capitulo 9
Las manos aferradas al florero bajo la cobija, se movieron ligeramente al escuchar unos pasos por el pasillo a unos cuantos metros de la puerta, sorprendiendo al joven acostado en la cama que se encuentra descansando, más bien está entre dormido y despierto aun con sus sentidos bien alerta eso mismo le ayudo a darse cuenta que alguien venía a su dirección. Unos pasos que desconocía.
‹¿Pasos? No son de nadie que conozca ya que lo primero que hice al ingresar aquí, fue memorizar los pasos de cada persona que estaría viendo a mi habitación y esos pasos no los reconozco. Sin embargo, ¿por qué sigo teniendo este nivel auditivo?›
Confundido por el enorme alcancé auditivo cuando ya no es un despertado al igual que en su anterior mundo, siendo así ya no tenía porque tener tal desarrollo auditivo. Poniéndose a pensar si en realidad es solo un humano común.
‹Ya no puedo seguir durmiendo no al percatarme de esos lentos pasos, estoy alerta porqué se supone que todo el piso está reservado únicamente para mí, nadie puede subir a excepción de mi padre, doctores y el sujeto de comportamiento extraño llamado, Deon. Sin embargo, note unos diferentes paso... ¿Dónde se fueron?› Arun se puso aun mas a la defensiva al notar que hay un enorme silencio allá afuera, en pasillo.
—¿Es el acosador?—Se preguntó bajito únicamente el podía escuchar eso.
En la habitación se encuentra únicamente Arun y el asistente de Deon, este último había salido a la terraza a contestar unas llamadas. Tuvo la delicadeza de salir para no perturbar el sueño de Arun, aunque Arun nunca se durmió totalmente siempre ha estado medió dormido. Alguno de ellos tenía pensado pedirles asistencia pero desistió, él no tenía porque pedir ayuda cuando podía serlo solo.
‹No sé cuánto puede resistir este cuerpo si es fuerte o con un puñetazo caeré al suelo, no lo sabré sino lo intentó y si el acosador creyó que se saldría con la suya está muy equivocado, yo no soy ese Arun al que podía infundir miedo con la mínima cosa.› Arun tronó ligeramente su cuello así como estiró sus manos, calentando para recibir con mucho “amor” a ese posible acosador que está juntado a las escondidas.
El asistente al dárse cuenta de eso vio con extrañes a Aru por la manera silenciosa al bajar de la cama, lo que llevó al asistente a preguntar si necesitaba algo con lo cual él podría ayudarle.
—Joven...
—Silenció.—Susurró, cubriendo con su mano la boca del asistente el cual sintió un horrible escalofrío pasar por su columna dorsal.
‹Estoy muerto!› Gritó internamente al percatarse de la mirada penetrante de su jefe, asustado de girar su rostro hacia un lado y encontrarse con esos afilados ojos que siguen mirándole fijamente.
—Solo quédate aquí...¡¿Uh?!—Se estremeció al percatarse que Deon se había acercado sigilosamente detrás de él.
—¿Qué tanto susurran?—Preguntó también entre susurro, muy cerca del oído de un perplejo Arun. Incrédulo ante la repentina cercanía de Deon.
Arun no le agrada para nada que alguien lograra invadir su espacio personal, sobre todo el penetrar su guardia que de encuentra bien alta y peor alguien como Deon en quien no confía, con esto mucho menos.
—¿Dónde está su respeto por el espacio personal de la otra persona?—Solto un codazo pero Deon se movió, evitando así el golpe que dolería mucho si lo hubiese recibido.
—Si estaban susurrando eso quiere decir que no quería alerta a alguien.
—¿Sí?
—Ahí está, yo no estoy invadiendo nada solo me acerque para no gritar y apoyar su causa.
—¿De verdad?—A otro perro con ese hueso, este tipo de trae algo entre manos y no quiero saber que es.—Entiendo... Creé que diría eso.
—Agh.—Sostuvo su pecho con una mirada indescriptible, después de todo Arun si terminó estrellado su puño no contra el abdomen de Deon, pero si en el pecho del contrario.
‹¿Entrena algún arte de defensa personal en secreto? No me sorprendería si fuera así conociendo su situación, viviendo su día a día siendo asechado es lógico que haya querido aprender defensa personal, sin embargo. Lo extraño es que haya logrado tocarme y yo no poder esquivarlo... Este Arun y el que me descubrió mi sobrino no se siente lo mismo.› Den observó de manera inexpresiva ese color rojo de los ojos de Arun.
