pequeño sonrió caminado elegantemente fuera del lugar, esto se iba a poner bueno.