El dolor ejercido por un golpe que parecía simple a sus ojos, fue lo que lo dejó con la incertidumbre mas que el hecho de haber sido golpeado algo de lo que no se había atrevido nada y los que se atrevieron están muertos, de ahí la palidez del asistente. Temía que su jefe estrellara la cabeza de Arun contra la pared o el suelo.
—Espero que no haya una próxima vez.—Porque si la hay esto no terminará con un leve golpe.
Arun camino hacia la puerta, él que agarra la manija y la puerta que suena pero ni eso lo sorprendió, mucho menos lo tenso como lo hizo la cercanía de Deon. Eso no lo pudo predecir en cambio el toque de la puerta si.
—¿Qué acosador toca la puerta de la víctima?—Me preguntó, ¿acaso piensa que estoy solo...
—Muevase, joven Salomé.—El asistente de llevó su mano detrás de su espalda.—Yo me encargaré de esto.—Abre la puerta.—¿Quién eres...?
—¿Es el joven Salomé?—Preguntó una señorita con uniforme de limpieza, en sus manos sostenía un gran ramo de rosas rojas.
Ella tenía las características ni mirada de una mujer perversa pero aún así, el asistente la Impactó contra la pared, suave no brusco.
—¿Quién te mando?—Interroga.
—¡¿Qué estás haciendo?!—Cuestiona ante la búsqueda del asistente.—¡Me está lastimando!—Señal la falta de respeto y violencia por parte del contrario.
—Te pregunté quién te mando.
—No... No me toques.—Tartamudeo asustada.—No me mandó nadie solo se me pidió el subir esto al joven Salomé.—Explica tan rápido que se quedó sin aliento.—El repartidor no dijo quién las mandan solo que se le dijo que las enviara a esta diferencia... Lo juro.—Esta al borde de las lágrimas.—Juro que no se de que me está hablando, puede ver las cámaras de seguridad sino me cree.
—Heylel, detente.—Ordenó que la liberará.
—Bien.—Obedece a su jefe.
—Gracias señor por su misericordia...
—¿Quién dice que te estoy dando tal cosa?
—Entonces...
Sus piernas flaquean al encontrarse con esa mirada, sintió que su alma estaba siendo drenada, tenía que mirar a otro lado pero le es imposible cuando no posee poder sobre su cuerpo.
—Es la persona involucrada la que lidiará contigo, ¿verdad?...
—¿Son rosas?—Las náuseas suben por su garganta.
—¿Arun?
Deon frunció el entrecejo al ver sin un gota de color en el rostro a Arun, con sus manos temblorosas cubriendo su boca y nariz pero eso no fue suficiente para cubrir el olor que desprenden las rosas, procediendo a vomitar.
••••••• Flashback •••••••
Los largos cabellos castaños ondean en el aire cada vez que ese pequeño sonriente, corre detrás de un conejito blanco, brillantes ojos rojos.
‹Los fines de semanas son los días que más disfruto porque no tengo que ir a la escuela, ver a todos esos niños los cuáles me evitan cómo una peste. También odio que cada vez que hablan de las castas me miren, hagan un chiste sin gracia con respecto a mi situación. ¿Cuando se van a detener? No me importa lo que digan de mi pero me duele cuando insultan a mi papá, él no tiene la culpa de dar un hijo como yo.
Quisiera callarles las boca de un solo puñetazo y ver cómo caen sus dientes, verlos llorar, pero soy obligado a solo quedarme en silencio, tragarme mis quejas porque en ese colegio nadie está de mi parte y si le calló la boca a uno de ellos mandarán a llamar a mi papá, eso seria ponerle las cosas difíciles con mis abuelos, tíos. Sería darles un motivo para que lo regañen, humillen, sobre todo cuando no este mi padre.› Dejá de correr, levantado su mirada al cielo.
—Dios, si me estás viendo por favor...—Suplica.—Por favor no te olvides que también soy tu hijo al igual que mis padres, no merecemos nada de lo que nos está pasando.—Aprieta sus pequeños puños.—No es mi culpa de ser un niño especial, porque lo soy, papá dice que soy el niño mas especial en el mundo.—Muerde su labio.—Soy el único en tener el privilegio de no tener celo, rut, en el futuro.—Deja de observar el cielo llevando su mirada en dirección al conejito.
Arun solo sonrió dejando esas preocupaciones y pensamientos a un lado, volviendo a perseguir el conejito que se escabulló entre las extensas rosas.
—Bola de algodón, ven aquí.—Sigue persiguiendoló.
Ese conejito era su único amigo el cual nunca lo traicionara y mucho menos hablará mal de él, a sus espaldas como suelen hacerlo cada uno de los chicos de su edad, que se acercan únicamente para burlarse de él o por quedar bien con sus primos.
Su padre al ver tan solitario a su hijo jugando el solo decidió adoptar un conejito, se lo dió como obsequio de cumpleaños a Arun. Para sus seis años.
—Papá se molestará si nos ve corriendo cerca de sus rosas, dirá que es peligroso por las espinas.—Se arrastra en el suelo.
Ya casi es hora de comer y no podía dejarlo a fuera porque corría el peligro que sus primos, o alguien mas lo agarra y lo diera en adopción con tal de ver a Arun llorando por la perdida.
—Te tengo.—Sonríe, abrazándolo.—Solo mira como quedaste, ahora eres un chocante en vez de un algodón de azúcar.
—Arun, vuelve a dentro que ya es hora de desayunar.—Comunica Daryl.—Ven, juegan después.
—Voy.
Corre en dirección a la puerta sin darse cuenta que todo esté tiempo estuvo siendo observado desde la sombras, y sin imaginarse lo que le estaría esperando la tarde de ese mismo día.
—Bola de algodón.—Busca al conejito el cual no había visto desde la mañana, después de que desayunaron Arun y su familia salió de paseo al parque y hasta ahora estaban regresando.
Siempre que salía Arun a cualquier lugar y regresaba horas después ese conejito le daba la bienvenida, en ocasiones los padres de Arun creía que era alguna especie de perro, por recibirlo al regresar a casa solo que está vez no paso y eso preocupó al pequeño.
—Bola de algodón.—En este punto su voz ya se percibía asustada, sus padres también le estaban ayudando a buscar.—¿Estará ahí?—Corre al área donde están las rosas rojas, al ya estar ahí se arrastra por el suelo.—¿Bola de algodón?...—Su sonrisa se esfumó al ver las rosas rojas y aquella patita peluda.—¡Aaaaah!—Grito horrorizado.
—Arun.—Daryl llegó juntó a él.—¿Qué pasa?... ¡Ugh!—Cubre los ojos de Arun, pero ya había sido demasiado tarde.
Arun estaba temblando, vomitando una y otra vez desde ese día jamás logró volver a oler otra rosa, el solo verlas ya es horripilante, obligándolo a recodar ese suceso traumático que lo dejo marcado de por vida.
••••••• Fin del Flashback ••••••••
Es lo mismo que estaba viviendo este Arun así esos recuerdos no fueran suyos, era una reacción que no podía controlar porque está fuera de su alcance. Es su cuerpo el que sigue reaccionando mucho antes de que se de cuenta, y ahora que avistó esos recuerdos solo provocó mucho más desprecio y una sed de sangre por drenar toda la sangre de esa persona que lo espiaba.
—Oye, tú.—Lo jala de la corbata, acercando el rostro del contrario muy cerca del suyo.—Deja salir tus feromonas.—Su voz y mirada eran tan autoritarias logrando causar un leve estremecimiento en ese tempano de hielo llamado Deon.
—¿Así está mejor?—Libero sus feromonas solo alrededor de Arun.
Obedece lo cual dejó en shock a Heydel, pues su jefe no es alguien complaciente y mucho menos había sosteniéndo en sus brazos a nigún otro ser humano como lo está haciendo ahora, ahí su manera de sostener a Arun como si fuera un oso panda aferrado a un palo de bambú.
—Apestosas pero mejor.—Sincero ante todo.
Prefería mil veces oler el aroma del contrario aunque fuera molesto, irritante, a tener que seguir percibiendo ese olor a rosas que a pesar de que Deon ya las había tirado por la ventana, seguía existiendo dicho aroma.
—Ni se le ocurra subir un poco mas arriba sus manos porque las romperé.—Advierte.—No lo estoy seduciendo solo estoy usando su aroma como una loción...¡Uhh!—Abre sus ojos en grande al sentir las manos de Deon reposar de un segundo a otro sobre sus caderas.
—Oh, pesa demasiado lo que me llevó a perder la fuerza en mis brazos, me disculpo.—Esa disculpa estaba lejos de ser una.—¿Qué decías?—Habia picardía y malicia en su pregunta.
—Que apesta.—Agarra las manos de Deon.—Espero y pueda escribir con lo pies...
—Arun Salomé.—Fue llamado por su nombre completo desde la puerta, llevando su mirada hacia esa dirección.—¿Qué crees que estás haciendo?—Preguntó esa persona en la puerta.
—...Davet.—Respondí al verlo tan repentinamente, ¿A que vino el protagonista masculino?
—Te hice una pregunta.
Davet observó más allá de Arun haciendo contacto visual con Deon, este último no se inmutó y siguió sosteniendo a Arun en sus brazos lo que lleva a tener una guerra fría con Davet.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro